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La Retaguardia

El Museo de la ESMA, un escudo contra el negacionismo

Por LR oficial en Basterra, CABA, ESMA, Lesa Humanidad, Victor Basterra

La UNESCO lo declaró hoy Patrimonio de la Humanidad. Comparte crédito con Auschwitz y la cárcel en la que estuvo preso Nelson Mandela. De la polémica por su nacimiento al reconocimiento internacional.

Redacción: Camila Cataneo / Fernando Tebele
Edición: Pedro Ramírez Otero

Esta mañana la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad al Museo Sitio de Memoria ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada).
Este espacio se creó en el Casinos de Oficiales, uno de los edificios del megapredio en el que funcionó el quizá más emblemático Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio durante la última dictadura cívico militar.

La propuesta fue aprobada en el marco de la 45° Sesión del Comité del organismo internacional que tuvo lugar en Arabia Saudita. A partir de este momento, el museo será incluido en la lista de monumentos y zonas protegidas que tienen «valor universal excepcional».

En la ESMA se estima que estuvieron en cautiverio unas 5 mil personas, que fueron torturadas y obligadas a trabajar como mano de obra esclava. También se apropiaron 30 bebés que nacieron dentro del centro clandestino durante el cautiverio de sus madres, que fueron desaparecidas luego de parir. La mayoría de las víctimas fueron arrojadas desde aviones al mar, muchas veces aún con vida y adormecidas; otras fueron incineradas dentro del predio de la Escuela de Mecánica de la Armada. Entre quienes sobrevivieron, un grupo dedicó su vida posterior a dejar testimonio.

Algunas de esas personas se opusieron a la instalación de este museo durante 2014. Consideraban que alteraba el lugar que aún hoy es prueba en los juicios. Hasta allí, el espacio permanecía tal cual lo había dejado la Marina y era custodiado por el Instituto Espacio para la Memoria (IEM). Entre quienes alzaron su voz estaba Víctor Basterra, el testigo esencial de la megacausa por las fotos de genocidas que registró y sacó de la ESMA. Ya con el museo instalado, unos meses antes de su muerte, Basterra participó de «La visita de las Cinco», y de alguna manera zanjó las diferencias.


Actualmente, el museo funciona como espacio que busca concientizar, educar y mantener viva la memoria. Recibe miles de visitas de contingentes de estudiantes y turistas extranjeros que no pueden creer lo sucedido durante el último genocidio en Argentina.
Este nombramiento se convierte de manera visible en una doble herramienta: por una lado, como respuesta a la avanzada apologista de la dictadura revitalizada por el protagonismo de la diputada nacional Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta por la ultraderecha; por otra parte, será más difícil cualquier maniobra que se pretenda sobre el predio si La Libertad Avanza se impone en la próximas elecciones. Ninguno de los dos items es poca cosa. Pero hay una tercera función no menos relevante que puede cumplir este reconocimiento internacional: impedir que el Campo de deportes en el que se incineraban los cuerpos sea cedido a River Plate para que construya su propio campo sobre un verdadero cementerio.