El trato a los presos y sus familiares, la verdadera emergencia del servicio penitenciario
Por LR oficial en carceles, Justicia, Violencia institucional
En los últimos días se produjo un motín en un penal de Tandil, en el que los presos reclamaban que no les dieran comida en mal estado y dejaran de cobrar las visitas a sus familiares. La Retaguardia habló con la hermana de uno de los internos, que describió los castigos extra que reciben detenidos y familias. (Por La Retaguardia)
No es habitual que en La Retaguardia obviemos citar con nombre y apellido a los entrevistados. Este caso es una excepción. En diálogo con una joven que tiene a su hermano dentro del penal de Tandil. que nos pidió reserva de sus nombres, pero que nos consta es una historia real, ella pudo contar las penurias y maltratos a los que son sometidos los familiares y los mismo presos. Son historias que se repiten sistemáticamente, como ya contamos con el caso de la madre que aún no pudo recuperar el cuerpo de su hijo asesinado antes de fin de navidad.
El motín comenzó el martes 5 de enero por la mañana en el pabellón 1 de la unidad penitenciaria 37 de Barker, en Tandil, provincia de Buenos Aires. “Ellos pedían que dejen de darles comida en mal estado, porque les daban comida podrida; estaban pidiendo que el servicio penitenciario no cobre las visitas, porque estaban teniendo visitas que tenían que pagar, obligaban a que la familia ingrese dinero para pagarles a los penitenciarios. Hay muchos detenidos que están lejos, como en el caso de mi hermano, yo vivo en Buenos Aires y él está en Tandil así que nosotros tenemos que mandarle encomiendas porque no podemos viajar siempre, pero para que ingrese la encomienda tenemos que pagar al servicio penitenciario. Tampoco sacaban a quienes estaban para salir a sanidad, a los que estaban enfermos no los sacaban al hospital. Había muchas peleas, en la última visita que fue para Navidad hubo un muerto por un problema con el servicio penitenciario, y nadie reclamó a ese muerto porque lo sacaron como un NN. Murió por una pelea en la visita antes de Navidad que se provocó por el hambre que hay ahí, por peleas que los mismos penitenciarios generan y terminan matándose pobres contra pobres. Ellos sabían que esa persona no recibía visitas, que era un chico que no estaba atendido, lo sacaron como un NN y nadie lo reclama”, detalló la joven, hermana de uno de los detenidos en Barker, en diálogo con La Retaguardia.
“Mi hermano tiene una condena de 5 años, pero no lo llevaron a juicio. Ahora tiene 23 años y está detenido hace 3. Él estaba cansado de que lo sacaran de traslado y que lo lastimaran en los camiones. Se cansó de que lo lastimaran, lo robaran, lo golpearan y le dijo a la jueza que no quería que lo traigan más a declarar y que no lo llevaran a juicio porque quería quedarse en un lugar fijo porque sabía que peligraba su vida. Entonces la jueza le hizo firmar un abreviado y mi hermano está cumpliendo esa condena de un abreviado”, relató la joven.
La tortura de la distancia con la familia
Su hermano se encuentra en Tandil y su familia en Buenos Aires en el marco de una práctica habitual del sistema que traslada a los detenidos a unidades penitenciarias lejanas a sus hogares de origen: “a nosotros nos tendrían que facilitar dos pasajes por mes y ahora este último tiempo hacía 2 meses que no nos los facilitaban. En este último tiempo, los pasajes están 800 pesos ida y vuelta, nosotros más o menos tenemos que contar para ir 2000 pesos de viaje porque después allá no tenés nada para moverte, tenés que pagar pensiones, te roban en las pensiones… eso mismo también lo maneja el servicio. Es bastante complicado porque mi hermano tiene una nena de 3 años y se complica porque a la nena no se la podemos llevar y nosotros como mujeres a veces tenemos miedo por las cosas que pasan. Ellos lo que buscan es aislarlos de las familias”, expresó la hermana del detenido.
Respecto a cómo continuó el motín en el penal, la joven expresó: “llegó el jefe de penales de ‘los campos’, como le dicen porque es Barker, Azul y Batán que es Mar del Plata también. Él dijo que no estaba enterado de nada y entró a dialogar con ellos, que le explicaron por qué era su reclamo, que de ninguna manera se querían fugar, ni atentar contra nadie, sino que lo que ellos pedían era que los trataran como seres humanos, porque a pesar de que están detenidos son seres humanos. Dialogaron y les garantizaron que nadie iba a salir de traslado, porque les habían dicho que iban a trasladarlos del pabellón 1 a Bahía Blanca y Chaco; les dijeron que querían solucionar los problemas pero que querían que parara el estado público que había tomado la noticia, porque había salido en los noticieros, porque ellos mismos filtraron videos de lo que estaba pasando y el servicio penitenciario les pidió que pararan con hacer público todo”.
“Pude hablar con mi hermano –continuó– y me contó que relevaron del cargo al jefe del penal y a otra gente del servicio. Ahora la situación es que las cosas más o menos se están acomodando”.
Situaciones como las que viven los presos del pabellón 1 de la unidad penitenciaria 37 de Barker se repiten en cada uno de los penales del país sin que ninguna autoridad tome medidas concretas para revertir estas violaciones a los derechos humanos de las personas privadas de su libertad. Eso sí, la emergencia del sistema penitenciario se declara porque tres condenados por un triple crimen, vinculados a la política y la policía, se fugan.