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Mercedes Soiza Reilly


Una de las aeronaves que fue utilizada para arrojar personas vivas al mar en los Vuelos de la muerte de la ESMA estaba en actividad y realizaba prácticas de paracaidismo en Estados Unidos. El Gobierno nacional se propone traerla a Argentina, ya que fue una pieza clave del plan sistemático de exterminio. La palabra de la sobreviviente y periodista, Miriam Lewin, quien junto al fotógrafo Giancarlo Ceraudo halló el avión en 2010; y de la exfiscal en la Megacausa, Mercedes Soiza Reilly. Entrevistas: Fernando TebeleRedacción: Paulo GiacobbeEdición: Pedro Ramírez OteroFoto de portada: Skyvan PA-51, uno de los aviones fotografiados por Giancarlo Ceraudo en el libro “Destino Final”. Por “Decisión Administrativa 54/2023” del 25 de enero de 2023, se modificó el Presupuesto General de la Administración Nacional para el Ejercicio 2023 y la Decisión Administrativa N°4 del 9 de enero de 2023. Entre otros considerandos se destaca: “Que resulta necesario reforzar los créditos del MINISTERIO DE ECONOMÍA destinados a la adquisición de la aeronave Short Skyvan N80GB, para su incorporación al MUSEO DE SITIO ESMA – EX-CENTRO CLANDESTINO DE DETENCIÓN, TORTURA Y DESAPARICIÓN, organismo desconcentrado actuante en el ámbito de la SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS del MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS”. Ese avión fue parte de los Vuelos de la muerte de la ESMA. Todo indica que se utilizó para arrojar con vida a las Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, y a las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, entre otras víctimas. La escritora y sobreviviente del genocidio, Miriam Lewin, contó a La Retaguardia que la investigación comenzó en 2007 a raíz de una entrevista: “Me contacta un fotógrafo italiano a quien yo no conocía, Giancarlo Ceraudo, como sobreviviente de (los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio) ESMA y Virrey Cevallos. El fotógrafo viene solo. El periodista viene unos días después, era una nota para la República de Milán. Y después de hacerme las fotos, medio desganado, me pregunta si alguna vez había pensado donde estaban los aviones de los vuelos de la muerte”. —Nunca pensé en eso —contestó Lewin, quien reconoce que se sintió interpelada. “Tal vez en Argentina teníamos tantas deudas en cuanto encontrar a las personas, y a los bebés robados, que nunca lo había pensado, ¿pero además para qué podía servir?”, le dijo Lewin. —Puede servir para llegar a identificar los pilotos de los Vuelos de la Muerte —contestó Giancarlo. En ese momento Miriam pensó que “era un delirio”, pero se asoció con el fotógrafo que venía masticando la idea desde hace varios años. “Me agarró con la guardia baja”, justificó la escritora. “Empezamos a buscar primero a los aviones, con los datos que aparecían en un libro de (Adolfo) Scilingo, que había publicado él, además del testimonio que le había dado a Horacio Verbitsky”, recordó. Scilingo fue la parte humana, necesaria, para la concreción de los Vuelos de la muerte. Las máquinas no se manejan solas. El represor fue capitán de corbeta y exjefe de automotores de la ESMA. En 1995 encaró a Horacio Verbitsky en el subte: “Yo estuve en la ESMA, quiero hablar con usted”, le dijo. Así contó el periodista ese primer encuentro en su libro “El vuelo”, y en ese momento pensó que se trataba de un sobreviviente. Así dicha la frase, era lógica la confusión. Fue cuestión de dos diálogos más para aclarar la cosa. Scilingo estaba del otro lado. El informe anual del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de ese año dice: “Scilingo participa de los vuelos, al término de los cuales —dijo— los capellanes confortaban a los oficiales con citas de los Evangelios. No reivindica aquellos asesinatos, por los que se siente culpable: tampoco se considera arrepentido, sino alguien cuya perspectiva de los hechos cambió a raíz de la actitud vergonzante de sus superiores”. Scilingo, quien fue presentado como arrepentido en algunos canales de televisión pero no lo estaba, también dijo que entre “1.500 y 2000 mil detenidos fueron arrojados al Atlántico con vida, narcotizados y desnudos, desde aviones de la marina de guerra y de la prefectura naval, durante los años 1976 y 1977”. Ahí estuvo la aeronave Short Skyvan N80GB. El exjefe de automotores de la ESMA fue condenado en España por crímenes de lesa humanidad a una cantidad de años que supera el promedio de vida humana (más de mil) y en 2020 gozaba del beneficio de la libertad condicional. Aparentemente colabora en una parroquia. Miriam Lewin se refirió a la confesión de Scilingo a mediados de los 90: “Era la primera vez que quienes sobrevivimos a los campos de concentración, sobre todo a la ESMA, supimos que los Vuelos de la muerte habían tenido lugar, porque a nosotros nos decían ‘Los llevábamos a una prisión en el sur’, ‘Los llevamos a una estancia…’. A los prisioneros que estaban en Capucha les inyectaban una sustancia tranquilizante, después a un camión, después al área militar de aeroparque”. La investigación que realizaron Giancarlo Ceraudo y Lewin tomó forma en dos libros. “Destino Final”, el del fotógrafo; “Skyvan, aviones pilotos y archivos secretos”, el de la escritora. El trabajo le valió la condena a dos pilotos: Alejandro D´Agostino y Mario Arrú. Terminaba el tercer tramo del juicio ESMA y era el año 2017. Lewin contó que el piloto de aviones y excineasta, Enrique Piñeyro, “analizó documentación que nosotros encontramos en el seno de los Skyvan, de apariencia tenebrosa, que era utilizado por la marina, a pesar de que pertenecía a la prefectura. Analizando esa documentación y los vuelos sospechosos, se llegó a la conclusión de que uno de los vuelos era el que había llevado al grupo de la Santa Cruz”. El grupo de la Santa Cruz está compuesto por 12 personas que fueron secuestradas en diversos operativos entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. Eran familiares y militantes de Derechos Humanos que reclamaban por las y los desaparecidos. Fueron llevadas a la ESMA y desaparecidas. Tenían en

En el juicio que investiga los vuelos de la muerte que partieron desde Campo de Mayo hubo una nueva sorpresa, esta vez a partir de la declaración de uno de los testigos propuestos por la defensa oficial: Alejandro Héctor Astudiano admitió haber visto cómo subían a una persona a uno de los aviones del Batallón de Aviación 601 del Ejército. Además contó que un soldado lo llamó porque escuchaba gritos que venían “del campo”. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Cobertura del juicio: Fernando Tebele/ Diego Adur ✍️ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele Durante lo que aparentaba ser un testimonio acorde a lo pretendido por la defensa de Horacio Conditi, que lo había convocado, Alejandro Héctor Astudiano, un exconscripto, dijo que podía “contar un episodio que a mí me llamó la atención”. Aseguró que se acordaba muy bien del hecho por el nivel de sorpresa que se llevó. Era un día soleado, en septiembre del ’76, entre las 9 y las 10 de la mañana. El testigo volvía de entregar el parte diario y le sorprendió la quietud y soledad que había en el Aeródromo. Un tal Sargento Palacios, le indicó que él no debía estar afuera y lo hizo ingresar a su propia oficina en la Torre de Control, frente a la pista. Desde allí, Astudiano vio cómo subían a una persona civil a uno de los aviones del Batallón: “En un regreso de llevar ese papel, recuerdo que volví y vi un silencio raro en la pista. No se escuchaba ni se veía ningún soldado. Me llamó mucho la atención porque normalmente los soldados caminaban y ayudaban a los oficiales a arreglar los helicópteros. Cuando me dirigía a la oficina, recuerdo que no vi a ninguno y vi las puertas de la cuadra cerradas. En ese momento, me llama un sargento. El apellido era Palacios, era muy amable por eso lo recuerdo. Me pregunta qué hago afuera de la cuadra. Le respondí que venía de traer el parte diario. Me dijo que me metiera en una oficina. Me coloca en la oficina donde él estaba, que era la Torre de Control, donde él veía todos los movimientos de los aviones. Era el controlador en ese momento. ‘Tenés que estar acá adentro’, me dijo. En ese momento, veo que suben a una persona a un avión. ‘Ahora ya está’, me dice, ‘volvé a tu cuadra’. Nadie sabía qué pasaba, lo único que subieron a una persona a un avión. Ese hecho, a mí, me llamó la atención”, relató el testigo ante la atenta y sorprendida escucha del defensor oficial Sergio Moreno, quien después le preguntó si tenía algo más para aportar de esa situación puntual: “Vi que subían a alguien a un avión y nada más. Lo llevaban de los brazos. No sé quién es ni le alcancé a ver la cara. Estaba lejos del avión”, explicó.  Los testigos que proponen las defensas en el juicio que investiga los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo suelen brindar, por lo general, declaraciones cortas y con poca información relevante a la causa. La  estrategia de quienes defienden a los imputados parece ser convocar a exconscriptos que hayan desempeñado tareas más que nada administrativas en el Batallón de Aviación 601 del Ejército y, sobre todo, que no pasaran allí la noche, el momento en el que según varios relatos, se encendían las luces de la pista para los Vuelos de la Muerte o Vuelos fantasma. La mayoría de estos testigos que son llamados a declarar por las defensas no realizaron guardias y tampoco estuvieron en el Batallón en horas de la noche.. Entonces, solemos escuchar la misma respuesta negativa ante las preguntas de las partes sobre si habían escuchado, visto o presenciado algo raro en la zona del aeródromo, como el ingreso de algún camión civil a la pista, el traslado de personas detenidas hacia las aeronaves y el despegue de los vuelos de la muerte, cuestiones que venimos escuchando reiteradamente en el relato de la mayoría de los testigos.  Diferente fue el caso de uno de los tres testigos de la audiencia de este lunes. La defensa oficial de Sergio Moreno, que representa a Horacio Conditi, citó a declarar a Alejandro Héctor Astudiano, quien realizó el Servicio Militar Obligatorio en Campo de Mayo y era el encargado de controlar que los soldados cumplieran con sus guardias.  Resignificar lo vivido Astudiano tardó en relacionar el episodio que involuntariamente presenció con los Vuelos de la Muerte: “Después, con el tiempo, cuando empiezo a entender lo que ocurría en ese momento, supuse que pudo haber sido una de las personas desaparecidas. Yo vi que llevaban a alguien de los brazos y lo subían a un avión. Recuerdo que la persona estaba de civil. Los otros no estaban de civil. Ahí eran todos verdes, todos estábamos de verde. Por eso, destacamos a alguien que estaba de otro color. Estas personas ingresaron al avión con él. Después, posiblemente el sargento me haya hablado y yo me di vuelta. Cuando volví a mirar, el avión ya se iba”, contó. Si bien no logró precisar qué tipo de avión era, afirmó que pertenecía al Batallón: “Era un avión que los chicos limpiaban y cuidaban. Estaba siempre ahí”, describió. No era un avión grande, “calculo que entrarían 10 personas ahí. Twin Otter me suena, probablemente sea ese el avión”, señaló cuando le pidieron precisiones. Los gritos A continuación, Astudiano relató “otro hecho que me llamó la atención”. Durante su paso por Campo de Mayo, el testigo fue soldado dragoniante, un cargo con algo de jerarquía dentro de los colimbas. “Teníamos el beneficio de no hacer guardias de pie, sino que teníamos el control de las guardias”, dijo. Una noche en la que estaba a cargo de una guardia, “me llama un soldado por radio y me dice que escuchaba gritos en el campo. Le avisé a un teniente y fuimos. Cruzamos la pista. Era una noche cerrada. Fuimos con este soldado, preguntándole qué escuchaba. ‘Yo escuché

Se desarrolló otra impactante audiencia en el juicio por los Vuelos de la Muerte en Campo de Mayo. El testigo Daniel Humberto Tejeda declaró que fue obligado a limpiar helicópteros llenos de sangre Además, contó que vio a detenidos y detenidas en el Ingenio Santa Lucía, cuando estuvo destinado en Tucumán y describió a una de ellas: “Era una señora bastante gorda, encapuchada, y había dos o tres personas más”, dijo. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción y cobertura del juicio: Diego Adur ✍️ Textuales: Mónica Mexicano  💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Capturas de pantalla transmisión de La Retaguardia El juicio que se está desarrollando los lunes a la mañana e investiga los Vuelos de la Muerte realizados desde Campo de Mayo nos ayuda a entender y comprobar cómo se llevaba a cabo esa siniestra operatoria para desaparecer personas. En la audiencia 23 prestaron declaración testimonial Daniel Alberto Ramírez, Mario Armando Ávila y Daniel Humberto Tejeda, todos ellos ex conscriptos destinados al Batallón de Aviación 601 del Ejército en Campo de Mayo. Desde el momento en que el juez Walter Venditti le toma juramento, el testigo Tejeda demostraba que la suya va a ser, sin dudas, una declaración importante. El presidente del TOF N°2 de San Martín nombra a los imputados de la causa, y el ex conscripto los recuerda: “Conditi recuerdo que estaba en el Batallón. Y si mal no recuerdo Omar Riveros era jefe, pero de todo Campo de Mayo, estaba en Comando de Institutos Militares, era General. Luis del Valle Arce era el jefe de Batallón, era Teniente coronel. Malacalza era Mayor, era el segundo jefe del Batallón. Lance creo que era Capitán y Conditi no me acuerdo si era Teniente primero o Capitán, eso no recuerdo bien”, define el testigo, irónicamente recordando bastante bien.  A medida que va narrando su historia, Tejeda se prende un cigarrillo. Lo seguirá haciendo a lo largo de su declaración testimonial. “No tengo inconveniente en decir la verdad, el único —inconveniente— es que después quedo bastante traumado, paso varios meses con algunas cosas que usted me va a preguntar que vuelven otra vez a mi cabeza. Pero en cuanto a lo que yo sé voy a declarar la verdad”, asegura. Venditti toma nota y ofrece al testigo asistencia psicológica para después de la declaración. La sangre En el Batallón, Tejeda cumplía funciones de artillero y debía preparar los helicópteros para el combate. También había ocasiones en las que le ordenaban retirar los asientos para que el helicóptero realizara tareas sanitarias, de auxilio de tropas. O al menos eso le decían: —Fiscal Marcelo García Berro: Usted manifestó que el hecho de recordar algunos episodios o situaciones le generaban algún tipo de trauma o alguna carga pesada, lamentablemente yo le tengo que pedir que los mencione. —Daniel Humberto Tejeda: Bien. Esto no fue siempre. Me tocó, si mal no recuerdo, dos o tres veces y no el mismo día. Con otro compañero me tocó preparar un helicóptero para que se hiciera un sanitario —larga el aire, Tejeda. Toma fuerza para lo que va a decir—. Bueno, se preparaba el helicóptero de un día para otro y tipo entre las 5 y las 6 de la mañana ese helicóptero se ponía en marcha y por ahí uno escuchaba detonaciones, o sea tiros. El helicóptero salía del playón y llegaba casi hasta el final de la pista. Ahí había un tipo de monte y de ahí salía un Carrier y el helicóptero se ponía de costado. Lo que no puedo asegurar, porque no lo vi, es qué es lo que se cargaba. Vuelta del helicóptero después de un tiempo, había que limpiarlo porque… —vuelve a exhalar y respira profundo— había sangre en el piso. Había sangre en el piso —repite abrumado.   —MGB: ¿Usted cómo lo supo esto?  —DHT: No es que lo supe, eso lo viví yo, porque yo lo preparé con otros compañeros soldados, y a la vuelta lo limpiamos con otros compañeros soldados.  —MGB: ¿Recuerda quiénes eran esos compañeros? —DHT: No. —MGB: Le hago una pregunta, en el lugar que usted describió, ¿de ese lugar salía el Carrier?  —DHT: Sí, de una especie de monte, muchos árboles, y de ahí atrás salía el Carrier. —MGB: Y el Carrier se acercaba a donde estaba el helicóptero, ¿es así? —DHTT: Exactamente. —MGB: ¿Puede recordar aproximadamente cuánto tiempo estaban en vuelo los helicópteros? —DHT: Tres o cuatro horas aproximadamente. —MGB: ¿Tiene idea por algún comentario que haya escuchado, o por algún registro que usted haya podido tener u observar alguna documentación, el destino a donde iban? —DHT: Documentación, no. Hay una sala de vuelo que llevaba toda la hoja de ruta. Ahora, por comentarios de haber escuchado, pero esto no lo puedo asegurar, iban hasta la Bahía de Samborombón. Luego, el fiscal quiso conocer si Tejeda sabía qué llevaba el Carrier que salía de la zona arbolada e iba al encuentro del helicóptero: “Personas detenidas”, fue tajante el testigo y explicó que lo supo a través del comentario de suboficiales. Los escuchó hablando al respecto y “después me tuve que retirar”. Esos comentarios que escuchó hablaban sobre “que en esa parte del monte, una zona de muchos árboles a la que uno no podía ir, había gente detenida”. “Era bastante sangre” De anteojos grandes, nariz prominente, casi calvo y barba desprolija, Tejeda continua su relato sobre el aspecto más escalofriante que había mencionado hasta ahora. Cuando ese helicóptero regresó, después de aquellas tres o cuatro horas de vuelo, le indicaron que lo limpiara. Muy acongojado, el testigo describe: “la sangre estaba en el piso del helicóptero y no era una mancha, eran poco más que manchas. No se había secado y era bastante sangre”. Durante esa tarea, se acercó a los soldados una persona de civil que les preguntó qué era lo que estaban haciendo, a lo que Tejeda respondió que lo estaban limpiando. “¿Y qué es?”, quiso saber el civil. Tejeda se dio cuenta que lo mejor era hacerse el desentendido

El TOFC Nº2 de San Martín dispuso la medida cautelar con la intención de conservar las posibles pruebas que pudieran hallarse en los aviones Fiat G-222 y Twin Otter que se encuentran todavía en el Batallón de Aviación 601 del Ejército en Campo de Mayo, según se constató en la visita ocular del lunes. También ordenó demarcar una cabecera de la pista de aterrizaje en la que un testigo aseguró que levantaban ampollas de la droga que se usaba para adormecer a las víctimas de los vuelos. El EAAF peritará ese lugar.  (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  📷 Fotos: Gustavo Molfino/La Retaguardia 💻 Texto: Paulo Giacobbe ✍️ Edición: Fernando Tebele Los campos de concentración y exterminio de la dictadura militar cívico eclesiástica empresarial todavía son prueba del plan genocida a fines del 2020. Después de la última inspección ocular realizada en Campo de Mayo, en el marco del juicio a cargo del Tribunal Oral Federal Nº2 de San Martín, se constató que los aviones de los vuelos de la muerte estaban en el lugar de donde despegaron y aterrizaron. El Tribunal presidido por Walter Venditti, junto a Esteban Rodríguez Eggers, Eduardo Farah y Matías Mancini (como cuarto juez que se sumará cuando Farah vuelva a ser camarista), actuó a pedido del Fiscal General Marcelo García Berro y ordenó al “Sr. Jefe del Estado Mayor General del Ejército, General de Brigada Agustín Humberto Cejas, que adopte los recaudos necesarios para que no se modifique el estado actual ni la situación jurídica de los aviones: Twin Otter matrícula AE-106 y Fiat G-222 matrículas AE-260, AE261 y AE-262”. Al Ministerio de Defensa se le requirió “que obtenga del Ejército Argentino y remita al tribunal, en forma urgente” el historial de vuelo y mantenimiento.     La medida fue confirmada por la Dra. Mercedes Soiza Reilly, quien trabaja en el equipo de García Berro. Lo hizo durante su columna en el programa radial Oral y Público de La Retaguardia: “Se acaba de disponer una medida cautelar por parte del tribunal. Lo notificaron hoy y enviaron esa comunicación al Ministerio de Defensa”, anunció Soiza Reilly. La justicia había realizado una inspección ocular en 2012. El militar que había oficiado de guía hace 8 años ya había indicado “que los aviones iban a ser vendidos a Italia”, contó Soiza Reilly. La venta fue frenada aquella vez por una medida cautelar. Pero la noticia de que tres de los aviones Fiat G-222 permanecían en el lugar se tuvo el año pasado: “Lo que ocurrió el año pasado, fue que el EAAF se acercó al lugar y Maco Somigliana ve los tres aviones Fiat y los fotografían. Por eso el pedido que realizamos para que se inspeccionaran”, dijo Soiza Reilly. Otro integrante del EAAF, Marcelo Castillo, quien declaró en la audiencia anterior, fue el encargado de anunciarlo en el juicio. El fiscal García Berro pidió también que se secuestren “las planillas de vuelos. Ese es otro dato que no teníamos y que nos va a servir por las fechas para hacer un trabajo más exhaustivo como el que ya hicimos en ESMA”, agregó Soiza Reilly en referencia a su actuación como fiscal en ESMA III. De acuerdo a lo informado por el Coronel Bennardi durante la recorrida del lunes, el Twin Otter estuvo en funcionamiento desde 1976 a 1983. Los aviones estaban en el sector del aeródromo y la justicia pidió su preservación por tratarse “de prueba que podría estar vinculada directamente con la comisión de los delitos allí ventilados”.  A pedido del abogado querellante, Pablo Llonto, se realizará a cargo del Equipo Argentino de Antropología Forense “la excavación del triángulo de pasto que se forma en la intersección de la cabecera norte de la pista de despegue y aterrizaje con la de corretaje de aeródromo en la búsqueda de las ampollas que el testigo Escobar Fernández dijo haber observado en ese sector”. En el momento de los hechos, Escobar cumplía  el Servicio Militar Obligatorio en Campo de Mayo, era CoLimBa, y en ese sector vio montañitas de ampollas de Ketalar, una de las drogas que usaban para adormecer personas antes de trasladarlas en los vuelos de exterminio.  Durante la visita, el Coronel Bennardi le había comentado a los jueces que los aviones estaban por ser subastados. Esta decisión del tribunal deja sin efecto cualquier movimiento u operación con esos aviones, que esta vez, puede esperarse, serán peritados en búsqueda de pruebas.

El TOFC Nº2 de San Martín dispuso la medida cautelar con la intención de conservar las posibles pruebas que pudieran hallarse en los aviones Fiat G-222 y Twin Otter que se encuentran todavía en el Batallón de Aviación 601 del Ejército en Campo de Mayo, según se constató en la visita ocular del lunes. También ordenó demarcar una cabecera de la pista de aterrizaje en la que un testigo aseguró que levantaban ampollas de la droga que se usaba para adormecer a las víctimas de los vuelos. El EAAF peritará ese lugar.  (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  📷 Fotos: Gustavo Molfino/La Retaguardia 💻 Texto: Paulo Giacobbe ✍️ Edición: Fernando Tebele Los campos de concentración y exterminio de la dictadura militar cívico eclesiástica empresarial todavía son prueba del plan genocida a fines del 2020. Después de la última inspección ocular realizada en Campo de Mayo, en el marco del juicio a cargo del Tribunal Oral Federal Nº2 de San Martín, se constató que los aviones de los vuelos de la muerte estaban en el lugar de donde despegaron y aterrizaron. El Tribunal presidido por Walter Venditti, junto a Esteban Rodríguez Eggers, Eduardo Farah y Matías Mancini (como cuarto juez que se sumará cuando Farah vuelva a ser camarista), actuó a pedido del Fiscal General Marcelo García Berro y ordenó al “Sr. Jefe del Estado Mayor General del Ejército, General de Brigada Agustín Humberto Cejas, que adopte los recaudos necesarios para que no se modifique el estado actual ni la situación jurídica de los aviones: Twin Otter matrícula AE-106 y Fiat G-222 matrículas AE-260, AE261 y AE-262”. Al Ministerio de Defensa se le requirió “que obtenga del Ejército Argentino y remita al tribunal, en forma urgente” el historial de vuelo y mantenimiento.     La medida fue confirmada por la Dra. Mercedes Soiza Reilly, quien trabaja en el equipo de García Berro. Lo hizo durante su columna en el programa radial Oral y Público de La Retaguardia: “Se acaba de disponer una medida cautelar por parte del tribunal. Lo notificaron hoy y enviaron esa comunicación al Ministerio de Defensa”, anunció Soiza Reilly. La justicia había realizado una inspección ocular en 2012. El militar que había oficiado de guía hace 8 años ya había indicado “que los aviones iban a ser vendidos a Italia”, contó Soiza Reilly. La venta fue frenada aquella vez por una medida cautelar. Pero la noticia de que tres de los aviones Fiat G-222 permanecían en el lugar se tuvo el año pasado: “Lo que ocurrió el año pasado, fue que el EAAF se acercó al lugar y Maco Somigliana ve los tres aviones Fiat y los fotografían. Por eso el pedido que realizamos para que se inspeccionaran”, dijo Soiza Reilly. Otro integrante del EAAF, Marcelo Castillo, quien declaró en la audiencia anterior, fue el encargado de anunciarlo en el juicio. El fiscal García Berro pidió también que se secuestren “las planillas de vuelos. Ese es otro dato que no teníamos y que nos va a servir por las fechas para hacer un trabajo más exhaustivo como el que ya hicimos en ESMA”, agregó Soiza Reilly en referencia a su actuación como fiscal en ESMA III. De acuerdo a lo informado por el Coronel Bennardi durante la recorrida del lunes, el Twin Otter estuvo en funcionamiento desde 1976 a 1983. Los aviones estaban en el sector del aeródromo y la justicia pidió su preservación por tratarse “de prueba que podría estar vinculada directamente con la comisión de los delitos allí ventilados”.  A pedido del abogado querellante, Pablo Llonto, se realizará a cargo del Equipo Argentino de Antropología Forense “la excavación del triángulo de pasto que se forma en la intersección de la cabecera norte de la pista de despegue y aterrizaje con la de corretaje de aeródromo en la búsqueda de las ampollas que el testigo Escobar Fernández dijo haber observado en ese sector”. En el momento de los hechos, Escobar cumplía  el Servicio Militar Obligatorio en Campo de Mayo, era CoLimBa, y en ese sector vio montañitas de ampollas de Ketalar, una de las drogas que usaban para adormecer personas antes de trasladarlas en los vuelos de exterminio.  Durante la visita, el Coronel Bennardi le había comentado a los jueces que los aviones estaban por ser subastados. Esta decisión del tribunal deja sin efecto cualquier movimiento u operación con esos aviones, que esta vez, puede esperarse, serán peritados en búsqueda de pruebas. *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://vueloscampodemayo.blogspot.com/