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Gabriela Torres: “es tremendo pertenecer al negocio de la música”

Por LR oficial en Arte y Cultura, Gabriela Torres

(Por RNMA) En una de las emisiones del Enredando Las Mañanas, nos visitó Gabriela Torres, que se presentará el próximo viernes para cerrar el ciclo Viaje en Solitario, donde se sube al escenario de Circe con su guitarra y su voz para celebrar los 15 años de la salida de Círculos de Fuego. Con un clima distendido y relajado, Torres contó por qué no quiere saber nada con la industria de la música y le puso música en vivo a la mañana. Dice que nunca fue una cantora de tangos pero, casi al mismo tiempo, anuncia que en su próximo disco retorna a ese ritmo en el que se siente tan cómoda, con un disco homenaje a los hermanos Expósito, nos contó después.


—Enredando las mañanas: A mediado de los ’90 te conocimos cuando alguien nos acercó Flores profanas. Pensé que iba a escuchar un disco de rock, y me encontré con uno de tangos. Me pareció que eras la más rockera de las tangueras. ¿Hoy sos una cantora de tango?

—Gabriela Torres: Nunca lo fui. Por ese disco es que yo termino firmando contrato con una multinacional. En ese la multinacional no le dedicaban demasiada atención y dinero a los artistas que no hacían una música mainstream. Tuve la suerte de entrar a la BMG bajo el ala de Afo Verde. Es un tipo visionario en el mundo del business, del negocio de la música, porque la música adentro de las discográficas es un negocio. Es tremendo pertenecer a eso, yo me fui de la industria hace rato. Ya ni siquiera presento mi disco en los Premios Gardel, no quiero tener nada que ver con la industria de la música.

—ELM: No sé si estarías acá si no fue así, porque nosotros intentamos hacer el mismo camino desde la comunicación.

—GT: Me parece perfecto, porque es patético. Igual, aprendí un montón. A Afo le estoy eternamente agradecida porque me contextualizó la carrera. Yo estaba con unos pelos largos, plataformas, minifalda, le regalo el disco —lo conocía desde hacía tiempo—; él me mira y me dice: “¿vos hacés tango?”. Me dio la tarjeta y me dijo que lo fuera a ver. Me propuso hacer un disco de tango pero no de covers, porque “Después de Goyeneche, ¿quién más va a aportarle al tango?”, y yo pienso exactamente igual. “Hagamos un disco de tango, milongas, valses, que yo se lo pueda mostrar a mi tío de 60 años y que piense:  un tango nuevo que parezca hecho antes”, con la temática actual sin caer en paparruchadas.
Era un desafío alucinante, pasamos por mil instancias. Me dedico mucho a este disco. Vengo acá también para contar que el viernes 10 de octubre estoy cerrando un ciclo que hice desde marzo en CIRCE Fábrica de Arte, en Córdoba 4335, en Palermo, en donde le hago como un homenaje, porque ya pasaron 15 años de este disco que se llamó Círculos de fuego. Pasamos mil instancias muy divertidas, da para tres charlas contarte la cantidad de gente que vino a acercarnos material, gente muy conocida, cosas tremendas.

—ELM: Alguna contá…

—GT: No, no quiero herir la susceptibilidad de nadie. Pero eran temas como para decir “No me podés hablar en serio, que quieras que yo grabe esto”. Hay cosas que parecían jotas. En ese momento mi marido era Lito Vitale y me dijo que no entendía por qué no estaba haciendo él música para que cantara yo. Lo llamó a Lucho González que estaba en Perú, yo llamé a Adrián Abonizio: “tengo que grabar esto”, “No, boluda, ¿tango? Ya se escribió esto”. Y se armó ese trío tremendo, Adrián con las letras maravillosas, con una poética alucinante.
Hoy me siguen cayendo fichas de las imágenes. Es un disco en el cual se terminaban los temas y los grababa. Fue un disco que quedó muy inmaduro para mí interpretativamente.

—ELM: ¿En ese disco está Nunca más? No sé si no es el único tango que refiere al Terrorismo de Estado…

—GT: Por lo pronto fue el primero. El disco salió a fines del ’97 y Afo lo quiso reeditar en el 98. También hay una versión muy copada de un tema de Flavio Cianciarulo, que se llama Los inútiles. El tango Nunca más surge porque en ese momento estaba Emilio Alfaro con un proyecto que estábamos empezando a ensayar porque venía el fin de siglo. Iba a contar la historia del siglo a través de la música, a través del tango, con tres cantantes; a mí me tocaba interpretar la parte nueva. Y para hablar del acontecimiento trágico de la dictadura, Emilio necesitaba un tema, y no había. Entonces, juntamos a Iván Noble a escribir la letra e hicieron este tema. Es hablar de algo que se podía caer en lugares muy bajos ¡Qué manera de decir las cosas con tanta fuerza y tanta poesía! Impresionante. Iván Noble es coautor con Abonizio, y música de Lito y de Lucho. Iván había sido fan del disco en su primer lanzamiento, fue feliz de participar. De hecho, fue invitado permanente de los ciclos que hacía en el Club del Vino presentando el disco. Y cuando viene a grabar empezó a cantar “Luz de tiburón…” con una voz impostada, y Lito le dice: “Noble, cantá como cantás vos, no queremos a Jairo”, porque se cuidaba de no romper la voz. Es todo muy lindo lo que tiene que ver con ese disco.

—ELM: Cuando pensás en un show en vivo, para quien está acostumbrado como vos a andar tocando y a hacer ese tipo de ciclos, ¿cómo hacés para que no se te pierda la magia de la cosa única e irrepetible que se da?

—GT: Yo soy alguien que deja muchísimo librado al azar lo que pasa en el momento. Armo una lista de temas y la respeto, pero todo eso está sujeto a un clima que es único e irrepetible, que se genera desde la conmoción con las cuarenta o cincuenta personas que están en un lugar tan pequeñito como Circe, que permite esa cercanía de verles las caras y ver qué feedback hay con lo que vos estás haciendo.
Y, por otro lado, en un ciclo tan largo (diez show), haciendo más o menos la estructura parecida, ir cambiando, ir agregando todo el tiempo cosas. Tomé como columna vertebral del armado de temas muchos de los temas de Círculos de fuego, pero después le fui poniendo y sacando temas de todos mis discos.
Hice seis discos, Ningún lugar es el último, de 2012. Ahora estoy craneando el próximo que voy a grabar este verano. Vuelvo al tango. Voy a hacer un homenaje muy merecido a quien fue mi maestro y amigo, Virgilio Expósito.

—ELM: Virgilio ponía voz en Flores profanas.

—GT: Sí. Y hay un pedacito de eso mismo que extrajimos y está en uno de los temas de Ningún lugar. Tuve la suerte enorme de acercarme muchísimo a él. Fue mi amigo los últimos años de su vida. Se fue muy rápido el viejo, lo que pasa es que la vivió a pleno. Un groso. Para los jóvenes que pudieran no conocerlo todavía, lo más conocido de él es Naranjo en flor. O Vete de mí, de la que hizo una versión histórica el cubano Bola de nieve. Y a través de él, después Caetano Veloso hizo una versión muy bella también, siempre creyendo que era de Bola de Nieve; después le contaron que era de dos argentinos.
Los hermanos Expósito fueron unos autores y compositores de vanguardia, eran unos zarpados para esa época. Los que son jóvenes ahora creen que los tangueros nacieron pelados y con panza, y no, eran unos chabones que se ocupaban de traer lo más nuevo en ese momento. Y lo más nuevo en ese momento, desde la mano de la poética de Homero Manzi, era acercar los poetas malditos. El tipo era un fanático de Baudelaire, de Rimbaud.

El aplauso

Gabriela contó que muchas veces le sucede que los aplausos, en general esperados por el público, rompen con el clima que trae la música: “Tenía ganas —y lo voy a hacer en algún momento— de hacer un show y pedirle a la gente que no aplauda hasta el final. Porque si no, muchas veces uno comete un sacrilegio, que es armar una lista de temas, un clima, pensando en la devolución que el aplauso te da. Y hay veces que hay temas que no dan para aplaudir, que dan para poder quedar flotando en la atmósfera que uno intenta meter. Porque el aplauso es muy demagógico también”.
Se entusiasmó contando que le pidieron autorización para hacer una versión griega de su tema A dos orillas (que cantó en vivo y está en el audio que acompaña a esta nota) y volvió a tomar la guitarra para un cierre musical que sirve para entender cómo es el ciclo que termina este viernes y por el que pasaron Omar Giammarco, Cucuza Castiello, Calorina Peleritti, Malena Muyala, de Uruguay, Facu Guevara.
“Este viernes está Raly Barrionuevo, un amigazo hermoso que conocí gracias a ese disco, porque los dos en ese momento éramos aristas de BMG y nos mandaron en un micro junto a un montón de folcloristas a hacer una gira nacional. Pegamos un ondón que sigue hasta hoy”, dijo, mientras se iba con la misma sonrisa con la que había entrado.

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