Oscar Delgado detenido en Alto Comedero: «Intentan imponer una democradura»
Por LR oficial en Derechos Humanos, Medios, Nacionales, Represión del día, Violencia institucional
Lleva 7 días detenido junto a dos trabajadores del Ingenio La Esperanza y el hijo de otro laburante. Es integrante de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredez), un organismo de derechos humanos de la provincia. Es un comunicador popular, integrante de la Red Nacional de Medios Alternativos. Charló esta tarde con Fernando Tebele y María Eugenia Otero. Mañana sería liberado y, de ser así, solo restaría que salieran las otras tres personas detenidas. Este jueves a las 11 habrá una marcha a la Casa de Jujuy en Buenos Aires para exigir la liberación. (Por La Retaguardia)
21de los 25 de esos detenidos fueron liberados, pero Delgado, junto a otras 3 personas, Sergio Juárez, secretario general del gremio azucarero; Néstor Bautista, secretario general; y el hijo del trabajador Roberto Molina, continúan presos en la Unidad 7 de Alto Comedero. Delgado habló desde prisión con Fernando Tebele y María Eugenia Otero para La Retaguardia y contó que le habían comunicado su libertad que, al cierre de esta nota, no se había concretado aún: “Hace una semana estoy preso. Hoy me informaron, desde el juez Isidoro Cruz, que se liberaba el cese de detención. Hay que cumplir las formas. Nos trasladaron hasta el centro de San Salvador de Jujuy para informarnos eso y nos volvieron a traer a la penitenciaria para esperar los papeles para poder liberarnos. Estamos a la espera de eso. Es lamentable que tengamos que vivir esto en una democracia”, lamentó el integrante de CAPOMA.
-La Retaguardia: ¿Hubo irregularidades en las detenciones y en el traslado al penal de Alto Comedero?
– Oscar Delgado: A los 25 presos que fuimos trasladados desde San Pedro, a la madrugada, nos hizo rememorar a épocas muy oscuras. Nunca nos informaban de lo que estaba pasando. Fuimos cargados en un camión furgón, prácticamente como animales, y con gente herida. Solo 2 o 3 tendrían entre 30 y 40 años, el resto eran personas de más de 50 y 60 años. Muchos golpeados y heridos, especialmente el caso del señor Arroyo, que tiene artritis. Estaba herido de una patada en el ojo, tenía un corte profundo en la rodilla, pateado en las costillas y también una herida profunda en el brazo, abajo de la muñeca, donde le habían clavado las esposas. Fue un accionar violento. Todos fuimos golpeados cuando ya estábamos inmovilizados y esposados. No fue algún policía nomás. Todos los que fuimos golpeados fue en forma sistemática. Hay un aval de las partes más altas.
-LR: ¿Recibió atención médica este señor Arroyo?
-OD: Fue atendido, pero de una manera no muy seria. Se le vieron las heridas que tenía. En Jujuy le dijeron que no le podían coser el corte que tenía en la rodilla porque habían pasado muchas horas y tenía que drenar. Si lo hubiesen atendido desde un primer momento ya lo hubieran podido coser. Eso te da la pauta que no fue atendido de la manera responsable y directa que era necesaria. Incluso después tuvo que ser controlado y hospitalizado unas horas en el hospital Pablo Soria, en San Salvador. Por suerte no hubo complejidades, pero hubo momentos donde nos preocupamos mucho. Podría haber pasado cualquier cosa, una desgracia. Que la gente sea consciente de que todos los que fuimos golpeados fue cuando ya estábamos inmovilizados; estábamos esposados en el suelo y ahí fuimos golpeados.
–LR: ¿Te identificaste como integrante de la RNMA y de CAPOMA?
-OD: Totalmente. Al primer policía que se me acercó y me empezó a agarrar le dije que soy prensa de derechos humanos. Lo repetía todo el tiempo. No hubo forma. Me rodearon entre varios, me inmovilizaron y ahí recibí unos cuantos golpes.
-LR: Hubo mucha repercusión y movilizaciones por los 4 de ustedes que continúan detenidos, ¿Se enteraron de esto?
-OD: Tenemos que hacer la diferencia. El trato acá con la gente de la penitenciaria en el penal es totalmente diferente. El trato es respetuoso. En ese sentido no tenemos quejas. Hay un teléfono abierto donde podemos comunicarnos con los familiares y los compañeros. Ese es el medio por el que nos enteramos. Solamente a través de ellos.
-LR: ¿Están solos o con otros presos?
-OD: En el mismo pabellón donde estábamos los 25, ahí estamos los 4. Es un pabellón apartado de la población común. Seguimos en el mismo pabellón desde que ingresamos al penal.
-LR: Están teniendo un trato de prisioneros políticos…
-OD: Se puede decir así. Justamente desde la relación que tenemos con los sobrevivientes, con los ex presos políticos de Ledesma, de conversaciones y charlas que ellos nos cuentan de sus vivencias, nos hace revivir esos momentos. Por suerte, no en tan grave estado como esa época, pero hay algunas cosas que sí se asemejan. Es lo que no tenemos que dejar que crezca en la Argentina. Quieren tratar de instalar una enfermedad para destruir una democracia muy inestable, desigual e injusta, pero que la quieren terminar de destruir. Ha llevado muchas décadas de lucha, mucho sacrificio, mucha sangre y mucha muerte. No queremos que vuelva a suceder eso. Para eso hace falta un papel como el que han cumplido ustedes y muchas organizaciones sociales que han acompañado y difundido. Esto es una lucha por la vida y por la dignidad humana donde se escuchan todas las voces. La lucha, la tarea y la esperanza es para que no avance más la opresión, el discurso único y esta violencia que quieren instalar desde los poderes dominantes.
-LR: ¿Cómo sobrellevaste vos y el resto de los detenidos la incertidumbre del paso del tiempo continuando en prisión?
-OD: Eso es lo más feo. Esa incertidumbre de no saber qué va a pasar. Mi familia está afuera; gente que me quiere y está muy preocupada. Esta gente del poder no piensa en las distintas situaciones familiares, como en la gente grande. Yo los veía y realmente se me corría el corazón. Gente mayor que no podían pasar las fiestas con sus hijas, que por primera vez en su vida estaban en una situación así; gente que ha dejado su vida, más de 40 años, en esos campos, en esos calores y hoy sufren problemas de salud. Por desesperación salieron a la ruta, porque le deben dos meses de sueldo y no saben qué futuro van a tener. Le acortan el esfuerzo de una digna llegada a una jubilación para el resto de su vida. Eso genera una incertidumbre y un malestar muy grande. También mucha indignación. No podemos seguir por este camino. Hay que pelearla. Nadie tiene derecho a decidir por nuestras vidas. Nuestras voces se tienen que escuchar para poder construir una sociedad entre todos. No vengan con ese discurso de que somos violentos o delincuentes, porque los que tenían la posibilidad de que esto no pasara era el gobierno, tanto el provincial como el nacional. Si se abrían a un verdadero diálogo, a que se escuchen las otras voces, quizás esto no pasaba. Se cierran en imponer las cosas. Ellos tienen la única palabra y eso no es democracia. Las cosas se debaten, se escuchan todas las voces y se decide en consenso. Eso sería un acercamiento a una democracia digna. Lo que están tratando de imponer es una ‘democradura’, un barniz de democracia con acciones de dictadura, y eso ningún ciudadano ni ciudadana argentina lo tiene que permitir para que no volvamos a un pasado oscuro y tengamos un futuro con más luz. Esa es la tarea que tenemos que seguir adelante: defender nuestra vida, nuestra dignidad y nuestro destino. La difusión de las organizaciones y los medios alternativos ha sido clave para visibilizar el reclamo y acelerar lo más posible la liberación, así como también las manifestaciones en distintos puntos del país y del mundo. Gracias por la compañía y la difusión. Nos enteramos de que llegó a Europa: Francia, España y Holanda. Gratifica sentir a todos ustedes acompañando. Ya nos encontraremos muy pronto en las calles para seguir construyendo esa vida con alegría que todos queremos».
Antes de finalizar la charla, Oscar Delgado, que siempre lleva una gorra verde, explicó por qué es importante para él: «me la regaló un gran dirigente campesino de la zona, un gran amigo, un gran luchador del Movimiento Nacional Campesino Indígena, Ariel Coqueto Méndez, que falleció hace un tiempo».
Desde el penal de Alto Comedero. Delgado alzó su voz, con todo el compromiso habitual, pasando un mal momento, pero dispuesto a la lucha por venir, que aparece como más dura.