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Scilingo en la calle: no hay condena que dure mil años

Escrito por el mayo 13, 2018


Adolfo Scilingo, el genocida de la ESMA condenado a 1084 años de prisión en España por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el Terrorismo de Estado en Argentina, fue visto de caminata libre y tranquila por un pueblo en las afueras de Madrid. En conversación con Fernando Tebele y Víctor Basterra (sobreviviente de la ESMA), el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia, Pompeyo Ramos-Marrau, parte de la Asociación de Derechos Humanos de Madrid, aseguró que no es la primera salida que se le conoció al genocida, que confesó haber participado de los vuelos de la muerte y detalló su mecanismo difícil de calificar con palabras. En 2016, La Retaguardia publicó una entrevista con la fiscal de la causa ESMA en ese entonces, Mercedes Soiza Reilly, donde describía el rol de Scilingo y anunciaba que estaba cerca de conseguir el beneficio de las salidas temporales(Por La Retaguardia)

Foto: captura de pantalla del video del portal español VozPópuli.

El genocida Adolfo Scilingo fue visto caminando por las calles de un pueblo de las afueras de Madrid por el periodista Alejandro Requeijo, del medio españor VozPopuli quien lo fotografió y grabó un video donde se lo nota tranquilo. En el año 2015, al genocida se le habían otorgado salidas transitorias que él mismo había rechazado, según informó en su momento una de las fiscales del tercer tramo de la megacausa ESMA, Mercedes Soiza Relly. Aquella declaración de la fiscal estaba basada en una información que brindó el periodista Horacio Verbitsky, que reveló a mediados de los ’90 el testimonio del genocida. Verbitsky habría contado durante su declaración en el juicio que el mismo Scilingo le había comentado que rechazaba el beneficio que le habían concedido. O le mintió, o cambió luego de opinión.
Pompeyo Ramos Marrau es un militante político que debió exiliarse en febrero de 1977 a Alemania, donde estuvo 15 años, y luego a Madrid. Allí, gracias al principio de la justicia universal impulsado por su compañero de batalla, Carlos Slepoy, lograron condenar a genocidas por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en Argentina. Entre ellos se encontraba Adolfo Scilingo, sentenciado a cumplir 1084 años de prisión por el juez español Baltazar Garzón. Ramos Marrau contó que esta salida del genocida no fue la primera y advirtió que, desde hace tiempo, existe una intención de liberar a uno de los responsables de los vuelos de la muerte: “La indignación siempre está a flor de piel cuando hablamos de genocidas en general. Esto no es nuevo. Vienen intentando incluso liberarlo desde hace varios años. Esta salida transitoria no es la primera, ya tiene más de veintiseis. Hay que enmarcarlo políticamente. Los juicios contra los crímenes del franquismo han empezado a tener más envergadura. Hay más querellantes”, aportó Ramos Marrau en referencia a la participación de españoles/as en la querella Argentina que lleva adelante la jueza Servini de Cubría. En España, los sectores gobernantes prefieren hacer la vista gorda: “Yo creo que hay que darle bastante importancia a la intencionalidad política del Partido Popular, que está gobernando España, al que no le interesa en absoluto que se siga avanzando en el juzgamiento de estos crímenes. El caso Scilingo y el caso Pinochet fueron los primeros que empezaron a sentar los mojones de la justicia universal. Carlos Slepoy y otros abogados españoles lograron que un juez permeable, sensible, como fue el doctor Baltazar Garzón, tuviese el coraje para decir que España tiene competencia para que se juzguen crímenes de genocidio independientemente del lugar y de la nacionalidad. A mí me parece que esos 1084 años (de sentencia contra Scilingo) que se dictaron en el 2005 por genocidio, por la gravedad y la jurisprudencia que sienta, es aglutinadora de que no puede quedar en libertad bajo ningún aspecto. Hay que enmarcarlo en el avance que están teniendo los juicios contra los militares y civiles españoles en tiempo del franquismo”, insistió.
Pompeyo recordó la gran labor y el espíritu de Slepoy para llevar justicia a cada uno de los rincones del planeta: “Carlos Slepoy veía la transformación como generar los mejores elementos para prevenir genocidios. Era una lucha continua que no se paraba con los Scilingo, los Pinochet ni los Cavallo y compañía. Había que continuar cada día y hacer que los juzgados de cada una de las ciudades del planeta tuvieran la posibilidad de juzgar estas situaciones. Era tener atención de forma permanente a toda la población para que esto no sucediera”, relató Ramos Marrau en el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia.
Si bien opinó que el poder que tiene el Estado argentino en comparación con el español es más débil, admitió que en el caso de nuestro país “ha tenido la pujanza enorme de las organizaciones de los derechos humanos. Sin la Madres y las Abuelas esto no hubiese ocurrido nunca. La sociedad ha hecho política de estado el tema de los derechos humanos. Pero a la hora de la verdad la política determina lo que estamos viendo ahora. Es un intento tras otro para dejar en libertad a los genocidas o disminuirles la pena o darles mejores condiciones”.

-La Retaguardia: ¿Por qué pueden producirse las salidas del genocida en España?

-Pompeyo Ramos-Marrau: Scilingo tiene grado 2, está a un paso de ser grado 3. Grado 3 significa que lo van a dejar en libertad todos los días.

-LR: ¿Alguna otra instancia de la justicia puede cancelar las salidas?

-PRM: Yo creo que sí. Es importante la postura de la abogada francesa (Sophie Thonon) en el sentido de hacer conocer a la opinión pública de lo que está pasando, salir a la calle y decir que esto no puede ocurrir. Que no ocurra más. Hay que tratar de bajar eso del grado 2, que le permite salir 26 días al año.

-LR: ¿De quién depende que le cancelen el beneficio?

-PRM: La presión política es la que se impone. Todo está motivado por una cuestión política más que jurídica.

Carta en la que Scilingo ofrece su testimonio al juez Baltasar Garzón.

-LR: ¿Por qué habló Scilingo? ¿Es un traidor de sus colegas de armas, se arrepintió o pensó que iba a obtener algún beneficio de la justicia?

-PRM: Hay un poco de las tres cosas. Después de que él largó lo que largó en Argentina en el ’95, ’96, seguía sosteniendo todo lo que dijo: de los vuelos, de las 30 personas, la metodología como tiraban a la gente y demás. Incluso pensaba que iba a quedar libre. Él jugó a las tres cosas. Un poco de invento, mucho de realidad pensando que iba a quedar libre y que iba a ser para él un batacazo económico. Yo no sé si su decisión es por arrepentimiento, pero sí hubo un problema de jerarquías. Lo habían sacado del lugar de donde él estaba. También ocurría un problema familiar.

-LR: ¿Por qué se desdijo?

PRM: Cuando vio que iba a caer preso, quiso retractarse de todo.

Ramos Marrau no olvidó mencionar a uno de los grandes responsables de que Scilingo, y tantos otros genocidas más, tuvieran su merecido: “Cuando condenaron a Scilingo, una de las pruebas que llevó al Tribunal a tomar la medida de la milenaria pena fue precisamente la declaración que hicieron las víctimas, sobre todo los detenidos-desaparecidos de la ESMA. Entre ellos se encuentra Víctor Basterra. Hay que decirlo. No vino del cielo el encarcelamiento de este hombre sino que tiene nombre y apellido. Hay un tiempo y un espacio que hay que recordar siempre”, manifestó Ramos Marrau y pidió seguir adelante con todas las causas que tocan los derechos humanos: “El tema de Scilingo trasciende a Scilingo. La justicia universal debe ser cada vez más una posibilidad de ejercer y no simplemente algo que ocurrió en su momento y que ahora está un poco dormido”, cerró.

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