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Victor Basterra

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Se trata de una casaquinta que utilizó la Marina, ubicada en General Ricchieri 1325, Don Torcuato, en la Provincia de Buenos Aires. La señaló el sobreviviente Carlos Sueco Lordkipanidse durante su testimonio de hoy en el juicio ESMA IV, en el que pidió al tribunal una visita ocular. El integrante de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) estuvo secuestrado en ese lugar durante mayo de 1979 y recordó el uso que se le dio desde mayo de 1976. Antes de dar su testimonio, Lordkipanidse le contó a La Retaguardia cómo descubrieron el lugar en el que estuvieron secuestrados, entre otros, los curas jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, por los que tuvo que declarar como testigo Jorge Bergoglio. (Por Fernando Tebele y Diego Adur para La Retaguardia) Foto: el frente de la casa identificada. Carlos Lordkipanidse, el Sueco, amanece siempre bien temprano. Esta vez no habrá sido la excepción. Hasta podemos imaginar que apenas consiguió dormir. Que pasó la noche pensando en esta declaración en la que despunta su memoria desde hace meses junto a varios de sus compañeros de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Para quienes han sobrevivido al Terrorismo de Estado como pudieron: con compañeros/as desaparecidos, con las torturas más atroces que podamos imaginar (y las que no también) sufridas en sus propios cuerpos, con el exilio como toda salida segura…, después de todo, este apenas de justicia que han sabido conseguir es muy importante.Hasta el momento se conocían 3 quintas ubicadas en la Provincia de Buenos Aires a las que eran llevadas ocasionalmente las personas secuestradas y que funcionaban como centros auxiliares del sistema concentracionario de la ESMA. Estaban ubicadas por zona norte y las personas que sobrevivieron las nombran con la data que tienen: una en General Pacheco, cerca de la fábrica Ford, aún sin ubicar exactamente; otra en Del Viso; y la tercera ubicada en Panamericana y Thames. Esta última era la Casa del Comandante en Jefe de la Armada de turno y se utilizó durante el mandato de Emilio Massera.  Además, claro está, de la reconocida Isla El Silencio, en el Delta del Tigre, la propiedad de la Iglesia Católica a la que fueron llevadas las personas secuestradas en la ESMA durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al centro clandestino, en 1979. Por lo general, los testimonios relatan que se trataba de lugares donde podían estar sin esposas, grilletes y capuchas, pero con la presencia constante de guardias que no cesaban la vigilancia.El testimonio que esta tarde dio Lordkipanidse ante el TOF N°5, integrado por los jueces Daniel Obligado, Adriana Paliotti y Gabriela López Iñiguez, comenzó a las 15 y dio cuenta de la ubicación exacta de otra casaquinta que utilizó la Marina para el tránsito de los y las secuestradas de la ESMA. Ocurrió ante la mirada atenta y protectora de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo LF, y de sus compañeros y compañeras de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.Sin embargo, no es la primera vez que se menciona este sitio como un lugar donde estuvieron detenidos los desaparecidos. La información de este centro clandestino de detención nació con el testimonio del sacerdote jesuita Orlando Yorio, que identificó la quinta donde estuvo detenido junto a su compañero de orden Francisco Jalics. Ubicada en General Ricchieri y Camacuá, Don Torcuato, partido de Tigre, la dirección exacta consta en aquella testimonial de Yorio ante la Conadep, en 1984. Los sacerdotes fueron secuestrados el 23 de mayo de 1976 y liberados el 23 de octubre del mismo año. Todo ese tiempo estuvieron cautivos en esta quinta a excepción de los primeros 3 días, que fueron llevados a la ESMA. Llamativamente, la justicia no ha investigado ni allanado el lugar desde entonces. Otro testimonio que da cuenta del uso clandestino de esta quinta como centro de detención es el de Aníbal Prado Mariña, un ex conscripto de la ESMA. Durante su testimonio del 11 de septiembre de 2013, en el tercer tramo de la megacausa, también identificó una casaquinta donde estuvo secuestrado entre los días jueves 15 y viernes 16 de julio de 1976, aunque aún no conocía la ubicación exacta.  En ese testimonio, Prado mencionó que lo llevaron engrillado y con capucha “a un lugar por Pacheco donde los guardias jugaban al fútbol” y recordó “un olor a ropa de curas salesianos o lasallanos, inconfundible”. En agosto de este año, Prado visitó esta casaquinta en Ricchieri y Camacuá acompañado por otro sobreviviente de la ESMA. Prado la identificó plenamente como el lugar donde él estuvo secuestrado. Describió las dos puertas que había, una por donde lo ingresaron, en la que hay postigones. Quienes estuvieron en ese lugar recuerdan cadenas de barcos utilizadas como adornos. Dijo que había una parte mejorada y otra parte, de la esquina, que se conserva como en aquellos tiempos. Recordaba que había una pileta. Asegura que cuando estuvo en la casa, él estaba muy próximo a la ventana. Cuando lo llevaban al baño veía a otras personas dentro de la casa. Su estadía en esta quinta coincide con la fecha en que estuvieron secuestrados Yorio y Jalics y por eso podría entenderse el detalle que Prado mencionó en su testimonio de 2013 haciendo referencia al olor a ropa sacerdotal.Durante su visita a la quinta tomaron varias fotografías. Prado quedó totalmente convencido de que ese lugar fue donde estuvo secuestrado esos dos días de julio de 1976. Por ello amplió su declaración en el juzgado federal de Sergio Torres, a cargo de la Instrucción de la megacausa ESMA. Cuando regresó a visitar esta quinta, quiso rememorar la forma en la que había sido llevado en el año ’76. Bajó de la Colectora Oeste del Ramal Pilar de la Autopista Panamericana en la salida Boulogne Sur Mer, y debió recorrer a pie los cerca de 150 a 200 metros hasta el ingreso a la quinta. Las distancias coincidían plenamente con las que recordaba y había declarado.Carlos “Sueco” Lordkipanidse observó las fotos y reconoció que fue esa

El lunes pasado se inició ESMA IV, un nuevo tramo donde están imputados 10 genocidas que afrontan cargos por primera vez. En esta ocasión habrá 27 víctimas más que se agregarán a los 789 casos que ya comprende la megacausa. En el programa Oral y Público que conduce Fernando Tebele por Radio La Retaguardia, Carlos Loza de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) contó los detalles particulares de este tramo. Además, Diego Adur estuvo en la audiencia inicial en Comodoro Py y recopilamos el testimonio del abogado querellante Rodolfo Yanzón sobre lo que dejaron las más de tres horas del primer día de juicio. (Por La Retaguardia)Foto: lectura del veredicto del tercer tramo (archivo Agustina Salinas/La Retaguardia) Pasadas las 14:30 horas del lunes, dio inicio la primera audiencia de este cuarto tramo de la megacausa ESMA. Allí se leyeron las acusaciones a los 10 genocidas imputados que nunca antes habían sido juzgados. En la sala se encontraban 8: Carlos Mario Castellví, Miguel Conde, Carlos Néstor Carrillo, Horacio Luis Ferrari, José Ángel Iturri, Jorge Luis María Ocaranza, Ramón Roque Zanabria y Raúl Armando Cabral. De los otros 2 genocidas imputados, Néstor Eduardo Tauro se encuentra internado en el Hospital Naval y Claudio Vallejos se fugó de la prisión domiciliaria, por lo que se pidió su captura.Rodolfo Yanzón, abogado de la querella que integra Víctor Basterra, sintetizó en qué consistió esta primera audiencia del cuarto tramo de la Megacausa ESMA: “Nos vamos con un cuarto intermedio. Hemos escuchando las acusaciones que pesan sobre los 10 imputados, imputados que nunca fueron juzgados. Están imputados por alrededor de 800 casos, donde hay muertos, desaparecidos y gente que ha sobrevivido, pero pasó por la tortura y el secuestro. En unos días vamos empezar a escuchar las indagatorias para ver si alguno de los imputados va a decir algo. Yo siempre tengo la esperanza de que alguno diga algo más de lo que conocemos. Quizá sea un poco ingenuo, pero no pierdo la esperanza. Hay distintas imputaciones. Son decenas de casos de chicos nacidos en cautiverio en la ESMA. Es un tema fundamental. Estamos hablando de los autores directos. Son parte de estos autores directos que tuvieron a su cargo la tortura y el secuestro. No son jerarcas de los grupos de tareas ni de cuadros superiores. Estamos hablando de gente que estuvo en contacto directo con los torturados y los secuestrados”, dijo el querellante.Yanzón se refirió a la posible duración del juicio teniendo en cuenta las maniobras dilatorias que ya se comenzaron a vislumbrar por parte de la defensa: “No sé cuánto tiempo demorará este juicio. El último demoró cinco años cuando pensamos que como mucho iba a demorar dos. Está el temor de que a los jueces se les vaya de las manos este juicio. Por eso las intervenciones de hoy, para decir que no vamos a tolerar algunas cuestiones ni planteos que se reiteran innecesariamente. Hay cuestiones que tenemos que estar escuchando de los abogados defensores, planteos reiterativos que no nos tienen que sacar del eje que es el juzgamiento, y llegar a una sentencia definitiva”, expresó.La referencia de Yanzón es para Guillermo Fanego quien en una nueva bravuconada que duró 25 minutos denominó estos procesos como ‘juicios de venganza’ y hasta reivindicó los centros clandestinos: “Nosotros no podemos permitir que en el medio de la audiencia, delante de sobrevivientes y de hijos de desaparecidos digan que estamos montando juicios de venganza. Eso no corresponde en un juicio de esta naturaleza y mucho menos que reivindique los centros clandestinos de detención. Me he sorprendido mucho. A Fanego lo he escuchado muchas veces y estas cuestiones alguna que otra vez se las escuché, pero que lo siga diciendo me intranquiliza, me molesta y me indigna. Es un abogado y debería saber que hay límites, que la Constitución está por encima de todo y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos también”, concluyó Rodolfo Yanzón.En la previa al inicio de este cuarto tramo, Carlos Loza conversó con Fernando Tebele en Oral y Público, el programa de Radio La Retaguardia sobre los juicios a los genocidas: “Este tramo es por 10 represores distintos a los 54 que fueron condenados, algunos, y absueltos, otros, (en ESMA III). Se refiere a diferentes causas. Son 10 nuevos por casi 600 casos del tramo anterior más 27 casos nuevos. Solamente por estos 27 casos acusan a 10 genocidas”, comenzó detallando el sobreviviente y explicó cómo se dieron esas imputaciones: “Surgieron de los expedientes secretos que había en el Ministerio de Defensa, a partir de investigadoras que estaban ahí y fueron desplazadas. Se liquidó el equipo de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa. Surgió un expediente donde 4 de estos acusados, que eran 5 y 1 falleció, habían sido designado para ir a saquear las casas de detenidos-desaparecidos. De ahí surgió que estos casos eran de ESMA, porque no estaban denunciados los lugares de secuestro. El expediente se construyó y llegó hasta lo más alto de la Armada. Uno de ellos, el que era el jefe, fallecido, había robado cosas para él y había permitido que otros se llevaran cosas. Entonces, se emitió un expediente. Es algo maquiavélico. Los mismos que lo mandaron a robar después le armaron un sumario. Cuatro genocidas imputados surgen de ahí. Otros son de tramos anteriores que no llegaron a juicio. No entraron en el juicio porque fue posterior al inicio de la megacausa ESMA. Hay un caso por (Héctor) Hidalgo Solá, el de un represor extraditado de Brasil (Claudio Vallejos). Así se fue conformando este juicio. Son 10 en total de todo el período de la ESMA, desde el principio hasta el final”, dijo.Con respecto a la duración de este tramo, se espera que el juicio sea breve ya que se acordó incorporar los testimonios de las víctimas de tramos anteriores sin la necesidad de que pasen nuevamente a declarar en nuevas audiencias: “Hay una acordada de la Cámara de Casación N°1, del año 2012, que para evitar la revictimización de los testigos, se los

En su paso por Radio La Retaguardia como integrante de Oral Y Público, Víctor Basterra suele sacar bastante seguido alguna historia atrapante de su galera de sobreviviente del Terrorismo de Estado durante la última dictadura. Esta vez, en pleno fervor mundialista, nos contó por qué el Mundial de 1982 resultó secundario para él dentro de la ESMA; incluso explicó cómo aprovechó la distracción futbolera para cranear lo que luego sería su formidable rol como eslabón de la memoria. Mientras en España rodaba la pelota, regresaban a nuestro Auschwitz los oficiales “héroes” de Malvinas, entre ellos Alfredo Astiz. Sometido a trabajo esclavo fraguando documentos para los genocidas, Basterra tuvo que falsificar identificaciones a pedido del criminal condenado a prisión perpetua. (Por Fernando Tebele para La Retaguardia) Foto: con esta foto de Astiz que registro en la ESMA, Basterra le falsificó documentos y lo identificó ante la justicia.Todo empezó con una pregunta bastante simple acerca de una situación difícil de entender por fuera de un guión cinematográfico: ¿cómo se vivió el mundial dentro de la ESMA? Víctor Basterra fue de los últimos en llegar allí. Lo secuestraron el 10 de agosto de 1979. Para el ’82 ya conocía el terreno en detalles y había conseguido engañar a los marinos: “Me consideraban un técnico hábil pero medio boludo”, nos dijo alguna vez para graficar la relación construida. Así recuerda el mundial: “Terminaba esa alternativa que era la recuperación de las Malvinas con una derrota y muchos aspiraban a que hubiera un triunfo de Argentina (en el mundial). No lo hubo, pero todo estaba impregnado con esta historia. En ese momento yo estaba en el pabellón COI, que funcionaba en un edificio dentro del predio de la ESMA, no estaba en el Casino de Oficiales”, cuenta Basterra con su memoria puntillosa. “El mundial siempre era en segundo plano, porque estaban apareciendo los tipos que habían tenido participación en las batallas de Malvinas. Eran antiguos o nuevos represores, eran promocionados en la ESMA. Entre ellos, en algún momento llegó ‘El Cuervo’ o ‘El Rubio’, como le decían: Astiz. Lo recuerdo perfectamente, sobre el final del mundial. Él vino con una orden a la ESMA para hacerse un juego de documentos. Se sentó y le dije: ‘¿a nombre de quién?’, me miró y me dijo: ‘El Rubio’. Entonces me vino a la memoria lo que se había comenzado a hablar, se le decía ‘El Ángel Rubio’. Ahí me quedó claro a quién tenía adelante mío. Estaba demacrado, delgado. Tiraba un poquito de saliva cada vez que hablaba, así que también le decían ‘Saliva’ por ese motivo. De apellido en el documento me hizo poner Abramovich, no recuerdo el nombre, y la foto era de Astiz. Era un documento nacional, registro de conductor, cédula de identidad, creo que hasta un pasaporte”.Víctor aprovechó la euforia mundialista para seguir constuyendo lo que luego sería el Informe Basterra, la ya mítica colección de fotografias de genocidas y de algunas personas desaparecidas que fue rescatando del submundo de la ESMA. Ahora constituyen el eje central de la prueba de la megacausa junto a los testimonios del resto de quienes sobrevivieron y han decidido vivir para contar. “En el contexto del mundial, yo estaba centrado en eso. Iba recogiendo las fotos que podía, las iba escondiendo, guardando. En algún momento tuve alguna salida y sacaba las fotos. Eso era en junio, julio del ’82. Esa elasticidad que se producía en esas épocas donde los suboficiales estaban pendientes del mundial, yo la aprovechaba para otras cosas. Ellos (los represores) lo vivían con algo de su idea de patria. Se les escuchaba: ‘¡Qué boludos! ¿¡Cómo vamos a perder con fulano!?’, ‘¡Cómo les ganamos a éstos!’, ‘¡Le pasamos por encima a aquel!’. Esas boludeces que dicen siempre: ‘Somo’ lo’ má’ grande del mundo’”, recuerda.Se debate mucho por estos días acerca de si el Mundial es una suerte de gran pantalla gigante que le permite al gobierno nacional tapar despidos, miserias y ajustes. En esta historia de Basterra, Astiz y un tal Abramovich, queda claro que siempre hay alguien que se distrae y alguien que aprovecha la distracción. Y que nada es tan líneal. Nunca. DESCARGAR

El ex juez Carlos Rozanski, apuntó contra el gobierno de Macri y la Justicia encubridora. Habló de las prisiones domiciliarias y los reiterados intentos por lograr impunidad y silencio ante los crímenes de lesa humanidad. Fue en el programa Oral y Público que, por Radio La Retaguardia, conduce Fernando Tebele con la participación especial de Víctor Basterra. (Por La Retaguardia) Carlos Rozanski fue presidente del Tribunal Oral Federal Nº1. Encabezó el juzgamiento del genocida Miguel Etchecolatz, en el primer juicio después de derogadas las leyes de impunidad, en el que además se reconoció el genocidio, entre otras causas por crímenes de lesa humanidad. El ex juez opinó acerca de la manera en que se está llevando actualmente el proceso de Memoria, Verdad y Justicia: “Lo que está viviéndose ahora es absolutamente transparente y exitoso para la gente que lo está llevando adelante desde el gobierno. Es imposible desconocerlo desde hace un par de años. Se sabía claramente que esto se venía. Si ganaba esta gente iban a hacer lo que están haciendo. No me sorprende para nada. Es un retroceso extraordinario, gravísimo e incalificable en materia de derechos humanos”, manifestó.Ante la oleada de beneficios brindados a los genocidas con el acceso a las prisiones domiciliaras y las tobilleras electrónicas, recordó que durante su gestión como juez nunca otorgó una domiciliaria a ningún genocida y explicó por qué. “Hasta el día que me fui de la Justicia negué sistemáticamente todas las domiciliarias por crímenes de lesa humanidad, sin excepción. Mi interpretación es unívoca en ese sentido. Un crimen de lesa humanidad es incompatible con la prisión domiciliaria. Es sencillo de entender. A veces lo quieren hacer confuso, pero no lo es. Todos los delitos, en general, prescriben. Eso es un principio universal. Los delitos de lesa humanidad no prescriben, con lo cual se rompe un principio internacional fortísimo. Esto está marcando una diferencia sustancial enorme con el resto de los delitos”.  Rozanski agregó: “En ese sentido, la prisión domiciliaria es entendible que no sea aplicable porque incluso es mucho menor la implicancia de la prisión domiciliaria que el concepto de prescripción. La prescripción deja sin juicio y sin sanción. La prisión domiciliaria lo que hace es mandarlo de la cárcel a la casa. Desde el punto de vista jurídico es muchísimo más grave la prescripción que la prisión domiciliaria. Por lo tanto, si nadie discute que estos delitos son imprescriptibles por el daño social que han generado entonces ni siquiera tendríamos que discutir la prisión domiciliaria. Es incompatible con alguien que fue hallado responsable de un delito de lesa humanidad”, aseguró, y apuntó contra los jueces cómplices que sí las otorgan: “Cuando explican que es una opción que permite la ley lo que quieren hacer es confundir. Quien opta por eso como juez es porque está identificado con eso y sabe perfectamente que la prisión domiciliaria equivale a impunidad en materia de delitos de lesa humanidad. No hay ninguna duda. No podemos comparar a un genocida en su celda con un genocida en el living de su casa viendo televisión”, comparó el ex juez.Rozanski habló de esta complicidad de los jueces con el poder de turno y explicó que, más que presión política, el gobierno y cierto sector de la Justicia comparten ideologías similares a la hora de asegurar la impunidad de los genocidas: “Yo recomiendo un libro que se llama ‘¿Usted también doctor?’. Es una recopilación que hace Juan Pablo Bohoslavsky, de Viedma (Río Negro). El libro contiene la complicidad de la justicia federal con la dictadura. Ahí se puede ver como la dictadura siempre se ha visto acompañada por la Justicia. Yo agrego que no hizo falta presionar a la Justicia. Una parte muy importante ha sido cómplice de todas las dictaduras desde la primera en Argentina. No hizo falta mucha presión. Hay una comunidad ideológica que en momentos como este explica la permeabilidad. ¿Por qué en un momento determinado se pronuncian de una manera y hoy se pronuncia de otro? Es porque va acompañado y tiene más que ver con su ideología genuina”, se respondió.Rozanski mencionó el concepto de justicia transicional y detalló por qué ese término le parece inválido: “Yo estoy en contra del concepto mismo de justicia transicional. Lo estuve siempre. Después de 25 años de haber sido juez creo que no hay dos tipos de justicia: hay justicia o no hay justicia. La transicional es una expresión de deseo que encubre una impotencia por hacer justicia en serio. La justicia es justa o no es justicia”, sentenció. La salida de la justicia En octubre del 2016, el por entonces juez del Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata, Carlos Rozanski, renunció a su cargo tras una acusación por supuesto maltrato laboral que podía derivar en un juicio político. Cierta o no la denuncia, el peso de las condenas a Etchecolatz, al cura Von Wernich y a otros genocidas del Circuito Camps, pareció pesar en las decisiones del Consejo de la Magistratura. Para Rozanski, el hecho de no pertenecer a esa ideología imperante en el Poder Judicial fue lo que hizo que tuviera que dar un paso al costado: “Yo no tengo duda de eso. No por personas en particular sino por una ideología. Este gestión (de gobierno) está claramente en contra de todos los avances de la década pasada, sobre todo porque hay una comunidad ideológica clarísima. Están aplicando el mismo modelo económico que la dictadura. Están absolutamente a favor de las prisiones domiciliarias y tienen una coincidencia ideológica casi total con la dictadura. En mi caso particular, fue anunciado por televisión. Jorge Lanata lo anunció. Dijo que el presidente Macri había decidido echar antes de fin de año a 3 jueces. Durante todo el programa mostró 3 muñecos ridiculizados con la cara de (Eduardo) Freiler, de (Daniel) Rafecas y la mía. Esto fue premonitorio. A la semana, el representante del presidente en el Consejo de la Magistratura, (Juan Bautista) Mahíques, reflotó una denuncia en mi contra que ya había sido descartada por absurda. Es

Hace unas semanas, la Corte Suprema de Justicia le ordenó a la Sala II de Casación Penal que revisara su fallo contrario al pedido del sobreviviente Carlos Lordkipanidse, que pedía frenar la apertura del museo que hoy funciona en el Casino de Oficiales, el lugar emblemático de la tortura en nuestro Auschwitz. En esta nota, repasamos la polémica historia de la mano de dos de los sobrevivientes más emblemáticos, el propio Lordkipanidse y Víctor Basterra. Ambos pasaron por el programa radial Oral Y Público, que conduce Fernando Tebele. (Por La Retaguardia)La Corte Suprema aceptó el recurso de queja interpuesto por Carlos Sueco Lordkipanidse y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD) y devolvió el expediente a la Sala II de la Cámara de Casación Penal, que deberá releer la argumentación de los y las sobrevivientes de la ESMA que se oponen a que el museo que funciona actualmente haya modificado los espacios más emblemáticos de la tortura, el hacinamiento y el trabajo esclavo al que eran sometidas las personsas secuestradas durante la última dictadura.Lordkipanidse está convencido de que la Sala II ni siquiera leyó el recurso: “Casación no solamente no leyó la protesta nuestra sino que dice que nos contestó y que no había nadie para recibir esa contestación. Es una falsedad absoluta, comprobable cotidianamente. Nosotros siempre hemos funcionado desde la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, en Corrientes y Callao, que como todos sabemos tienen una guardia permanente. Es imposible que haya llegado una cédula que no haya sido recibida en mano y firmado el recibo.  Es el organismo de derechos humanos más antiguo de la Argentina, hace 70 años que funciona y está siempre abierto. Yo creo que ni abrieron el sobre”, dijo el Sueco, y aprovechó para recordar el camino jurídico recorrido: “Cuando nosotros empezamos los largos caminos que hay que recorrer en los pasillos de Tribunales, en lo último que confiamos es en la justicia. La justicia es la que conseguimos, no es la que nos conceden. Después de 4 años, el único camino alternativo que quedaba era la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ya habíamos llegado a la Corte Suprema de Justicia y en 4 años no nos habían dado respuestas. Sorpresa nos da la vida… Que hayan desencajonado esto, después de tanto tiempo, a alguna razón obedecerá. Bienvenida sea, es a la aspiración a la que llegábamos. En el fondo, de lo que se trataba era de la modificación del Casino de Oficiales. O sea, el corazón del Centro Clandestino de Detención. En la apelación no es que estoy solamente yo en representación de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, sino que hay una lista larga de querellantes; víctimas y familiares de víctimas de lo acontecido en la Escuela de Mecánica de la Armada”, aclaró Lordkipanidse. Un poco de historia En 2013, los y las sobrevivientes fueron invitadas a varias reuniones. Entre otros estaba allí el entonces Secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. En ellas les mostraron el nuevo museo que estaban proyectando para remplazar al que existía, que preservaba los lugares tal cual los había entregado la marina. En aquel momento, los ex Centros Clandestinos de Detención Tortura y Exterminio (ex CCDTyE) de la CABA estaban bajo la órbita del Instituto Espacio para la Memoria (IEM), un ente autárquico con presencia de organismos de derechos humanos y algunas personalidades incuestionables como Víctor Basterra, Adolfo Pérez Esquivel, Beinusz Smuckler, Stella Calloni, Ana María Careaga o Nora Cortiñas, en su directorio. El IEM funcionaba con presupuesto del gobierno de la CABA. A pesar de sus enormes iniciativas para conseguir Memoria, Verdad y Justicia, el kirchnerismo nunca pudo plantar los dos pies en su Consejo directivo. Sus sectores más soberbios y todopoderosos no pudieron soportarlo. Entonces se sentaron a negociar con el gobierno de Rodríguez Larreta y, ley mediante, disolvieron el IEM en un acuerdo en el que el gobierno de la CABA cedió el control del Olimpo, Virrey Ceballos, Automotores Orletti, el Club Atlético y los espacios de la ESMA loteada en 2004 que quedaron bajo la órbita del IEM. Con el traspaso, el gobierno anterior quedó al frente de la administración de los ex centros clandestinos de detención, tortura y exterminio porteños… hasta que perdió las elecciones y cambió el gobierno. Algo que podía suceder. A la distancia y con el diario del lunes, algunas personas seguimos diciendo lo mismo que antes de que saliera el diario: quitarle el control a los organismos para que se los quedara el Estado, cuyo gobierno podía cambiar próximamente, era un delirio. La ESMA En aquel acuerdo, queda dicho, se cedió también parte de la ESMA. Estos lugares son los más emblemáticos del funcionamiento de nuestro Auschwitz como engranaje demencial, perverso, asesino y desaparecedor del Terrorismo de Estado. Uno de ellos, el Casino de Oficiales, contiene en su edificio, entre otros recuerdos tristes: Capucha y Capuchita, ambos lugares de permanencia hacinada e irracional; la Calle de la Felicidad y La huevera, ambas en el sótano, en general el lugar de una bienvenida a pura tortura; o la maternidad clandestina, que no es más que una pequeña habitación donde los torturadores obligaban a parir a las mujeres para luego robarles los bebés y desaparecerlas.En aquel proyecto presentado y que La Retaguardia publicó en enero de 2014, todos esos espacios aparecían alterados de alguna u otra manera por la avanzada museológica. De las modificaciones planteadas, buena parte permanecieron inalterables a pesar de las quejas de quienes pasaron por allí y hoy pueden brindar su testimonio en primera persona, aunque algunas cuestiones que se planteaban en el proyecto sí fueron modificadas para intentar calmar las quejas. No lo consiguieron.“El proyecto que presentamos resignificará en una narración sostenida por un sistema de dispositivos museográficos esta maquinaria de la muerte (…) Comprendemos que vivenciar el horror, al menos parcialmente, que allí aconteció, es impactante, movilizador, doloroso. Por ello, el tenor de la intervención no será infinitamente denso. Dará al visitante la oportunidad de recomponerse, reflexionar y generar una representación propia de

Adolfo Scilingo, el genocida de la ESMA condenado a 1084 años de prisión en España por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el Terrorismo de Estado en Argentina, fue visto de caminata libre y tranquila por un pueblo en las afueras de Madrid. En conversación con Fernando Tebele y Víctor Basterra (sobreviviente de la ESMA), el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia, Pompeyo Ramos-Marrau, parte de la Asociación de Derechos Humanos de Madrid, aseguró que no es la primera salida que se le conoció al genocida, que confesó haber participado de los vuelos de la muerte y detalló su mecanismo difícil de calificar con palabras. En 2016, La Retaguardia publicó una entrevista con la fiscal de la causa ESMA en ese entonces, Mercedes Soiza Reilly, donde describía el rol de Scilingo y anunciaba que estaba cerca de conseguir el beneficio de las salidas temporales. (Por La Retaguardia) Foto: captura de pantalla del video del portal español VozPópuli. El genocida Adolfo Scilingo fue visto caminando por las calles de un pueblo de las afueras de Madrid por el periodista Alejandro Requeijo, del medio españor VozPopuli quien lo fotografió y grabó un video donde se lo nota tranquilo. En el año 2015, al genocida se le habían otorgado salidas transitorias que él mismo había rechazado, según informó en su momento una de las fiscales del tercer tramo de la megacausa ESMA, Mercedes Soiza Relly. Aquella declaración de la fiscal estaba basada en una información que brindó el periodista Horacio Verbitsky, que reveló a mediados de los ’90 el testimonio del genocida. Verbitsky habría contado durante su declaración en el juicio que el mismo Scilingo le había comentado que rechazaba el beneficio que le habían concedido. O le mintió, o cambió luego de opinión.Pompeyo Ramos Marrau es un militante político que debió exiliarse en febrero de 1977 a Alemania, donde estuvo 15 años, y luego a Madrid. Allí, gracias al principio de la justicia universal impulsado por su compañero de batalla, Carlos Slepoy, lograron condenar a genocidas por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en Argentina. Entre ellos se encontraba Adolfo Scilingo, sentenciado a cumplir 1084 años de prisión por el juez español Baltazar Garzón. Ramos Marrau contó que esta salida del genocida no fue la primera y advirtió que, desde hace tiempo, existe una intención de liberar a uno de los responsables de los vuelos de la muerte: “La indignación siempre está a flor de piel cuando hablamos de genocidas en general. Esto no es nuevo. Vienen intentando incluso liberarlo desde hace varios años. Esta salida transitoria no es la primera, ya tiene más de veintiseis. Hay que enmarcarlo políticamente. Los juicios contra los crímenes del franquismo han empezado a tener más envergadura. Hay más querellantes”, aportó Ramos Marrau en referencia a la participación de españoles/as en la querella Argentina que lleva adelante la jueza Servini de Cubría. En España, los sectores gobernantes prefieren hacer la vista gorda: “Yo creo que hay que darle bastante importancia a la intencionalidad política del Partido Popular, que está gobernando España, al que no le interesa en absoluto que se siga avanzando en el juzgamiento de estos crímenes. El caso Scilingo y el caso Pinochet fueron los primeros que empezaron a sentar los mojones de la justicia universal. Carlos Slepoy y otros abogados españoles lograron que un juez permeable, sensible, como fue el doctor Baltazar Garzón, tuviese el coraje para decir que España tiene competencia para que se juzguen crímenes de genocidio independientemente del lugar y de la nacionalidad. A mí me parece que esos 1084 años (de sentencia contra Scilingo) que se dictaron en el 2005 por genocidio, por la gravedad y la jurisprudencia que sienta, es aglutinadora de que no puede quedar en libertad bajo ningún aspecto. Hay que enmarcarlo en el avance que están teniendo los juicios contra los militares y civiles españoles en tiempo del franquismo”, insistió.Pompeyo recordó la gran labor y el espíritu de Slepoy para llevar justicia a cada uno de los rincones del planeta: “Carlos Slepoy veía la transformación como generar los mejores elementos para prevenir genocidios. Era una lucha continua que no se paraba con los Scilingo, los Pinochet ni los Cavallo y compañía. Había que continuar cada día y hacer que los juzgados de cada una de las ciudades del planeta tuvieran la posibilidad de juzgar estas situaciones. Era tener atención de forma permanente a toda la población para que esto no sucediera”, relató Ramos Marrau en el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia.Si bien opinó que el poder que tiene el Estado argentino en comparación con el español es más débil, admitió que en el caso de nuestro país “ha tenido la pujanza enorme de las organizaciones de los derechos humanos. Sin la Madres y las Abuelas esto no hubiese ocurrido nunca. La sociedad ha hecho política de estado el tema de los derechos humanos. Pero a la hora de la verdad la política determina lo que estamos viendo ahora. Es un intento tras otro para dejar en libertad a los genocidas o disminuirles la pena o darles mejores condiciones”. -La Retaguardia: ¿Por qué pueden producirse las salidas del genocida en España? -Pompeyo Ramos-Marrau: Scilingo tiene grado 2, está a un paso de ser grado 3. Grado 3 significa que lo van a dejar en libertad todos los días. -LR: ¿Alguna otra instancia de la justicia puede cancelar las salidas? -PRM: Yo creo que sí. Es importante la postura de la abogada francesa (Sophie Thonon) en el sentido de hacer conocer a la opinión pública de lo que está pasando, salir a la calle y decir que esto no puede ocurrir. Que no ocurra más. Hay que tratar de bajar eso del grado 2, que le permite salir 26 días al año. -LR: ¿De quién depende que le cancelen el beneficio? -PRM: La presión política es la que se impone. Todo está motivado por una cuestión política más que jurídica. Carta en la que Scilingo ofrece su testimonio

Hasta ahora conocíamos el valor del testimonio de los y las sobrevivientes del genocidio a través del impacto que han generado en la reconstrucción de las familias que buscan a sus desaparecidos. También sabíamos lo que implican socialmente, así dicho, en general; incluso en la consecuencia de justicia. Lo que desconocíamos hasta aquí era cómo el testimonio de un sobreviviente podía ser esencial dentro de las familias de los genocidas, en este caso para una hija que hoy se reivindica como ex.Alejandra Éboli integra el grupo de ex hijas y ex hijos de genocidas. Su progenitor es Miguel Ángel Rodríguez, quien quedó libre tras la última sentencia ESMA, en la que recibió solo 8 años de condena. Rodríguez fue uno de los tantos genocidas que lograron ser reconocidos y enjuiciados gracias a las fotos que Víctor Basterra sacó del lugar de terror. Hace algunos años, el sobreviviente se encontró con Éboli en un bar de La Plata porque ella quería saber quién era realmente ese hombre al que llamaba papá. Alejandra y Víctor se volvieron a encontrar a través de la radio, en el programa Oral y Público que emite Radio La Retaguardia con la conducción de María Eugenia Otero y Fernando Tebele, y del que también participaron le ex hija de Etchecolatz, Mariana Dopazo, y el escritor José Tcherkaski. Aquí una primera noche surgida desde aquel programa especial, con la historia de Éboli y la importancia del rol de Basterra en su vida, aunque solo lo haya visto una vez. (Por La Retaguardia) Foto: Éboli, en el fondo, escucha atentamente a Basterra. A la derecha Dopazo. A la izquierda Tcherkaski y más atrás Tebele, en el estudio de Radio La Retaguardia (captura del video de Natalia Bernades). “Toda mi infancia y este proceso de llegar a quitarme el apellido y nombrarme como ex hija estuvo atravesada por Víctor, sin conocernos. A los 10 años, al regreso de la democracia, siempre le revisaba todo a él (a Rodríguez) porque había algo que no me cerraba. Revisándole el placard encontré una doble página del diario La Voz. Estaban todas las fotos. Empecé a ver a todos los amigos de él con el alias abajo. Yo era una nena y rogaba que no apareciera. Apareció ahí su foto, que era la misma del DNI que estaba arriba de la mesa con otro nombre. Esa fue mi primer despertada a la realidad”, dice Alejandra Éboli, con la voz temblorosa, pero a la vez firme y convencida de que está en el camino correcto, ciertamente sanador.Aparece ya en su niñez una figura que la acompañará de manera constante: la del sobreviviente de la ESMA que rescató las fotos con las que se pudo identificar con certeza a los genocidas del centro clandestino de detención, tortura y exterminio más grande de Argentina. Basterra vuelve, una vez más, a toparse con el valor de su arriesgada tarea. “Yo saqué esa foto. Además, después la saqué de la ESMA. Esa es la función que yo hice en esta historia. Supe casi enseguida que se llamaba Rodríguez, pero en el grupo de tareas era Castro Cisneros. El aporte mío fue para la memoria colectiva. Evidentemente, avanza… La maldad o la crueldad no se heredan, se construyen. Se va haciendo y elaborando. Afortunadamente, hay una juventud que recupera los mejores valores que uno pueda encontrar”, sostuvo Basterra conectado vía telefóncia, mientras Éboli, presente en el estudio de La Retaguardia, no podía evitar la emoción de escuchar una voz que le resulta muy familiar. “Yo era una nena asustada. Esa noche, lo esperé con el diario y le pregunté si había matado gente. En su placard había un grabador con muchos casetes. Yo lo escuchaba todas las tardes. Él le hacía la libertad vigilada a Víctor en democracia”, explicó Éboli. Se refiere a los últimos tiempos del secuestro de Basterra. En su perversión llevada al extremo, los genocidas de la ESMA le permitían salir con la condición de que regresara por la noche. Basterra vivía aquel momento como que también su familia estaba secuestrada. A la vez, comenzó, en esas salidas, a rescatar las fotos, que sacaba escondidas entre los testículos y el ano. Basterra regresa a las salidas vigiladas y a los casetes con su voz que Éboli escuchaba de niña, como si fuera una novela diaria. -Víctor Basterra: Yo tenía que llamar a un número y ahí daba unas explicaciones para contar qué estaba haciendo. Seguramente las recibía él.-Alejandra Éboli: Yo recuerdo que eran casetes con conversaciones telefónicas más familiares o algo así. Yo lo escuchaba como un programa de radio, sin comprender lo siniestro. El encuentro con Víctor La única vez que Basterra y Éboli se vieron, fue en un encuenctro que estuvo plagado de diversas sensaciones. Una de ellas fue la desconfianza de Víctor; citarse con la hija de uno de sus represores en la ESMA no era algo habitual. Para Alejandra era algo que venía esperando desde que entendió todo el horror que causaba su progenitor. Quería entender quién era ese sujeto al que alguna vez llamó papá y del que se avergonzaba profundamente. Y Basterra le sigue contando, aún hoy, quién es ese tipo que ahora camina libre por las mismas calles que nosotros/as, como si nada hubiera sucedido. -VB: Yo compartí con Rodríguez una de las etapas oscuras. Era un auditor ahí (en la ESMA). Tuvo funcionamiento en operaciones y en inteligencia. En esos años, ’82 y ’83, se había reducido la plantilla de oficiales, suboficiales y de personal del grupo de tareas. Se habían diversificado todas las funciones de cada uno de los integrantes del grupo de tareas. Por lo tanto, con el tiempo, pasaban a secuestrar gente, torturarla y luego también participar en la desaparición de los compañeros. Esta persona, Rodríguez, al que le decían Ángel, fue uno de esos personajes y partícipes necesarios para llevar adelante toda esa tarea. -AE: Fue muy fuerte. Yo lo busqué a él. Siento que toda mi infancia estuvo atravesada por Víctor. Yo lo quería

Víctor Basterra relató una serie de encuentros ¿casuales? con un marino genocida que le dijo que quería ser su amigo. El sobreviviente de la ESMA recordó luego a ese represor e incluso contó que lo sacó de su cautiverio para llevarlo a un extraño almuerzo en la Costanera junto a su amigo y compañero Carlos Sueco Lordkipanidse. Fue en conversación con Fernando Tebele en el programa Oral y Público por Radio La Retaguardia. (Por La Retaguardia) Cerca de un mes atrás, Basterra tuvo una serie de encuentros con un hombre que lo increpó mientras hacía las compras en el supermercado de su barrio: “Se trata de un hombre de estatura mediana, más bien bajo, ojos claros y de más o menos 60 años. Nos cruzamos en el supermercado. Él me decía ‘Hola, ¿qué tal? Quiero ser tu amigo’” comenzó relatando Basterra que entre la confusión y la sorpresa no sospechó de qué se trataba: “Yo soy bastante conocido en el barrio. La última vez que lo vi, el tipo se me acercó, me dio la mano y me dijo: ‘Quiero ser tu amigo. Tenemos que ir a tomar algo porque tenemos que compartir un montón de cosas’. Yo lo empecé a mirar con otra mirada, una mirada más interrogadora, buscando la forma de lo que me quería decir este hombre. En un momento determinado me dijo que él me conocía de antes. Ahí me empezó a agarrar una inquietud. Yo no lo tenía, no lo registraba. Me dijo que él me conocía del año ’80. Yo me quedé helado, mirándolo. Me dijo ‘nosotros estuvimos juntos’. Entonces le pregunté si había estado chupado. ‘No, no, yo estaba del otro lado. Era oficial de la Armada’. Ahí me quedé totalmente helado. Me dijo que lamentaba lo de una chica y ahí me empezó a venir el recuerdo. No se me ocurrió nada más que quedarme atónito. El tipo se ve que intuyó que yo estaba cambiando totalmente mi habitual buen humor por otro tipo de mirada y me dijo que se había retirado como capitán de fragata. Es un cargo alto. Me dijo que se había retirado disconforme con algunas cosas que había visto. Se dio media vuelta y se fue. Yo me quedé parado en el medio del supermercado pensando, pensando y pensando. No podía salir de esa sensación de sorpresa”, compartió el sobreviviente. Sabemos, Víctor Basterra es un hombre memorioso. El principal testigo en la Megacausa ESMA fue clave para reconocer, enjuiciar y condenar a decenas de genocidas. La situación con este misterioso represor lo tuvo confundido y pasó varios días conmocionado, algo poco habitual en Basterra. Pero si algo nos han demostrado los sobrevivientes es que jamás permitirán que la memoria desaparezca: “Con el tiempo fui recordando de a poquito. Me vino a la cabeza un tal Raúl, que así se llamaba en el año ’80. A principios del ’80, a mí me habían bajado para utilizar mi conocimiento como obrero gráfico de fotógrafo. A mediados del año ’80, había también una compañera que la habían secuestrado, Alcira Machi de Durante. La tenían ahí. En un descuido de la guardia yo le acerqué un vaso de Coca-Cola. Ahí me contó que la habían llevado a Campo de Mayo y había visto como a 50 compañeros, entre ellos a Petros. Petros era un compañero que después me enteré fue el compañero de Pilar Calveiro. Está desaparecido en Campo de Mayo. Esta compañera lo vio allá. A ella también la hicieron desaparecer. Este tipo la iba a ver siempre y se hacía llamar Raúl. Esto lo recuerdo porque este Raúl fue el que con el Sueco, Carlos Lordkipanidse, nos sacó una vez. Nos llevó a un carrito de la Costanera. Almorzamos ahí y nos contó que él venía del radicalismo y estaba en desacuerdo. Después volvimos a la ESMA. Una cosa rarísima. El tipo tenía suficiente grado y suficiente confianza de los jefes de ahí como para hacer una cosa así. Ese tipo, justamente, fue el que me estuvo hablando y que me conocía. Después no lo vi más. Pensé, qué pelotudo, cómo no se me ocurrió sacarle una foto. Eso me quedó como una cuestión pendiente”, admitió Basterra. Sobre la posibilidad de que estos encuentros hayan sido casuales, Víctor sentenció: “El tipo aparecía siempre en el horario que yo iba. Se fue caminando. Yo estaba un poco atónito, sorprendido y paralizado. Mi cabeza funcionaba a gran velocidad. No podía encontrar el punto de referencia hasta que al final lo pude tener: esa jornada que pasamos con Lordkipanise y este hijo de la gran siete donde nos sacó a la costanera a comer. Es una cosa sorpresiva. No sé si el tipo vive ahí en la zona. Lo cierto es que lo vi tres veces. Habló conmigo y me dijo que quería ser mi amigo”, expresó el sobreviviente en Radio La Retaguardia.Este genocida que pretende acercarse a Basterra “es una persona que no sabemos cómo se llama, solo que le decían Raúl” y no ha participado de los juicios. Víctor aseguró que charlará con sus abogados para definir qué medidas tomar ante este situación que poco ha tenido de casual.

Así celebró el fallo Mercedes Soiza Reilly, quien junto a Guillermo Friele fueron fiscales durante toda la parte acusatoria del tramo III de la Megacausa ESMA. 29 genocidas fueron condenados a prisión perpetua. También hubo 6 absoluciones y 19 condenas a penas de entre 8 a 25 años por los 789 casos que se juzgaban en la causa. Los fiscales y fiscalas (como dice Nora Cortiñas) aportan en muchas ocasiones contención para testigos y sobrevivientes que participan en los juicios. Soiza Reilly dialogó con Fernando Tebele y María Eugenia Otero en Oral y Público, el programa del juicio a los genocidas que emite Radio La Retaguardia y se replica en radios populares de todo el país. Allí analizó lo que dejó el veredicto del juicio más extenso de la Argentina y despejó algunas dudas acerca de las absoluciones y bajas penas, además de refrescar algunos olvidos del tribunal, que no se expidió acerca de un pedido de resarcimiento informativo para Clarín, La Nación y otros medios tradicionales. (Por La Retaguardia) Foto: la fiscal en el sótano de la ESMA (Camilo del Cerro) El año pasado Mercedes Soiza Reilly tuvo que dejar la causa ESMA muy a su pesar. Ya habían soportado desde el Ministerio Público Fiscal todos los embates posibles de parte de los genocidas para apartarlos, entre ellos notas periodísticas publicadas entre otros medios por La Retaguardia, como intento de prueba de una supuesta parcialidad indebida. Pero todas esas estrategias fallaron. Sin embargo, una fue efectiva. Llegó desde adentro de la propia fiscalía con el mismo formato de denuncia por el que debió renunciar el juez Carlos Rosanzki. Soiza Reilly decidió apartarse de la causa ESMA para que su situación no contribuyera a la búsqueda enterna de impunidad. El trabajo ya estaba hecho. Desde el inició del juicio hasta el alegato final. A partir de ese momento trabaja en la Procuración específica para crímenes de lesa humanidad que dirige Jorge Auat.Soiza Reilly llama la atención. “Admiro mucho su belleza y su inteligencia”, le dijo entre risas mutuas Víctor Basterra, el testigo esencial de esta causa. Es muy didáctica para explicar lo que el tono de la familia judicial se empecina por alejar del resto de los mortales. La fiscal se refirió al contexto político y el panorama actual de los juicios por crímenes de lesa humanidad que se suceden en todo el país: “Lo que venimos viendo que está pasando en los juicios de lesa humanidad es que los jueces comienzan a cambiar determinados criterios que venían sosteniendo en distintas causas. Sea cual fuere el motivo, sea político o dogmático, estamos viendo que se están escondiendo en la famosa obediencia debida. Yo fui parte de lo que fue el entramado y la construcción del alegato y sabía que teníamos pruebas suficientes para poder arribar a sentencias condenatorias para todos. Lo cierto es que veníamos un poco golpeados con este panorama nacional. Los juicios no estaban resultando conforme a nuestras expectativas. Viendo este panorama nacional, el juicio del miércoles nos marcó un camino. La ESMA sigue marcando un camino como productora de sentido en todos los aspectos; desde la construcción del espacio ESMA, desde la política, desde el sitio y desde el juicio”, manifestó. -La Retaguardia: De acuerdo a tus expectativas, ¿qué tan satisfecha estás con la sentencia del tercer tramo de la Megacausa de la ESMA? -Soiza Reilly: Lo más positivo de lo que ocurrió ayer es que pudimos probar la mecánica de exterminio por excelencia del campo de exterminio ESMA. Se han probado los vuelos de la muerte, que no es poco. Se ha probado la actuación de una patota todopoderosa que cumplía funciones dentro de este plan sistemático de exterminio a gran escala. Era una patota un tanto particular porque era una patota ensamblada con diferentes actores de la represión ilegal. Si bien muchos imputados estaban destinados a la ESMA, otros eran convocados por el Grupo de Tareas en comisión, otros eran adscriptos, otros estaban contratados de forma abnegada. Pudimos ver cómo se involucraban esta cantidad de actores en el grupo de tareas. A nivel país no se ha visto en ningún otro juicio. Agrego un dato más. Hemos probado cómo la Cancillería actuó directamente involucrada dentro de este grupo de tareas con las operaciones del Centro Piloto París. Tenemos una condena a (Eugenio) Vilardo. Es una pata que tenemos que destacar como fundamental. Por supuesto, también, la condena a un civil, a este civil abnegado que es (Gonzalo) Torres de Tolosa, Secretario de la sección Tutorial del Juzgado de Menores. Una condena perpetua a un civil es una cosa pocas veces vista en el país. Por el contrario, estamos viendo civiles que son absueltos.-LR: Torres de Tolosa se había autoincriminado en este juicio. -SR: Sí y no. Sí porque había dado este dato preciso: dijo que le pedía permiso a (Jorge) Acosta para ver si podía entregar a los niños, pero por un lado se había incriminado solamente en lo que fue la sustracción del menor y no en el homicidio, que es lo que le garantiza a él esta pena perpetua. Las sustracciones de menores no tienen penas perpetuas, son penas temporales. Con lo cual, si bien estaba confeso de haberle pedido permiso al Tigre Acosta para entregar a los niños al abuelo de los niños, lo cierto es que también hemos probado este accionar de Torres de Tolosa incluido en los homicidios cometidos en el Campo. Es un dato que tuvo que ver más con la construcción probatoria que con la confesión.-LR: Remarcaste lo positivo. Hablanos del aspecto negativo del juicio. -SR: El lado amargo son las penas bajas. En muchos casos, a personas que se les habían imputado homicidios agravados terminaron con penas temporales porque esos homicidios fueron retirados y por esos homicidios fueron absueltos. El homicidio garantizaba esta pena perpetua. Un caso paradigmático, y deberíamos ver los fundamentos que los jueces nos darán, es el caso de (Carlos Octavio) Capdevilla, un militar que sí participó dentro del Grupo de Tareas a quien

Estamos apenas a días del final del tercer tramo de Megacausa ESMA, el juicio más importante de la historia judicial y política de la argentina. Se esperan fuertes condenas para la mayoría de los 54 imputados que quedan por 789 casos de crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, hay 5 genocidas imputados por haber participado de los vuelos de la muerte, en los que están puestas las mayores expectativas acerca de qué hará el tribunal con ellos. Carlos Loza, integrante de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos que conforma una de las querellas, conversó al respecto, en el programa Oral y Público de Radio La Retaguardia, con Fernando Tebele, María Eugenia Otero y Víctor Basterra, otro sobreviviente que ayudó a sostener el juicio durante tantos años. Ambos repasaron el juicio y sus vidas dispuestas a dar testimonio. También recordaron a Nilda Eloy. (Por La Retaguardia) Carlos Loza es un sobreviviente de ESMA que desde el día en que fue liberado decidió dedicar su vida al proceso de reconstrucción de memoria ayudando a los familiares a encontrar la verdad sobre lo que sucedió con sus desaparecidos, participando y sosteniendo los juicios desde su lugar de testigo y querellante: “Trabajamos como Asociación preparándonos en cada uno de los juicios. El hecho de haber estado en ESMA me permitió conocer más y adentrarme en el juicio que ya lleva como 10 años”, expresó Carlos. Es que la Megacausa ESMA atravesó dos tramos anteriores. El Tramo I fue por un solo caso, donde se juzgó a Héctor Febres que lo terminaron envenenado en el buque de Prefectura donde estaba preso y no se llegó a dictar sentencia: “Era un ensayo. Entregaban a uno para ver cómo se desarrollaba el juicio. En ese momento nosotros aun esperábamos que dijera algo. Aparentemente, esta persona no les sirvió más y murió envenenado con cianuro bajo la custodia de la Prefectura”, relató Loza. El Tramo II fue por 97 casos y duró dos años: “De los 18 imputados en ese juicio fueron condenados 16. Nosotros apelamos por los dos a los que no se les había probado, (Juan Carlos) Rolón y (Pablo García) Velazco. Finalmente la Cámara de Casación nos dio la razón y dijo que tienen que ser juzgados por los casos que habían quedado absueltos. De esos 16, 2 han muerto y 14 están integrando este tramo actual de la causa. En ESMA II, la particularidad fue que de los 97 casos se acusaba a solo un represor de la cadena de mandos, (Oscar Antonio) Montes. Estaba acusado él, pero no estaban acusados el resto de los que estaban participando. Ahora, volvemos a ser caso para juzgar a los que habían sido partícipes. Los imputados están acusados de 789 casos de acuerdo al período en que estuvieron en el campo de concentración”, explicó Loza en el programa de los juicios a los genocidas que emite Radio La Retaguardia. La sentencia, miércoles 29 de noviembre  “Aparentemente está acordado eso. Todas las fuentes nos lo han dicho. Extraoficialmente, han comunicado desde la Secretaria del Tribunal que esa sería la fecha. Faltaría el horario, que seguramente será después de las 14 horas. El día de sentencia hay mucha actividad en el Tribunal. Incluso puede ser que (los genocidas) estén diciendo últimas palabras esa misma mañana. Después del mediodía, bien entrada la tarde, puede ser que esté la sentencia”, relató, esperanzado, el integrante de la AEDD.Carlos Loza hizo referencia a las reiteradas interrupciones de las audiencias de este tercer tramo del juicio a través de maniobras dilatorias y a las presiones que recibió el Tribunal para disminuir penas y excarcelar a algunos genocidas. Por ello responsabilizó a varios integrantes del gobierno macrista: “Hemos tenido un retroceso con este gobierno que ha asumido ahora, desde el 2015, con las muestras del Secretario de Derechos Humanos, (Claudio) Avruj, y del Ministro de Justicia, (Germán) Garavano. Todo este negacionismo y estas maniobras dilatorias llevan a la posibilidad de que haya un intento de disminuir las penas y de excarcelar a algunos que están con esa disminución de penas”, denunció Loza y ejemplificó con un caso de un imputado que habría expresado a sus familiares que va a ser absuelto después de leerse el veredicto: “Se está comunicando desde febrero asegurando que él va a ser liberado. Lo ha comunicado por medios, y a familiares y amigos, que va a ser liberado en noviembre. Lo ha dado como una certeza. Se trata de Rubén (Ricardo) Ormello, uno de los técnicos que participó en vuelos” contó el sobreviviente. Vuelos de la muerte Buena parte de las expectativas de este veredicto estarán puestas en saber qué hará el Tribuna Oral Federal Nº5 con los acusados de haber participado de alguna u otra manera en los vuelos de la muerte, el método inadjetibable con el que eran asesinadas y desaparecidas muchas de las personas que pasaron por la ESMA. Son cinco: Rubén Ricardo Ormello, Julio Alberto Poch, Alejandro Domingo D’Agostino, Mario Daniel Arru y Emir Sisul Hess; también estaba imputado Enrique de Saint Georges, pero falleció. En las últimas semanas, crecieron las versiones acerca de que el tribunal podría no condenarlos. Tanto las querellas como la fiscalía que durante las testimoniales y alegatos estuvo a cargo de Guillermo Friele y Mercedes Soiza Reilly, tuvieron que esforzarse mucho para conseguir pruebas ante la ausencia del testimonio central en estos juicios: el de los y las sobrevivientes.“Nosotros sabemos que la causa vuelos es una causa densa porque, obviamente, no hay sobrevivientes de los vuelos. Contamos con que la Aviación Naval estaba subordinada a la estrategia del campo de concentración. Estos personajes no tenían destino en ESMA. Eso no quiere decir que los aviones volaban solos o que los tripulaba gente que no estaba especializada. La Aviación Naval estaba subordinada a la parte operativa, el Comando de Operaciones Navales, y por lo tanto se disponía de ello. Hay registros de vuelos y planillas. En el Tribunal hay fuertes presiones para reducciones de penas y para excarcelaciones. Nosotros las estamos enfrentando y,