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Campo de Mayo

Página: 6


Declaran Domingo Fortunato Ferraro, Miguel Ángel Alberti y Pablo Verna.

Liliana Moreno tenía 16 años cuando fue secuestrada de su hogar junto a su madre, su padre y su hermana. Carlos Osvaldo Moreno y María Aurora Bustos, papá y mamá, continúan desaparecidos. En la jornada 88 de la Megacausa Campo de Mayo, Liliana relató cómo fue aquel desgarro familiar y las consecuencias que dejó en su vida el hecho de haber pasado varios días en cautiverio en un galpón de El Campito. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Noelia Laudisi de Sa 💻 Edición: Diego Adur 📷 Foto de portada: Captura de pantalla transmisión LR ✍️ Cobertura del juicio: Fernando Tebele El 7 de Julio se llevó a cabo la jornada 88 por la Megacausa Campo de Mayo a cargo del TOF N°1 de San Martín. Dos de los testimonios presentados durante la audiencia fueron los de las hijas menores de María Aurora Bustos y Carlos Osvaldo Moreno. Cuatro miembros de esa familia fueron víctimas del secuestro que dejó solo dos sobrevivientes, las entonces menores Liliana Moreno y su hermana. La familia permaneció en cautiverio en El Campito, el Centro de Detención, Tortura y Exterminio que funcionó en Campo de Mayo, donde fueron objeto de maltrato psicológico y físico por parte de las autoridades del Ejército que operaban allí.  La jornada para el público comenzó con el testimonio de Liliana Moreno, la hija menor. Antes, había prestado declaración su hermana, quien pidió que su testimonio no fuera difundido. Carolina Villella, representante de la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, fue la primera en tomar la palabra y pidió a la testigo que describiera la historia de su familia y relatara lo sucedido.  Los padres  María Aurora Bustos y Carlos Osvaldo Moreno conformaban una familia de cinco integrantes junto a su hijo e hijas, quienes para 1977 tenían 22, 17 y 16 años respectivamente. María Aurora trabajaba como portera en un colegio. Su marido era empleado en los talleres del Ferrocarril Belgrano ubicado en la zona norte del Gran Buenos Aires, más específicamente en la localidad de Boulogne. “En mi casa no se hablaba de política. No había nada, no se tocaban temas, nosotros vivíamos en otro mundo. No se hablaba de nada”, explica Liliana Moreno ante la pregunta por el historial militante de sus padres. Y revive el sentimiento de perplejidad al recordar lo sucedido: “Por eso todo lo que pasó nos sorprendió, porque nosotros no sabíamos nada”, asegura.  La información mencionada sitúa a los secuestros de la familia Moreno en el marco de la “Caída de los ferroviarios”. Esta denominación se le otorgó a los sucesos ocurridos entre el 31 de agosto y el 6 de septiembre de 1977, cuando trabajadores ferroviarios fueron secuestrados, muchos de ellosjunto a sus familias, lo que a incluyó varias mujeres embarazadas. En la actualidad se busca a los bebés nacidos en el Hospital General de Campo de Mayo durante el cautierio de sus madres: los hijos o hijas de Juana Matilde Colayago, de Leonor Rosario Landaburu de Catnich y Rosa Ana Irmina Nusbaum. Ya otras víctimas han declarado en este tramo específico de la Megacausa. La mañana del secuestro A las 5:45 del 1 de septiembre de 1977, apenas iniciada la jornada laboral del día, la familia Moreno se vio sacudida y arrastrada a una pesadilla hasta entonces inimaginable. Cuenta la sobreviviente: “Estábamos durmiendo, mi hermano (Oscar Alfredo Sauco) se había ido a trabajar. De repente escuché como una explosión y movimientos. Nos levantamos. Papá quería abrir la puerta y se escuchaba de afuera que gritaban: ‘Coordinación Federal’. Cuando abrió la puerta entró gente armada. Fue todo violento, contra mi papá, contra nosotros, que nos tiramos al piso y un montón de cosas que pasaron.” Luego de esto, sigue el traslado: “Nos llevaron en una camioneta, que para mí era como una ambulancia. Nos habían puesto capuchas, eran las fundas de las almohadas que nunca nos las sacaron, y a través del tejido veía las ventanas que estaban como tapadas, pero con una rajita en el medio abierta”, menciona. La testigo también cuenta lo que fue la llegada a El Campito. Después de detenerse en una casilla de color verde, la familia fue llevada hacia un galpón. Los recuerdos de la situación parecen brotar de la mente de la testigo, de manera involuntaria y luchando en contra de su emotividad: “Me hicieron sacar la ropa para ver si tenía no sé qué y nos dieron un número. Lo único que me dijeron es: ‘a partir de ahora ustedes son un número”’, recapitula. Muerta en vida Después de narrar el traslado, la testigo detalla la pesadilla vivida dentro de ese galpón en el que permanecieron encerrados ella, su hermana, su mamá y su papá junto a otras muchas personas cuya identidad no pudo reconstruir: “Los días que pasamos ahí, estábamos sentadas sobre… creo que eran colchones. Mi mamá, yo y mi hermana. En el piso había cadenas, que a nosotros no nos habían puesto. Todo el tiempo observaba porque tuve la misma capucha. O sea que podía observar cosas y vi mucha gente ahí adentro. Gente que estaba agarrada con cadenas, gente muy chica de 14 o 15 años, no les daba más. Al lado mío teníamos una señora muy mayor que preguntaba por qué estaba ahí. Había gente joven que preguntaba y los mandaban a callar”, agrega casi con repulsión. Hace referencia a las prácticas violentas que se llevaban a cabo dentro de Campo de Mayo: “El maltrato psicológico era venir, no sé con que golpeaban, y me golpeaban así adelante y me gritaban”, precisa, al tiempo que hace un ademán como ejemplo de haber sido golpeada en la cabeza y agrega que los oficiales que los mantenían allí todo el tiempo preguntaban por su “nombre de guerra” a lo que ella respondía con el nombre de pila. Respecto a su padre, Carlos Osvaldo Moreno, la testigo recuerda que vivió una situación muy diferente a la del resto de la familia. Explica que no tenía contacto con él, pero que sin embargo

Declaran Elba Pucheta, Carlos Galetti y Rodolfo Rosito.

Declaran los exconscriptos Ricardo Alberto Ojeda, Miguel Ángel David Olivera y Luis Alberto Bulettini

El TOF N°1 de San Martín, que lleva adelante un tramo unificado de la Megacausa Campo de Mayo, resolvió rechazar el pedido de libertad condicional para Santiago Omar Riveros, quien fuera Jefe del Ejército de la Zona 4 durante el genocidio. Esta decisión la tomaron luego de la audiencia pública del martes pasado, en la que las víctimas expresaron sus opiniones. Riveros fue condenado en múltiples ocasiones por delitos de lesa humanidad y por eso las víctimas del represor expresaron su rotunda oposición a que se concrete ese beneficio.  Después de escuchar a las víctimas, la jueza Silvina Mayorga, a cargo de la ejecución de la pena en este caso, decidió rechazar el pedido del genocida. (Por La Retaguardia) ✍️ Cobertura del juicio: Diego Adur/Lucrecia Raimondi/María Eugenia Otero/Agustina Sandoval Lerner ✍️ Redacción: Lucrecia Raimondi/Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele ✍️ Textuales: Noelia Laudisi de Sa/Mónica Mexicano/Valentina Maccarone 📷 Fotos: Capturas Transmisión La Retaguardia Su defensa había argumentado que, como las condenas en la megacausa Campo de Mayo se habían unificado en 2017 a una pena única de 25 años, ya estaba Riveros en condiciones de pedir la libertad condicional. Sin embargo, la jueza Mayorga sostuvo que si bien eso es cierto, Riveros tiene otra condena a 45 años de prisión en el juicio conocido como Plan sistemático de robo de bebés, tramitado ante el TOF N°3 de la CABA. Esa pena está lejos de cumplir las dos terceras partes que le permitirían pedir la condicional. Riveros tiene 97 años y es parte de todos los juicios de la Megacausa por su rol de jefatura en el Área de Defensa 4 que tenía a Campo de Mayo como cabecera. La decisión de la jueza se dio después de que el martes pasado se celebrara una audiencia pública por el pedido de libertad condicional que realizó la defensa del genocida. En ella declararon víctimas del represor, quienes expresaron su rotunda oposición a que se concrete ese beneficio, con diferentes argumentos. Fue la primera vez que una audiencia pedida en torno de la Ley de víctimas es pública. La Retaguardia transmitió la jornada.   A partir de la sanción en 2017  de la Ley 27.372 –de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos-, todas las partes querellantes tienen  “derecho a ser informadas y a expresar su opinión y todo cuanto estimen conveniente”, cuando surja cualquier planteo en el que la persona condenada pueda ser beneficiada, por ejemplo, con la libertad condicional. Es decir, en consecuencia del pedido que realizaron los defensores oficiales Juan Carlos Tripaldi y Alejandro Arguilea sobre la libertad condicional de Santiago Omar Riveros, la jueza de ejecución Silvina Mayorga citó a todas las víctimas del genocida que quisieron expresar su opinión al respecto.  Entre las personas que hablaron y manifestaron su oposición a la libertad del genocida estuvieron la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo ,Estela de Carlotto; José Schulman, Secretario general de la Liga Argentina por los Derechos Humanos; Iris de Avellaneda, sobreviviente y mamá del joven Floreal Avellaneda sobrevivientes del Terrorismo de Estado, familiares de víctimas y nietos y nietas que recuperaron su identidad. En la audiencia también brindaron argumentos en contra del beneficio para Riveros la querella de Pablo Llonto, en representación de familiares, y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, por medio de la abogada Carolina Villella. Santiago Omar  Riveros era el jefe de Institutos Militares en Campo de Mayo, amo y señor de todo lo que allí sucedía. Fue condenado decenas de veces y recibió varias penas a prisión perpetua. Además, tiene una condena a la pena de 45 años de prisión por el robo de bebés en el  Hospital Militar de Campo de Mayo. Entonces, tal como  señalaron todas las víctimas que declararon en la audiencia, Riveros es un múltiple condenado por delitos de lesa humanidad que jamás demostró arrepentimiento por sus crímenes  y nunca dijo dónde estaban  los bebés apropiados  de Campo de Mayo, ni cuál fue el destino de las personas desaparecidas.  Campo de Mayo es un predio militar que sigue en funcionamiento y en manos del Ejército. La liberación de Riveros hubiera significado un retroceso enorme, no solo para los y las sobrevivientes y familiares de las víctimas, sino para toda la población argentina y la democracia.  A continuación, reflejamos las palabras de las víctimas que expresaron su oposición a la libertad de Santiago Omar Riveros y que transmitimos por el canal de Youtube de La Retaguardia. Participaron Iris Pereyra de Avellaneda, Alicia Vattino, Juana Muñiz Barreto, Walter Meza Niella, José Schulman, Ramiro Nicolás Mena, Daniel Vicente Cabezas, Manuel Gonçalves Granada, Juliana García, Catalina De Sanctis Ovando y Marcos Avellaneda, más Pablo Llonto y Carolina Villella en representación de las querellas.  Iris Pereyra de Avellaneda, mamá del ‘Negrito’ Floreal Avellaneda Soy Iris Pereyra de Avellaneda, sobreviviente del genocidio de Campo de Mayo, Campito. Hago, nuevamente, una nueva denuncia de que Santiago Riveros es el responsable de la muerte del Negrito Avellaneda. Santiago Riveros ha sido uno de los ideólogos de Campo de Mayo y por eso ha sido esa masacre, ese genocidio que ha pasado en Campo de Mayo. Por lo tanto, con el Negrito Avellaneda fuimos secuestrados por el Terrorismo de Estado en nuestro domicilio de la calle Sargento Cabral 2385, Munro. Fuimos llevados al Campito, Campo de Mayo, y ahí fuimos torturados terriblemente los dos. Al mes, justo cuando Negrito cumplía sus 16 añitos, aparece por los vuelos de la muerte en Uruguay. Entonces, nosotros, yo como sobreviviente de Campo de Mayo y querellante de esta causa, pido y exijo que a Santiago Riveros no se le dé la libertad. Es un genocida y por lo tanto tiene que estar en cárcel común porque ha sido un genocida de primera. Un tipo que ha querido asesinar a varias personas y tiene varias causas. Por lo tanto, necesito y exijo que a este hombre se le dé cárcel común y efectiva. Muchas gracias. Alicia Vattino, hermana de Daniel Omar Vattino Soy Alicia Vattino, hermana de Daniel Omar Vattino y

Cierra su declaración el exmilitar Víctor Ibañez, y Tomás Aurelio Lovato.

El múltiple condenado por crímenes de lesa humanidad, Santiago Omar Riveros, presentó al TOF N° 1 de San Martín un pedido de libertad condicional. Ya cuenta con el beneficio de la domiciliaria. El martes 29 de junio a las 15, el Tribunal escuchará a las víctimas y se podrá ver en vivo.  (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Gustavo Molfino El escrito que presentaron su abogado Defensor Público Oficial, Alejandro Arguilea, y Juan Carlos Tripaldi, como Defensor Público Coadyuvante, solicita “que se disponga la libertad condicional de Santiago Riveros a partir del día 5 de julio de 2021” y que le quiten el dispositivo electrónico que lleva en la muñeca. El genocida goza del beneficio de la prisión domiciliaria. La presentación se hizo ante el TOF N°1 de San Martín, a cargo del Juez Daniel Gutiérrez y las juezas Nada Flores Vega y Silvina Mayorga, quienes lo juzgan en la causa que La Retaguardia transmite en vivo los miércoles desde las 10. De concederle la libertad condicional, resta saber si esa decisión alcanzaría para liberarlo o tendría que suceder lo mismo con los tribunales que tramitan otras causas que lo imputan o lo han condenado. “Riveros se encuentra condenado a la pena única de prisión perpetua como resultado del proceso de unificación de condenas dictado en el presente legajo y cumplió 20 años en detención”, es el principal fundamento del pedido. Su longevidad, indiscutida, también intenta sumar motivos a la cuenta de la impunidad: “Riveros tiene 97 años de edad, porque nació el 4 de agosto de  1923. En consecuencia, su libertad condicionada se limitará al poco tiempo que le resta de vida”. Hace unos días, el abogado querellante por víctimas de Campo de Mayo en todos los juicios del área había cerrado su alegato contra otro acusado, Mario Ocampo, pidiéndole al tribunal la cárcel común. Y citó como ejemplo que el genocidad nazi Herman Hesse murió en prisión casi a esa misma edad: “No se alzó ninguna voz en el mucho pidiendo que no estuviera en prisión”, señaló. Una de las condenas más emblemáticas de Santiago Riveros es por la tortura, asesinato y desaparición de Floreal Avellaneda, de 15 años víctima de los vuelos de la muerte.  Curriculum El juicio por los vuelos de la muerte en Campo de Mayo está en pleno desarrollo.  Santiago Omar Riveros es uno de los imputados; sucede que el longevo genocida ocupó un rol de alto rango durante el Terrorismo de Estado. Fue Comandante de Institutos Militares y Jefe de Campo de Mayo, incluido el centro clandestino de detención tortura y exterminio más grande del Ejército Argentino, “El Campito”. A su nombre queda ligada la Zona 4 del país craneado por el Ejército golpista argentino. Indultado por el fallecido expresidente Carlos Saúl Menem, supo saborear las mieles de la libertad desde 1990 hasta que cayeron las leyes de impunidad.  Está condenado por todo tipo de crímenes. “El crimen de crímenes” diría Nora Cortiñas, haciendo referencia al robo sistemático de bebés. También por el Plan Cóndor, la represión y desaparición organizada por todas las dictaduras en el cono sur de América. Secuestros, torturas, violaciones, asesinatos, desaparición forzada de personas, encabezan la larga lista de etcéteras.  En una oportunidad, Riveros tuvo un entredicho con otro genocida, Jorge Rafael Videla. “La aparición de ese cuerpo iba a dar lugar a homenajes, a celebraciones. Era una figura que había que opacar”, dijo Videla en relación al cuerpo de Mario Roberto Santucho, agregando que Riveros fue el responsable de ocultarlo. El longevo genocida que pide libertad lo negó, como todo. Riveros no dijo nada, absolutamente nada, sobre el destino de los desaparecidos de Campo de Mayo.  En 2017 la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal rechazó la aplicación del privilegio de computar 2×1 a su condena.  En ese momento se tuvieron en cuenta “las irrenunciables obligaciones internacionales asumidas por el Estado argentino de efectivizar la investigación, juzgamiento  y sanción adecuada de graves violaciones a los Derechos Humanos”. Hoy, Riveros, lo vuelve a intentar. El martes, el tribunal deberá escuchar a sus víctimas para luego tomar una decisión. 

Walter Meza Niella, fue secuestrado con su familia cuando tenía 14 años. Buscaban a su padre, Néstor Meza Niella, uno de los fundadores de Descamisados y luego referente de Montoneros en Zona Norte, a quien desaparecieron luego. Toda su familia sufrió la violencia genocida. A Walter lo torturaron en “El Campito”, el centro del horror que funcionó dentro de Campo de Mayo. Pese a estar recuperándose de Covid-19, quiso declarar. En su testimonio desgarrador identificó a varios acusados, entre ellos a Roberto “Pajarito” Fusco. (Por La Retaguardia) 📽️ Transmisión en vivo: Diego Adur/Fernando Tebele 🎧 Edición de audios: Paulo Giacobbe ✍️Textos: Agustina Sandoval Lerner/Valentina Maccarone/Noelia Laudisi De Sa/Monica Mexicano  💻 Edición: Fernando Tebele Roberto Fusco, Pajarito. Ya varios testigos lo ubicaron dentro del campo de concentración en Campo de Mayo.Foto: Gustavo Molfino 1- El secuestro  DESCARGAR “El 25 de enero de 1978 siendo aproximadamente las 23 horas, estábamos en mi casa en Caseros, Provincia de Buenos Aires, Partido Tres de Febrero. Estaba mi hermana, su esposo, mis dos sobrinos, mi otra hermana, otros sobrinos, mi hermana más chica, mi mamá y mi hermano Néstor. Estábamos yéndonos a dormir y empezamos a escuchar ruidos en la terraza, ladridos de perro, entonces nos vamos a la habitación de mi madre y estando allí escuchamos dos potentes disparos que son tirados hacia enfrente de nuestra ventana, de mi casa… Todavía están. Y ahí empezaron a decirnos que salgamos con las manos en alto, con un megáfono nos dicen dos o tres veces, no entendíamos bien lo que estaba pasando, en realidad no entendíamos nada y entonces salimos, primero sale mi hermano, luego salgo yo. Cuando salgo, una persona de pelo largo y chaqueta verde militar me agarra de los pelos, me pega un culatazo, me tira en el piso, así van sacando a toda mi familia. Cuando vamos saliendo nos preguntan por mi viejo, él no estaba en ese momento viviendo en mi casa. Mi viejo era un militante peronista de la organización Montoneros, y era él a quien buscaban y al no encontrarlo, nos secuestran a nosotros”. 2- El traslado hasta un galpón 👇  DESCARGAR “Nos llevan a una camioneta con los colores del correo argentino en ese momento, y una persona que se hacía llamar “el Puma”, cuando nos tienen a todos adentro de la camioneta nos empieza a amenazar y a decir que pensemos bien lo que vamos a decir, lo que vamos a contestar, porque sino todo iba a ser muy duro con nosotros. Nos llevan en un viaje alrededor de 20 minutos, tal vez más, no recuerdo, tal vez media hora. Nos bajan en un lugar donde se ve una luz muy potente, donde nos cambian la capucha, yo no entendía bien de lo que se trataba, no entendía bien las palabras, intenté sacarme la capucha y me golpearon ahí nuevamente, me estaban haciendo un intercambio de capucha, me ponen otra capucha y ahí me llevan a un galpón, me tiran con una manta, estaba atado con una cadena de pies y manos y con la capucha que me ahogaba mucho. En eso entra una persona que dice llamarse Irario y me dice palabras textuales: “Pendejo escucha bien, te doy un par de minutos para que nos digas donde esta tu viejo, cantá porque sino te voy a pegar más de lo que te estoy pegando”, efectivamente me estaba pegando golpes en las costillas, calculo que con el borceguí porque pesaba mucho, a todo esto yo ya estaba escuchando los gritos de tortura y la inconfundible voz de mi vieja”.  3- Sobre el represor apodado el Puma 👇  DESCARGAR “Ahí había una persona que se hacía llamar “el Puma” que era uno de los principales guardias y creo que era jefe de guardias de todos los que se hacían llamar celadores. Me dejan ahí, viene esta persona ‘El Puma’, me amenaza nuevamente, me golpea, yo me estaba muriendo de sed y ponía una música que decía: ‘Hipocresía morir de sed teniendo tanta agua’, que creo que era de un grupo de cumbia, Los Pasteles Verdes, una cosa así.  4- A la enfermería 👇  DESCARGAR “Anochece y estaba bastante mal por los golpes y toda la situación, deciden trasladarme a un hospital, me lleva un auto que calculo que tardó unos 15 o 20 minutos, no sé cuánto a un hospital que yo después reconocería como el Hospital de Campo de Mayo, lo reconocí porque esa noche era una noche de luna muy luminosa y me había aflojado un poco la capucha y pude ver el techo y la entrada. Ahí me atiende un médico, me revisa, atrás mío siento que había una persona. Esta persona en un momento se acerca por arriba mío, me dice que me tranquilice, era una persona de pelo largo, bigotes, muy colorado, parecía que había tomado mucho sol y era muy parecido a la persona que me agarra de los pelos y me golpea cuando nos sacan de mi casa. En un momento entra un soldado conscripto y me dice: ‘No te asustes, estoy en la misma situación que vos’, no entiendo en qué situación estaría. Me llamó mucho la atención porque luego, muchos años después vi una foto muy parecida de un soldado Steimberg, a quien yo logré conocer a sus padres, que militaban en familiares y era muy parecido a este soldado y que está detenido-desaparecido. De ahí me vuelven al galpón donde estaba, recién al otro día me dan de beber agua y de comer y me dan unos medicamentos”.  5- Otro galpón lleno de gente 👇  DESCARGAR “Empiezo a mejorar, en ese momento ya había puesto un guardia, un celador que le decían el negro, una persona que logré alcanzar a ver muy poco, de tes muy morena, con acento uruguayo, con el pelo mota y con uniforme, como ropa de fajina. Esta persona era la encargada de mantenerme todo el tiempo, esta y ‘El Puma’, eran las personas que venían y que me interrogaban mucho más sobre mi padre, sobre donde podría

Declaran Walter Meza Niella, sobreviviente; Claudia Bellingeri de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM); y Tomás Civitarese por el caso de Beatriz Oesterheld.