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Posponen un juicio contra efectivos del COT en Tigre

Escrito por el agosto 3, 2017



Se va a iniciar un juicio a dos integrantes del Centro de Operaciones de Tigre (COT), uno de ellos policía. Estaba previsto para los días 2 y 4 de agosto, pero por la renuncia de la defensa de uno de los acusados, se debe reprogramar la fecha, hasta ahora no definida. Los acusados de lesiones graves son Héctor Sosa y Gustavo Castillo, que golpearon a un repartidor de harina en plena calle luego de una discusión en octubre del año pasado. El damnificado es José Ojeda. Héctor Sosa, uno de los atacantes, es ex policía y entre 1999 y 2006 cometió tres fusilamientos. Lo explicó la abogada de CORREPI María del Carmen Verdú en el programa Otras Voces, Otras Propuestas. (Por La Retaguardia)

Foto: captura del video del ataque

“El 13 de octubre de 2016, José Ojeda trabajaba en una empresa distribuidora de harina. Su tarea era cargar las bolsas de harina en una camioneta, manejar la camioneta y descargarlas en los distintos clientes de la empresa. Es una firma que está en Benavídez frente a una estación de servicio y tiene un gran playón con salida a la calle. Los policías estacionaron el móvil 183 del COT bloqueando la salida del garaje de esta empresa. José tenía que salir con su camioneta y se acercó a pedirles que le corrieran el patrullero para poder salir. Ahí se produce el intercambio de palabras donde los policías le contestan de muy mala manera, José los increpa, les reclama, les dice ‘estoy trabajando, tengo que pasar’. ‘¿Ah, sí? Maniobrá por la vereda, ya vas a ver, chocame, no sabés quiénes somos'”, explicó la abogada sobre las amenazas de los efectivos. “Cuando José se da vuelta enojado para entrar a la oficina a explicarle al patrón por qué no podía salir, siente que lo toman de atrás. Le rompieron la camisa del tirón que le dio en ese momento Héctor Eusebio Sosa, que lo agarró del cuello y empezó una feroz paliza que terminó con José con el fémur fracturado. El fémur es uno de los huesos largos más fuertes del cuerpo. Normalmente, cuando uno se cae se rompe la tibia o el peroné. Le rompieron el fémur de una patada con el borcego de policía”, señaló Verdú. Sobre las consecuencias del episodio, explicó: “Se acercaron otros trabajadores para intentar controlar la situación, un transeúnte que era vecino y lo conocía, y terminaron todos en la comisaría de Benavídez acusados por atentado y resistencia a la autoridad. Primero tuvimos que sacarlos a ellos en libertad. Sin embargo, un muchacho que pasaba por la vereda de enfrente, que no sabía quién era quién, vio la escena y se puso a grabarla con el celular”. Ese video fue una pieza fundamental para ayudar al caso: “Cuando llegó a la casa, se la mostró al papá, que cuando vio la grabación dijo ‘¡Pero ese es José, el de la fábrica de harina!’, porque lo conocía del barrio. Al reconocerlo llamó a la casa, se enteró que estaba preso, se contactó con otro vecino, el empleado de la estación de servicio de enfrente, y subieron el video a las redes sociales. Cuando lo subieron a las redes sociales, nosotros reconocimos a Héctor Eusebio Sosa, al que le venimos siguiendo la pista hace 18 años cuando fusiló al Frente Vital”, recordó Verdú. Sobre la figura penal que le aplican a los efectivos, detalló: “Cuando le causás un daño físico que no provoca la muerte a otra persona hay tres posibilidades. El básico, es lesión simple que se cura en menos de un mes. La lesión grave provoca una inhabilidad laboral de más de treinta días o afecta de manera permanente algún órgano, función o debilita un miembro. En este caso, se trata de una fractura de fémur que requirió varias operaciones quirúrgicas, que le ha dejado una renguera, que no puede correr como antes. Por eso, los médicos forenses lo calificaron de lesiones graves. La tercera opción, ya es gravísima que implica cuando uno pierde un órgano o un miembro. Si te amputan una pierna, un brazo o te quedás ciego”, explicó. Además, “a estas lesiones graves les tenemos que adicionar otro agravante que es que Sosa integra una Fuerza de Seguridad. Su defensa dice que él ya no es más policía, sino inspector municipal. Para este tipo de iniciativas, contratan policías civiles que son siempre ex policías, son los que manejan. Obviamente, Sosa no iba armado, pero el que realiza el ataque y le rompe la pierna, que lo interpela, le pide el documento y le dice que lo va a llevar preso, es Sosa”, denunció Verdú.
Sobre los componentes del juicio, contó: “Hay testigos que vieron lo que sucedió y algunos policías que aportó la defensa que dicen que José se abalanzó sobre Sosa y le pegó. Sosa después hizo un circo apareciendo en una foto todo lleno de cables en un sanatorio, decía que tenía un problema cardíaco, que lo habían golpeado y con la ministra Bullrich parada al lado de él que lo fue a saludar”.

Héctor Eusebio Sosa y sus tres fusilamientos

“En el caso del Frente, Sosa fue absuelto después de un larguísimo proceso y de una manera escandalosa. Hubo dos juicios. El primero fue una farsa sin pruebas, un juicio abreviado en que el Tribunal lo absolvió sin realizar siquiera la audiencia. Logramos la nulidad de esa absolución, casualmente con este mismo Tribunal N°3, donde también de manera increíble, un caso que no había manera de que pudiera zafar. El pibe estaba debajo de la mesa de una cocina cuando recibe los cinco disparos. Una de las balas le atraviesa la palma de la mano, entra por el pómulo y sale por la base del cuello. No necesitás ser perito para darte cuenta de que el muchachito de 16 años estaba acurrucado con las manos adelante de la cara, con la palma hacia afuera gritando ‘¡No me mates!’, que es lo que escuchó su compañero casualmente asesinado en una comisaría tiempo después”, relató Verdú. “Sin embargo, Sosa fue absuelto. Los otros dos casos eran, en un mismo hecho, dos pibes que iban en moto contra los que disparó siete veces. Le metió cuatro tiros a uno y tres al otro. En esa causa, ni siquiera se pudo llegar al juicio oral. Fue sobreseído durante la instrucción con el típico argumento de la legítima defensa porque, por supuesto, apareció un arma plantada y no lo pudimos demostrar a pesar de que la mirabas y te ladraba”, ironizó.

Sin grieta: dilaciones y complicidades para la Policía

Otra vez sopa, expresó Verdú para referirse a la postergación del juicio: “Menos de 24 horas antes de comenzar el juicio contra el inspector Héctor Eusebio Sosa, el de la larga historia y los múltiples gatillos, y su camarada, el sargento Gustavo Leonel Castillo, recibimos la noticia de que se suspende el debate. Cuando la causa se eleva a juicio, hay una audiencia preliminar en la que discuten el Tribunal y las partes cuánto va a durar el juicio, cuántos testigos, si hay posibilidad de soluciones alternativas, etcétera. En esa audiencia en febrero se postergó el juicio porque cambió la defensa de Castillo, que ahora tiene un defensor oficial. El nuevo abogado dijo que no conocía la causa, y eso nos hizo perder un montón de tiempo. Por eso, recién tenemos fecha ahora. Hoy, cinco minutos antes del cierre de las puertas de Tribunales a las 14 horas, la defensa de Sosa presentó su renuncia”, aseguró. “El Tribunal dio intervención al defensor oficial que dijo otra vez lo mismo, que no podía ir a un debate de hoy para mañana cuando acababa de enterarse que es el defensor. Ni siquiera hemos recibido una notificación oficial. Afortunadamente hubo una pequeña fisura por donde nos llegó el rumor, estas cosas de que uno conoce personal de maestranza de tribunales, cafeteros y cosas por el estilo. Empezamos a mover cielo y tierra hasta poder comunicarnos con el Tribunal por teléfono y la secretaria nos confirmó que se suspendía y que ya van a fijar nueva fecha”, explicó Verdú. “Nosotros vamos a realizar mañana una presentación exigiendo que se realice en el curso de este mes como mínimo. De lo contrario, sería un escándalo: es muy significativo que esto ocurra doce días antes de las PASO cuando estamos diciendo que el COT es la policía de Vidal y Massa”, advirtió.

¿Quién defiende a los policías?

“El defensor de la policía es, en general, de uno de dos tipos: o es el propio ministerio de Seguridad a través de los policías abogados de planta. Que los pagamos vos, yo, la mamá de los chicos fusilados o el pobre José Ojeda que está al día con todos sus impuestos; o son grandes estudios ultraprestigiosos de abogados carísimos y uno no sabe de dónde sacan guita un cabo o un sargento para pagarle a Argibay Molina, a Cuneo Libarona, al abogado de Maradona o Moria Casán”, planteó. “La otra noticia que tuvimos esta semana es que logramos el procesamiento por homicidio agravado por la condición de policía de Adrián Otero, el policía del cuerpo de Bomberos de la Ciudad, por el fusilamiento de Cristian Toledo, el chico de la villa 21 24. Es el primer procesamiento contra la Policía de la Ciudad. El defensor de Otero, es el mismo que defendió a Rodríguez Larreta en aquella causa por peculado que tuvo en 2007 cuando era titular de una oficina vinculada con la venta de inmuebles del gobierno de la Ciudad”, señaló Verdú.

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