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marcha nacional contra el gatillo fácil


Un joven de 20 años, Agustín Tomas Ariel Martínez, fue asesinado el 15 de agosto en esa localidad bonaerense. Familiares indicaron que un custodio le disparó cuatro tiros a sangre fría y sin embargo está en libertad porque actuó en “legítima defensa”, aunque no le encontraron ningún arma a la víctima. Por La Retaguardia / Revoluciones Semanas atrás se realizó la 9ª Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil y, apenas unos días después, conocimos un nuevo caso de violencia policial. Otra familia destrozada que nos cuenta su historia, tan parecida a todas las que escuchamos en la Plaza de Mayo el lunes 28 de agosto, y que al difundirlas buscan encontrar un camino hacia la justicia. Agustín Tomas Ariel Martínez tenía 20 años, vivía con su hermana en Bosques, partido de Florencio Varela. A las 16:30 del 14 de agosto fue a dejar a su hija con la mamá antes de ir a trabajar, ya que era vendedor de alfajores en los trenes. “Se ve que se juntó con unos amigos, por la gente que lo vio y nos contó luego, y se pusieron a tomar bebidas a las que les habían puesto pastillas, y eso lo llevó a cualquier cosa”, cuenta su hermana, Micaela Belén Sarza. “Porque sinceramente a las dos de la mañana del 15 de agosto yo lo llamaba todo el tiempo para ver dónde estaba, no me contestaba, no sabíamos dónde podía estar, mis padres tampoco, estaba preocupada y no podía salir a buscarlo porque estaba sola con mis tres hijos”, agrega. Por lo que pudieron reconstruir sus familiares, “se ve que a las dos de la mañana Agustín se mete en la casa de un custodio del intendente Andrés Watson, Sergio Ruben Figliolo, a querer sacar una bicicleta, algo que él nunca había hecho, no sé qué le pasó”. Micaela relata que “este hombre en vez de detenerlo y llamar a la policía, le disparó cuatro veces, y no murió en el instante”. Su hermano falleció  en el Hospital de Florencio Varela. “A mí me llaman a las cinco de la mañana del hospital para informarme que tuvo un accidente, nunca me dijeron que le habían pegado un tiro, cuando llego allá me lo dicen”, agrega su hermana. Como siempre, la versión oficial circuló rápidamente “En El Radar del Sur publicaron que ya lo habían encontrado muerto, pusieron fotos que no eran de él, y dijeron que este hombre como tiene portación de arma podía dispararle”, cuenta Micaela. “Si bien nosotros entendemos que no estuvo bien lo que hizo de meterse en esa casa, el policía no tenía derecho de quitarle la vida”, indica. “Es más: no lo mató dentro de su casa, sino que lo mató afuera de la casa, con un impacto de bala de 40 milímetros que le dio en el cuello y le quedó alojada en la cabeza”, detalla. Ahora comienza el largo camino judicial, que tantas veces le es esquivo a las familias de víctimas de gatillo fácil. “Estamos con una abogada, pero le dicen que no puede ir preso porque lo hizo en defensa propia, y no entendemos qué defensa propia es si mi hermano no estaba armado, si no se encontraron armas”, dice la hermana del joven. “Hay cámaras donde se ve perfectamente que mi hermano en el estado en el que estaba no podía defenderse, y este policía le disparó a sangre fría, a matar, cuatro tiros”, agrega. “El custodio dijo (ante el fiscal) que le disparó a la lona, que no le disparó a mi hermano, que no sabía que había alguien muerto en la vereda, dijo muchas cosas que eran mentira y como todo es política, se creen que nadie va a pagar por lo que le hizo a mi hermano”, dice Micaela. Es por todo esto que la familia de Agustín pide “que este hombre caiga preso, que pague lo que tenga que pagar, porque dejó una criatura de dos años sin su papá y a toda una familia destrozada”.

El lunes se realizó la 9° Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, en la Ciudad de Buenos Aires. Fue desde Congreso hasta la Plaza de Mayo, donde leyeron un documento y familiares de víctimas de la bala policial subieron al escenario a contar sus historias. Además, en otras provincias también hubo movilizaciones bajo las mismas consignas. La Retaguardia transmitió en vivo junto a Revoluciones. Compartimos un fotoinforme de la jornada. Fotos: Natalia Bernades/La Retaguardia

Desde las 13 se realizará la 9ª Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, en la que se denuncian y visibilizan cada año las prácticas represivas del Estado y se recuerda a cada pibe y piba asesinadas por las fuerzas de seguridad. La marcha tendrá réplicas en diferentes provincias. Se marchará desde el Congreso a Plaza de Mayo y se podrá ver en el Canal de YouTube de La Retaguardia en cobertura junto a Revoluciones. En la previa de la 9ª Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, hablamos con familiares referentes de la marcha, quienes hace años encabezan la movilización y abrazan a las familias que, lamentablemente, se suman a las largas filas de familiares.  El padre de Christopher “Bocha” Rego, asesinado el 12 de agosto de 2018 en manos de la Prefectura Naval, convocó a la marcha y denunció que “de la democracia a la fecha, los asesinatos por parte del Estado no dejaron de existir”. Además remarcó que es importante señalar la complicidad y responsabilidad del poder político, al Poder Judicial y al poder policial. “Gobierne quien gobierne, la impunidad es marca registrada de los represores de ayer y de hoy”, concluyó. Inés Alderete, madre de Marcos Sebastián Acuña, asesinado el 28 de agosto de 2015 por el prefecto Juan José Silva, en Quilmes y también madre de Gustavo Alejandro Alderete, asesinado el 3 de agosto del 2020 en una entradera en Almirante Brown, también nos brindó su testimonio: “Seguimos denunciando al Estado, porque gobierne quien gobierne el Estado mata y no solamente con gatillo fácil, sino en contextos de encierro, en las comisarías, lo que pasó con Facundo Molares, por asfixia. Mata de hambre, mata de muchas maneras: la falta de educación, la falta de trabajo, la falta de seguridad que corresponde al mismo Estado, la droga en la calle. Y siempre perdemos nosotras, las madres y familiares somos los que entregamos a nuestros pibes para que ellos terminen ejecutándolos o desapareciéndolos”, contó la madre. Y dijo que es importante recibir con los brazos abiertos a las víctimas que cada año se suman a esta lucha, “que sabemos que lo que se les viene es muy largo y doloroso”. Alderete hizo hincapié en el rol de los medios de comunicación tradicionales a la hora de dar cuenta de los casos de ‘inseguridad’, instalando lógicas cada vez más punitivistas y excluyentes: “Sabemos que cada año es más difícil, porque los medios lo único que saben instalar son los robos, que sabemos que van a seguir existiendo si el sistema no cambia. Y no puede ser que en una cuadra viva un policía y dos transas, ¿en qué país vivimos? Cuando quieren instalar justicia por mano propia, no entiendo la verdad la conciencia de las personas, porque un día va a ocurrir que su hijo pasó y fue otro el que realizó el “hecho” y que se equivoquen las fuerzas de seguridad y maten a cualquiera. Y creo que todos los pibes son inocentes, porque a veces tenés que explicar esto, porque para mí, mi hijo era inocente. Para mí, el hijo que estaba cometiendo un delito, que se arrepintió en ese momento y se entregó, y sin embargo le dieron un tiro en el medio de la frente, también es inocente. Así como la Justicia siempre dice que el policía siempre es la víctima, que siempre se le pueden perdonar todos los “excesos” que comete. ¿Y por qué a la juventud o a los pibes que tenemos no se los puede perdonar, o no se puede trabajar para cambiar la vida de esos chicos?”, reflexionó la referenta de la Marcha Nacional. Emilia Vassallo, madre de Pablo ‘Paly’ Alcorta, otro joven asesinado por las balas policiales y referente de la Marcha destacó la importancia de seguir denunciando la represión de las fuerzas de seguridad y se refirió al reciente asesinato de Facundo Molares: “El 10 de agosto perdimos a un gran compañero y luchador como Facundo Molares y lo vivimos con tristeza”, dijo Emilia. Las drogas como problemática inicial  Vassallo también habló de la necesidad de trabajar en la problemática de los consumos y en el rol de los medios en la estigmatización de la juventud: “Apenas nos levantamos y abrimos los ojos, lo que nos muestran los noticieros son todos los actos delictivos de los pibes que están totalmente consumidos por las drogas. Los grandes no tenemos esperanzas que venimos recorriendo un camino largo, ¿qué esperanza pueden tener los pibes?. No tienen educación, sus madres, padres y hasta sus hermanos más grandes no tienen trabajo, ¿qué proyecto de vida pueden tener esos jóvenes? Con esto no quiero justificar los robos y las muertes, porque a nadie le gusta que le roben y mucho menos que le quiten la vida a una persona. Pero también nos quitan la vida de nuestros pibes y lo justifican de esa manera”, comentó Vassallo. Y continuó  a pesar de la incomodidad por abordar la cuestión: “No es un tema sencillo. Primero porque que te hayan arrebatado la vida de tu hijo, cuando empezás a luchar en búsqueda de justicia -y vivimos en un país supuestamente democrático- ahí te das cuenta que es totalmente estigmatizada la vida de nuestros hijos. Tenemos compañeros que han pedido ayuda en muchos lugares por el problema de las adicciones de sus hijos. Sienten culpa y encima no tuvieron justicia. Y si la tuvieron, son condenas irrisorias. Mientras vivamos en un sistema dominante, de explotación, muy injusto, que es el sistema imperialista capitalista, nunca vamos a tener justicia”, concluyó Emilia. Cada uno de los testimonios terminó con la invitación a la marcha y con las consignas bien claras: “¡Basta de represión! ¡Basta de hambrear al pueblo! ¡Basta de gatillo fácil! ¡Ni un pibe ni menos! ¡Ni una piba menos! ¡Ni una bala más! ¡El Estado es responsable!”

En la tarde del viernes se realizó la multitudinaria marcha que todos los años repudia la violencia estatal y denuncia el sistemático crimen de nuestras pibas y pibes a manos de las fuerzas de seguridad. Crónica de una marcha que (lamentablemente) no para de crecer Redacción: Juan Ciucci / Antonella Álvarez – (Revoluciones)Edición: Fernando Tebele (La Retaguardia)Fotos: Natalia Bernades (La Retaguardia) / Eva Soares (FM Riachuelo) Cobertura conjunta de La Colectiva Radio / FM Riachuelo / Revoluciones / La Retaguardia Desde las 14 horas del viernes, familiares, organizaciones sociales y políticas fueron reuniéndose frente al Congreso Nacional para iniciar una nueva Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil. Esta octava edición sumó dos objetivos puntuales: ponerle rostros a los asesinos para que la ciudadanía conozca su accionar, y denunciar la invisibilización que desde el Estado y los medios tradicionales de comunicación se les da a estos casos y a la Marcha. Por eso portaban carteles con la foto del asesino de su hijo, hija, hermana, amiga. Los arrojaron con toda sus broncas frente a Casa Rosada, a través  de las rejas. Allí, Emilia Vassallo, madre de Pablo Paly Alcorta, víctima de gatillo fácil  en Morón durante 2013, dijo: “Ahí les dejamos el rostro de los asesinos de nuestros pibes, porque gobierne quien gobierne el gatillo fácil es una política de Estado”. No es fácil este día, esta Marcha. En cada jornada de protesta contra el gatillo fácil, habitar las calles y la Plaza es también reencontrarse con el recuerdo de quienes les (nos) faltan, y de la impunidad de la que gozan los responsables materiales y políticos. “Vengo con mucha bronca, con ganas de llorar, pero también de no rendirnos jamás, de siempre mantenernos de pie por nuestros pibes”, indicó Roxana Cainzos, madre de Nehuen Rodríguez, asesinado por dos policías que conducían una patrulla policial a contramano en Barracas en 2014. Durante la transmisión de TV colectiva en vivo que realizamos desde FM Riachuelo, La Colectiva, Revoluciones y La Retaguardia, dio muestras de que se mantiene firme porque desde la lucha es que se puede encontrar la fuerza que hace falta ante una realidad en la que “cada vez vemos más familiares, más pibes muertos en todo el país”. La misma realidad en la que se profundizan “las diferencias de oportunidades para nuestros jóvenes, que lleva a la estigmatización y la muerte”. Carolina, mamá de Lucas Cabello, quien sobrevivió a un caso de gatillo fácil en La Boca en 2015, reconoció que siente “el dolor de todos los familiares, pero también la lucha y el compañerismo entre todas y todos que es muy importante para que podamos estar acá, para concientizar y poder proteger a nuestros pibes”. Para ella es fundamental invitar a participar de la Marcha, porque “no hace falta que nos pase para salir a luchar”. El fin último es que no vuelva a pasar, que nadie tenga que vivir lo que ellas han vivido, y desde allí construyen con amor pero también con mucha garra. “Nos interesa cuidar a la juventud”, agregó. “Queremos parar el asesinato masivo de jóvenes en Argentina, porque si bien no existe la pena de muerte, hay un guiño desde el Estado para permitir la ejecución de jóvenes, travestis, lesbianas, pueblos originarios”, denunció Gustavo, padre de Natalia Melmann, quien tenía 15 años cuando fue víctima de un femicidio en Miramar durante 2001. “Ser joven en Argentina significa poder ser vulnerable a ser asesinado por la bala de la policía”, agregó, ya que “hay policías que disfrutan con el asesinato de nuestros jóvenes”. La Marcha es un espacio de encuentro, de acompañamiento. En ella las diversas luchas se van conectando, hermanando. Sergio Maldonado también caminó las cuadras desde Congreso a la Plaza de Mayo: “Siempre que nos juntamos los familiares en la calle es para manifestarnos, para que no se repitan los hechos, para que se termine la impunidad”. Un pedido común, ante diversos crímenes que el Estado ha perpetrado, y que la lucha permitirá un espacio de denuncia común. “Que algún día podamos decir nunca más pero de verdad”, sumó el hermano de Santiago Maldonado, víctima de desaparición forzada hace 5 años mientras se solidarizaba con la lucha mapuche. “En toda la Argentina hay casos de Gatillo fácil y todos nuestros pibes muertos son pibes de trabajo o de barrios vulnerables, y no es una casualidad”, dijo Jorge, padre del Bocha Rego. “Es un país capitalista que defiende a la gente de plata, los que nos tendrían que proteger terminan matando a nuestros pibes”, denuncia Jorge. Su hijo fue asesinado en un control vehicular en Parque Patricios. “En este día salimos a la calle la verdad que con angustia, pero también para que vean los demás que estamos de pie, que no claudicamos, porque somos la voz de nuestros hijos”, dijo Angélica, madre de Jonathan Kiki Lezcano, víctima de una bala policial que lo dejó agonizando mientras su asesino lo filmaba extasiado. “El gatillo fácil es pena de muerte para los pibes de nuestros barrios”, sentenció, conocedora como pocas de lo que es luchar por justicia y no poder encontrarla en los juzgados argentinos. A Kiki se lo extraña desde 2009. Son solo algunas de las voces que se escucharon en la Marcha, y que luego coparon el improvisado escenario en Plaza de Mayo para contar casos nuevos, volver a compartir sus historias, llorar en conjunto por quienes faltan. “Me subí porque me gustaría que lo nombren como al resto de los pibes”, pidió la tía de Chaio, que habló por primera vez en el escenario porque la policía mató a su sobrino hace 6 meses. Hay momentos en que la angustia las invade, y en los que el dolor que las familias transitan parece inmovilizarlas. Pero es en esa fuerza que se les ve surgir, en esa impensada alegría que también aparece para darse ánimos y avanzar, desde donde se construye esta Marcha. En el grito de “justicia”, de “presentes”, de cada nombre que retumba en la histórica Plaza, se afianza cada

Cada año se repite la escena: suben al escenario montado en la Plaza de Mayo madres y familiares. Lo que tienen en común es que alguna fuerza de seguridad les asesinó a sus seres queridos. Se acercan tímidamente al micrófono la primera vez. Alguna otra mamá las acompaña. La próxima alzarán su voz. La siguiente acompañár ellas a otra nueva. Gritan. Lloran. Quizá también sea la única vez en el año en la que sienten un poco menos la soledad y la desolación. Compartimos un fotoinforme de la jornada que La Retaguardia transmitió en vivo junto FM Riachuelo, La Colectiva y Revoluciones. Fotos: Natalia Bernades/La RetaguardiaEdición: Agustina Sandoval Lerner

Las familias y organizaciones políticas y sociales convocan a las 14 horas en Congreso para denunciar la responsabilidad del Estado en las torturas, muertes y desapariciones forzadas de pibes y pibas en manos de las fuerzas de seguridad. Emilia Vassallo, mamá de Pablo “Paly” Alcorta y una de las referencias de la Marcha, habló en el programa de radio La Retaguardia y compartió sus sensaciones en la previa a la jornada. Entrevista: Pedro Ramírez OteroRedacción: Diego AdurEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia Cada año, los últimos días de agosto vienen acompañados por la lucha y las denuncias de las familias de las víctimas del gatillo fácil. La Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil se realiza en distintos puntos del país y busca recordar a las víctimas y denunciar a las fuerzas represivas del Estado.  En vísperas de la octava edición de la marcha, Emilia Vassallo, la mamá de Pablo “Paly” Alcorta, un pibe fusilado por el policía Diego Ariel Tolaba el 18 de mayo de 2013, recuerda la vigencia y la impunidad con la que se siguen manejando los gobiernos sin importar su signo político. “Los gobiernos pasan y la tortura, las desapariciones forzadas, las muertes en contexto de encierro, las causas armadas, todo sigue vigente. Gobierne quien gobierne, sigue sucediendo. Todos los gobiernos son represores. El gatillo fácil es una política de Estado”, dice. “No es violencia institucional, es represión de Estado”, corrige Emilia, trayendo una de las tantas consignas que enarbola la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil cada año.  Para una de las organizadoras de la Marcha, la represión policial y el gatillo fácil funcionan como una política de Estado. “Mientras vivamos en una sociedad donde haya ricos y pobres, exista el capitalismo, la explotación del pueblo, el hambre, la miseria y donde la impunidad siempre es lo primero que surge, nunca va a dejar de existir la represión”, plantea.  Las familias de los pibes y las pibas asesinadas por el gatillo fácil o desaparecidas por el Estado son el sostén principal de la Marcha. La organización de la jornada requiere debate y consenso respecto al cronograma, las consignas, los puntos de encuentro y demás cuestiones importantes para el desarrollo del evento. Este año, por ejemplo, se realizará el 26 de agosto, a diferencia de otros años que suele ser el 27. “Porque el 26 cae viernes y queremos hacernos ver”, dice Emilia. No es sencillo planificar una jornada tan extensa y movilizante como es la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil teniendo en cuenta las diferencias políticas, sociales y personales de cada familia. Sin embargo, Vassallo asegura que la principal consigna de lucha está clara para todos y todas: “Todos los años es como volver a empezar. La Marcha nos junta y unifica. Podemos tener diferencias y no todos militamos de la misma manera, pero cuando nos juntamos a planificar la Marcha hay un punto en común que es la denuncia al Estado y no bajar los brazos”, señala, y agrega que “tanto en dictadura o en democracia, el Estado de tortura y te asesina. Te desaparece”.  El juicio por Paly El 30 de marzo de 2022 comenzó en los Tribunales de Morón el juicio por el asesinato de Pablo Alcorta. El 11 de abril, con transmisión de La Retaguardia, se conoció el veredicto del Tribunal Oral Criminal N° 4 de Morón que decidió absolver a Diego Ariel Tolaba, el exsargento de la Policía bonaerense que el 18 de mayo de 2013 fusiló de un tiro en la cabeza al joven de 17 años. Paly falleció el 6 de diciembre de ese año tras una larga agonía. El juicio que Emilia y su familia decidieron no presenciar para preservarse es una muestra más de la impunidad con la que sigue manejándose el Estado en casos de gatillo fácil: “Diego Ariel Tolaba, el asesino de mi hijo, anduvo diciendo que no era ningún asesino y que lo estuvieron difamando por televisión. Le pegó un tiro en la cabeza a mi hijo con su arma reglamentaria. Le plantaron un arma a Paly para encubrir lo que había pasado y el tribunal absolvió a Tolaba. Sabíamos cuál iba a ser el final. No creemos en la Justicia. Te meten el dedo en la llaga. No solamente no tenés justicia y le garantizan la impunidad al asesino de mi hijo, sino que además te torturan durante el juicio”, cuenta Vassallo. Las otras madres Emilia es una de las otras madres, como dice Norita Cortiñas en cada Ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Es una de las Madres del Gatillo Fácil que luchan por los pibes y las pibas caídas por las balas policiales. Que a pesar de que no cree en la Justicia, como ella dice, sigue levantando la bandera de Paly y acompañando cada caso de gatillo fácil, de desaparición forzada en democracia y de causas armadas. “Este viernes 26 de agosto la concentración es en el Congreso y marchamos a Plaza de Mayo. Queremos molestar más y que sea mucho más visible. Queremos llegar a Casa Rosada. Tenemos muchas cosas preparadas para ese día. Ni un pibe menos. Ni una piba menos. Ni una bala más”, deja como consignas. 

Lectura del veredicto en el juicio contra el policía Diego Ariel Tolaba por el homicidio contra Pablo Paly Alcorta. 

En los Tribunales de Quilmes comenzó el juicio por el asesinato de Marcos Acuña a manos del prefecto Juan José Silva, ocurrido el 28 de agosto de 2015. Una gran movilización de madres y familiares de otros casos de represión estatal, organismos de DD.HH. y organizaciones sociales acompañaron a Inés Alderete, mamá de Marcos. Es el primer juicio por gatillo fácil televisado en vivo por medios comunitarios. Continuará el próximo viernes.  (Por La Retaguardia y Revoluciones) 📺 Cobertura del juicio: Natalia Bernades/Julián Bouvier/Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero (La Retaguardia) – Antonella Álvarez/Juan Ciucci/Sofía Labriola (Revoluciones) ✍️ Redacción: Juan Ciucci/Antonella Álvarez 💻 Edición: Fernando Tebele/Agustina Sandoval Lerner 📷 Fotos: Natalia Bernades La jueza Julia Andrea Rutigliano autorizó la presencia de 20 personas por el protocolo de pandemia, aunque sin aclarar que serían 20 en total, contando a las partes prensa y policías de custodia, por lo que las madres que esperaban acompañar a Inés no pudieron ingresar. En la Sala A retumbaba el sonido de los bombos y, aunque para la jueza eso “en vez de ayudar entorpece” el desarrollo del debate, para las mamás que están en esas salas hostiles y vacías es un abrazo fundamental.   Día 1 – La Policía y el vecino En la primer jornada del juicio declararon Romina Ferreyra y Jorge Brusich, los dos oficiales que acudieron al llamado del 911 el 28 de agosto de 2015 a las 9:00 de la mañana; y Luis Mario Aquino, un vecino que tiene un comercio sobre la calle Eslustondo, entre Catamarca y La Rioja,  cerca de donde el prefecto Juan José Silva asesinó a Marcos Acuña con su arma reglamentaria. “Lo acaban de matar a mi compañero, a Marcos”, fue lo primero que escuchó Brusich cuando llegaron al lugar del hecho. Allí se encontraron con los dos amigos que estaban con Acuña esa mañana. Según el relato de los oficiales, cuando llegaron Marcos estaba muerto y tenía un disparo de un arma 9 mm. en la parte superior del cuerpo. En ese momento, y siempre según sus declaraciones, cortaron la calle, llamaron a la ambulancia, convocaron a Tránsito y al “cuadrante lindante”. Luego de todo esto, convocaron a los peritos y, supuestamente, a dos testigos. Retuvieron a los dos amigos de Marcos como testigos del hecho. No los esposaron. Sobre este punto de las esposas volvió la defensa de Silva tanto en el testimonio de Ferreyra como en el de Brusich. Ferreyra, quien estaba visiblemente nerviosa, reafirmó que nunca les “pusieron los ganchos”. Lo mismo hizo su compañero, chofer de la patrulla. Los policías luego se trasladaron a la Comisaría Tercera de Quilmes, donde más tarde se labró el acta. El vecino Antes de que Brusich y Ferreyra llegaran alertados por el 911, Luis Mario Aquino escuchó lo que ahora no recuerda si fueron ruidos de moto, disparos, gritos o disparos y gritos, desde el comercio que tiene en las calles Elustondo y Catamarca. Salió a ver qué pasaba, por curiosidad. Entonces vio, desde la reja de su negocio, para el lado de La Rioja,  a dos chicos corriendo que doblaban de Catamarca, tomaron Elustondo para el lado de República del Líbano. Luego de esto vio a quien identificó como “el gendarme” (refiriéndose a Silva) andando en moto, con el mismo recorrido de Marcos y sus amigos, que pasaron corriendo. “Y ahí lo vi que bajó de la moto. Dejó la moto…Ahora lo que yo no vi… Vi que estaba así, pero no vi si disparó, no escuché nada. Lo único que vi es que uno de los chicos venía corriendo del lado de Macro diciéndole: ´Mataste a mi compañero, mataste a mi amigo´”. Cuando Aquino dice “estaba así” quiere describir cómo vio a Silva ese día: parado, al lado de su moto, con el arma empuñada, apuntando para el lado de los tres pibes que corrían.   El abogado defensor le consultó a Aquino si escuchó comentarios en el barrio sobre qué es lo que había sucedido esa mañana de invierno en que Silva mató de un disparo de su arma reglamentaria a Marcos Acuña. Luego de una objeción de la querella, que no fue aceptada por la jueza, contestó: “Yo lo que escuché por comentarios de los vecinos, es que los chicos parecía que le fueron a pedir la hora a esta gente y primero le pidió a un vecino de esta vereda la hora, no sé si no tenía reloj o qué. Se cruzaron para enfrente. Salieron corriendo, y por ahí el gendarme (por el prefecto Silva) se pensó que estaban robando. Otra cosa no sé. Eso es lo que se comentaba en el barrio. Y también se comentaba que los chicos venían de la Villa Los Eucaliptus de comprar marihuana”.  —¿Nada más se comentó? -insistió el defensor de Silva. —Que yo haya escuchado, no me acuerdo -terminó Aquino.   Luego de este testimonio, y también después de que el fiscal se quejara porque nuestro trabajo de prensa, dice, lo desconcentra, finalizó la primera jornada. Las tres personas coincidieron en lo que escucharon ese día: gritos, disparos, y un desesperado “mataron a mi amigo”, “mataron a Marquitos”. En toda esta historia solamente se identificaron balas del arma reglamentaria de Silva.  Día 2 – “Soy poli, soy poli” En la segunda jornada del juicio comparecieron dos testigos claves para conocer qué pasó aquel 28 de agosto de 2015. Damián Maciel, policía de Quilmes, brindó detalles de cómo fue llevado Silva hasta la comisaría tras efectuar los disparos que terminarían con la vida de Marcos Acuña. Maciel explicó que le fue encomendada la tarea de dar con Silva, quien se desempeñaba como prefecto en la zona de la Estación de Trenes de Quilmes. Allí lo encontraron y, tras comunicarle su situación ante la muerte del joven, indicó que Silva dijo que habían querido robarle la moto, que él efectuó dos disparos disuasivos y que se retiraron, pero que lo vio “sorprendido” ante la muerte y no ofreció resistencia para ser trasladado en el patrullero hasta la Comisaría Tercera. Ante una consulta