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Alejandro Rodríguez Cernadas: un poco de justicia 38 años después

Escrito por el mayo 13, 2024


Luego de 38 años de denuncias judiciales sin resultados positivos, Nancy Noemí Saavedra pudo demostrar que su esposo, Alejandro Fabián Rodríguez Cernadas, fue asesinado en un caso de gatillo fácil policial. El fallo judicial sólo sirve para confirmar que fue un crimen alevoso, pero nadie irá preso porque los responsables ya fallecieron.

Redacción: Carlos Rodríguez
Edición: Pedro Ramírez Otero

 

El 13 de junio de 1986, Nancy Noemí Saavedra tenía 18 años y su esposo 24. En la madrugada de ese día, Alejandro había ingresado saltando una reja a la deshabitada casa de su padre, porque había olvidado las llaves. Un vecino denunció en forma anónima un robo inexistente, tres policías llegaron y uno de ellos ejecutó de tres disparos a un joven que ni estaba robando, ni tenía armas que pusieran en peligro a los uniformados. Además, era una casa a la que la víctima iba con frecuencia y era conocido por los vecinos y vecinas.
Alejandro Fabián Rodríguez Cernadas, estaba en el techo de la casa de su padre, cuando el agente bonaerense Gustavo José Di Giulio le pegó un primer tiro en el mentón y luego lo remató con otros dos disparos a quemarropa.
“Debería estar feliz por el fallo, después de tanto tiempo, pero no lo estoy porque el fallo no repara nada, salvo que se sepa que Alejandro no era un delincuente, como afirmaba la versión policial”, dijo Nancy. La Retaguardia la conoció hace unos años, cuando se tramitaba en los Tribunales de Lomas de Zamora el juicio por la Masacre de Wilde, un emblemático caso de gatillo fácil que estuvo impune casi 30 años. Aunque en ese caso condenaron a siete policías, todavía todos siguen sin ir a la cárcel.
El asesinato de Rodríguez Cernadas ocurrió un día que había paro general. El caso ocurrió en Lanús e intervino la comisaría segunda de esa localidad.
Del operativo participaron tres policías, pero el único que disparó fue Di Giulio, quién a pesar del crimen cometido, llegó al grado de comisario y a la jefatura de la seccional de Luis Guillón. El policía murió años después en un operativo.
En su declaración ante la Justicia, el policía asesino sostuvo que la víctima tenía un arma y que les disparó, pero en la escena del crimen sólo había vainas de la 9 milímetros de Di Giulio. “Como es habitual, la policía ‘plantó’ la supuesta arma que nunca tuvo mi esposo”, explicó Saavedra, quien, en junio de 1986, quedó viuda a los 18 y con un hijo de 3 años.
Cuando Nancy y su suegro se presentaron en la comisaría de Lanús, llevaron la escritura de la casa en la que ocurrió el asesinato. “Di Giulio llegó a decirme que ‘lamentaba’ que mi esposo haya sido sorprendido ‘cometiendo un delito, porque estaba robando’”, contó. Ante tamaña mentira “les dijimos que no estaba robando, que estaba en la casa de su padre, lo que provocó que todos los policías se alteraran, que comenzaran a entrar y salir de las oficinas, fue muy impresionante lo que pasó en ese momento”, ante el dato clave que confirmaba un nuevo caso de gatillo fácil.
Se abrió una causa judicial contra los policías involucrados y uno de los jueces que intervino, Tristán Rodríguez, le prometió a Nancy que “se haría justicia, pero no la hubo porque el Poder Judicial no administra justicia”.
Después de un largo peregrinar, llegó la tardía resolución del juez de Garantías 3 de Lomas de Zamora, Gustavo Gaig, en la que se corroboró que Alejandro Fabián Rodríguez Cernadas “fue víctima de un homicidio doloso, que para lograr la impunidad de los autores se falseó un sumario y el trámite judicial se limitó a brindar cobertura a la versión policial, sin realizar, pese a las evidencias, ningún esfuerzo investigativo”.
Con la complicidad de sus compañeros, Di Giulio plantó en la escena del crimen un revólver calibre 22 largo, marca Pasper Bagual, al lado de la víctima. Luego, los jefes de la comisaría de Lanús crearon un sumario falso en el que se armaba que fue un caso de “legítima defensa”. Con posterioridad, sin investigar a fondo un caso de fácil resolución, varios jueces dictaron sobreseimientos y el caso fue archivado.
Nancy hizo más de 20 presentaciones judiciales, hasta que en 2023 se contactó con el abogado Ciro Annicchiarico, el mismo que intervino en la causa por la Masacre de Wilde. Lo que se logró fue un juicio por la verdad, como los que se realizaron a partir de los 90, en la Cámara Federal de La Plata, como respuesta a los familiares de las víctimas del Terrorismo de Estado.
Annicchiarico, con el acompañamiento de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), lograron el fallo del juez Gaig, a pesar de que la causa penal ya estaba prescripta “por el tiempo transcurrido y por el fallecimiento de todos los posibles imputados”.
En el fallo, el juez Gaig dejó constancia que “no se puede establecer cuál fue la convicción” de los magistrados intervinientes para cerrar el proceso sin disponer condena alguna para los policías que intervinieron y los que fraguaron el sumario. El fallo hace responsable al Estado provincial “por incumplir con sus obligaciones derivadas de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”. También requirió a la Suprema Corte de Justicia bonaerense la colocación de una placa conmemorativa en el patio central de los Tribunales de Lomas de Zamora en memoria de Rodríguez Cernadas “indicando su carácter de víctima de violencia institucional” porque “su homicidio no fue debidamente investigado en su momento”.
Ciro Annicchiarico consideró que el fallo es importante porque “no hay antecedentes en la Provincia de Buenos Aires de declaración al derecho a la verdad en un caso de gatillo fácil, en un hecho que no está vinculado con los crímenes cometidos por la dictadura” cívico-militar.


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