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A la docente Estela Lemes, las fumigaciones con agrotóxicos realizadas en los campos cercanos a la escuela donde trabaja, en Entre Ríos, le provocaron una neuropatía. Ahora, un fallo de la justicia rechazó su pedido para que la ART (Aseguradora de Riesgo de Trabajo) y el Gobierno provincial se hagan cargo de su tratamiento. En diálogo con el programa Tengo una idea, Lemes repasó su historia. También contó que le mandó una carta al gobernador de la provincia de Entre Ríos y detalló cómo sigue su estado de salud. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Graciela Carballo/Nicolás Rosales ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero Estela Lemes, además de docente es directora de la Escuela Provincial N° 66 Bartolito Mitre de la zona rural del departamento Gualeguaychú, de Entre Ríos. En 2012, su cuerpo fue literalmente fumigado con agrotóxicos por un mosquito que pasaba cerca de la escuela un día de clases. A raíz de esto tiene una discapacidad. Una enfermedad que requiere tratamiento, del que no se hace cargo ni la ART ni la justicia. Lemes luchó desde un principio, y se convirtió en una referente contra el modelo de agrotóxicos. El gobernador Gustavo Bordet “He decidido hacer una carta abierta al gobernador porque de otra manera la causa no se iba a conocer. Entonces, cuando supe que la justicia fallaba a favor de la ART, del Consejo de Educación, y del Consejo Superior de Entre Ríos, apelamos con los profesionales abogados que están de mi parte. Con la carta quise que la gente se entere de lo que estaba pasando. Espero, y quizá sea un poco ilusa, una respuesta del gobernador, deseo que me conteste”, explicó Lemes. Mosquito venenoso La docente se refirió a la denuncia penal que realizó por fumigaciones con agrotóxicos en las cercanías de la escuela donde trabaja:  “La hice en el 2012, pero vengo haciéndola desde el 2010. Una  por año. Porque en septiembre es la época en que fumigan. En 2010 fue la primera, 2011 la segunda. Es septiembre del 2012, fue la vez que estuve más expuesta. Porque me acerqué al aplicador para que deje de hacerlo, diciéndole que estábamos en una escuela. Y el veneno cayó sobre mí. En esa oportunidad, era con un mosquito, esas máquinas aplicadoras, las anteriores fumigaciones habían sido desde avionetas”, volvió a denunciar. Lucha y conciencia La pelea de la docente valió la pena, porque las prácticas de fumigación algo han cambiado: “Cuando yo hice las denuncias a la sociedad le costaba creer que esto pasara, y no se sabía lo perjudicial que era. Hoy en día la gente sabe que un porcentaje muy alto de casos de cáncer de niños que van al Garrahan (hospital público de la Ciudad de Buenos Aires) son de Entre Ríos, y que han sido expuestos o viven en lugares donde se fumiga. La sociedad está ahora más compenetrada en el tema y lucha por el ‘No a la fumigación’. Por otro lado, en la escuela nuestra han dejado de fumigar hace más de tres años porque se han dedicado a la ganadería. Pero en las zonas aledañas sigue, podríamos decir que un poco más responsablemente. Porque avisan unas 24 horas antes, te muestran una receta, te dicen que si el viento está fuerte y corre para la escuela no se va a fumigar, etcétera. Nosotros conocemos tanto el olor (del veneno), que directamente buscamos donde está la máquina aplicadora”, planteó. ¿Banderilleros del agronegocio? Aunque describió anteriormente algunos avances, la gobernación propone algunas ideas un tanto extrañas: “El Gobierno está preparando mediante decreto que los directores de  escuelas rurales, seamos un poco los centinelas, los banderilleros de los aplicadores. Cosa que me parece un disparate, no sólo porque nuestro trabajo es otro, sino que tenemos que hacer el trabajo que deberían hacer ellos, el dueño del campo o los aplicadores. Nosotros tenemos que proteger a los niños y que no nos fumiguen”, aseveró la docente. Una luchadora incansable Estela Lemes explicó cómo sigue su tratamiento en este contexto de pandemia por Covid-19 y agregó una nueva preocupación: “Durante todo este año he seguido con la medicación. Pero no he podido viajar a hacerme los controles durante todo ese mes que hago de internación porque tengo que atravesar el departamento Gualeguay, y las medidas son estrictas. Además el CENER (Centro de Neurología y Recuperación Psicofísica) es un lugar donde las personas no pueden andar por sus propios medios, entonces yo no puedo ocupar un lugar. Voy a ir en cuanto se pueda. Creo que ya estamos en condiciones de poder ir. En cuanto económicamente pueda afrontar el gasto, voy a ir. Pero lo que más me preocupa hoy es que la doctora perito descubrió una nueva enfermedad que yo no la conocía porque tiene los mismo síntomas de la neuropatía. Es un síndrome químico múltiple que ella me dice que me dá una discapacidad del 35,57%. Cosa que yo no pido porque no me quiero jubilar, quiero seguir trabajando y tratar esta enfermedad. Tengo que conocer más la enfermedad, ver dónde y cómo me puedo tratar”. Por último, afirmó: “La causa en sí, me angustió mucho al comienzo. Pero al haber apelado, ya presentamos un escrito, y estamos esperando que presenten las otras partes. Esto ha tenido muchísima repercusión, es imposible que el gobernador no sepa de esta carta. Recibo adhesiones de todas las provincias, han salido notas en diarios, radios.. Hasta la última instancia vamos a seguir judicialmente, pero en estos momentos me preocupa mucho esta nueva enfermedad que no sabía que tenía”.   

Lo dijo Patricio Eleisegui, periodista especializado en temas medioambientales, en su columna mensual en el programa radial A mí no me importa. Se refirió a la aprobación para la comercialización de una variedad de trigo genéticamente modificado, que Argentina comenzará a producir y que también incorpora resistencia a un nuevo agrotóxico más potente que reemplazaría al glifosato: el glufosinato de amonio. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier ✍️ Redacción: Gabriela Suárez López 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 🖍️ Ilustración: Lorenzo Dibiase para La Retaguardia Papel El periodista Patricio Eleisegui habló acerca de la vía libre para la manipulación genética del trigo, un producto tan esencial en el consumo de los argentinos y argentinas, tras la habilitación que se conoció hace algunas semanas para impulsar la producción de este nuevo transgénico: “Es la quinta velocidad de los transgénicos, porque teníamos de repente una aprobación sistemática de soja desde mediados de los años 90, después se fue sumando el algodón, el maíz. La última novedad había sido la papa, una variedad de papa en particular. Pero ahora, el Gobierno tomó la decisión de habilitar finalmente la primera variedad de trigo genéticamente modificado. Es un producto que es inédito en el mundo. Pero no inédito porque estamos hablando de un desarrollo entre comillas que de repente viene iluminado desde la ciencia argentina, a nivel político, sino que el mundo entiende que el trigo es un tema muy sensible y que no se puede jugar con genética en un producto que se consume tanto. Y acá, acorde con la promoción que se hace del agronegocio, del extractivismo, y justamente de la agricultura de laboratorio, se ha ido más allá y se ha terminado aprobando un producto que no tiene mercado siquiera. Porque básicamente la resolución que oficializó el Gobierno dice que la expansión de este trigo está atada a la aprobación que haga Brasil de esta semilla. Porque Brasil compra casi el 50 por ciento de la exportación argentina de trigo y hay mucho temor a perder ese mercado. Entonces, por las dudas, no lanzan una siembra masiva, pero fijate lo perverso del sistema, lo perverso de la dirección que toma todo esto porque en ningún momento se habla de los consumidores locales”, manifestó.   “En principio, esto fue aprobado por la Secretaría de Alimentos y de Economía, que es dependiente del Ministerio de Agricultura. Estamos hablando de la cartera que encabeza Luis Basterra, por poner una responsabilidad directa. La oficialización en el Boletín no está firmada por Basterra sino por Marcelo Alós, que es el Secretario de Alimentos, y es un poco el que pone la cara, pero la realidad es que esto no se puede hacer sin una venia del mandamás de la cartera que es justamente Basterra. Un Basterra que siempre sale indemne de todos los cuestionamientos, un tipo que siempre parece un poco simpático en un punto, pero que omite o no participa en las discusiones importantes como el acuerdo con China, todas cuestiones que tienen que ver con agricultura, con su cartera”, sostuvo sobre la Resolución 41/2020 de la Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional.  Jugar a ser Dios Eleisegui se refirió a las consecuencias desconocidas del consumo de estos productos alterados: “Lo transgénico en sí es una tecnología que lo que hace es incorporar genética de una especie en otra, básicamente. En este caso, se juega sobre el ADN, se inserta un gen de una especie diferente en ésta y básicamente se tiene un desconocimiento total sobre cuáles son los efectos de esa nueva combinación de genes y qué ocurre también cuando tu genética interactúa con este nuevo producto. Cómo va a responder tu cuerpo al consumir esto, es un misterio total. Esto es un experimento a cielo abierto. Como se hizo con la soja en su momento. Qué pasa cuando vos consumís esto en 5 años o 10 años. Bueno, este experimento no existe, lo van a hacer con la gente, lo van a hacer con nosotros”, denunció.  Ciencia e ideología: relieves de una relación en puja Sobre el modo de pensar la modificación genética de los alimentos, el periodista agregó: “Es un producto que no incorpora ninguna mejora nutricional. Porque muchas veces se dice ‘la transgénesis no tiene la culpa’, eso es una lectura ideológica. No existe la ciencia sin ideología, como no existe nada que hagamos nosotros sin ideología. Esto responde a un interés determinado, en este caso el interés de una empresa, Bioceres, que es la Monsanto argentina. El interés no es mejorar el trigo para que nosotros estemos mejor alimentados. La particularidad que tiene este trigo, es que supuestamente se adapta mejor a suelos con menor cantidad de agua. En una instancia de sequía el trigo tendría casi el mismo rendimiento que un trigo tradicional en una instancia climática normal. El famoso estrés hídrico como le dicen a esta genética, o resistente a sequía. Pero lo que no se dice es que incorpora una resistencia a un producto que es el sucesor del glifosato que la industria agroquímica quiere imponer desde hace unos años, y que lo viene haciendo bastante bien, que es el glufosinato de amonio”. Acerca del origen del uso de este producto, expresó: “El glufosinato de amonio es un agrotóxico que comienza a despegar en vínculo con la soja, con el maíz. Porque el glifosato ya no genera el mismo efecto en el campo, porque las malezas se volvieron resistentes, después de tanto tirar millones y millones de litros de glifosato. Entonces, la industria dice ‘¿cómo combatimos estas malezas que compiten con los cultivos?’ Aplicando otra molécula, mucho más tóxica, mucho más potente que el glifosato y es este glufosinato de amonio. Nosotros tenemos hoy entre 10 y 15 semillas transgénicas que ya resisten glufosinato de amonio. La realidad es que hay ciencia que se ha hecho en el país: Rafael Lajmanovich fue uno de los primeros que investigó la toxicidad del glufosinato de amonio. Él comprobó en anfibios que genera daño celular, que genera daño genético, que eso

Lo dijo Norma Herrera, integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, la organización de familias de Córdoba que pelea desde hace años contra las fumigaciones con agrotóxicos. Las Madres repudiaron el sobreseimiento del productor de soja transgénica Francisco Parra y la anulación del juicio en su contra. Herrera dialogó con el programa radial A mí no me importa. Allí denunció que el Estado, con el paso de los gobiernos, no se hace cargo de las consecuencias en la salud por el uso de agroquímicos en el barrio. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier✏ Redacción: Julián Bouvier💻 Edición: Pedro Ramírez Otero🖍️ Ilustración: Lorenzo Dibiase📷 Fotos: Archivo Natalia Bernades La Retaguardia La lucha de las Madres de Ituzaingó, de Córdoba, comenzó en 2002.  Un año antes habían empezado a registrarse casos de leucemia en el barrio y, a partir de esos diagnósticos, empezaron a organizarse: se juntaron un grupo de madres e hicieron un relevamiento casa por casa.En febrero del 2002, le diagnosticaron leucemia a la hija de Norma Herrera, una de las Madres. Al reconocer que eran muchos los casos de personas enfermas, comenzaron a tocar otras puertas: las de los funcionarios políticos. “Hemos sido maltratadas. Nos decían que éramos amas de casa. Y sí, pero ¿qué tenía que ver eso con que estaban envenenando a nuestros hijos?”, relató Norma.Cuando finalmente les hicieron los análisis a las personas enfermas o con síntomas, los resultados fueron alarmantes: había chicos y chicas que tenían más de 6 agroquímicos en sangre: “Nos envenenaron durante años. Hemos sido un depósito de agrotóxicos”, aseveró. La integrante de Madres de Ituzaingó explicó que hubo ordenanzas, se hicieron pruebas, análisis de sangre, de agua, de tierra, de aire,  pero no hubo un seguimiento. Desde el hospital de niños les dijeron que los agroquímicos en un tiempo se van, contó, y agregó que “sólo con pasar por el cuerpo, ya dejan el daño hecho”. Otra vez, la injusta justicia Hace algunas semanas nos enteramos de la resolución del juicio que las Madres tanto esperaban: se sobreseyó al productor de soja transgénica Francisco Parra, y se cerró la causa. La Cámara sostiene que esos hechos ya estaban juzgados, mientras que ellas, querellantes en este caso, denuncian que la causa por la que Parra estaba juzgado era otra —relacionada con una denuncia que había realizado el pediatra Medardo Ávila Vázquez, en aquel momento, como funcionario de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Córdoba—. “Me siento totalmente manoseada por la justicia. Porque acá en el barrio se ha cometido un genocidio y no lo reconocen. A la Cámara 12 se le tiene que hacer una investigación, porque son ciegos u ocultan la realidad”, declaró Herrera. La Cámara 12 del Crimen, integrada por Ana María Lucero Offredi, Gustavo Reinaldi y Gabriela Bella, dio lugar al pedido de sobreseimiento de la defensa, alegando que Parra ya había sido condenado anteriormente por otra causa por fumigaciones.“En tres meses se ha cerrado el juicio. Esto es insólito. ¿Tan rápido pueden haber avanzado? Se ve que la pandemia les ha hecho un gran favor, porque se organizaron muy rápido para decretar semejante injusticia. Y toda la Cámara es cómplice. Porque no pueden archivar esta causa y absolver a Parra”, denunció. El barrio crece, el Estado no aparece Norma nos acercó un panorama de cómo es el barrio que ayuda a contextualizar lo que pasa en los pueblos fumigados y cuál es el rol del Estado allí: “Cuando comenzó todo esto, Ituzaingó era un barrio de unas 5000 personas y ha crecido bastante. Ahora hay alrededor de 15.000 personas viviendo aquí. El barrio ha crecido un montón y es una vergüenza que carezca de medicamentos, de un equipo de salud mental. No necesitamos sólo médicos. Cada familia necesita un psicólogo para ayudarnos a salir adelante.Desde 2008 no nos fumigan, pero las enfermedades siguen apareciendo. Porque no se olviden que nosotros el veneno lo tenemos en el organismo y cada persona tiene sus reacciones. Nuestros hijos son conejillos de india”, describió. Y continuó:”Acá se ha cometido un genocidio y los responsables están quedando libres. Teniendo denuncias en 2003, 2004, 2008, ¿cómo puede ser que este señor salga libre como si nada? Él enfermó gente. Él mató gente. No puede quedar libre. La justicia no entiende que es la salud lo que está en juego. Y el Estado está totalmente ausente”, sentenció. Organización en tiempos de pandemia En este contexto intentan seguir unidas con personas, grupos e instituciones que se organizan en relación al tema, al menos a través de internet.“Gracias a Dios se va ganando concientización y hoy ya no nos sentimos solas. El tema salió de Córdoba. Llegó a otras provincias, y a otros países también, porque esto es mundial. No son solo las fumigaciones. El veneno te lo sirven en la mesa, en bandejita”, señaló. La bronca por lo sucedido en el juicio se expresa en la voz de Norma y,, ante cada pregunta, vuelve sobre Parra: “Si llegara a haber un juicio, ¿quién va a estar sentado frente a nosotras? ¿El mosquito? ¿La avioneta? Porque según la Cámara 12 no hay culpables”, indicó. Y agregó: “Las vidas que se han ido, las que quedan enfermas y las enfermedades que siguen apareciendo… Y que no diga el señor Parra que no sabía, porque había denuncias anteriores y él siguió fumigando hasta 2008. En el lugar que Parra fumigaba hoy es un barrio, viven más de 700 personas. Hay niños que tienen problemas en la piel. ¿Qué solución nos dan? Si pueden envenenarte y la justicia no hace nada”. Los gobiernos pasan, el veneno queda.  Desde que el agronegocio basado en transgénicos y agroquímicos está instalado, los gobiernos siguen afianzando este sistema con políticas concretas que favorecen a las empresas productoras y comercializadoras de agrotóxicos. “Los gobiernos están ganando mucho espacio, porque a ellos lo que les importa lamentablemente es la moneda. No les interesan los seres humanos. Porque no importa que corran las fumigaciones unos metros más, unos metros menos, no es

Durante treinta días -entre diciembre de 2019 y enero de 2020- Vanessa Dourado y Braulio Domínguez, periodistas, recorrieron el territorio cubano y conocieron en territorio la producción agroecológica, presente en todos los rincones de la isla. (Por Vanessa Dourado y Braulio Domínguez para La Retaguardia)💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Fernando Tebele📷 Fotos: Vanessa Dourado Las huertas urbanas y las fincas agroecológicas son abundantes y es posible comprar frutas y verduras en todo lugar. El kiosco improvisado en el pasillo del vecino, las carrozas desde donde pasan gritando los vendedores entre las calles, en los carritos de madera itinerantes y las verdulerías de las avenidas comerciales. Es una realidad impactante teniendo en cuenta el embargo comercial, económico y financiero impuesto por Estados Unidos a la isla, que data del año 1960 y que fue agravado a partir del año 1996 con la firma de la ley Helms-Burton. Esta ley, llamada Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, que lleva el nombre de los Republicanos Jesse Helms y Dan Burton, fue firmada por el presidente demócrata Bill Clinton y contempla la internacionalización del bloqueo, dificultando la inversión extranjera en el país entre otras consecuencias. Una de las principales dificultades señaladas por el pueblo es la falta de suministro de alimentos y medicinas. A pesar de la gran cantidad de comida producida en Cuba, por cuestiones climáticas, los productores explican que muchos alimentos no pueden ser sembrados, lo que acota la variedad de la dieta de las personas cubanas. El recrudecimiento del embargo a partir de la administración de Donald Trump también trajo consecuencias importantes a los que se dedican a la siembra. Muchas de las fincas combinan producción agroecológica y turismo, especialmente en las áreas que se dedican a la producción de tabaco. La restricción de vuelos desde Estados Unidos a Cuba ha impactado mucho en la economía de quienes trabajan en la agricultura. La sanción aplicada por el gobierno de Trump a los buques que envíen petróleo a la isla también significa una dificultad más a las personas que producen, que se ven imposibilitadas de trasladar los alimentos a las ciudades, y también dificulta la distribución del agua para las siembras. Además, obviamente, hay otras limitaciones, por ejemplo las sanciones a los cruceros de cualquier país que ingresen a Cuba, lo que genera una merma del turismo, y por lo tanto más dificultades económicas para la población en su conjunto. A pesar de las condiciones dadas, mucho más duras que en otras partes del mundo, es notorio el compromiso de las personas con la producción de alimentos. El trabajo organizado en cooperativas y la tenencia de las tierras juegan un rol importante que posibilita seguir trabajando la tierra. Es lo que cuenta Julia Rosa, Ingeniera Agrónoma coordinadora de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) de la ciudad de Viñales, quien muy gentilmente dedicó su sábado de descanso a acompañarnos a recorrer una finca de producción agroecológica. Tal vez es redundante hablar de agricultores pequeños en Cuba, dado que la revolución hizo reforma agraria, eliminando los latifundios. “El auge de la agroecología llegó a Cuba en el ´95 con el período especial. Estábamos muy limitados de insumos, de abonos químicos, de fertilizantes y entonces la vimos como una alternativa. Hoy ya se da agroecología como asignatura dentro de los planes de estudio de los agrónomos que se forman, no así cuando yo estudiaba en los ´80”, dice Julia Rosa.“Si alguien impulsa la agroecología es el Estado. En todo el país, en todas las provincias, existe un coordinador agroecológico. En los municipios, en cada estructura de base, tenemos un facilitador agroecológico, y son los que llevan a los campesinos la agroecología, las experiencias de una finca a otra, por ejemplo”, asegura. Con respecto al panorama mundial, cada dos años se realiza un evento internacional de agroecología del que Cuba es la sede. “Los que nos visitan dicen que nuestro país tiene una agroecología consolidada. Para nosotros es importante que reconozcan nuestro trabajo, pero además es importante si se pueden sumar y lograr lo que nosotros hemos logrado aquí, es un beneficio para todas las poblaciones, de todos los países, porque eliminan los tóxicos”, continúa. ANAP fue creada en el año 1961, durante el segundo aniversario de la Primera Ley de Reforma Agraria firmada el 17 de mayo de 1959 en La Plata, Sierra Maestra, dentro del proceso de la Revolución Cubana. Antes de esta ley, un 80% de las mejores tierras cubanas se encontraban en manos de un grupo de compañías norteamericanas. María del Carmen, Coordinadora Nacional de ANAP relata con entusiasmo el proceso de liberación campesina: “Cuando la revolución triunfa, una de las primeras leyes que Fidel (Castro) dicta es la ley de reforma agraria, que no sólo entrega la tierra a los que la producían, sino que les facilita el mercado donde van a vender sus producciones, además en esos campos y montañas organiza que haya educación y salud”. María del Carmen también cuenta que en esa época el movimiento campesino cubano apenas estaba organizado y que donde más organizado estaba era en la zona oriental, dado el cultivo que tenían desarrollado, que eran los cañeros y cafetaleros. “En la última etapa de la lucha revolucionaria, antes del ‘59, se produce una cuestión muy importante, que es un ‘Congreso campesino en armas’. Por indicaciones de Fidel, Raúl va, se reúne con campesinos de la zona oriental, en Santiago, y definen la estrategia. Porque los campesinos eran los que albergaban y escondían al Ejército Rebelde. Se realiza el Congreso y ahí acuerdan qué es lo que querían los campesinos. Por eso la revolución triunfa el 1 de enero del ‘59 y el 17 de mayo Fidel dicta la primera ley, y va a entregar el primer título de tierra a Baracoa, extremo oriente de la isla. El primer título se lo entrega a una mujer negra, para dar a conocer que el título de la propiedad se entregaría a hombres y mujeres. Esta mujer murió hace unos años”, recuerda. “En esa primera

Martín Crespi es artista visual, escritor de literatura infantil y parte de Pachamamita Libros, un proyecto editorial autogestivo que trabaja la temática medioambiental. En diálogo con el programa A mí no me importa, habló acerca de los libros que realizan, que están enfocados hacia niños y niñas, e incluyen temas como los agrotóxicos, transgénicos y la megaminería, entre otros. Además, se refirió a las herramientas artísticas y de comunicación que utilizan para trabajar los contenidos vinculados a lo ambiental desde una mirada crítica. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier/Valentina Maccarone ✏ Redacción: Nicolás Rosales/Pedro Ramírez Otero 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: http://pachamamitalibros.com.ar/ En el 2015, el docente de historia, artista y escritor Martín Crespi creó la Editorial Pachamamita Libros. Un proyecto, autogestivo e independiente con la mirada puesta en libros infantiles de temáticas ambientales, con posibilidad de ser descargados desde la página web de forma gratuita, como herramienta de visibilización de estas problemáticas. Entre muchas particularidades, estos libros trabajan el concepto de accesibilidad, a partir de traducciones a braille, por ejemplo. “La asombrosa historia de la mega-minería y las mini-regalías”; “La fabulosa historia de la sojita traviesa”; y “La increíble historia de las perdices que comieron felices, ilustrado por Diana Chereau; son algunas de sus obras más importantes. “Desde hace aproximadamente 5 años que venimos trabajando junto a Diana Chereau, y en los primeros momentos con Ana Pascal que ilustró los primeros tres títulos. Son libros sobre la infancia que tienen que ver con el concepto de extractivismo. Nos vemos atravesados por esta cuestión: la extracción de recursos naturales a gran escala con el impacto social y ambiental que eso provoca. A partir de la producción de una muestra plástica se me ocurrió crear un espacio pensado para las infancias que problematice con esto”, expresó el docente. Una muestra particularLa muestra plástica a la que hacía referencia es “Naturaleza Humana”, una obra que tiene como eje el concepto de extractivismo.  “Lo voy analizando a través de una exposición que intenta hacer una síntesis visual y conceptual de las diversas problemáticas ambientales y de cómo se  manifiestan en los distintos territorios. El extractivismo se manifiesta, por ejemplo, en la Pampa húmeda a través de la soja transgénica. Se transforma en un commodity. Eso tiene un valor en el mercado y por lo tanto se imponen las reglas de juego sin importar las consecuencias sociales y ambientales que provoca. No solo es de Argentina, es un problema regional que afecta parte de Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia”, explicó. Llegar a las infancias desde el medioambiente Desde Pachamamita Libros buscan adaptar la temática medioambiental para el público infantil. Crespi contó que hacen un trabajo de investigación para elegir el tema, donde es importante problematizar y, al mismo tiempo, plantear una alternativa. “Si no están esas alternativas habrá que inventarlas. Quedarán en nosotros, o en las generaciones futuras encontrarle la vuelta para que esto mejore, poder vivir con dignidad en ambientes saludables”, manifestó. Además, detalló cómo desarrollan cada edición: “Planteamos una historia, una fábula o un relato, y los libros libros tienen un glosario y distintas actividades didácticas que hacen referencia a esta problemática: trabalenguas, laberintos, crucigramas, espacios libres para que intervengan en el libro y no quede abandonado en la biblioteca. También está el espacio que permite la ilustración”. Los comienzos“Yo llegué a acercarme a las cuestiones ambientales a través de la radio. Escuchaba un programa que se llamaba “Horizonte”, en Radio Nacional, que después estuvo en distintas radios, dirigido por Jorge Rully y un equipo del “Grupo de Reflexión Rural”. Ahí empecé a escuchar las primeras denuncias y voces que se alzaban contra lo transgénico y lo que eso implicaba. Yo estaba trabajando en un proyecto de fotos adaptadas para personas con discapacidad visual que se podían tocar, tenían relieve, braille y sonido. Venía trabajando desde lo cultural pero no tan metido en las problemáticas ambientales. Y era una de las inquietudes que tenía, más que nada pensando en el futuro porque lo que sabemos son las proyecciones”, recordó el docente, y agregó que  el panorama dentro de 20 a 50 años no es para nada alentador. “Y si pensamos en las futuras generaciones que van  a venir, algo hay que hacer, por los que vendrán, por la continuidad de la vida”, enfatizó.El buen uso de las nuevas tecnologíasLa propuesta de estos libros apunta a los niños y niñas, teniendo en cuenta también la evolución tecnológica y el contexto en el que están inmersos e inmersas generalmente, con interacción con celulares, tablets y computadoras como parte de lo cotidiano. Acerca de esto, el escritor profundizó: “Tenemos el orgullo y el mérito de ser de las primeras editoriales independientes en sacar libros con realidad aumentada. Se baja una aplicación al celular, toma las imágenes del libro con un código QR, y al mismo tiempo que lee esa imagen dispara distintas animaciones, relatos de audio, y genera movimientos que sólo se ven con el dispositivo electrónico. Es fundamental trabajar con las nuevas tecnologías”. Crespi citó como ejemplo en esta temática al filósofo argentino, docente de la UBA, Alejandro Piscitelli. Dijo que este filósofo, sacó un libro  llamado “Nativos digitales”, que habla de cómo las nuevas generaciones incorporan los hábitos de consumo a través de los teléfonos celulares, de los dispositivos electrónicos. “Alejandro  decía que ese libro ya estaba obsoleto, que los chicos no son más nativos y son cautivos digitales. La incorporación de las nuevas tecnologías viene a hacerle un guiño a estas nuevas generaciones. Es un puente de comunicación para llegar con los contenidos”, añadió. Una lucha social y cultural“Tomar conciencia de los que nos está pasando es parte de una batalla cultural para tener conciencia y una mirada crítica. Hay que reafirmar que las alternativas están”, aseguró el artista visual tras exponer un diagnóstico de la naturalización de un consumo poco consciente y las malas consecuencias de los procesos de producción que afectan al medioambiente.Crespi, continuó explicando el origen del nombre de la editorial:“Se fue armando de a poco, las primera

Vanessa Dourado nos invita a reflexionar acerca de algunos temas que, en plena pandemia de coronavirus, no figuran en la agenda prioritaria. Mientras que los medios tradicionales consultan día a día a los y las mismas especialistas, Dourado recopila información que da cuenta de formas de avanzar hacia un pacto económico y social, enfrentando al modelo dominante mundial de producción y consumo, a través de alternativas como la agroecología y la economía popular y cooperativa. (Por La Retaguardia) ✏ Redacción: Vanessa Dourado 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: https://havanatimesenespanol.org El COVID-19 logró poner el rol del Estado en el centro de los debates. En los últimos meses, todo el mundo acompaña con atención las decisiones de quienes lideran los distintos países respecto de las medidas tomadas para controlar la pandemia. La incapacidad de responder a la crisis se nota concretamente materializada en los hechos: la cantidad de personas infectadas, de vidas perdidas y el caos causado por la falencia de los sistemas de asistencia sanitaria. La salida encontrada por muchos gobernantes es combatir el problema a través del rescate de una lógica belicosa, de la represión y del ideario de guerra. Sin embargo, sale la luz el contexto en el cual se enmarca esta crisis. Según un estudio del año 2016 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés), el 60% de todas las infecciones en humanos es zoonótica. El mismo estudio demuestra que una nueva enfermedad infecciosa surge en humanos cada cuatro meses. Los contagios a causa de este tipo de infecciones llegan a la cifra de mil millones a cada año. La actividad humana ha alterado el 75% de la superficie terrestre. Estos disturbios en los ecosistemas —de forma directa o indirecta— son la causa de la propagación de muchas enfermedades transmisibles y no transmisibles. Según la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés), 100 millones de hectáreas en los trópicos fueron transformadas para la expansión agrícola entre los años 1980 y 2000. La agricultura industrial es la principal causa de deforestación en América Latina. La cifra, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), llega a 70%.La destrucción de los ecosistemas, más allá de causar el desequilibrio biológico que genera enfermedades, también reduce el acceso a las materias primas para la fabricación de remedios. Entre 25% y 50% de los productos farmacéuticos son derivados de los recursos genéticos encontrados en la naturaleza. Seguir con el mismo modelo de producción, consumo y distribución dependiente de la quema de combustibles fósiles y de la deforestación y contaminación del suelo, agua y aire significará permitir que surjan más pandemias y demandará más recursos económicos para cubrir los daños causados por sus consecuencias. Asimismo, otros eventos extremos relacionados al cambio climático han exigido que los Estados se hagan cargo de los daños que son, en su mayoría, causados por las actividades de empresas privadas. Para dar cuenta del tamaño del desafío, muchos economistas y expertos han planteado la necesidad de un nuevo pacto económico y social, algo ya adoptado anteriormente en Europa y Estados Unidos, como el Plan Marshall y el New Deal. Un proyecto de ley para evitar una depresión se negocia en los Estados Unidos, el plan de estímulo que inicialmente prevé 2,2 billones de dólares para salvar la economía es el mayor de la historia. Sin embargo, la crisis no puede ser afrontada solo desde lo económico y social cuando lo que hay es el rompimiento de un elemento central para garantizar que el Sistema Tierra, tal como la conocemos, siga existiendo. Salvar a las empresas responsables por la crisis climática y garantizar empleos que contribuyen a agravar las condiciones de calamidad sanitaria en consecuencia de las actividades contaminantes y depredadoras de las industrias estadounidenses es financiar el caos futuro. Tomando las experiencias de estas medidas de emergencia y adaptándolas a las necesidades reales en este espacio-tiempo, profesionales de distintas áreas están haciendo el esfuerzo de formular una alternativa que pueda resolver el problema a través de políticas públicas que abarquen las esferas ambientales, sociales y económicas A corto plazo, en los Estados Unidos, desde los que defienden el llamado Green New Deal se propone que el estímulo económico —que será mayor que estos 2,2 billones iniciales— sea “verde”, o sea, que ya sirva para empezar una transición hacia fuentes de energía limpias y renovables; transporte, agricultura y urbanismo sostenibles y la creación de empleos verdes, con el objetivo de empezar un cambio y seguir profundizando con más políticas públicas restaurativas hacia futuro. La propuesta que se discute en Estados Unidos es una forma de pensar otros horizontes que no sean estos que ponen lo económico por encima del sostenimiento de la vida y está en debate también entre aquellos que plantean que no volver a normalidad es la única alternativa posible en un escenario post-Covid. “Un Gran Pacto Ecosocial y Económico”, es lo que, desde Argentina, plantean la socióloga Maristella Svampa y el abogado ambientalista Enrique Viale. La propuesta de una transición justa pasa no solo por cambiar la matriz productiva contaminante —que es el caso de los combustibles fósiles, mayor responsable por la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera— hacia fuentes de energía limpias y renovables, sino que también plantea un cambio de paradigma que implica una modificación en los patrones de consumo y la relación entre las personas con la naturaleza. Svampa y Viale lo llaman “transformación integral y holística”. Para lograr este pacto, todos los sectores de la sociedad deberían trabajar conjuntamente: sindicatos, movimientos sociales, de mujeres, indígenas y juveniles desde una perspectiva interseccional en clave ecosocial que contemple la justicia racial. “La justicia ambiental y climática sólo será posible con consenso social”, afirma la socióloga. “Una brújula en tiempos de crisis climática” que está en proceso de edición por la Editorial Siglo XXI, es el título del libro que saldrá en los próximos meses y

Hace algunas semanas, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca anunció la creación de una Dirección de Agroecología. El responsable de este sector será el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá, fundador de RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología). Acerca de esta Dirección, aún no oficializada, el programa A mi no me importa de Radio La Retaguardia dialogó con el periodista Patricio Eleisegui, quien también reflexionó sobre la situación actual de los agrotóxicos en nuestro país. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier✍ Redacción 👉 Pedro Ramírez Otero💻 Edición 👉 Fernando Tebele📷 Foto de Portada 👉 Natalia Bernades“Falta todavía la oficialización, que sea establecido vía decreto, alguna resolución del boletín oficial. Pero está la decisión de hacerla, junto con otros nombramientos que todavía restan. Más que nada se ha demorado todo por cuestiones económicas, no hay presupuesto para andar generando más dependencias, por lo visto”, comenzó a contar el periodista Patricio Eleisegui acerca de la nueva Dirección que anunció el Ministerio de Agricultura, y continuó: “Así que están tratando de resolver eso pero, según lo que me comentó Eduardo Cerdá, que va a ser el titular de la Dirección de Agroecología, es un poco lo que está haciendo ya la organización RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología) promoviendo este sistema: articularlo con esta dependencia para desarrollar políticas públicas de difusión, de acompañamiento; de capacitación de productores, de municipios, de provincias; de todos aquellos actores que muestren un interés en esta alternativa como una opción para empezar a nivelar las cosas y que no tengamos un agronegocio como el vigente que domina y que todo lo contamina”.En relación al nuevo gobierno, Eleisegui opinó: “Todavía sigo siendo muy crítico, esa es la realidad. Me entusiasmó mucho esta decisión de avanzar con una Dirección de Agroecología. Me sorprendió cuando el mismo Cerdá me lo contó. Pero al mismo tiempo está el discurso de hace unos días de Alberto Fernández dando cuenta de una decisión política de concientizar el extractivismo a través de la explotación petrolera en la plataforma marina. Esto de mantener ciertas facilidades a los productores, como dijo, como una suerte de acompañamiento al modelo vigente. Eso me generó bastante desazón. Porque uno sabe que hay alianzas y grupos detrás de todas las gestiones, pero el indicador de la Dirección de Agroecología era una buena señal. Ahora, con todo esto que se anuncia, la decisión de promover una nueva ley de hidrocarburos para apuntalar Vaca Muerta me parece que nos van a dar una y nos van a sacar diez, esa es la sensación con la que me quedé y eso lamentablemente no es una mejora para todos”.Este nuevo gobierno eligió como Canciller a Felipe Solá, responsable de la entrada de Monsanto al país en 1996 y promueve un busto en homenaje a Carlos Saúl Menem, presidente en ese momento. “No sé qué quiere establecer Alberto Fernández, no sé si la palabra es ‘reconciliación’, me parece una palabra que no está bien para este momento. Pero también tuvo su gesto amigable con las fuerzas armadas hace muy poco. Debe creer en su cabeza que es una persona que viene a unirnos. No sé en qué cosas. Pero en los temas de ambiente claramente lo que está marcando es un retroceso y una profundización de lo que ya dejó el macrismo, que fue mucho más grave que lo que dejó el cristinismo, que fue mucho más grave que el primer kirchnerismo. Me parece que vamos a tener que seguir dando malas noticias, lamentablemente, y también tratando de generar resistencia a través de los lugares que ocupamos”, reflexionó Eleisegui . La soja, se mira y no se toca Acerca del anuncio de la suba de retenciones a la soja del 30% al 33%, el periodista expresó: “Me parece que se retoma un poco el conflicto con el campo que ya tuvo la gestión de Cristina Fernández. El hecho de que se suba la retención a la soja no me parece un desafío al campo sino más bien la intención recaudatoria en sí misma que tiene el impuesto. Creo que ellos entienden que lo que va a generar caja va a ser la soja. Y en la etapa anterior básicamente a los productores se los orientó hacia el monocultivo de soja a través de establecer las pautas en lo que era la exportación. El problema es que perpetúa el sistema de producción que venimos discutiendo. No me parece que esta sea una medida para desalentar a que los productores hagan soja, sino más bien para consolidar el cultivo como el único que no va a tener más complicaciones que pagar unos puntos por encima, pero al mismo tiempo el que más va a generar regalías para el Estado. Entonces continuamos siendo un país sojadependiente, con un paquete tecnológico que ya lo conocemos, que es el del glifosato, la semilla transgénica, el de la siembra directa, sin poner nunca en discusión real el modelo”, denunció.La Dirección de Agroecología será un logro obtenido a través de la lucha de todas las personas que día a día denuncian al agronegocio promoviendo un modelo alternativo de producción. Eleisegui explicó que “Lo más importante es definir cuánto presupuesto va a tener. A partir de ahí podríamos empezar a discutir qué margen de maniobra va a tener porque sino va a quedar como un cargo prácticamente simbólico. Lo ideal sería haber avanzado con una secretaría, con un presupuesto bastante importante y al mismo tiempo con la decisión de promover una política nacional de agroecología a través de una secretaría fuerte”. Además agregó: “Yo lo que veo en la cuestión de la agroecología es que muchos de los referentes no quieren ir al cruce con el agronegocio, sino que tratan de convivir. Y la realidad es que no podemos hoy por hoy a partir del desastre sanitario que venimos comentando, de las tasas de malformaciones de abortos espontáneos, de cáncer, seguir diciendo que la agroecología tiene que tener un espacio que se tiene

El 31 de Marzo comienza la segunda etapa del denominado “Juicio Ituzaingó”, o “Causa Madre”. Un juicio iniciado en el 2004, en contra de Monsanto. Será una oportunidad para poner en discusión las consecuencias socioambientales y sanitarias del agronegocio. Desde Tengo una Idea entrevistaron a Darío Ávila, abogado ambientalista y parte de la querella quien brindó más detalles. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 Carlos Morchio, Graciela Carballo, Nicolás Rosales 📝 Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición 👉 Rosaura Barletta 📷 Foto 👉 La Vanguardia Digital “Con la dignidad y el coraje como bandera” es una de las frases emblemáticas y que bien cierra la idea de la lucha de las Madres de Ituzaingó (de la provincia de Córdoba) prontas a afrontar la segunda etapa de un juicio, extenso en el tiempo y de magnitud por cierto. Porque del otro lado está Monsanto. En 2004, la militante ambientalista Sofía Gatica y otras madres del Barrio Ituzaingó denunciaron cómo niños y niñas comenzaban a enfermarse,  cómo aparecían abortos espontáneos, leucemia, por la contaminación de los agrotóxicos que utilizaba para fumigar la multinacional Monsanto. En el 2012 se consigue, con ciertas dificultades, una sentencia que determinó un delito fumigar en las condiciones en que lo hacían. Fueron 114 personas contaminadas con veneno en sangre, sobre una población barrial de 140.El juicio será oral y público. El abogado Darío Ávila dio detalles: “A fines del año pasado, fuimos notificados de una resolución que tomó la Cámara 12 confirmando que el 31 de marzo arranca el juicio. En principios serían dos audiencias por semana, los martes y jueves y el tribunal ha estipulado un máximo de 15 a 20 audiencias”.Por otro lado dijo, “Es importante aclarar que en este juicio se van a investigar la responsabilidad penal de dos hechos distintos, el que ocurrió concretamente el 2 de marzo del 2004, nosotros vamos a intervenir como querellante particular junto al colega Chuzo González Quintana en el cual estamos patrocinando a un grupo de madres del Barrio Ituzaingó encabezado principalmente por Sofía Gatica, María Godoy y cinco madres más, Carolina Cabrera, Susana Cortés Vaca, etc. Se trata de ese hecho de una fumigación, allí está imputado un productor agropecuario que es Francisco Miguel Parra que ya fue condenado en el primer juicio. También se la atribuye haber fumigado en campos propios que están a unos 400 metros de la última calle del Barrio Ituzaingó,  violando dos ordenanzas municipales muy importantes, una declarada en el 2002 que había declarado la emergencia sanitaria en todo el barrio y una segunda ordenanza que es del 2003 que es la 10590 que prohibía cualquier tipo de fumigación, ya sea terrestre o aérea hasta una distancia de 2500 metros del barrio. El fiscal ha entendido que esta violación a esas ordenanzas cae dentro la órbita de la ley de residuos peligrosos la 24051. El otro hecho en el cual nosotros no tenemos participación, es aquel en el que aparece implicado Edgardo Panchelo que es precisamente el empresario de la empresa ‘Aerofumigadora’ que fue condenado en el primer juicio. Fue en otro barrio en las afueras de Córdoba, que se llama ‘Las Quintas’. Y otro  pueblito muy chiquito que se llama ‘Los Cedros’ donde están implicados dos empresarios muy reconocidos y poderosos del agronegocio en la provincia que son los hermanos Amuchastegui titulares de la empresa ‘Tecnocampo’. Ambos ingenieros agrónomos, y una ingeniera más de apellido Mendizábal”.Hay una cuota de esperanza por parte del equipo de abogados querellantes de que el fallo salga favorable para las madres y muchas otras organizaciones socioambientales que viene padeciendo las consecuencias de un sistema productivo que contamina, “en 2008 hubo otro juicio que puso en discusión el  modelo, demostrando que estos productos utilizados son tóxicos produciendo un impacto en el ambiente y después en la salud de la población. Los jueces tuvieron la convicción que este tipo de actividad es riesgosa y dudosa. Este en segundo proceso se va avanzar en el debate demostrando que todos estos casos no se debieron a otras fuentes de contaminación sino por el uso de agrotóxicos. El reto va a ser interesante, tenemos en nuestro poder una pericia médica interdisciplinaria identificando a 142 personas que murieron de cáncer en una población 4900 habitantes diciendo también que existe una probabilidad de asociación positiva para poder establecer que esos casos de enfermedad y muerte se deben por el uso de agrotóxicos y no por otro efecto contaminante”.“Antes de todo esto, no había antecedentes, es decir no había en toda la argentina un solo hecho que hablara de la contaminación de los agrotóxicos. Antes era un problema solo de la gente que vivía en el campo, sino que hoy llega a las ciudades en los alimentos que nos llegan a las ciudades. Hoy es un problema de todos”, cerró.

Valeria Tucci, directora de la película documental dialogó con el programa Tengo una idea para hablar de cómo se forjó el proyecto de documentar un tema necesario como el del daño de los agrotóxicos en la salud humana y animal, a través de un relato claro y  generador de conciencia. Además, detalló porque eligió a Carrasco como figura de otro tipo de ciencia, aquella que incomodó y que vino a romper con ciertas rigideces para hablar de lo que no se hablaba, dandole la voz a los y las protagonistas que antes no la tenían. (Por La Retaguardia)🎤 Entrevista 👉 Graciela Carballo/Carlos Morchio/Nicolás Rosales📝 Texto 👉 Nicolás Rosales💻 Edición 👉 Fernando Tebele📷 Foto 👉 Imagen de la película Se ha hablado muchas veces del agronegocio o del ecocidio al hacer referencia a productos que contaminan, enferman y matan. El documental de Valeria Tucci -prrmiado por la crítica del público en el 18° Festival Internacional de Derechos Humanos de Buenos Aires, retoma la temática a través de un repaso por la vida del científico Andrés Carrasco. En diálogo con su directora, antes de haber pasado de forma efímera, la semana pasada, por el cine Gaumont con salas llenas, Valeria Tucci dio su mirada para saber de qué va la película. “El género documental es complicado, más en este tema que no suele ser fácil y que uno no se va contento del cine cuando va de ver estas películas. Entonces, nuestra idea era encararlo de otra manera. No es una película de dato duro, cuenta la historia de Carrasco y de otras personas que son los afectados directos. La película es como muy humana en ese sentido, te va mostrando las historias que están atravesadas por esta problemática”, aclaró.En referencia a su llegada al protagonista del documental afirmó: “Estaba preparando otro documental que hablaba sobre la industria alimenticia y me topé con el estudio de Carrasco. Me empecé a interesar un montón. Empecé a ir a los Encuentros de Pueblos Fumigados, a meterme más en el tema. La figura de Carrasco es muy fuerte, muy potente. Y hablar de él permitía hablar de un montón de cosas: desde modelos económicos, salud y educación pública, luchas socio ambientales, así que era todo una película básicamente”.Cabe recordar, que en el momento en que Carrasco denuncia los efectos letales del glifosato en el desarrollo de los vertebrados, hubo una repercusión desigual en la comunidad científica, que en general lo marginó. Pero Carrasco no era un médico alternativo ni mucho menos, era el director del Laboratorio de Biología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA (Universidad de Buenos Aires) . Incluso había sido presidente del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). En definitiva, fue un médico militante que cometió el “pecado” de escuchar a los afectados, hablar con las víctimas, y difundir su trabajo entre ellas. Esto le costó caro.“Él difunde su trabajo en un momento bastante candente, cuando estaba el conflicto con el campo, donde surge la famosa grieta. No tomó una postura sencilla, realmente se jugó por lo que creía. Mostraba los resultados que obtenía, se los llevaba a las víctimas, y las primeras personas a quienes  se los llevó fue a las Madres de Ituzaingó, que estaban denunciando esto. Fue una manera completamente distinta de hacer ciencia, ponerla al servicio del pueblo, y que creo que eso fue lo más disruptivo, y de ahí el título de la película.  Ir contra la corriente, que en realidad si uno lo piensa es lo más lógico, que la ciencia tiene que estar para el pueblo y no para las corporaciones. Eso es una construcción que se tiene que hacer entre todos, y no sólo la comunidad científica”.Tucci comentó una anécdota de la proyección en el exterior. “La película se vió en Barcelona, en Turquía, en Rusia, etc. Estamos muy contentos del recorrido que está haciendo la peli afuera. La verdad es que llama la atención, tuve la suerte de ir a estrenarla a Barcelona y después de la función lo primero que me preguntó el público fue: bueno, ¿ahora el glifosato está prohibido?, y había que explicarles mucho que no, y creo que eso también es llamativo porque lo que pasa acá no pasa en ningún otro país del mundo. Y es muy fuerte, nosotros no nos damos cuenta y la peli viene a aportar un granito de arena más en la concientización conociendo adonde estamos metidos, en qué contexto, que es lo que nos está pasando, qué estamos consumiendo y qué es lo que le estamos haciendo al medio ambiente. Y esto tiene que ver con todo, con el cambio climático que es una cosa que la peli también trata”.Por último aseguró, “hay algo que quería que quede claro, que es el modelo que no funciona. Es un tema de la sociedad también que tiene que tomar conciencia, teniendo las herramientas para poder exigir y pensar en otro tipo de producción. Del lado de los políticos no va a venir el cambio, tiene que venir de nosotros. Siento que estamos en un mejor momento, es un camino lento”.Luego de su paso corto y exitoso por el Gaumont, la película comenzará a verse en salas alternativas y también en cines del circuito INCAA fuera de la CABA.  DESCARGAR

A partir de la decisión de Alberto Fernández de retrotraer las retenciones al punto de partida del gobierno de Macri, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) se pronunció sobre este impuesto. Además, de cara a las fiestas, la organización realizó Verdurazos el 23 y 30 de diciembre en Plaza Miserere y Constitución. Julián Bouvier y Pedro Tato cubrieron la primera jornada. (Por La Retaguardia)Fotos: Pedro TatoLas verduras agroecológicas coparon la Plaza Miserere, en el barrio porteño de Once. Mientras los mismos productores y productoras, las personas que se encargan de cuidar y de cosechar esas verduras, bajaban sus cajones, se inventan unos precios irrisoriamente baratos. “Dos kilos de papa, treinta pesos”. “Tres berenjenas grandes, 20”. “El cuarto de tomate cherry a 20 también”, se oye. “El paquete de remolachas, a 20”. En un momento, todo estaba a veinte pesos. Como hace un buen tiempo atrás…Hasta el kale, que solo se puede pedir en una verdulería si recién cobrás el aguinaldo.“Nosotros como productores tenemos los pies en la tierra, estamos en contacto con la realidad, no somos el campo concentrado. Somos el campo solidario, el de las cooperativas, el de los pequeños productores”, decía Lucas Tedesco, integrante de la UTT.En diálogo con Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero en La Retaguardia, Lucas se pronunció sobre las primeras medidas económicas de Alberto Fernández: “Estamos de acuerdo con las retenciones. Nos hubiera parecido lo más justo que se hubiera discutido esto con las organizaciones que representan a los pequeños y medianos productores y cooperativas. Apuntamos a retenciones segmentadas. Para nosotros, lo más justo, es distinguir. No es lo mismo Grobocopatel que tiene cientos de miles de hectáreas que un ganadero que puede llegar a tener mil hectáreas. Decimos que tiene que haber esa diferenciación. Nos parece que es lo más justo. Tenemos una diversidad de productores muy grande. Personajes como (Eduardo) Buzzi, que hoy son dueños de la mayoría de las tierras de nuestro país y salen a hablar por el campo. Nosotros decimos que hay otro campo, el que produce alimentos, y hoy planteamos nuestra posición”, aseguró sobre el comunicado que emitió la UTT. En el verdurazo, las filas de personas que se acercaban hacían cuentas hacia sus adentros y otras lo exteriorizaban: “más barato que en el mercado central”, afirmaba una señora con su chango de compras en mano y su sombrero para cuidarse del mucho sol. Las fiestas llegan y las verduras son accesibles para quien quiera. Y, un detalle no menor, están libres de veneno. Son las zanahorias, los morrones, los zapallos, las lechugas que vienen de los quintales de las diferentes puntas de la Provincia de Buenos Aires, producidas por familias que trabajan la tierra, por cooperativas que se organizan para juntarlas y ayudarles a llevar en algunos camiones las verduras. No están los muchos intermediarios que existen de la cosecha a la verdulería. Esto hace entonces que, aunque a muchos sectores de poder no les guste ni un poquito, esta forma de producir y comercializar sea realmente sustentable y posible de generalizar en la Argentina.“En la Argentina hay hambre no porque no hay alimento. Hay hambre porque hay una estructura de producción y comercialización carterizada hace muchísimos años”, concluía Lucas. En este sentido, el integrante de la UTT planteó algunas cuestiones a tener en cuenta a futuro respecto de la política económica y la situación de hambre en Argentina: “Entendemos que el gobierno tiene sus urgencias, que hay que salir de la situación en la que estamos. En un país donde hay emergencia alimentaria y crisis económica generada por el gobierno neoliberal del macrismo. Entendemos que hay una emergencia, sabemos que se necesita que entren dólares para salir a paliar la situación en la que estamos. Están pensando en cómo pagar la deuda que generó el gobierno anterior. Lo entendemos, pero creemos que tiene que haber un espacio para las organizaciones. Las organizaciones campesinas representamos a la mayor cantidad de productores de la Argentina. Los otros son los poderosos. La construcción desde la Campaña del Desierto hasta acá, junto con gobiernos neoliberales y dictaduras, es la estructura productiva que tenemos hoy, de terratenientes y muchísimas empresas trasnacionales que se quedan con la tierra a través de testaferros y producen en Argentina de una forma muy injusta. Nosotros producimos alimentos, si hay una crisis alimentaria queremos estar. Estuvimos en la mesa contra el hambre, nos invitaron”, destacó. “En esa mesa se charló cómo salir adelante. Entendemos que tiene que haber una continuidad en la construcción. Las organizaciones que representamos a pequeños productores y cooperativas tenemos mucho para decir, no es sólo el tema de las retenciones. También está el problema de las patentes de las semillas, el modelo productivo agroindustrial que está envenenando los ríos, la tierra y a nosotros. También está el sistema de comercialización en Argentina con una concentración injusta dentro de los grandes mercados, los supermercados, que fijan los precios. Nosotros como productores y los consumidores no somos generadores de precios. Toda la estructura que viene desde hace muchísimos años va a haber que empezar a discutirla. Este gobierno nos dio un principio para pensar estas cuestiones. Entendemos la urgencia pero decimos con respecto a las retenciones que lo más justo es que sean segmentadas”, insistió Lucas. Está claro que sin políticas públicas al respecto (e incluso si las que existen son en desmedro de) será difícil ganar la batalla contra los monopolios de las frutas y verduras, que no son más que monopolios del veneno. En este sentido, Lucas profundizó el análisis: “Si no segmentamos, nos empezamos a pelear con quien no tenemos que pelear. Hay que empezar a dividir quiénes son los dueños de la tierra. Sos extranjero, pagá más. Sos nacional pero tenés cientos de miles de hectáreas, pagá más. Sos un chacarero, que tenés dos mil hectáreas, pagá menos. Si no empezamos a evaluar eso, empezamos a generar un malestar y una división del campo. Lo que podemos analizar como organización campesina, es que no estamos en