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Victor Basterra


Jorge Luis Guarrochena, exintegrante del Servicio de Inteligencia Naval fue parte de la ESMA durante la última dictadura. Su rostro fue fotografiado por el sobreviviente Víctor Basterra durante su cautiverio. Esa foto se convirtió en la prueba fundamentaldel juicio. Cobertura del juicio: Fernando Tebele / Camila Cataneo / Carlos Rodriguez / Natalia Bernades / Eugenia Otero / Oscar Stumpfs / Pedro Ramírez Otero.  Redacción: Camila Cataneo / Fernando TebeleGráfica: Pedro Ramírez Otero Este miércoles finalizó el juicio contra Jorge Luis Guarrochena, integrante del Servicio de Inteligencia Naval (SIN). Fue condenado a prisión perpetua por su participación en delitos de lesa humanidad en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio ESMA durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica Las y los sobrevivientes lo reconocieron como “Raúl”, su nombre de guerra.  El fallo fue leído por el presidente del Tribunal Oral Federal en lo Criminal 5 de la CABA, Fernando Canero, quien integró el TOF junto a Daniel Obligado y Adriana Paliotti.  Al poco tiempo de la vuelta a la democracia, el sobreviviente Víctor Basterra declaró el 17 de octubre de 1984 ante el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Allí informó que un capitán de Corbeta, al que conocían como “Raúl”, había estado en el sector de Inteligencia desde principios de 1982 hasta mediados de 1983. En ese entonces, comentó que mientras estuvo en cautiverio pudo fotografiarlo, pero desconocían su nombre real. Fue una de las 65 fotos de genocidas que Basterra entregó a la Justicia.  Años después se supo que era Guarrochena. La fotografía forma parte del archivo en el que se identificaron a más de 65 genocidas de ese centro clandestino.  El sabor amargo que dejó la lectura del veredicto fue que no se hizo mención alguna al pedido de varios sobrevivientes acerca del futuro del Campo de Deportes de la Armada, cedido al Club Atlético River Plate. En ese lugar se cremaban los cuerpos de personas que llegaban ya muertas tras los operativos o que eran asesinados durante las torturas.  Los jueces y la jueza estuvieron en la audiencia de modo virtual, lo que fue repudiado por el Fiscal General Félix Crous: “Es una desconsideración hacia las partes”, señaló en la previa de la transmisión en vivo de La Retaguardia.  En este juicio declararon sobrevivientes, testigos y familiares de víctimas que estuvieron en cautiverio en la ESMA. Por otro lado, se realizó una inspección ocular en el excentro clandestino. Allí participaron Ana María Soffiantini y Ricardo Coquet, sobrevivientes del genocidio, quienes guiaron a las partes del séptimo tramo del juicio. “Vos te crees que la Gaby (Norma Arrostito) está muerta, ahora te la traigo, está viva” Algunos de los testimonios que estuvieron presentes en este juicio   Ana María Martí, sobreviviente, habló sobre cómo fue su secuestro y que sucedió con sus hijos.    Osvaldo Barros, sobreviviente, cuenta cómo estaban organizados los represores en la Esma.    Lisandro Cubas, sobreviviente, sobre cómo funcionaba el Servicio de Inteligencia Naval.   María Lucia Onofri, sobreviviente, sobre su secuestro. Ana María Soffiantini, sobreviviente, cuenta cómo impactó el secuestro en sus hijos.  Ricardo Héctor Coquet, sobreviviente, sobre su secuestro y cautiverio   Jorge Allende Iriarte, testigo, sobre el secuestro de Marcelo Dupont Jorge Ibañez, amigo de Marcelo Dupont, sobre el momento de la desaparición Eugenio Alejandro Holmeberg, hermano de Elena María Josefina Isla Casares, sobreviviente, cuenta sobre cómo afectó a su familia   Marcelo Isla Casares, sobreviviente, continúa contando cómo fue el día del secuestro de la familia María del Huerto Milesi, sobreviviente, cuenta su secuestro. Ella estaba exiliada en México   Rosario Quiroga, sobreviviente, cuenta cómo fue su secuestro María Paula Herrero, hija de Rosario, sobre el dia que tienen que cambiarse de casa María Elvira Herrero, hija de Rosario, recuerda cuando estuvo en la ESMA   Liliana Pellegrino, sobreviviente, sobre su cautiverio   María Elina Bertella, sobreviviente, cuenta cuando la liberaron Clementina Normanda Diaz, sobreviviente, cuenta sobre su secuestro y cautiverio   Horacio Henriquez Gerest, testigo   Maximo Cargnelutti, sobreviviente, sobre su cautiverio Norberto Daniel Bruno, sobreviviente, cuenta sobre su secuestro María Elena Santos, sobreviviente, sobre lo que pasó antes de su secuestro Cuando pide justicia   Mercedes Carazo, sobreviviente, sobre su secuestro   Carlos Lordkipanidse, sobreviviente sobre el campo de deportes Luis Guillermo Onofri, sobreviviente. Nació en cautiverio   Mario Eduardo Coutoné, sobreviviente  

La UNESCO lo declaró hoy Patrimonio de la Humanidad. Comparte crédito con Auschwitz y la cárcel en la que estuvo preso Nelson Mandela. De la polémica por su nacimiento al reconocimiento internacional. Redacción: Camila Cataneo / Fernando TebeleEdición: Pedro Ramírez Otero Esta mañana la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad al Museo Sitio de Memoria ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada).Este espacio se creó en el Casinos de Oficiales, uno de los edificios del megapredio en el que funcionó el quizá más emblemático Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio durante la última dictadura cívico militar. La propuesta fue aprobada en el marco de la 45° Sesión del Comité del organismo internacional que tuvo lugar en Arabia Saudita. A partir de este momento, el museo será incluido en la lista de monumentos y zonas protegidas que tienen “valor universal excepcional”. En la ESMA se estima que estuvieron en cautiverio unas 5 mil personas, que fueron torturadas y obligadas a trabajar como mano de obra esclava. También se apropiaron 30 bebés que nacieron dentro del centro clandestino durante el cautiverio de sus madres, que fueron desaparecidas luego de parir. La mayoría de las víctimas fueron arrojadas desde aviones al mar, muchas veces aún con vida y adormecidas; otras fueron incineradas dentro del predio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Entre quienes sobrevivieron, un grupo dedicó su vida posterior a dejar testimonio. Algunas de esas personas se opusieron a la instalación de este museo durante 2014. Consideraban que alteraba el lugar que aún hoy es prueba en los juicios. Hasta allí, el espacio permanecía tal cual lo había dejado la Marina y era custodiado por el Instituto Espacio para la Memoria (IEM). Entre quienes alzaron su voz estaba Víctor Basterra, el testigo esencial de la megacausa por las fotos de genocidas que registró y sacó de la ESMA. Ya con el museo instalado, unos meses antes de su muerte, Basterra participó de “La visita de las Cinco”, y de alguna manera zanjó las diferencias. Actualmente, el museo funciona como espacio que busca concientizar, educar y mantener viva la memoria. Recibe miles de visitas de contingentes de estudiantes y turistas extranjeros que no pueden creer lo sucedido durante el último genocidio en Argentina.Este nombramiento se convierte de manera visible en una doble herramienta: por una lado, como respuesta a la avanzada apologista de la dictadura revitalizada por el protagonismo de la diputada nacional Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta por la ultraderecha; por otra parte, será más difícil cualquier maniobra que se pretenda sobre el predio si La Libertad Avanza se impone en la próximas elecciones. Ninguno de los dos items es poca cosa. Pero hay una tercera función no menos relevante que puede cumplir este reconocimiento internacional: impedir que el Campo de deportes en el que se incineraban los cuerpos sea cedido a River Plate para que construya su propio campo sobre un verdadero cementerio.

Invitamos a ver la película de Santiago Mitre a Teresa Laborde Calvo y Eva Basterra Seoane, las hijas de Adriana Calvo y Víctor Basterra. Compartimos una crítica colectiva, con sus opiniones y algunas de las nuestras. La mirada de las sobrevivientes sobre la película con foco en los fiscales. Redaccion: Fernando TebeleFotos: Bárbara BarrosVideo: Natalia Bernades / María Eugenia Otero Es un viaje en el tiempo ver una fila extensa para ingresar a un cine. Más si se trata de una peli argentina de temática “seria”. La recorremos. Porque somos un grupo de La Retaguardia que nos proponemos aprovechar el boom y volantear. Pretendemos que el efecto Argentina-1985 acerque más personas a las transmisiones de los juicios actuales que emprendemos con tanto esfuerzo diario. Explicamos con paciencia. En los medios comunitarios la publicidad es un rubro al que solo se accede de boca en boca o de mano en mano. La caminata también es una buena manera de mitigar la ansiedad. Eva Basterra viene desde La Plata con su compañero. Después de haber transitado tantos años el programa de radio Oral Y Público con su papá, Víctor Basterra, tememos por su llegada a tiempo. Con Víctor fue cada jueves la espera hasta diez minutos antes de comenzar para saber si contaríamos con él. No preparábamos un programa de radio semanal, planeábamos dos. Uno por si no venía; otro por si lo hacía. Obviamente cuando estaba sucedía lo mejor. ¿Por qué habría de ser hereditaria esa actitud? Puro prejuicio. Eva llega a la hora estipulada, y se suma a la fila. La que tarda es la otra invitada. A Teresa Laborde, la hija de Adriana Calvo, se le quedó el auto en Banfield. Viene desde allí en tren y subte. Dice que Google le indica que llega a tiempo. Así está el mundo por confiar tanto en entes robóticos. La hilera comienza a avanzar; todos y todas con el díptico de LR en la mano, salvo alguna que solo quería ver el juicio contra Cristina. Le dejamos la entrada a su nombre en la boletería a Tere. Nos viene insistiendo con que quiere pagarla. Se deja invitar. En 2006 todavía éramos un programa de radio de una hora semanal y un blog con ganas de ser portal de noticias. Se habían reiniciado los juicios tras 20 años de impunidad. Para la generación adolescente postdictadura, era una hermosa novedad. Al Juicio a las Juntas lo habíamos vivido solo como espectadores con asombro. Y poco y nada. Porque era mucho lo que se hablaba del juicio, pero escaso lo que se podía ver. Se seguía a través de la subjetividad de quienes lo cubrían. ¿Por dónde arrancamos? Nos preguntamos. Pensamos en hacer un mapa de juicios que nunca terminamos. Pero hicimos algo correctamente: llamamos a Adriana para que nos dijera por dónde ir. Por supuesto lo hizo. Ella y toda la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEED). Tere no llega. Ya estamos sentados. Luces encendidas, función demorada. Gente que pregunta por el asiento vacío que ve. “Está ocupado”, repetimos una y otra vez. Algunos nos miran con recelo. Pensamos en explicarles: “Es para Tere, la que cuenta su mamá en el testimonio”, pero spoiliar generaría más tensión. La peli arranca. No es tan grave que ella no esté para el comienzo, porque se consiguió un lugar en la gala de estreno en Puerto Madero. Su foto en redes sociales pisando la alfombra roja es todo un símbolo. Alfombra roja de la vida es lo que se merecen quienes han sobrevivido al genocidio. Ambas lo son. Hijas sobrevivientes: eso es lo que son Eva y Tere. La prueba más hermosa de que la derrota no fue total. Los 140 minutos transcurren a una velocidad inquietante. El film es largo pero nunca tedioso. Consigue conducir entre la carcajada y el llanto sin pagar peaje alguno. Se puede dividir claramente en dos etapas: la previa y el juicio. El rigor histórico es evidente. Va desde la estética hasta lo informativo con solvencia periodística casi de documental. En la primera parte, la del contexto general, las dudas del fiscal Strassera y la dificultad para hallar un equipo que se bancara el partido que estaba por jugar, el humor es una base sólida para cimentar lo que se sabe que llegará: los relatos del juicio. Allí se destaca el rol de Adriana Calvo. Y aunque tal vez no se advierta la carga de haber sido la primera en testimoniar en un juicio que nadie sabía para dónde saldría, el lugar que se le asigna es justo y más: era una deuda de la historia. Su hija comparte sensaciones. “La primera vez fui muy a la defensiva. Esta vez la disfruté un poquito más”, señala Laborde apenas en la puerta. La primera vez fui muy a la defensiva. Esta vez la disfruté un poquito más”, señala Laborde apenas en la puerta. “No nos contactaron sino que fuimos nosotros quienes contactamos al director…”, explica acerca de por qué fue con poca expectativa. “Venía preparada para que los héroes fueran los fiscales Strassera y Moreno Ocampo. Que la banca Amazon… Pero la verdad es que me sorprendió para bien. Hay un montón de cosas que pensé que no se iban a abordar y están. Que el juicio no es justicia: se hizo pero no se pudo y así como se condenó a perpetua, hubo muchos que quedaron libres. Muchos oficiales estuvieron en sus cargos durante décadas. Bergés (Jorge, médico policial apropiador de niños y niñas) tuvo una clínica en Quilmes”. Entre las cuestiones específicas que Laborde rescata de la película está el rol de quienes dieron testimonio: “Pone luz a las historias de vida que estaban muy silenciadas, como la de mi vieja o la de Víctor. Porque a pesar de que ellos intentaron hacer ruido, siempre los callaron tanto por derecha como por izquierda. También me sentí identificada con todo esto de las amenazas: apenas salió mi mamá -salimos las dos, se corrige- hubo amenazas. Y también antes del

Después de seis intensas jornadas, finalizó el alegato de la querella mayoritaria representada por Pablo Llonto. El abogado y periodista tomó los últimos 4 casos de los 36 que representó en este juicio. Comenzó con Daniel Cabezas. Continuó con Luis Fleitas y Hugo Vocouber, integrantes de las Ligas Agrarias. y finalizó con Alcira Machi. La segunda mitad fue para identificar las tareas y roles de cada imputado. En el cierre, apelando a toda su emotividad para llegar a los jueces y la jueza, pidió condenas a prisión perpetua para los 6 imputados, de cumplimiento efectivo en cárcel común. La semana próxima será el turno de las querellas de las Secretarías de Derechos Humanos de la Nación y la Provincia de Buenos Aires. (Por El Diario del Juicio*) 📷 Fotos: Natalia Bernades ✍️ Textos 👉 Fernando Tebele 💻 Edición: Martina Noailles ☝ Foto de Portada: Un gesto muy característico de Pablo Llonto durante estas seis jornadas: con su dedo señala la pantalla en la que se ven imágenes que acompañan a sus palabras.  👆 👆 El caso de Daniel Cabezas dio lugar, en el comienzo de la última jornada de alegatos de las querellas particulares, al relato de las caídas en secuencia de las tres parejas que tenían, entre otras, la tarea de impresión de un libro de Montoneros que, no casualmente, el imputado Apa mostró durante su indagatoria, sin poder explicar cómo lo había conseguido. Cabezas y su compañera Nora Hilb sobrevivieron, al igual que Aixa Bona. En tanto, el compañero de Bona, Gervasio Guadix, y la pareja conformada por Graciela Álvarez y Alfredo Lires, fueron víctima fatales de la dictadura genocida.📷 Natalia Bernades/El Diario del Juicio 👆El índice de Llonto señala en la pantalla mientras se ve una foto de integrantes de las Ligas Agrarias, entre quienes estaban Luis Fleitas y Hugo Vocouber. El juicio fue revelador en torno de esa organización, no sólo de la represión que los alcanzó, sino también de la tarea que llevaron adelante en el Noreste y el Litoral, junto al campesinado explotado.📷 Natalia Bernades/El Diario del Juicio 👆 Entre las fotos de las personas desaparecidas en las sillas, ícono visual de las audiencias durante la pandemia, se puede ver a Alcira Enriqueta Machi, quien pasó por Campo de Mayo y fue llevada a la ESMA. Allí pudo dialogar con Víctor Basterra, quien falleció hace unos meses pero alcanzó a dar el que fue su último testimonio en un juicio por crímenes de lesa humanidad. Llonto se detuvo especialmente en el aporte de Basterra a la memoria colectiva vinculada al genocidio, que también marcó a fuego este juicio, no solamente por aquel diálogo con Machi, también por el aporte documental que el sobreviviente consiguió rescatar de la ESMA.📷 Natalia Bernades/El Diario del Juicio 👆 Margarita Vich tiene en sus brazos a María José Luján Mazuchelli, en una de las tantas fotografía de época en la que las y los militantes sostienen a hijas e hijos de sus compañeras y compañeros como si fueran propios.📷 Natalia Bernades/El Diario del Juicio 👆 El foco puesto en Sol Benítez, la hija de Ángel Servando Benítez. Más cerca está Joaquín Frías, el hijo de Federico Frías. En el fondo Martín Mendizábal, hijo de Horacio Mendizábal y Susana Solimano.📷 Natalia Bernades/El Diario del Juicio 👆 En el cierre de la jornada se escucharon los primeros aplausos desde que las audiencias del juicio se reanudaron de manera virtual. El cierre emocionante de Pablo Llonto, con la frase que titula este informe, conmovió a las personas presentes, y también a quienes siguieron la transmisión a través del canal de YouTube de La Retaguardia.📷 Natalia Bernades/El Diario del Juicio 👆 El video muestra la mirada intimidante del imputado Eduardo Eleuterio Ascheri. Sus ojos no se posan en la cámara que lo registra, sino en los ojos de quien lo está filmando.  Natalia Bernades/El Diario del Juicio *Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com

Tenemos desde siempre a mano una consiga: cualquier homenaje a Víctor Basterra resultará poco y necesario. Con esa misma pretensión, encaramos esta noche un nuevo intento por dejar su nombre y su tarea bien arriba. Contaremos para eso con invitadas e invitados que nos darán más que una mano: sus hijas Eva y Soledad, Nora Cortiñas, Sueco Lordkipanidse, Osvaldo Barros, Ana María Careaga, Lila Pastoriza, Ana Testa, Alejandra Éboli, Mercedes Soiza Reilly, Rodolfo Yanzón, Margarita Noia, entre otras personas que se irán sumando a lo largo de las dos horas. Les esperamos.

Murió esta madrugada Víctor Melchor Basterra, sobreviviente de la ESMA e integrante de La Retaguardia desde su participación en el programa radial Oral Y Público. Hoy festejan los genocidas. Les toca a ellos, en sus celdas o en sus casas. Pero durará sólo por un ratito, sépanlo.  Él les decía Los ñatos. Y dedicó su vida después del horror de la ESMA a perseguirlos. Decía que tenía un mandato de su compañero, el Gordo Ardeti: “Si te salvás, que no se la lleven de arriba”. Lo consiguió sobradamente. Algo parecido a eso, un mandato, es lo que nos ha dejado a nosotros/as, entre tantas otras cosas. Durante el día, como podamos, iremos publicando recuerdos, incompletos y necesarios, como cada homenaje que se le haga. (Por La Retaguardia) Compartimos esta nota que cuenta parte de su historia  http://www.laretaguardia.com.ar/2015/10/victor-basterra-el-primer-eslabon-de-la.html En estos links, podrán ver todas las publicaciones de La Retaguardia sobre Basterra a lo largo de su vida militante http://www.laretaguardia.com.ar/search/label/Victor%20Basterra http://www.laretaguardia.com.ar/search/label/Basterra

El imputado por crímenes de lesa humanidad, Carlos Mario Castellvi, se encuentra en prisión domiciliaria y enfrenta actualmente el cuarto tramo de la Megacausa ESMA, que está en instancias finales. El pedido lo realizó la defensa del represor a través de su abogado particular Guillermo Fanego. Sorprendentemente, fue avalado por el fiscal Leonardo Filippini. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele Carlos Lordkipanidse lo identificó durante su testimonio como “Lucas”. También Víctor Basterra aportó información durante este juicio. Es la primera vez que Carlos Mario Castellvi está imputado por delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA, donde estuvo desde el 11 de abril de 1979 hasta marzo de 1980 como integrante del área de Inteligencia del Grupo de Tareas 3.3.2. Mientras el juicio ESMA IV transita sus últimas audiencias previas a la sentencia, el represor se encuentra en prisión domiciliaria. A partir de ahora, además, podrá salir a “realizar caminatas diarias acompañado de su garante”. El documento firmado por el juez Daniel Obligado, presidente del TOF 5 que lleva adelante la parte oral de la megacausa, agrega que la defensa del imputado, representada de manera privada por Guillermo Fanego, deberá informar los días y horarios en que dichas caminatas se lleven a cabo.  El representante del Ministerio Público Fiscal en este tramo del juicio, Leonardo Filippini, respondió al pedido de Fanego que “a la luz de la recomendación médica, no tiene objeción a que autorice las caminatas diarias de no más de una hora y siempre acompañado por un garante”, y dando aviso al Tribunal en cada oportunidad. En el mismo documento, Filippini pidió que se incluyera a Castellvi bajo el Programa de Vigilancia y se le colocara un dispositivo electrónico. En general eso no sucede porque no hay stock disponible.

La casaquinta de General Pacheco que los y las sobrevivientes reconocieron como el lugar al que fueron llevados a pasar el día durante sus secuestros, pertenecía en 1980 a Raúl Enrique Antonio Peyón, el padre -también marino- del feroz torturador Fernando Enrique Peyón. Los documentos que prueban que la casa operaba como sucursal del terror de la ESMA. Los nuevos testimonios de Ana Testa y Daniel Oviedo, que reconocieron haber estado allí por fotografías, más el aporte de Liliana Pellegrino, Carlos Lordkipanidse, María Eva Basterra, Blanca García de Firpo, Osvaldo Barros y Víctor Basterra, más la fiscal Mercedes Soiza Reilly y el ex integrante de HIJOS, Pablo Iglesias, aportan otro trazo grueso al círculo de la memoria histórica que nunca se termina de cerrar. (Por La Retaguardia) 📝 Texto 👉 Fernando Tebele 🔎 Investigación periodística 👉 Fernando Tebele 👉 María Eugenia Otero📷 Edición de Fotos documentales 👉 Natalia Bernades 💻 Edición de audios testimoniales 👉 Paulo Giacobbe ☝ Foto de Portada 👉 Aporte histórico de Víctor Basterra, que sacó fotografías desde su cautiverio. Sin esta fotografía, por ejemplo, sería quizás imposible conocer su rostro, ya que al no haber llegado al juicio, no se lo ha registrado fotográficamenente, salvo esta de Basterra. Noviembre de 1978 Hace pocos días que Liliana Pellegrino fue secuestrada. Está tirada sobre una de las camas del sótano de la ESMA, una especie de recepción del festival del horror cotidiano de ese lugar siniestro al que todavía no dimensiona. La venda en los ojos agudiza el resto de sus sentidos. Por eso puede sentir que alguien se le acerca, primero a través de los pasos; luego por el calor del cuerpo que se le sienta al lado, rodillas contra rodillas. —Levantate la capucha —dice el captor a su lado.—No, no quiero.—Levantate la capucha —ya es una orden. Cuando obedece, Liliana puede ver al hombre al que todos llaman el Giba o Quasimodo, por una suerte de joroba en su espalda. —¿Querés fumar? —le pregunta, volviendo al tono cómplice, que nunca deja de ser duro.—Sí. Fernando Enrique Peyón se saca el cigarrillo de su boca. Lo sostiene entre su pulgar y su índice derecho. Lo acerca a la cara de la cautiva. —Fumá.—Gracias, pero no quiero —dice ella cuando se da cuenta. El asco puede más.—Te digo que fumes —vuelve a ordenar el Giba Peyón y luego sigue con tono tranquilo, como si nada—. Quiero que sepas que yo tengo en mis manos la vida y la muerte de tu pareja. Lo podría haber matado cuando lo secuestré pero no quise. Todo depende… pero tengo el poder de hacerlo. Eso es lo único que quiero que sepas. El silencio sólo queda interrumpido por la respiración agitada de Liliana, que piensa en Carlos Sueco Lordkipanidse, su pareja. “Bueno, bajate la capucha”, le dice Peyón antes de irse. Con esa presentación, Pellegrino se acaba de enterar quién es el Giba, uno los más feroces del Grupo de Tareas 3.3.2. *** Casi 40 años después, Pellegrino está en Suecia, donde vive. Llegó desde Buenos Aires hace una semana. No puede dejar de mostrar asombro cuando le decimos que La Retaguardia pudo establecer que la casa que ella reconoció hace días como aquella a la que los genocidas llevaron a las personas cautivas en febrero de 1980, pertenecía en ese tiempo a Raúl Enrique Antonio Peyón, el padre del Giba. “Me conmovió muchísimo saber quién la había tenido, sobre todo el saber que la encontramos. Es esa. Me conmovió porque ahí estuvieron con vida compañeros que pocas semanas después desaparecieron completamente: el grupo Villaflor, el Pata Pared, la Gringa Ponti, Ardetti, Lepíscopo”, dice vía telefónica. La Retaguardia pudo confirmar, a través del documento que acompaña esta nota, que Peyón padre le compró la casa el 8 de julio de 1972 a Horacio Blas Berretta, un arquitecto que murió en 2010. No podemos registrar (al menos hasta ahora) que el hombre de apellido calificativo tuviera algún vínculo con Peyón. Por la época de la compra, habría que descartar que la quinta sea parte del botín de propiedades de las personas secuestradas, que en general eran sometidas a firmar falsas ventas en favor de genocidas, testaferros o empresas creadas con esa finalidad. “No hay que olvidar que junto a la operatividad estaban los negocios, y ellos hacían negocios”, dice Víctor Basterra desde una convalecencia que no le impide aportar datos a la memoria histórica. “Era un psicópata torturador. Estaba en inteligencia y operaciones. Tenía un resentimiento contra buena parte de la humanidad. Su nombre completo era Fernando Enrique Peyón”, dice el escribano de la memoria. “Fue el autor de mis primeras torturas”, señala. El documento que prueba que Raúl Enrique Antonio Peyón, el padre de El Giba, fue dueño de la casaquinta entre 1972 y 1984. (La Retaguardia) Peyón, el torturador Cuando La Retaguardia consulta quién era Peyón, todos y todas comienzan por el mismo lugar. Fue quien, en medio de la tortura de Basterra, salió a buscar a Eva, su beba de apenas tres meses, para torturarla junto a su padre, que se negaba a decir nada por más que le dieran máquina hasta ocasionarle dos infartos. Contamos ya en la nota anterior, que Peyón se topó con el acto heroico de la secuestrada Blanca de Firpo, que la tomó en sus brazos y la apretó contra su pecho para evitar que el Giba se la llevara al infierno. “Poné que soy La Betty, porque así me decía Cachito Fukman”, nos pide ella, que está de paso por Buenos Aires, porque también vive en Suecia. Junto a Carlos Lordkipanidse, hizo el primer reconocimiento de la casa que acompañó este medio, en junio de 2019. “A Peyón lo conocía de la tortura -nos cuenta-, pero mucho más cuando vino a buscar a Eva para torturarla y yo se la saqué y la cubrí con mi cuerpo. Así quedó mi columna… Era un sádico que disfrutaba de hacernos daño”. Cuando se refiere a su columna, da cuenta de la paliza posterior, consecuencia de su

Tres de las pocas personas que consiguieron salir con vida de la ESMA fueron junto a La Retaguardia a una casa de Gral. Pacheco. La identificaron como el lugar al que los genocidas llevaron a un grupo de prisioneros “a pasar el día”. Carlos Lordkipanidse, Blanca García de Firpo y Liliana Pellegrino aseguran que la casa de Lugones 3649 es la última de las quintas del circuito de sucursales de la ESMA que faltaba ubicar. El rol de la investigadora Marisa González y el del escribano de la memoria, Víctor Basterra. Lordkipanidse anunciará los pasos a seguir este jueves, a las 15:30 horas, en la Ronda de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. (Por La Retaguardia) 📝 Texto 👉 Fernando Tebele 🔎 Investigación periodística 👉 Fernando Tebele 👉 María Eugenia Otero📷 Fotos 👉 Natalia Bernades ☝ Foto de Portada 👉 La imagen de la casa y de la pileta. A la izquierda de la palmera, el árbol señalado por Pellegrino. Febrero de 1980 -Día de campo El sol ardía con toda su fuerza. Era pleno verano y el calor no sorprendía, agobiaba. Escaparse a un lugar abierto, con verde y pileta, era seguramente un gran plan. Pero algunas personas, en esa época de aquella Argentina oscura, lo último que podían hacer era escapar, aunque pensaran todo el tiempo en eso. El auto conducido por Ricardo Miguel Sérpico Cavallo, uno de los genocidas más temerarios de la ESMA, tenía un acompañante obligado: era El Sueco, Carlos Lordkipanidse, que todavía estaba secuestrado en la ESMA. No existía el GPS, por lo que El Sueco le indicó cómo llegar a la casa de su madre, en La Rioja e Hipólito Irigoyen, en el barrio porteño de Once. Estaban yendo a buscar a su esposa, Liliana Pellegrino, y a sus dos hijos en común: María Victoria, de casi 3 años, y Rodolfo, que apenas había cumplido un año y que había estado secuestrado en la ESMA junto a su padre. Ella sabía que irían a buscarles, porque ya había recibido un llamado teléfonico para avisarle que se preparara: el plan era ir a una quinta a pasar el día. Pellegrino había estado secuestrada dentro de la ESMA entre noviembre de 1978 y finales de abril del ‘79. Para los genocidas estaba libre, pero vigilada. Podría decirse, con mayor precisión, que su condición era de secuestrada a cielo abierto: la vigilaban todo el tiempo, y sabía que con Carlos secuestrado, cualquier desmarque que intentara lo pagaría él.Cerca de las 10 de la mañana sonó el timbre. Ya sabía quiénes eran, así que salió con su niño y su niña, y subió al vehículo. Hacía meses que no veía a su compañero Carlos. Se alegró por eso. Cuando recibía algún indicio de que aún estaba vivo, tal vez algún llamado telefónico, veía un brote de esperanza que no terminaba nunca de florecer, pero que asomaba como posible: algún día, tal vez, la pesadilla podría terminarse. Luego de una hora y media de camino, llegaron a la casaquinta. Alrededor era todo campo. Apenas ingresó el auto en la propiedad, ambos terminaron de saber que cada detalle de ese día lo debían guardar en su memoria, aunque todavía no entendieran bien por qué. Junio de 2019 – El tanque de forma rara Es sábado a la mañana. La intensidad de la lluvia amaga con hacer imposible el reconocimiento. Es el peor día del mundo para ir a una zona de quintas. El frío es intenso, pero la ansiedad nos abriga. Hace unos días, El Sueco nos convocó a una reunión. Como toda persona que vivió los setenta, tiene cuidado y hasta cierta paranoia totalmente justificada: hay cuestiones que no se abordan por teléfono y mucho menos utilizando el Whatsapp. “Es importante. Venite a casa”. Estaban con él algunos de los integrantes del Encuentro Militante Cachito Fukman, que se creó este año con el nombre del sobreviviente de la ESMA, que murió hace tres años. Cachito y El Sueco se consideraban hermanos. Todos en esa reunión deseábamos que estuviera allí.Era fácil adivinar por dónde podía venir la cosa. No hacía tanto que los y las sobrevivientes, colocados en el rol que debería tener la justicia de averiguar qué pasó en cada instante de la dictadura, hallaron la tercera de las casaquintas que funcionaban como sucursales de la ESMA. La primera se ubicó entrada la democracia, quedaba en Thames y Panamericana; hoy está demolida. La segunda fue la Isla El Silencio, la propiedad de la Iglesia Católica que se halló exactamente en los primeros años del nuevo siglo. La tercera fue encontrada en octubre de 2018, en Don Torcuato. Queda una cuarta, quizá la última, y El Sueco está por anunciarnos que creen haberla encontrado. Hay algunos indicios que surgen de los testimonios y contribuyen de manera esencial a la búsqueda. Los aportó, cuando no, Víctor Basterra. En sus diversas declaraciones, tanto en el Juicio a las Juntas como en los cuatro tramos de la megacausa ESMA, Víctor sostuvo que “una de las quintas a la que nos llevaron era en la zona de Pacheco. Lo recuerdo porque quedaba cerca de la planta de la Ford. El colectivo 60 pasaba por la puerta”.Vamos en dos autos. En uno van tres sobrevivientes: Lordkipanidse, Blanca García de Firpo y Carlos Loza. El Sueco y La Bety Firpo estuvieron en la quinta de Pacheco; Loza no, pero cuenta con una virtud que los demás carecen: tiene una copia de la causa judicial ESMA en su cabeza. En el otro auto viajamos dos integrantes de La Retaguardia junto a Marisa González, quien aportó el primer indicio de que pudiéramos estar yendo al lugar indicado. González es argentina, pero vive en España desde sus 15 años, en 1975: “Cuando mis padres, niños de la Guerra Civil Española, vieron que la violencia parapolicial se nos acercaba, decidieron volver a Asturias. Fue muy traumático para mí. Cuando volví a la Argentina en 1989, me encontré con que muchos amigos ya no estaban. Me costó mucha

Churrasco, como le decían cuando formaba parte de la patota, fue extraditado por el caso de Hernán Abriata, secuestrado el 30 de octubre de 1976 y luego desaparecido. Fue llevado a la Unidad 29 de Comodoro Py, a disposición del juez Canicoba Corral, quien quedó a cargo de modo subrogante del Juzgado Nº12, donde se realiza la instrucción de la megacausa ESMA. La extradición de Mario Alfredo Sandoval fue festejada por la familia de Abriata, incluso por su madre de 93 años, que grabó un video de agradecimiento. (Por Diego Adur y Fernando Tebele para La Retaguardia) Foto de portada: Sandoval esta mañana conducido por personal de la Policía Federal Argentina, la fuerza a la que pertenece. (captura de video de AFP) Finalmente llegó el día. Cuando el vuelo AF229 de la empresa Air France aterrizó en Ezeiza, pasada las 10 horas, Carlos Loza, sobreviviente de la ESMA en integrantes del Encuentro Militante Cachito Fukman, estaba en Colombia sin poder despegarse del teléfono esperando la noticia. Loza es una de las personas que más peleó por conseguir la extradición de Mario Sandoval, un integrante de la Policía Federal acusado por haber participado del genocidio en la ESMA. En diálogo con La Retaguardia Loza no ocultó su emoción: “esto es un logro de mucha gente que la peleó. Si bien en Francia tomaron el caso de Hernán Abriata, y la extradición es sólo por su caso, se le pueden atribuir muchos otros, entre 600 y 800”. El sobreviviente también se mostró conmovido porque el arribo de Sandoval a Buenos Aires se dio exactamente en la misma fecha en la que Loza fue secuestrado y llevado a la ESMA. “Yo los 16 de diciembre por lo general ni salgo a la calle, por lo que significa para mí. Por eso también me mueve muchas cosas”, indicó emocionado.El último paso que había dado su familia en esta larga lucha había sido la presentación de una carta a la nueva embajadora de Francia en Argentina. Fue el día que se cumplieron 43 años del secuestro. En ella, hacían referencia a la avanzada edad de la madre de Hernán, que fue parte de la lucha de todos estos años y hoy presentó un video publicamos en esta nota, agradeciendo a quienes la acompañaron en el largo camino recorrido hasta conseguir la extradición. Sandoval estuvo en libertad hasta el miércoles de la semana pasada, cuando se cerró la última instancia del proceso de extradición. Ese 11 de diciembre, la Gendarmería francesa lo detuvo. Hoy arribó pasadas las 10 horas en un vuelo de Air France, y fue rápidamente trasladado hacia el Edificio de Comodoro Py 2002, donde seguramente nombrará un abogado y decidirá si declara o no, antes de que Canicoba le dicte la prisión preventiva, de la que difícilmente pueda zafar como lo ha hecho de la justicia durante todos estos años. Canicoba Corral está como subrogante en el Juzgado Nº12 que tiene a cargo la instrucción de la ESMA y que quedó sin juez desde que Sergio Torres pasó a formar parte de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.En su “nueva vida” en Francia, Sandoval fue profesor de la Universidad de La Sorbona y también del Instituto de Altos Estudios de Latinoamérica, en París. Además se camufló políticamente. Obtuvo la ciudadanía con información falsa, ya que se ocultó, por ejemplo, que su nombre figura en la CONADEP. Cuando comenzó el proceso de extradición, sus propios compañeros/as docentes pidieron su expulsión. En la ESMA Sandoval fue visto en la ESMA por Víctor Basterra, testigo esencial de la megacausa, tanto por el extenso período de su secuestro (1979/1983), como por su tarea de fotografiar rostros y listados dentro de la ESMA. En una de sus participaciones en el programa radial Oral y Público, Basterra recordó haber visto a Sandoval allí adentro. “En realidad para mí era Churrasquito. Así le decían porque era un tipo muy atildadito, de esos tipos que venían, medio siniestros, oscuros. Aunque lo conocí en el año ’80, ya venía de antes, de mucho antes, seguramente ya había pasado por Coordinación Federal, por el circuito ABO (Atlético-Banco-Olimpo) porque formaba parte de esa camada de tipos que ingresaron e integraron el grupo de tareas de la ESMA. En el año ’80 aparecía periódicamente trayendo y llevando información, pertenecía a la Policía Federal, estos tipos se encargaban de hacer todo un seguimiento de las historias y de la resolución de la vida o muerte de los compañeros, siempre muy atildado, muy bien vestido, era un caballerito inglés. Este tipo resulta que después aparece como asesor de Sarkozy”. La llegada VIDEO: 🇦🇷 Argentine ex-police officer Mario Sandoval, linked to the murder of hundreds of people during the country’s “dirty war”, arrives at Buenos Aires airport after France extradited him to face trial over the disappearance of a student pic.twitter.com/ZCJHnsOhJi — AFP news agency (@AFP) December 16, 2019 El represor llegó a la Argentina en calidad de detenido bajo la custodia del Comisario Egdardo Martín Moses y el Inspector Federico Javier Abrahan, y fue trasladado a la Unidad N° 29 del Servicio Penitenciario Federal. Entre el día de hoy y mañana se le tomará declaración indagatoria en los Tribunales de Comodoro Py.La familia de Hernán Abriata también mostró la satisfacción por este primer largo paso hacia una posible condena.El caso de Abriata conmovío en julio de 2017 cuando se supo que se había hallado en las paredes de la ESMA un mensaje de amor para su compañera, Mónica Dittmar: “H.A. Mónica te amo” La extradición de Sandoval significa una victoria en el proceso de Memoria Verdad y Justicia. Así como para la familia, amigos y amigas de Abriata, quienes mantienen una lucha incansable desde hace más de 7 años mediante presentaciones tanto en Argentina como en Francia para lograr la extradición. El día, finalmente, llegó, y Sandoval está preso en el país en el que se cometieron los delitos por los que está acusado.