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(Por El Diario del Juicio*) Se cumplió el tercer aniversario de la Masacre de Pergamino, el primero desde la sentencia que condenó a 6 policías con penas de 6 a 15 años por las muertes de Alan Córdoba, Federico Perrotta, Juan José Cabrera, Fernando Latorre, Jhon Claros, Sergio Filiberto y Franco Pizarro, ocurridas en la Comisaría Primera. El Diario del Juicio viajó a esa ciudad para acompañar a las familias y compartir esta crónica.Este 2 de marzo es otro día para el recuerdo. O para el olvido. El límite entre esas dos instancias es muy fino y difícil de divisar. Lo que es claro es que la angustia sobresale, que no existe abrazo o palabra de aliento que sirva de consuelo, que no existe razón alguna para intentar sacar una sonrisa. Quizá sea porque es el primer aniversario luego del juicio que, para las familias, no fue más que una prolongación de la injusticia. O quizás no, y simplemente cada 2 de marzo, las familias necesitan canalizar el dolor con lágrimas. La hermosa tarde de Pergamino vio llegar, desde los primeros minutos de las seis de la tarde, a familiares y amistades de los chicos, a organizaciones sociales, políticas, sindicales, a vecinas y vecinos. La concentración fue en la esquina de Av. De Mayo y San Nicolás, el punto más céntrico y neurálgico de la ciudad. Ciudad sojera, conservadora, con fieles votantes de las máximas expresiones de derecha del país. Ciudad donde la gente niega, olvida, no reconoce, silencia, invisibiliza, que aquí ocurrió una Masacre. Y que el Estado es el responsable. Principalmente, lo es la Policía, cuyos integrantes omitieron acciones ante un incendio en un lugar del que solo ellos tenían el control, cerrando la puerta de la celda 1 de la Comisaría Primera, sentenciando así, a siete familias, a convivir con este dolor horrible por el resto de sus vidas . Cerca de las siete, comienza la marcha ante la indiferencia de algunos locales comerciales del centro pergaminense, que ignoran el paso de la columna y continúan con su vida cotidiana. La marcha deja atrás algún aplauso, algún “bien, sigan luchando” de algún buen hombre que luego, cuando se lo invita, a marchar, se niega. Pero sobre todo, deja muchas caras de desprecio, de disconformidad: de los habituales “me ensucian la calle” o “no es la manera”. La marcha es pacífica y respetuosa: cinco o seis perros jugando son el prólogo de un centenar de personas que viene marchando detrás. Encabezan las madres y padres de los chicos con una bandera que grita: “La injus7icia de la jus7icia”. Siempre los 7 reemplazan a cada T, con su color rojo sobre el lógico fondo negro. Una marca que ya se ha instalado entre quienes queremos guardar y contagiar esa memoria. Atrás, y acompañando de ahora en adelante con su fuerza, las Madres de los Barrios Fumigados. Ellas comenzaron a organizarse en asamblea hace un tiempo, y ante el micrófono destacan que seguirán acompañando esta causa porque también son madres y porque hay que acabar con todas las injusticias de una vez y para siempre. De vez en cuando -para callar algún silencio que sobra- las familias aprovechan y vuelven a gritar los nombres de los pibes, cada uno se corona con un rotundo “¡Presente! ¡Ahora y siempre!”. Tampoco falta lugar para nombrar a los 6 ex policías, Alberto Sebastián Donza, Alexis Eva, Sergio Rodas, Brian Carrizo, Matías Giulietti y Carolina Guevara, que cumplían servicio aquel 2 de marzo, y que recibieron condenas de entre 6 y los 15 años en el juicio que finalizó el 20 de diciembre del año pasado. Los cánticos son los de siempre, los que les enseñaron a estas familias las madres de la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil: “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. Y así es: su venganza no es ir a buscar a los responsables de la Masacre para atacarlos. Es ir a buscarlos para demostrarle a la justicia cómo ellos, los que ostentan el privilegio de la domiciliaria, violan este derecho y salen a pasear a sus perros o a llevar a sus hijos a la escuela. Ya ninguno de los 7 podrá hacer algunas de esas cosas, nunca más. Camina Andrea Filiberto, la hermana de Sergio Filiberto. Está impregnada con la misma tristeza que el resto de las familias: “Seguimos sintiendo la misma injusticia a pesar de que están todos condenados. Porque es un logro bárbaro que los seis policías que fueron acusados estén condenados con penas dentro de todo de muchos años, y ahí está lo injusto: que si te condenan a 11 años te den arresto domiciliario. Se está juzgando con doble vara, como decimos siempre.”, resalta con firmeza Andy, como le dice todo el mundo por aquí, mientras todavía se siente abrumada por la justificación de las domiciliarias. “Cuando leyeron la sentencia, el juez se acordó de la superpoblación que hay en todos los lugares de encierro. Hay como una doble cargada y eso es lo injusto para nosotros. Así que seguimos luchando y pidiendo cárcel común; ya hemos presentado las apelaciones correspondientes, sobre todo porque en el juicio se pudo comprobar que fue un claro homicidio, que estuvo la intención de esos policías de dejarlos morir, sabiendo que el único resultado que podían obtener de ese abandono era la muerte, los dejaron morir. Entonces es un homicidio. Por eso también se apela la carátula. La CPM (Comisión Provincial por la Memoria), que representa a cinco familias, apela también la carátula. Y el fiscal, que dentro de todo obtuvo la cantidad de años que solicitó por abandono de persona seguido de muerte, apela la modalidad también. No está de acuerdo con ese arresto domiciliario que les concedieron”, señala. .. Atravesando dos cuadras de la peatonal San Nicolás, con unos 100 metros. de manifestantes, se llega a la intersección con la calle Dorrego; a unos 30 mts. se encuentra la ex comisaría. Al llegar, Diego, hermano de Sergio Filiberto,

Victoria Ferré Cardoso fue la única testigo en la primera audiencia de marzo. Es hija de Lucía María Salgado, que fue asesinada en 1978. Su padre es uno de los casos que se tramitan en este juicio. Ernesto Emilio Manuel Ferré Cardoso fue secuestrado y desaparecido en febrero de 1980, cuando participaba de la Contraofensiva. Repasó la historia de ambos y compartió ante el tribunal su propia historia de reconstrucción. Dio un testimonio muy emotivo, con su voz gobernada por la angustia durante casi toda la hora y diez de extensión. (Por El Diario del Juicio*) 📷 Fotos 👉 Gustavo Molfino📷 Selección de fotos 👉 Martina Noailles ✍️ Textos 👉 Fernando Tebele 👆 Foto de portada  👉 Victoria llevó dos fotos grandes de su papá y su mamá, resguardadas dentro de folios. Las puso sobre la mesa y las acarició en el comienzo de su testimonio, cuando habló de cómo se conocieron. 📷 Foto 👉 Gustavo Molfino 👆 Como es habitual, por disposición del tribunal, los imputados deben presentarse en la audiencia y se retiran apenas comienza. En esta imagen panorámica de la sala se observa como el público presente levanta sus pancartas mientras se retiran primero Cinto Courtaux, luego Ascheri y más atrás Bano y Apa.  📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio 👆 El testimonio de Victoria Ferré Cardoso aportó desde lo emocional. “Yo vengo a contar lo que sé de ellos. De la historia de ellos, que es mi historia, porqué papá volvió, sus sueños, su militancia”, señaló al comienzo. Relató cómo su madre fue asesinada cuando iba a una cita en el barrio de Flores, en las cercanías del Policlínico Bancario. “Para mí desde que era chiquita mi mamá estaba en el río”, compartió, mientras daba cuenta que el cuerpo del otro militante que cayó en la misma cita, Fernando Prieto, fue visto luego en la ESMA.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio 👆 Ante la pregunta de uno de los defensores, Victoria respondió que su padre estaba “a cargo de un grupo de militantes que volvieron al país para seguir con su lucha contra el  gobierno genocida que estaba gobernando en Argentina en ese momento”.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio 👆 “Yo de chica estaba muy enojada con mi papá, ¿por qué te fuiste?, ¿por qué no me llevaste?, pero después hablé con mucha gente que me decía ‘Yo lo conocí a tu viejo y era muy afectuoso’, y eso me permitió reconciliarme con él, porque me dí cuenta de que lo hacían también por mi hermana y por mí. Gracias a ellos conocí la letra de mi papá”. Al cierre, Victoria se aferró a los abrazos de su familia.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio 👆 Acerca del juicio, dijo: “Es acá el momento de tener registro de su militancia, de su entrega y de su pasión, y que no quede en un diario íntimo, que sea un registro para todos. Y espero que cuando mis hijos y mis nietos quieran saber, puedan acceder a lo que se dice acá. Que este juicio sea eso”.📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio 👆 Victoria posó fuera del tribunal con la foto de su padre y una sonrisa que da cuenta de su distensión posterior. Buena parte del material que conoció sobre sus padres, llegaron a sus manos el año pasado cuando su abuela materna murió. “Hubo gente que les decía a mis abuelos, cuando nos anotaban en el colegio, ¿por qué no vienen sus padres?”. 📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal anuló la resolución que habilitaba al genocida Eduardo Emilio Kalinec a realizar salidas transitorias de la cárcel de Ezeiza. El beneficio había sido otorgado por el juez Enrique Méndez Signori del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2. (Por La Retaguardia)✍ Texto 👉 Diego Adur💻 Edición 👉 Fernando Tebele Eduardo Kalinec, el feroz torturador conocido como Doctor K, fue condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad cometidos contra víctimas del circuito ABO durante el Terrorismo de Estado. Días atrás, Analía Kalinec, su hija, quien pertenece al colectivo Historias Desobedientes, declaró en la audiencia frente al Tribunal de la Sala IV de la Cámara de Casación Penal y se opuso a las salidas transitorias que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Número 2 había otorgado a su progenitor. Allí aseguró que el represor no dudaría en suministrarle energía eléctrica con una picana, es decir torturarla. Las salidas transitorias de la cárcel de Ezeiza habían sido concedidas a Kalinec para que pudiera encontrarse con sus otras hijas por orden del juez Enrique Méndez Signori, integrante del Tribunal que lo juzgó. También se la aplicó un “estímulo educativo” para reducirle la pena. El colectivo Historias Desobedientes Familiares de Genocidas por la Memoria, la Verdad y la Justicia presentó en la causa un Amicus curiae que les permitió a hijos e hijas de genocidas argumentar por qué creen que no deberían otorgarse estos beneficios no obligatorios a los responsables de crímenes de lesa humanidad.El fallo que emitió hoy Casación fue firmado por el juez Mariano Hernán Borinsky, como presidente y por los doctores Javier Carbajo y Gustavo Hornos, como vocales. Allí se destaca que fueron “consideradas y oídas” las posturas del “amicus curiae y las víctimas” de Kalinec, ya que además de la hija del represor, argumentaron en su contra dos víctimas, Miguel Ángel D’Agostino y Daniel Ricardo Mercogliano. En definitiva, el Tribunal resolvió “declarar inadmisible el recurso de casación intentado por la defensa de Eduardo Emilio Kalinec” y “hacer lugar al recurso de casación interpuesto por el representante del Ministerio Público Fiscal”, a cargo del Dr. Alejandro Alagia, para anular los puntos que habilitaban las salidas transitorias del genocida y “remitir la causa al tribunal de origen para que dicte un nuevo procedimiento”. Cabe consignar que el mismo tribunal que le concedió el beneficio, había rechazado dárselo en una oportunidad anterior.Así, las salidas transitorias que le habían otorgado a Kalinec a principios de diciembre del año pasado fueron anuladas. Analía, quien pudo conseguir declarar en contra de su progenitor, y las propias víctimas del genocida, seguramente festejarán este fallo y podrán andar algo más tranquilos por las calles.

El testimonio de Adela Segarra fue un recorrido por sus pasos escapando de la represión. Una vuelta por los recuerdos de sus compañeros y, sobre todo, de sus compañeras: “las que no están, y las que sobrevivimos”. En poco más de una hora, cumplió con la expectativa importante que había generado su paso por el juicio. (Por El Diario del Juicio*) ✍️ Textos 👉 Fernando Tebele 💻 Edición 👉 Diana Zermoglio/Martina Noailles💻 Colaboración  👉 Braulio Domínguez📷 Fotos 👉  Gustavo Molfino Ha pasado una hora del testimonio de Adela Segarra. Ha recordado nombres, apodos, alegrías y tristezas. Es evidente que viene el final cuando Pablo Llonto, abogado querellante, le pide si puede leer una carta que Adela tiene sobre la mesa. Es de Ángel Servando Benítez. A sus espaldas, María Sol, la hija de aquel militante al que conocían como Fermín, está por desbordar emoción desde sus ojos gigantes.Estoy aquí, sé que estoy en compañía y que la realidad nos junta más. Juanita, Jorge, Toti y todos sabemos que la victoria llegará. Tenemos fe en ella. Crean ustedes en mí, cuando hay hombres que luchan un día y hay hombres que luchan siempre, cuando más necesitamos la libertad. Luchemos. Fermín El papel amarillento no sólo es señal del paso del tiempo. En la letra desprolija de aquel chapista de autos entregado a la militancia, se adivinan también algunas de las esperanzas que no por amarillentas, son desechables cuarenta años después. *** La mañana está repleta de expectativas. Hay mañanas especiales en este juicio, como en todos los demás. Personas que atraen, que son esperadas, que generan tensión anticipada. Adela Segarra es una de ellas, sin dudas. Lo peor de todo, al menos para las personas ansiosas, es que le tocó declarar el mismo día en el que otros cuatro testigos lo harán por videoconferencia. Entonces, a cada minuto, todo puede cambiar. Internet es un mundo que se abre y comunica, pero también puede ser motivo de inquietudes y corridas de la gente del tribunal si algo saliera mal.Se oye un murmullo casi desaprobatorio cuando el juez Esteban Rodríguez Eggers anuncia que el primer testigo es uno de los gendarmes que se contradirá por el caso de Gervasio Martín Guadix. Allí, la mayoría quiere escuchar a Adela, pero obviamente respetará y se asombrará con las idas y vueltas de los testimonios alrededor de Guadix. Luego del primer gendarme, parece que vendrá un segundo. Sin embargo, algo falla en la conexión. Con mucha habilidad para leer lo que pasa entre el público, Rodríguez Eggers deja esperando por una mejor conexión al gendarme olvidadizo que está en Paso de Los Libres, y convoca a Adela Segarra, que ingresa a la sala y toma asiento. La que abre el juego, como casi siempre, es la fiscal Gabriela Sosti: —Yo tengo presente tu militancia en Montoneros, tengo presente también el tiempo de tu exilio, y en ese contexto te voy a pedir que nos cuentes, nos relates, qué es lo que recordás sobre algunos compañeros puntualmente, más allá de que vos después menciones a otro. Y te voy a preguntar por los dos tiempos, el tiempo de la militancia antes del exilio, y el tiempo del exilio. En el primer caso puntualmente te quiero preguntar por Frías. A partir de eso relatanos todo lo que recuerdes —da pie Sosti.—Bueno, yo empecé mi militancia en la década del ‘70, en un contexto de mucho compromiso militante —dice Segarra mientras nombra como faros guía a Perón, a Evita, a la revolución Cubana y a las luchas en el continente—. En ese contexto, con 14 años yo empiezo a militar en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), que era una agrupación de base de Montoneros. En el año ‘74 yo tenía 15 años y empiezo una relación de pareja con Joaquín Areta, que fue un compañero de vida. La intensidad de aquellos años fue tal que, aunque sólo alcanzaron a compartir sus vidas cuatro años, Segarra y Areta quedaron de algún modo entrelazados para siempre, aun cuando la represión comenzaba a intensificarse. “En el año ‘75, en la ciudad de La Plata, que es donde nosotros militábamos, empieza una escalada de represión y de violencia. Ese año asesinan a un amigo nuestro, (Ricardo) Patulo Rave”, recuerda. “A principios del ‘76 allanan la casa de Joaquín, comienza una escalada de mucha represión hacia nuestros compañeros que eran todos adolescentes, teníamos entre 14 y 17 años, éramos de la UES. Y con Joaquín decidimos formalizar nuestra relación y lo hacemos a través de una ceremonia religiosa, en la ciudad de La Plata”. Va mezclando el amor y la lucha, porque así era en aquellos años, porque así sigue siendo de algún modo, con otras maneras. Cuenta que por ese tiempo decidieron salir de La Plata para salvar sus vidas y entran en la clandestinidad cuando se mudan al oeste del Gran Buenos Aires, de la mano del hermano de Joaquín, Jorge Ignacio Areta (Iñaki). La responsable de toda esa zona era María Antonia Berger, sobreviviente de la Masacre de Trelew que luego sería desaparecida. Pasan por una casa en Libertad, Partido de Merlo, a la que no podrán volver luego de que la ataquen. Frías, el Dandy De allí van para Loma Hermosa, en Tres de Febrero, en lo que sería el primer punto vinculado a este juicio, porque es donde conviven ambos junto a Federico Frías, que sería secuestrado y desaparecido en medio de la Contraofensiva. Su nombre en la organización “era Lucio, pero le decíamos El Dandy”, recuerda Segarra frente al tribunal. Remarca que los tres trabajaban por algo más que ganarse una moneda para sobrevivir: “Nosotros teníamos una concepción de la militancia que era de mucho compromiso con nuestro pueblo, de pensar que todos teníamos que trabajar y vivir de nuestro ingreso y trabajar insertos en el mundo productivo. Joaquín era obrero en una carpintería metalúrgica y Federico Frías también”. De Frías señala especialmente su tristeza por la distancia con su hijo Joaquín, que ya fue testigo en este juicio. “Él venía de atravesar una situación de

La integrante de Madres de Plaza de Mayo de Línea Fundadora se vio en la obligación de aclarar que no retrocedió en el planteo al presidente, aunque aceptó sus disculpas. Fernández había definido como “inconductas” al accionar de los genocidas, además de decir que “hay que dar vuelta la página” de la historia, y Cortiñas lo calificó de negacionista por esas expresiones. Ante el rechazo de Nora y otros referentes de Derechos Humanos, Fernández se disculpó. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista 👉 María Eugenia Otero💻 Edición 👉 Rosaura Barletta 📷 Foto 👉 Archivo La Retaguardia/Agustina SalinasNora Cortiñas consideró acertadas las disculpas del presidente y las aceptó, pero nunca se retractó por sus palabras, como afirman en algunos medios. “Están haciendo un juego de tergiversación que lamento, lo que dije lo dije, y lo dije con el mismo dolor con el que el presidente recibió mi término (negacionista) que le cayó mal”, aclaró Cortiñas.“No me retracto para nada. El término que yo usé a él le dolió de la misma manera que a muchas Madres y Abuelas nos habían dolido las palabras de él”, agregó.Cortiñas aclaró que cuando dijo que no le volvería a decir negacionista, no se trataba de que estuviera arrepentida, sino a que después de las disculpas del presidente, no lo volvería a llamar así.Sobre las disculpas de Fernández, Nora dijo: “Lamento pero agradezco que el presidente, que se ofreció cuando asumió a escuchar si había críticas a sus equivocaciones y él iba a aceptarlo y me parece que está muy bien. Es el primer presidente que acá en Argentina acepta recibir las críticas y contestar”.

Las sorpresivas declaraciones del Presidente Alberto Fernández, calificando al genocidio como “las inconductas de algunos” en invitando a “dar vuelta la página”, están generando todo tipo de respuestas. Desde la opinión de Nora Cortiñas calificándolo de negacionista, hasta comunicados de muchos organismos de derechos humanos posicionados partidariamente en diferentes lugares. También hubo lugar para el silencio. Analizamos las consecuencias de la impactante declaración y si es un antes y un después entre la relación Fernández/organismos. (Por La Retaguardia)✍ Redacción  👉 Paulo Giacobbe y Fernando Tebele📷 Foto 👉 Captura de video del acto en Campo de Mayo El viento que recorre Campo de Mayo le azota la cara cuando habla. Saluda a todos los concurrentes. Celebra que Naciones Unidas tenga a la Argentina como integrante en sus trabajos de paz alrededor del mundo. Les agradece a los jefes de las Fuerzas Armadas que dejan sus cargos y les da la bienvenida a los nuevos. Habla con el tono de voz que utiliza siempre: “Tengo una alegría, la alegría es que hoy todos los oficiales de nuestras tres fuerzas han salido de la democracia. Es una tristeza porque nunca debí celebrar esto, pero hoy lo celebro. Y creo que con esto toda la argentina debe dar vuelta una página. Una página que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos. Y hoy podemos decir que nuestros hombres y mujeres han nacido como oficiales en la democracia. Es la primera vez que podemos decir esto”, sostiene el presidente Alberto Fernández frente a las tropas formadas que van a a viajar a Chipre a realizar trabajos de paz.Campo de Mayo no es cualquier lugar. Junto a la ESMA y a La Perla ocupa el podio del horror. Es uno de los tres centros clandestinos de detención tortura y exterminio por el que más personas pasaron. Allí ocurrieron las torturas imaginables y las que no también. Hubo fusilamientos y nacimientos de bebés en la maternidad clandestina.Al comienzo del acto, en representación del obispo castrense Santiago Olivera, el presbítero Alberto Eduardo Castellanos realizó una bendición. La trayectoria de Olivera es conocida: es un incansable luchador por la concordia y el perdón para los genocidas. En 2018 Olivera realizó una misa por la reconciliación en la Basílica de Luján; Alberto Castellanos lo acompañó. Según la Agencia Informativa Católica Argentina, en 2019, en el V Curso internacional de formación de los capellanes militares católicos en el derecho internacional humanitario desarrollado en Roma, Olivera cuestionó los juicios y en su extenso discurso sacó a relucir la teoría de los dos demonios: “A los militares se los llama ‘genocidas’ o ‘represores’ mientras que a los terroristas y subversivos ‘jóvenes idealistas’. Pero sus reflexiones no se quedaron ahí: “Podemos hablar de una mala praxis judicial en los llamados juicios de lesa humanidad, ya que a todos los imputados se los priva de libertad entretanto se produce la sustanciación de la causa”. Una de las últimas acciones del Obispo castrense fue entregarles a los genocidas presos rosarios especialmente bendecidos por el actual Papa Francisco, ex Bergoglio. La última dictadura cívico militar eclesiástica no fue una inconducta de algunos. Fue un genocidio. Un plan de exterminio que incluyó el robo sistemático de bebés, niños y niñas; los vuelos de la muerte bendecidos por la Iglesia Católica, que prestó sus terrenos para que funcionaran centros clandestinos de detención, tortura y exterminio como la Isla El Silencio. La lista de crímenes es tan horrenda como interminable. Además, la dictadura promovió la implementación de un plan económico que benefició a un pequeño grupo, aunque nunca fue debidamente investigado ni sus responsables alcanzados por la justicia. Las consecuencias de ese genocidio llegan hasta nuestro días. Pese a que desde 1983 se recuperó la democracia, la formación de las actuales fuerzas represivas del Estado estuvo siempre en manos poco populares. Incluso sus conducciones, más allá de las ropas democráticas que se hayan calzado, contaron con personajes como el General Balza, que debería explicar las desapariciones en el Regimiento N°3 de La Tablada en 1989. Más cerca en el tiempo, César Milani, con sentencias no firmes en dos juicios de los que ha salido beneficiado, se ha declarado inocente, pero mostró poco entusiasmo para condenar a sus antiguos jefes y educadores, todos parte del genocidio. Quienes practicaron la segunda desaparicion de Jorge Julio López, la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado o el asesinato de Rafael Nahuel; quienes disparan sus armas todos los días contra miles de pibes y pibas o los  que desaparecieron a Luciano Arruga, también fueron educados en democracia. En este contexto, las palabras como mínimo desafortunadas del Presidente Alberto Fernández, merecían repudio unánime de parte de los organismos de derechos humanos. Entre silencios perturbadores y unos pocos comunicados de rechazo, Nora Cortiñas, parada no sólo en su lucidez y ética, sino también en su autonomía de los gobiernos, consultada por La Retaguardia dijo: “Es un negacionista y lo lamento mucho”. Si al escucharla la primera reacción es de impacto, minutos después, analizando el resto de su declaración, la contundencia de sus palabras parece acertada. Cabe preguntarse dos cosas. La primera es: ¿Qué hubiéramos dicho si era Macri y no Fernández? Negacionista como mínimo. Calificar como “inconducta de algunos” lo que hasta la poco democrática justicia argentina ha llamado genocidio, es negar el genocidio. No importa quien lo exprese.La segunda pregunta sería: ¿Esto convierte a Fernández en Macri? La respuesta, al menos para quienes firmamos esta nota, es tan contundente como la anterior: No. Sobre todo por los gestos y algo más que gestos -probablemente forzados por su alianza de gobierno- que Macri nunca tuvo. Desde haber recibido a un grupo de organismos -claramente alineados políticamente-, hasta por la designación de su Secretario de Derechos Humanos. Nos guste más o menos, Pietragalla está lejos de ser Avruj.Alberto Fernández se metió en un lío. De los dos grupos de organizaciones de derechos humanos, algunos integrantes de la Mesa de Organismos, el bloque más cercano  políticamente al gobierno, le han salido al cruce con mayor

La principal referente de las Madres de Plaza de Mayo expresó su repudio a las declaraciones del Presidente Alberto Fernández, quien dijo el viernes pasado durante un acto en Campo de Mayo que “toda la Argentina debe dar vuelta una página que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos”. En diálogo con La Retaguardia, Cortiñas dijo que “no podemos aceptar dar vuelta la hoja ni cerrar la exigencia de que se abran los archivos y que nos digan qué pasó con todos y cada uno de los desaparecidos”. Además, le pidió una rectificación pública. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 Fernando Tebele ✍ Redacción  👉 Fernando Tebele/Eugenia Otero📷 Foto 👉 Archivo La Retaguardia/Natalia Bernades Nora Cortiñas dio su opinión respecto de las polémicas declaraciones del Presidente de la Nación, Alberto Fernández. Como cada vez que lo hace, sus palabras tienen el respaldo de su ética y la autonomía necesaria que le permite, en este caso, calificar con dureza las definiciones del presidente. “Yo lamento y rechazo totalmente todas las expresiones del Presidente. No tenía ninguna necesidad de expresarse así, por obligación, por eso pienso que es un negacionista y lo lamento mucho. Además, según él, tenemos que dar vuelta la hoja y dar por muertos para siempre a nuestros detenidos/desaparecidos, cuando costó más de 40 años la lucha. Yo creo que como nunca el Señor Presidente participó en ninguna actividad en defensa de los derechos humanos, desde luego será un buen abogado laboralista, pero nunca lo hemos visto ni hemos compartido ninguna actividad en defensa de los derechos humanos. Además, no tenía ninguna necesidad de dar esas expresiones en el acto con los militares que lo muestran a cara descubierta”, aseguró Cortiñas. La referente principal de las Madres de Plaza de Mayo, integrante de la Línea Fundadora, expresó también: “En nombre de las Madres, que seguramente todas pensamos igual, no podemos aceptar dar vuelta la hoja ni cerrar la exigencia de que se abran los archivos y que nos digan qué pasó con todos y cada uno de los detenidos/desaparecidos. Y que los jueces, en lugar de pelearse por un salario, abran también los archivos y digan a quienes entregaron con falsas adopciones a los bebés de las embarazadas y cautivas durante el Terrorismo de Estado. Hay mucho todavía y según el Presidente quería dar todo cerrado y quedarnos en nuestra casa a rezar y llorar y no molestar. Lamento mucho y repudio. Hay que seguir andando porque nadie puede quedar en silencio ante estas declaraciones”. Consultada por La Retaguardia acerca de si aceptaría disculpas del Presidente, Cortiñas aseguró que: “Tendrá que hacer una rectificación pública y además quiero agregar que no hay posibilidad de reconciliación con los genocidas. Acá hubo genocidio y no tiene más reparación que la justicia, Además quiero decir que cuando le dan la libertad a los genocidas como si eso borrara que están desaparecidos los desaparecidos que ellos desaparecieron… No vamos a dar por cerrada ninguna causa. El gobierno podrá seguir el camino que decida pero nosotros esto no lo vamos a aceptar jamás. Nunca bajaremos los brazos”, cerró. DESCARGAR

Al cumplirse once años del asesinato y desaparición de Luciano Arruga, Lomas del Mirador se convirtió nuevamente en tribuna de un nuevo pedido de justicia de familiares, amigos y manifestantes. Con una nutrida marcha desde la General Paz hasta la Plaza de Luciano, en el Barrio 12 de octubre, el grito se multiplicó por miles y colmó las calles de La Matanza. (Por Medios Alternativos, Comunitarios y Populares) ✏ Escribe👇Rodrigo Ferreiro (La Retaguardia/Radio Zona Libre) 💻 Edición 👇Fernando Tebele (La Retaguardia)Giselle RibaloffYamila Banfi (Radio Presente) 📷 Fotos 👇Laki PérezAgustina SalinasBárbara Ann 🎤 Transmisión radial 👇 Daniel Giovannini (La Colectiva)Graciela Gurvitz (La Colectiva) Fernando Tebele (La Retaguardia)Giselle RibaloffDiego Domínguez (La Colectiva)Rocio De Rose (Radio Presente) Mariana Buonomo (Radio Presente) Javier Conde (Radio Presente) Oscar Stumpf (Radio Presente) Morena Diaz Haddad (Radio Presente)María Eugenia Otero (La Retaguardia)Alejandro Volkind Radios que participaron de la transmisión: Radio Presente; La Colectiva; La Retaguardia; Radio Zona Libre. Retransmitieron FM Fribuay y FM Riachuelo Desde hace años, las marchas por Luciano comienzan en el mismo lugar. Allí, en el cruce de la Avenida Mosconi con la General Paz, en el prólogo de La Matanza y donde languidece la Ciudad de Buenos Aires, Luciano fue asesinado por la policía bonaerense, obligándolo a cruzar por la vía rápida, invitándolo a morir. Este 2020 no se escapa a la regla simbólica, y desde las 16.30 del primer sábado de febrero, las banderas, los bombos, la gente y el calor invaden el lugar, buscan la sombra y aguardan el comienzo. El agua abunda, las piernas ceden a la seducción del cordón o el pasto, y los minutos pasan. Alrededor de las 17.30 la marcha comienza, encabezada por los movimientos de Derechos Humanos y anti represivos, pero con una presencia primordial notoria: el movimiento contra el gatillo fácil, que despliega una bandera contundente: Lo mató la policía. Lo desapareció el Estado. Allí, al costado derecho, camina Nacho Levy, de La Poderosa. Exclama y reafirma: “No fue una muerte, fue un asesinato. No están en la cárcel los responsables, y Luciano tampoco puede estar acá. Fue un crimen de Estado, que mantuvo a la familia y a los amigos buscándolo por cielo y tierra durante años. En esa búsqueda, llenaron de conciencia a un montón de pibes y pibas. La memoria, la verdad y la justicia son tan importantes en democracia como en dictadura”. El ingreso formal a Lomas del Mirador del camión/escenario que eleva el sonido se realiza atravesando un pasacalle que señala claramente al máximo responsable político del asesinato y la desaparición de Luciano: Fernando Espinoza, actual intendente de La Matanza. A esa verdad colgante le siguen otras cuatro, distribuidas paciente y estratégicamente a lo largo de todo el camino que lleva hasta la Plaza Luciano Arruga, donde finalizará la procesión. Desde los parlantes, se escuchan las voces de tres militantes de Familiares y Amigos de Luciano Arruga, quienes acompañan a Vanesa y a Mónica en este camino de búsqueda de verdad y justicia. Se lee el comunicado redactado para la jornada del 31 de enero en la Plaza de San Justo, una radio abierta frente al municipio, que vuelve a señalar las responsabilidades del actual intendente, acción que se cruza con los pedidos de agua que se intensifican desde las veredas: el calor es sofocante y el camión tiene varias botellas que se van distribuyendo a cada costado. A medida que la marcha avanza por Avenida Mosconi hacia el oeste, y llegando a la mitad de su recorrido, las paredes y los palos de luz, de cable, de teléfono, ofician de medios de comunicación alternativos. Los que abundan son escritos contra la policía, otros recordando a Luciano, y aquellos que intentan refrescar la memoria de los vecinos. Pero no son los únicos: también aparecen graffitis feministas, en apoyo a la rebelión popular en Chile, y otras luchas que son representadas con originalidad. La vista desde el camión es fascinante: cientos de banderas, miles de personas gritando, cantando, con una mixtura infinita de sensaciones. Hay lágrimas, sonrisas, abrazos, sudor. De ese modo, se escuchan con atención las palabras de Julio Avinceto, de Hijos La Plata, que narra prolijamente el proceso de Jury de enjuiciamiento que la familia de Luciano está llevando a cabo contra el Juez Gustavo Banco y las Fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas Martín, funcionarios de la causa en los primeros cuatro años en los que la carátula fue, inexplicablemente (o no tanto), “Averiguación de paradero”. Voces de la caminata “Analía Costilla lo asesinó de un disparo en el tórax. Y aún sigue trabajando de policía. Es un peligro”. Las palabras de Grisel Medina, que lleva un cartel con el rostro de su compañero Hernán Gómez, asesinado por la policía el 16 de noviembre de 2018 en Zavaleta, son una gota más en el inmenso mar de la represión estatal y la impunidad judicial existente en el período democrático. Ella camina, junto a otros y otras que año tras año se acercan a la jornada por Luciano a difundir su caso y a apoyar otros similares. Horacio Cagliero, papá de Diego, es un ejemplo más de la sistematicidad represiva: “La policía empezó a tirar. Le pegaron catorce tiros a la camioneta, sin preguntar. Así mataron a mi hijo, y su amigo no murió de milagro. Por suerte el que disparó está preso. Pero lo conseguimos luchando contra todo”. En una panorámica, los nombres se multiplican: Montecinos, Danilo Sansone, Gabriel Eiriz, Masacre de Monte, Masacre de Pergamino, Paly Alcorta, Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Daniel Solano. Sin embargo, la enumeración es arbitraria, injusta y quimérica: los casos son tantos que nunca se abarca el todo. Alrededor de las 18 la marcha llega al cruce de las Avenidas San Martín y Mosconi, epicentro del barrio. El sol, a esa altura, comienza a ser piadoso. El camión se detiene, y la gente descansa. Como hormigas, se ve el trabajo de los y las periodistas de medios alternativos, que por primera vez centralizaron la transmisión en vivo en el Espacio Luciano Arruga, armando una base radial allí. Se aprovecha el parate

El 7 de diciembre de 2019 en la villa 21-24 de Barracas, Nahuel Acosta fue asesinado por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Eva, amiga y compañera de Mónica Mendoza, madre del joven, dialogó con Matías Bregante, Natacha Bianchi y Rodrigo Ferreiro en el programa Hora Libre. (Por La Retaguardia) 📝 Texto 👉 Rodrigo Ferreiro📝 Edición 👉 Pedro Ramírez Otero 🎤 Entrevista 👉 Matías Bregante 👉 Natacha Bianchi 👉 Rodrigo Ferreiro📷 Foto Portada 👉 Organizaciones Barriales Al momento en que la bala alcanzó su espalda, Nahuel tenía 18 años y vivía en un barrio acostumbrado diariamente a la represión estatal, en todas sus formas. La Zavaleta, nombre con el que se conoce a la 21-24, es la villa más grande de la Ciudad de Buenos Aires, y la que mayor cantidad de población aloja. Allí, en septiembre de 2013, mataron al niño Kevin Molina, ante la zona liberada y la inacción de la Prefectura. En ese lugar, agentes de las fuerzas de seguridad torturaron con un simulacro de fusilamiento a dos adolescentes, al borde del Riachuelo. Y la lista es larga, incluyendo jóvenes que tuvieron que irse por denunciar a la policía y recibir amenazas, y un fotógrafo de la organización barrial La Poderosa que fue detenido por intentar obtener un testimonio fotográfico de la arbitrariedad del Estado, cuando ingresó a su casa de prepo luego de balear sin permiso las paredes de su barrio. Vecinos y vecinas, desde hace un tiempo, tomaron la decisión de organizarse y controlar a las diferentes policías. Porque Zavaleta tiene ese privilegio: sus calles están habitadas por Prefectura, Gendarmería y la Policía de la Ciudad. Un ejército de ocupación. “El policía sigue en funciones aún hoy, después de haber asesinado por la espalda a Nahuel”. Eva es contundente. El policía es Daniel Alejandro Lucero Quiroga. Él, el 7 de diciembre de 2019 alrededor de las 6.45 disparó la espalda de Nahuel Acosta. “Me enteré por mi hijo, amigo de Nahuel. Me llamó, y cuando llegué ya estaba Mónica, la mamá. Nadie explicaba nada, a ella le avisaron vecinos del barrio, nadie de la policía ni de la justicia”. El relato de Eva confirma una constante en los casos de Gatillo Fácil: el Estado mata. Pero no una sola vez. “En un momento, como tres horas después del asesinato y aún con el cuerpo de Nahuel en el piso, me acerco a los funcionarios y les digo que estaba la madre, que necesitaba que le cuenten qué había pasado. En ese momento, se acerca el Fiscal de turno y la lleva aparte a Mónica. Le dice que fue un enfrentamiento. Nosotros sabemos que es mentira, los vecinos escucharon solo un disparo”. Las palabras de Eva aclaran dos certezas típicas de la represión estatal: el armado de un escenario para argumentar una legítima defensa inexistente y la complicidad judicial. Cuando la policía gatilla, todo el engranaje estatal se organiza para que la impunidad se corporice. Para la familia de Nahuel, sus amigos, vecinos y vecinas que acompañen, comienza el camino de la búsqueda de justicia. “Como ahora está la feria judicial, tenemos que esperar”, agrega Eva. El caso quedó a cargo del Juzgado Nacional en lo Correccional y Penal N°19, comandado por Diego Slupsky. Ese juez, quien instruye, dará intervención a la Fiscalía. Pero aún no han notificado absolutamente nada. “Los vecinos y las vecinas reaccionaron muy mal. Les tocó muy de cerca, Nahuel era muy querido, era un pibe muy social”, prosigue Eva. Y concluye. “Nos estamos organizando, ya nos reunimos cuatro veces con organizaciones barriales y la familia, y el 8 de febrero vamos a hacer un mural en el barrio para que nadie se olvide de Nahuel”. DESCARGAR

El gobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, anunció este viernes, después de las 21, que enviará a la legislatura el próximo lunes un proyecto para derogar la ley 9209 y dejar “en plena vigencia la ley 7722”. (Por La Retaguardia) El anuncio del gobernador de Mendoza sorprendió a los y las mendocinas. Ayer, Suárez habian anunciado la suspensión de la reglamentación de la ley que habilitaba el ingreso de las mineras a la provincia. Por la noche, otra gran movilización ganló las calles de Mendoza y ahora llegó este anuncio.Desde las Asambleas y demás organizaciones en lucha, muestran todavia cierta desconfianza por tantas idas y vueltas del gobernador recien asumido, y por los intentos permanentes para modificar la ley 7722, que protege el uso del agua e impide la utilización de sustancias contaminantes imprescindibles para la minería a cielo abierto. En Mendoza se mantienen convocatorias para manifestarse. Domingo 29/12, marcha nacional por el agua!!! BANDERAZO!!! 19hs Km0 de Ciudad #ElAguaDeMendozaNoSeNegocia#YoApoyoLa7722 El 29/12 en Plaza Marcos Burgos y marchamos a Ciudad! Convocatoria a las 17:30hs con velas y banderas!