«Nos envenenaron durante años»
Por LR oficial en agronegocio, agrotóxicos, Derechos Humanos, Educación Y Salud, Fracking. Educación Y Salud, Justicia, Nacionales, No a Monsanto, salud
Lo dijo Norma Herrera, integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo, la organización de familias de Córdoba que pelea desde hace años contra las fumigaciones con agrotóxicos. Las Madres repudiaron el sobreseimiento del productor de soja transgénica Francisco Parra y la anulación del juicio en su contra. Herrera dialogó con el programa radial A mí no me importa. Allí denunció que el Estado, con el paso de los gobiernos, no se hace cargo de las consecuencias en la salud por el uso de agroquímicos en el barrio. (Por La Retaguardia)
✏ Redacción: Julián Bouvier
💻 Edición: Pedro Ramírez Otero
🖍️ Ilustración: Lorenzo Dibiase
📷 Fotos: Archivo Natalia Bernades La Retaguardia
La lucha de las Madres de Ituzaingó, de Córdoba, comenzó en 2002. Un año antes habían empezado a registrarse casos de leucemia en el barrio y, a partir de esos diagnósticos, empezaron a organizarse: se juntaron un grupo de madres e hicieron un relevamiento casa por casa.
En febrero del 2002, le diagnosticaron leucemia a la hija de Norma Herrera, una de las Madres. Al reconocer que eran muchos los casos de personas enfermas, comenzaron a tocar otras puertas: las de los funcionarios políticos. «Hemos sido maltratadas. Nos decían que éramos amas de casa. Y sí, pero ¿qué tenía que ver eso con que estaban envenenando a nuestros hijos?», relató Norma.
Cuando finalmente les hicieron los análisis a las personas enfermas o con síntomas, los resultados fueron alarmantes: había chicos y chicas que tenían más de 6 agroquímicos en sangre: «Nos envenenaron durante años. Hemos sido un depósito de agrotóxicos», aseveró.
La integrante de Madres de Ituzaingó explicó que hubo ordenanzas, se hicieron pruebas, análisis de sangre, de agua, de tierra, de aire, pero no hubo un seguimiento. Desde el hospital de niños les dijeron que los agroquímicos en un tiempo se van, contó, y agregó que “sólo con pasar por el cuerpo, ya dejan el daño hecho».
Otra vez, la injusta justicia
Hace algunas semanas nos enteramos de la resolución del juicio que las Madres tanto esperaban: se sobreseyó al productor de soja transgénica Francisco Parra, y se cerró la causa. La Cámara sostiene que esos hechos ya estaban juzgados, mientras que ellas, querellantes en este caso, denuncian que la causa por la que Parra estaba juzgado era otra —relacionada con una denuncia que había realizado el pediatra Medardo Ávila Vázquez, en aquel momento, como funcionario de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Córdoba—. «Me siento totalmente manoseada por la justicia. Porque acá en el barrio se ha cometido un genocidio y no lo reconocen. A la Cámara 12 se le tiene que hacer una investigación, porque son ciegos u ocultan la realidad», declaró Herrera.
La Cámara 12 del Crimen, integrada por Ana María Lucero Offredi, Gustavo Reinaldi y Gabriela Bella, dio lugar al pedido de sobreseimiento de la defensa, alegando que Parra ya había sido condenado anteriormente por otra causa por fumigaciones.
«En tres meses se ha cerrado el juicio. Esto es insólito. ¿Tan rápido pueden haber avanzado? Se ve que la pandemia les ha hecho un gran favor, porque se organizaron muy rápido para decretar semejante injusticia. Y toda la Cámara es cómplice. Porque no pueden archivar esta causa y absolver a Parra», denunció.
El barrio crece, el Estado no aparece
Norma nos acercó un panorama de cómo es el barrio que ayuda a contextualizar lo que pasa en los pueblos fumigados y cuál es el rol del Estado allí: «Cuando comenzó todo esto, Ituzaingó era un barrio de unas 5000 personas y ha crecido bastante. Ahora hay alrededor de 15.000 personas viviendo aquí. El barrio ha crecido un montón y es una vergüenza que carezca de medicamentos, de un equipo de salud mental. No necesitamos sólo médicos. Cada familia necesita un psicólogo para ayudarnos a salir adelante.
Desde 2008 no nos fumigan, pero las enfermedades siguen apareciendo. Porque no se olviden que nosotros el veneno lo tenemos en el organismo y cada persona tiene sus reacciones. Nuestros hijos son conejillos de india», describió. Y continuó:»Acá se ha cometido un genocidio y los responsables están quedando libres. Teniendo denuncias en 2003, 2004, 2008, ¿cómo puede ser que este señor salga libre como si nada? Él enfermó gente. Él mató gente. No puede quedar libre. La justicia no entiende que es la salud lo que está en juego. Y el Estado está totalmente ausente», sentenció.
Organización en tiempos de pandemia
En este contexto intentan seguir unidas con personas, grupos e instituciones que se organizan en relación al tema, al menos a través de internet.
«Gracias a Dios se va ganando concientización y hoy ya no nos sentimos solas. El tema salió de Córdoba. Llegó a otras provincias, y a otros países también, porque esto es mundial. No son solo las fumigaciones. El veneno te lo sirven en la mesa, en bandejita», señaló.
La bronca por lo sucedido en el juicio se expresa en la voz de Norma y,, ante cada pregunta, vuelve sobre Parra: «Si llegara a haber un juicio, ¿quién va a estar sentado frente a nosotras? ¿El mosquito? ¿La avioneta? Porque según la Cámara 12 no hay culpables», indicó. Y agregó: «Las vidas que se han ido, las que quedan enfermas y las enfermedades que siguen apareciendo… Y que no diga el señor Parra que no sabía, porque había denuncias anteriores y él siguió fumigando hasta 2008. En el lugar que Parra fumigaba hoy es un barrio, viven más de 700 personas. Hay niños que tienen problemas en la piel. ¿Qué solución nos dan? Si pueden envenenarte y la justicia no hace nada».
Los gobiernos pasan, el veneno queda.
Desde que el agronegocio basado en transgénicos y agroquímicos está instalado, los gobiernos siguen afianzando este sistema con políticas concretas que favorecen a las empresas productoras y comercializadoras de agrotóxicos. «Los gobiernos están ganando mucho espacio, porque a ellos lo que les importa lamentablemente es la moneda. No les interesan los seres humanos. Porque no importa que corran las fumigaciones unos metros más, unos metros menos, no es esa la cuestión.
La deriva es lo que llega a todos lados. El veneno llega por agua, por viento, por tierra.
Respiras y tenes agrotóxicos, tomas agua y tenés agrotóxicos», finalizó.