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Luciano Arruga


Compartimos el informe especial a los 15 años de la desaparición forzada seguida de muerte de Luciano Nahuel Arruga. Además, realizamos una emisión online de ¿Quién mató dónde está a mi hermano?,  la película de Ana Fraile y Lucas Scavino que narra la lucha de Familiares y Amigxs de Luciano Arruga. Cobertura: María Eugenia Otero / Fernando Tebele El 31 de enero de 2009 desapareció Luciano Arruga, un joven de 16 años que vivía en la villa 12 de octubre de La Matanza. Tuvieron que pasar 5 años y 8 meses para que sus Familiares y Amigxs lo hallaran enterrado como N.N. en el Cementerio municipal. Saber qué pasó aquella noche es una necesidad familiar. Pero también buscan cambiar la sociedad en la que viven. https://www.youtube.com/watch?v=rvquQw5zMqE “Luciano se negó a robar en sus casas para la Policía” “La seguridad no es golpear a los pibes de la Santos Vega y la 12 de octubre. No es controlar los barrios pobres por mera discriminación y criminalización. La seguridad es que todos y todas podamos acceder a nuestros derechos”. Con frases bien directas como éstas, la hermana de Luciano Arruga recorrió las calles para hablarles a sus vecinos y vecinas de Lomas del Mirador. Lo hizo en un formato “escrache”, que era la manera en la que hijos e hijas de personas desaparecidas le hablaban al vecindario para contarles que había un genocidio viviendo allí. Esta vez el escrache no es una persona, es a una institución: la Policía Boanerense. https://www.youtube.com/watch?v=A3vM6nvqImQ La mamá de Luciano Arruga, el joven de 16 años que fue víctima de desaparición forzada seguida de muerte el 31 de enero de 2009, habló en la plaza que lleva el nombre de su hijo durante la marcha y acto a 15 años de su desaparición. https://www.youtube.com/watch?v=ucBSqxBiMX0 Si conocés a Luciano es muy posible que sepas de Vanesa, su hermana, porque sostuvo en sus hombros contar la historia una y otra vez. También puede que hayas escuchado a Mónica, su mamá, porque aportó su voz valiente cuando aprendió a nadar en la angustia, porque en la vida todo se aprende, hasta lo que creemos que nunca podríamos.Pero seguramente no conocés a Sebastián, uno de los hermanos de Luciano. Este sábado se subió al escenario. No por casualidad ni obligación. Este año se puso la 10 de Familiares y Amigxs. Y cuando hablo dijo que estuvieron 15 años luchando y que estarán otro 15 si fuera necesario “hasta que Nunca más sea Nunca más”.Costó caminar cada cuadra bajo el sol. Volvió a doler escuchar a madre e hija un año más. Pero verles luego la sonrisa y la emoción al escuchar a Sebastián, le dio valor a toda la jornada. https://www.youtube.com/watch?v=AyzRmfEs0iA Mirá la emisión online de ¿Quién mató dónde está a mi hermano?, la película de Ana Fraile y Lucas Scavino que narra la lucha de Familiares y Amigxs de Luciano Arruga. https://www.youtube.com/watch?v=qb_HpbAOwLM

14 años después de su desaparición forzada seguida de muerte, sus Familiares y Amigxs realizaron una nueva jornada para recordarlo. Mientras el caso de Fernando Báez Sosa se acerca a la justicia con cobertura premium de los medios tradicionales, Luciano continúa ausente en sus agendas. Buscamos respuestas a la pregunta del título en la actividad del sábado pasado. Redacción: Fernando TebeleEdición: Pedro Ramírez OteroFotos: Bárbara Barros/La Retaguardia Este enero de 2023 se fue a los piques. En los medios de comunicación tradicionales el video del asesinato de Fernando Báez Sosa se repitió hasta más que el hartazgo, sin respeto alguno por la víctima y sus familiares. Los más rescatados difuminaron su rostro mientras lo molían a patadas; ese es el máximo de cuidado que, evidentemente, se puede esperar Este enero termina como todos los eneros desde hace 14: se recuerda a Luciano Arruga con alguna actividad armada por el grupo de Familiares y Amigxs. Cabe preguntarse entonces, este enero, por qué una causa como la de Fernando tiene la fortuna de obtener Justicia a ritmo razonable y cobertura total en los medios tradicionales. Y por supuesto, cabe también que nos preguntemos por qué Luciano no tiene juicio a la vista, ni imputados en la causa por su desaparición forzada seguida de muerte, ni espacio en esos medios, a excepción de la TV Pública (que siempre debería poder hacer algo más, pero al menos suele estar) y alguno que otro que cada tanto se acuerda y manda movilcito para dos minutos al aire, depende de cómo venga la movida partidaria y por ahí se le pueda tirar el muerto a algún enemigo ocasional que mañana volverá a ser amigo. Como toda pregunta compleja, es difícil que se responda con un solo motivo. En una recorrida por la jornada tal vez aparezcan algunas de esas respuestas. La primera quizá esté entre las figuras que Familiares y Amigxs de Luciano prepararon para la quema de este año. Para quienes nunca estuvieron en estos 14 años, el cierre es con la noche iluminándose con el fuego de una figuras de cartón que durante toda la jornada son paseadas si hay marcha; o permanecen en un lugar central, si es actividad en un lugar fijo como esta vez. Quienes participan esperan especialmente ese momento que se ha ido cargando con algo de mística. Entre las figuras de este año está el infaltable Daniel Scioli, gobernador de la Provincia al momento de la desaparición de Luciano, quien evitó abordar el tema públicamente durante su gestión; el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, haciendo la V acompañada con la leyenda “Con V de violador”, a propósito de una denuncia realizada por una mujer que fue su asistente; hay pelotones de Gendarmería Nacional y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, de acción represiva contra las comunidades mapuche en el sur; y también están los 7 nombres desconocidos para casi todo el mundo, pero a quienes la familia de Luciano conoce demasiado bien: son los policías que estuvieron operativos aquella noche del 31 de enero en la que Luciano finalmente, se sabría después, fue asesinado. Damián Sotelo, Ariel Herrera, José Márquez, Hernán Zeilz, Martín Monte, Daniel Vázquez, Oscar Fecter y Néstor Díaz. Esos carteles echarán humo al final de la jornada. En muchas de las movidas el punto de cierre ha sido la plaza del Barrio 12 de octubre, la pequeña villa en la que vivía Luciano y en la que todavía vive parte de su familia. En esa porción de verde entre los ladrillos sin revoque, ocurre cada año la quema. Bien en el centro del mundo que Luciano habitó mientras se lo permitieron. Pero este año la actividad transcurre en Indart y San Martín. Hay unas diez cuadras de distancia. En ese andar entre la plaza de la villa y esa esquina céntrica de Lomas del Mirador, se pueden observar las diferencias sociales, que derivan en resentimientos mutuos difíciles de desandar. Esta vez estamos en el barrio de clase media (más en el estribo que con asiento en el bondi social), de casitas bajas, que tuvo miedo ante algunos robos y crímenes ocurridos en la zona. Un grupo de posiciones extremas, autodenominado VALOMI (Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador), consiguió lo que quería: un nuevo destacamento policial. El Estado alquiló una casa tradicional de la zona, en Indart 106. Esa nueva dependencia tenía como cabecera a la Comisaría Octava, donde en los años oscuros del último genocidio en Argentina funcionó un Centro Clandestino de Detención Torturas y Exterminio denominado “Sheraton”, porque en comparación con otros, el trato bestial se convertía en semibestial. Como si nada se supiera de aquellos años, algunas prácticas, de ciertos lugares, nunca se fueron; las comisarías de La Bonaerense y las cárceles continúan siendo centros de torturas. Los Vecinos en Alerta no se alteraron nunca por los gritos que solían salir desde el destacamento. En cambio, Vanesa Orieta, la hermana de Luciano, lleva tatuados en sus oídos los gritos de Luciano en la tarde/noche del 22 de septiembre de 2008. Faltaban seis meses para que lo desaparecieran. Lo acusaban injustamente del robo de un reproductor mp3 a un joven de una escuela. “Sacame de acá Vane, que me están cagando a palos”. Vane lo sacó, junto a Mónica, su mamá, como pudieron y cuando pudieron. Por fortuna convenció a su hermano de ir a realizar una consulta médica por los dolores que tenía en el pecho. En una clínica de San Justo quedaron asentadas las heridas. Tras muchos años de lucha, con la comunicación popular como herramienta esencial, Familiares y Amigxs consiguieron la expropiación del lugar que hoy es un enclave cultural de nombre cantado: Espacio para la Memoria Luciano Arruga. Donde había golpes y torturas, ahora hay talleres y acciones culturales. Pavada de diferencia. Indart se pega de lleno contra la Avenida San Martín. Ese recorrido de casi 100 metros se puede seguir por un caminito que le escapa al agobio a través de un corredor de media sombra que

En un nuevo aniversario de la desaparición seguida de muerte del joven de 16 años de Lomas del Mirador, se realizaron este fin de semana varias actividades para recordarlo, denunciar la impunidad y exigir verdad y justicia. El sábado por la noche La Colectiva Radio proyecto la película “¿Quién mató a mi hermano?” en una plaza. Este domingo, se llevó adelante la habitual marcha en el barrio de La Matanza donde todavía vive parte de la familia de Luciano. Las voces de Vanesa Orieta, su hermana, y Mónica Alegre, su mamá, protagonizaron la intensa jornada transmitida en vivo por medios populares. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Fernando Tebele 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero/Agustina Sandoval Lerner 📷 Foto de portada: Bárbara Barros/La Retaguardia 📺 Cobertura en la marcha: María Eugenia Otero/Fernando Tebele (La Retaguardia junto a Radio Zona Libre/Antena Negra TV/FM La Tribu/Posdata/Radio Sur) La luz todavía cae desde el cielo. La Plazoleta Raymundo Gleyzer del barrio de la Paternal se ha convertido en un pequeño cine. Una pantalla cuadrada irradia su propia luz. Son las primeras imágenes de ¿Quién mató a mi hermano?, la película con la que Ana Fraile y Lucas Scavino dieron cuenta de la vida y muerte de Luciano Arruga, historia tan tenebrosa como real, tan amarga y triste como la penosa costumbre social que tenemos que asumir socialmente de una buena vez: cada tanto, en el país del genocidio reciente, de la dictadura desaparecedora, las fuerzas de seguridad continúan utilizando esa metodología para desaparecer personas. Es el mismo país. Aunque sea en escala menor a la de aquellos años, la desaparición forzada sigue ahí, no se va. Una vecina camina en rol paseando al perro. Se sorprende por lo que ve: gente parada formando un semicírculo. Personas sentadas en el banco de la plaza que mejor se ubica ante la pantalla. Otras en las sillas apilables dispuestas para la ocasión. Mientras su mascota juguetea con otro animal, la señora mira. Difícil saber qué piensa. Amaga irse. Vuelve. Finalmente se va. Después de los 89 minutos de cine, las compañeras y compañeros de La Colectiva, que organizaron la jornada, mezclan alguna lágrima por lo que acaban de ver, con sonrisas satisfechas por la actividad. La radio comunitaria, que sale al aire desde un local a la calle en San Martín y Donato Álvarez, apenas a una cuadra de allí, es una de las que ha acompañado sostenidamente a la familia de Luciano. Faltan apenas horas para la marcha del domingo. Son 13 años sin Luciano Arruga. Se puede esperar una noche más por la verdad, que tampoco llegará mañana, pero nos quedará más cerca de tanto grito. *** Los bombos golpean recuperando en muchos oídos un sonido que había permanecido durante la pandemia encerrado entre los recuerdos. Estamos en la esquina de General Paz y Mosconi, en Lomas del Mirador. “La Matanza Avanza”, dice un cartel por allí. Atrapa la cana, podría ser una buena respuesta tan cacofónica como real. Esa esquina se transforma, por unos instantes, en un gran encuentro de personas perdidas. Abrazos cuidados, duraderos, con barbijos en general, reflejan la necesidad de verse en algunos casos después de casi dos años. El calor agobiante de otros eneros se tornó piadoso esta vez. Minutos después de las 18 estamos arrancando. Se sabe que es el comienzo porque Vanesa Orieta, la hermana de Luciano, toma el micrófono para anunciarlo. Puede suponerse que solo hará ese anuncio, pero no. Comenzamos a caminar por Mosconi hacia la Villa 12 de octubre, donde creció Luciano hasta cuando lo dejaron; todavía vive allí parte de su familia. Detrás, cada vez más lejos, va quedando el otro lado de la General Paz. Es Mataderos, pero una zona tan cheta que ya merece ser llamada Mataderos Hollywood. Se aleja en la medida que se acerca el barrio popular.  Vanesa tiene una remera de Tehuel de la Torre, el joven trans de San Vicente desaparecido desde el año pasado en Alejandro Korn, todo en la Provincia de Buenos Aires. Le ha impactado mucho a Vane la desaparición de Tehuel. Como la de Facundo Astudillo Castro. Como cada una. Aunque las ocurridas en la Provincia le pegan peor, porque tienen el mismo sello que la de Luciano. ¡Hola maldita Bonaerense! Pide por Tehuel, grita. Pedirá, gritará varias veces más. “Lo queremos con vida”, dirá en el cierre desde el escenario. Vanesa va caminando a la par del camión/escenario. A veces mira hacia la manifestación que la sigue, de más de seis cuadras. También mira para el barrio, camina para adelante y para atrás. Cada tanto mira a vecinos y vecinas que se asoman en sus balcones o ventanas. Siempre le habla al vecindario. Interpela a ese barrio que dio pie a que se abriera el destacamento policial desde el que hostigaron hasta el final a Luciano. Lo pusieron en funcionamiento después de dos asesinatos semifaranduleros: el florista de Susana Giménez y el entrenador de Guillermo Cóppola fueron asesinados en intentos de robos. El destacamento de la calle Indart 106 se constituyó en un delineador de límites para los pibes de las villas de la zona. Sobre todo de la 12 de Octubre y la Santos Vega. Ya sabemos cómo terminó, aunque no sepamos aún exactamente cómo. Pero el 31 de enero de 2009 Luciano desapareció. De eso no hay dudas. Y tuvieron que pasar 5 años y 8 meses para que su familia lo hallara enterrado como NN en el Cementerio municipal porteño en Chacarita, después de haber pasado por el Hospital Santojanni —tras haber sido atropellado involuntariamente por un automovilista en la Gral Paz— y por la morgue judicial. Todo como NN, en una maniobra de ocultamiento que extiende las responsabilidades ya no solo a La Bonaerense, sino también a la Policía Federal y a una gruesa trama administrativa de la Ciudad de Buenos Aires.  Todo eso vuelve a contar Vanesa a cada paso. Hasta que se acerca su mamá, Mónica Alegre. La abraza. Caminan juntas. Es probablemente la imagen de la jornada. Ambas entrando al

Transmisión especial desde la marcha en Lomas del Mirador, Provincia de Buenos Aires, donde el joven Luciano Arruga nació y vivió hasta el 31 de enero de 2009, cuando fue desaparecido hasta que 5 años y 8 meses después su familia lo halló enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita en la Ciudad de Buenos Aires. La marcha será desde el lugar en el que se vio con vida a Luciano por última vez hasta la plaza de la villa 12 de octubre, el barrio donde aún vive su familia.  #13añossinlucianoarruga #LucianoArruga #ELESTADOESREPONSABLE  #represionestatal

Este 31 de enero se cumple un nuevo aniversario de la ausencia siempre presente de Luciano Nahuel Arruga, el joven de Lomas del Mirador que fue desaparecido y asesinado en 2009. Hablar de Luciano es hablar de una problemática latente; de hace 13 años, de la dictadura y de hoy. Vanesa Orieta, su hermana, recorrió la lucha, desde la impunidad hasta los logros. Como cada vez, interpeló a la justicia, al poder político y a los medios de comunicación tradicionales. Diferenció la violencia institucional que se sufre todos los días en los sectores empobrecidos, de la represión estatal que tiene como protagonista a las fuerzas de seguridad y a los y las jóvenes como sujetos de persecución. El domingo habrá una marcha. Hoy se proyectará la peli ¿Quién mató a mi hermano? en una plaza de Paternal. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero ✍️ Redacción: Agustina Sandoval Lerner/Marly Contreras/Fernando Tebele 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia —Venimos charlando en las previas de los 31 de enero desde hace muchos años y pensábamos: ¿cómo no repetirnos? Y la primera pregunta que se nos ocurre todos los años al comenzar es ¿qué sensaciones tenés hoy acerca de la cercanía de un nuevo aniversario de Luciano? Y tu respuesta no necesariamente es siempre la misma, porque obviamente con el transcurrir del tiempo te van pasando diferentes cosas.  —Sí, y en esta oportunidad, y habiendo tenido muchos años para poder pensar y analizar todo lo que fue sucediendo, hay mucha historia en 13 años. Hay muchas vivencias. Por un lado, creo que la conclusión sigue siendo la misma: que la impunidad nos va deteriorando no solamente a los familiares de Luciano, sino también a todos los miembros de las familias que son tocadas por esta problemática. Nuestro físico, nuestra psiquis, nuestras emociones van atravesando por lugares diferentes que terminan generando un daño con el correr del tiempo. Y esto tiene que ver con la impunidad, con la falta de justicia y al mismo tiempo, en mi caso y en el caso de este grupo de familiares y amigues, también pensar la justicia a 13 años es algo muy difícil de pensar y de exigir. ¿A quién le exigimos justicia? Si, en definitiva, a quienes estamos denunciando por el largo proceso de impunidad es a la justicia. Estamos llevando a un jury de enjuiciamiento a tres funcionarios del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires por haber delegado la investigación en la Policía denunciada (La Bonaerense) y por haber investigado a la familia durante un año y seis meses. Entonces, ¿qué justicia pedimos, a quién le exigimos esa justicia, qué tenemos para pelear en el ámbito del Poder Judicial? Y bueno, eso también genera un montón de sentimientos y contradicciones. Sí, nos lleva a hacer mucho balance, creo que a todas las personas que nos organizamos y luchamos. Y también la conclusión más feliz que se puede hacer es que la organización, la lucha y poder salir del estado de aislamiento y de silenciamiento que nos quieren imponer, es la forma más saludable de poder resignificar tanto dolor.  —En este sentido, de esta justicia y de esta constante impunidad de hace tantos años recordamos que la única justicia parcial que tuvieron, que tuvo Luciano, fue por la condena por torturas a Diego Torales, y por un hecho ocurrido unos meses antes del episodio de la desaparición. Y en este caso no es solamente la familia, amigos, amigas de Luciano quienes esperan justicia, sino que hay tantísimos casos que se repiten y que todos los días se asesinan pibes.  —Sí, antes mencionaba lo que nos generaban 13 años, el proceso de impunidad y una de las principales situaciones que los familiares nos empeñamos en visibilizar, es que se entienda que en la medida en que las causas no llegan a la verdad y por lo tanto no se puede condenar a los responsables materiales, políticos y judiciales de estos hechos, lo que se va generando es un proceso de repetición de estos crímenes horrorosos. En ese sentido, el rol de la justicia es criminal. También pensar que no se da esa independencia que se necesitaría en el ámbito del Poder Judicial para poder llegar a estos procesos de verdad y de justicia, y que cuando se trata de crímenes que comprometen las responsabilidades del Estado, ahí se presenta una asociación bien clara entre el Poder Judicial, el poder político y el poder mediático. Y la verdad que las familias tenemos que enfrentar a todo el aparato estatal que quiere todo lo contrario a lo que nosotros venimos insistiendo a través de la organización y la lucha, que es visibilizar estas cuestiones, sensibilizar, y por lo tanto poder cambiar la “normalidad” de lo que sucede, que es que tantos casos queden en la impunidad, sino todo lo contrario, que se empiecen a generar casos que puedan dar cuenta de esto, de que se llega al meollo del asunto, de que se condena tanto a las responsabilidades materiales como políticas y judiciales y que es un claro indicador de que realmente se está empezando a generar condenas que intenten torcer el rumbo de lo que hasta ahora vemos como resultado, que son muchos años de organización y de lucha en medio de procesos de impunidad, pero que aparte da lugar a que la familia la pasemos muy mal. Porque no es que en esos largos años que sucede nada, suceden un montón de cosas. Familias que se ven amenazadas. Nosotros mismos hemos sido amenazados, perseguidos, hemos pasado por situaciones muy dolorosas, muy violentas. Bueno, esto pasa con el resto de las familias también. Es esta justicia a cuentagotas de la que estás hablando. ¿Cómo puede ser que en una situación clara de tortura sufrida por un joven de 16 años, solamente haya un solo responsable condenado? Cuando todos los que testificaron y estuvieron presentes ese día pudieron dar cuenta de que estaban ubicados en ese tiempo,

Cuadras y cuadras de personas: organizaciones sociales, movimientos populares, partidos políticos, personas autoconvocadas y las familias. Que cada vez son más, y cada vez gritan más fuerte. Más allá de la pandemia, la 7ª Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, copó el centro porteño. Adelante de todo, una bandera con más de 250 obras de arte en las que se reflejaban las caras de pibes y pibas asesinadas por la policía. Abrazos, saludos, encuentros. Crónica de una jornada de memoria y clamor de justicia. (Por La Retaguardia y Revoluciones.net) 📷 Fotos: Natalia Bernades/Virginia Chaile/La Retaguardia  A las cuatro de la tarde comenzó la caminata, desde Avenida de Mayo y 9 de Julio hasta Plaza de Mayo, al canto de “Yo sabía, yo sabía, que a los pibes los mató la policía”, “El policía es un cagón, con un fierro y una bala, defiende a los que tienen plata, mientras el pueblo va a prisión…”. Y así, entró la gran marcha a la histórica Plaza, mientras una voz desde el escenario, la de Juan Diego Rossi, sobreviviente de Cromañón, recitaba poesías y cantaba contra el gatillo fácil, las desapariciones en democracia, los travesticidios, entre otras consignas. Una voz que vale por todas, esencia popular de un acto que escapa a la imposición de referencias y de nombres, que se arma entre todes y para todes. Fue entonces cuando Gonzalo Hormaechea (hermano de Nahuel Hormaechea), Nancy Sosa (madre de Ismael Sosa), Emilia Vassallo (madre de Paly Alcorta) y Silvia Bignami (madre de Julián Rozendgardt, víctima de Cromañón), comenzaron con la lectura del comunicado. Una extensa puesta en común del genocidio invisibilizado que mata a nuestras pibas/es todos los años. Una responsabilidad que el Estado parece no querer asumir, y que desde la Marcha se vuelve cada año una furibunda condena popular.  Se recordó a las niñas argentinas asesinadas por el Estado paraguayo y se insistió en la aparición con vida ya de Lichita. Entre testimonio y testimonio, las familias recordaron y homenajearon a los fotógrafos fallecidos recientemente, Reinaldo Ortega y Nicolás Avelluto, quienes siempre acompañaron a la marcha. Hicieron un reconocimiento a La Retaguardia, por estar desde la primera marcha cubriendo las actividades y acompañando a las familias; como así también a todos los medios y reporteros/as que con su trabajo suman a la difusión y visibilidad de las causas. Entrada la noche nos fuimos yendo de la Plaza, con las voces de esas madres y familiares que por un rato vuelven a traer los nombres de quienes fueron asesinadas/os en nuestros oídos. Esta marcha tan genuina, única, que al mismo tiempo que denuncia, repara. Porque para ellas poder contar lo que les pasó es una forma de encontrar un poco de justicia popular. Porque esa plaza llena que repudia y acompaña, que les grita “fuerza mamá” cuando alguna se quiebra, es quizás el tribunal dónde vamos entre todes construyendo una realidad distinta. Esta lucha no termina con la Marcha, sino que vuelve a empezar. Para que el próximo año no haya ni una bala más, ni una piba ni un pibe menos.

Jorge Farfán, padre de Jorge “Gury” Farfán fue entrevistado por el programa radial Oíd Mortales. Allí contó cómo, a dos años del asesinato de su hijo a manos de la policía de Salta, no han tenido respuestas a sus reclamos de justicia. También detalló la impunidad de parte de la policía y la justicia. Denunció al Gobernador de la provincia, Gustavo Sáenz, y remarcó las similitudes del caso de su hijo con el de Luciano Arruga. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Luis Angió/ Cristina Varela ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: La Izquierda Diario Cuenta Jorge Farfán que su hijo fue asesinado el 8 de febrero de 2019 en un hecho que sigue impune y acusa al Estado de encubrir deliberadamente a los asesinos. “En el 2019 hubo una serie de asesinatos sistemáticos, donde la policía de Salta asesinó al ‘Gury’, que tenía 24 años. Fue en manos de los policías Fadel, Guitián, Gómez y Morales. Acá en la provincia,  cuando un policía asesina a una persona pobre, el encubrimiento es sistemático entre jueces, fiscales, y hasta médicos corruptos que trabajan en el centro de investigaciones fiscal. Están alineados. En ese año, asesinaron a 6 personas, entre ellas a mi hijo. Fueron muertes a golpes, desfiguradas, donde la causa de muerte es realmente vergonzosa”, así comenzó el diálogo con Jorge Farfán. Versiones encontradas El papá del joven asesinado por la policía detalló cómo fueron los hechos: “Mi hijo fue al barrio San Ana a visitar a un primo. 3l tenía una riñonera con plata. Ahí le roban a mi hijo unas personas de ese barrio. Y la policía pasa de casualidad y ve cómo lo estaban golpeando, le estaban apuntando con un arma también. El tenía esa riñonera con plata porque estaba construyendo su casa. Cuando la policía pasa, le desaparece la plata, la riñonera que tenía, el celular. Resulta que después me entero por las versiones de los diarios, al otro día, porque yo estaba viajando, y a mí me comunicaron cuando ya había certificado mi familia que era mi hijo, que había entrado a robar en una casa, y en otra. De la noche a la mañana se transformó en ladrón y de repente terminó queriendo robar una bicicleta usada, pero en pantalón corto. Cuando él en realidad llegó a ese lugar con billetera, celular, gorra, camisa etc.”. Las sospechas de los familiares se acrecentaron con el informe del perito de parte que designaron para evacuar las dudas. Según el médico Marcos Cabezas, la muerte del joven se produjo por “traumatismo de cráneo, traumatismo cerrado de tórax y traumatismo cerrado de abdomen”. Por esta situación Farfán padre efectuó un duro cuestionamiento a los médicos del Servicio de Medicina Legal del CIF, quienes determinaron que la causa de muerte de Farfán habría sido originada por “edema agudo de pulmón asociado al consumo de drogas”. Para Jorge Farfán, quienes le robaron a Gury son unos chicos usados políticamente como punteros políticos que trabajan en conjunto con la policía, y qué según él además pertenecen a unas familias que tomaron unos terrenos en el barrio.   Morir en la comisaría y la similitud con Luciano Arruga  “Se lo llevó la policía a golpes, nunca lo llevaron a un hospital. Mi hijo fallece dentro de la comisaría por la tortura (Comisaría 12 del barrio Santa Ana). Fue algo parecido a lo que le pasó a Luciano Arruga. Gracias a Mónica Alegre, la mamá de Luciano, que pudo llegar hasta acá para darnos un apoyo en esta lucha tan dura y solitaria en Salta. Porque la impunidad es terrible. La muerte, según el médico legista, está asociada al consumo, eso está en las declaraciones fiscales, sin embargo mi hijo no tenía droga en sangre. Yo llegué a eso porque tuve acceso a dos médicos forenses para hacer un informe de autopsia. Hoy en día la causa está cajoneada”, explicó.   Jorge continuó su relato realizando más denuncias: “Mueren los chicos por desnutrición y eso no sale en los medios, porque estos están cooptados por estos oligarcas. Son contados los pocos medios que por ahí aparecen en las manifestaciones multitudinarias que hacemos. Es una vergüenza el periodismo acá. Nadie quiere ir en contra el Estado. Nosotros formamos la primera Comisión de Familiares de Víctimas de Gatillo Fácil de Salta para demostrarles a estos asesinos que el caso de Gury no fue un hecho aislado, sino que fue un asesinato sistemático” Farfán agregó que “Gury terminó el secundario y trabajaba. El estaba haciendo su casa. Estaba en pareja, y planeaban tener su familia, sus hijos”.  A dos años, marcha a la Casa de gobierno La primera semana de febrero, la familia y quienes acompañan la causa realizaron una marcha que terminó en la Casa de gobierno de la Provincia de Salta. Respecto a esto último el papá de Gury manifestó: “El anterior gobernador se encargó de cubrir el asesinato de nuestros hijos. El ladrón de Juan Manuel Urtubey, eso está comprobado, alambran los terrenos y los cerros y ya son los dueños. Y nadie les puede decir nada. El Gobernador pone a un Juez, a sus íntimos amigos en el poder, como hacen todos. Ahora está el Gobernador Gustavo Sáenz. Fuimos a ver si nos recibía en la casa de gobierno y nunca salió. Se cagan en el dolor de la gente. Salta está gobernada hace 35 años por dos o tres dinastías”, aseveró. 

El pasado domingo se cumplió un nuevo aniversario de la desaparición forzada y asesinato de Luciano Arruga en manos de la policía y otros actores del Estado, el 31 de enero de 2009. Su cuerpo apareció cinco años después enterrado como NN en el cementerio de Chacarita. Compartimos la crónica de una jornada sin marcha, pero con muchos abrazos a través de la transmisión de radio y tv que realizaron Familiares y Amigos de Luciano Arruga desde el exdestacamento de Lomas del Mirador donde el joven fue torturado, ahora convertido en espacio de memoria y acción. (Por La Retaguardia) ✍️ Crónica: Rodrigo Ferreiro 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Fotos: Daniel Calabrese Por primera vez en mucho tiempo, el 31 de enero llueve. El cielo está gris, plomizo, hace frío. Un peque corre por el pasto, desafiando a la garúa que comienza a caer. Tiene una remera blanca, mangas cortas, y una sonrisa de oreja a oreja. Va y viene por el jardín plagado de paltas, bananas y árboles. Un adulto lo mira a los ojos, se lleva el dedo índice de la mano izquierda a sus labios y pide silencio, en el cuarto donde finaliza la huerta hay radio. El pibe lo mira, cambia el rumbo pero no la canción que entona, a viva voz: “Nunca seré policía, de provincia y de capitaaaal”.  Luciano Arruga desapareció hace 12 años, pero en ese gesto irreverente del niño vuelve, se hace carne, es eterno en el Espacio recuperado del oeste que lleva su nombre. Es presente. Es futuro, también, por prepotencia y provocación.  La radio comienza puntual como cita inglesa. A las 15, la voz de Rosaura Barletta comanda la actividad principal de un domingo extraño, donde sobran barbijos y falta pavimento. El Espacio Luciano Arruga, exdestacamento de Lomas del Mirador donde Luciano Arruga fue torturado en 2008, acoge la primera entrevista de la tarde, a Martina Noailles y Antonella Álvarez, periodistas de los medios alternativos Sur Capitalino y Revoluciones.Net. Ambas resaltan la importancia de los medios no tradicionales en la cobertura de casos de represión estatal. Tienen experiencia reciente: Martina en el caso Chocobar y Antonella en la Masacre de Pergamino. Minutos más tarde, y luego de escuchar la voz grabada de Cristina Castro y Leandro Aparicio sobre la desaparición y el asesinato a manos de la Policía bonaerense de Facundo Astudillo Castro; Fermín Martínez y Nadia París copan la escena para contar lo que sucede en el sur del país, en el juicio Escuelita 2, sobre Centros Clandestinos en la última dictadura. La dureza del tema se endulza al final, arrancando las primeras carcajadas de la jornada: se cuela Lifko, el hijo de Nadia y Fermín, y el meet que conecta Buenos Aires con Neuquén se convierte en un analgésico para lo que resta de la transmisión.  Mientras afuera del improvisado estudio radial se cuelgan banderas que recuerdan momentos pasados y banners rememorando diferentes casos de represión estatal, los audios sobre Santiago Almirón, víctima de una causa armada por la policía, y la China Cuellar, mujer asesinada en prisión y recordada por su padre, Alberto, Oscar Castelnovo, Adolfo Pérez Esquivel y compañeras del penal, ocupan la escena. Finalizado este difícil momento, Matías Bregante, uno de los integrantes de Familiares y Amigos de Luciano Arruga y co conductor de la radio, prepara la técnica para que Flavia Piraino dedique una adaptación del tango Naranjo en Flor a Luciano. Flavia protagoniza uno de los momentos más emotivos de la jornada, provocando lágrimas en los ojos y el abrazo profundo y sentido de Vanesa, la hermana de Luciano. Todo queda registrado en la transmisión audiovisual, supervisada hasta el mínimo detalle por Camilo Romano, otro integrante del colectivo.  Llegando a las cuatro de la tarde, y con una hora de transmisión encima, la pieza radial preparada para recordar el caso de la desaparición de Johana Ramallo se hace presente en el éter, en la voz de su mamá, Marta. Es el preludio para una de las entrevistas más extensas de la transmisión: al abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Tomás Griffa. Vanesa y Mónica, hermana y madre de Luciano, participan de una entrevista que, pese a contar con algunos inconvenientes técnicos surfeados impecablemente por Natacha Bianchi, la operadora radial y también integrante de Familiares y Amigos de Luciano Arruga, deja en claro el proceso de Jury de Enjuiciamiento hacia el juez Gustavo Banco y las fiscales Roxana Castelli y Celia Cejas Martín.  Afuera, el sol se asoma, para luego dar paso a la lluvia. Así, una y otra vez. Hay empanadas y tortas para hacerle frente a un estómago que poco a poco comienza a pasar factura del tiempo transcurrido. No hay muchas personas en el Espacio, lo que da cuenta de que el mensaje de cuidado de la familia, replicado en redes sociales, surtió efecto. Los vasos de vidrio tallados preparados especialmente por Celeste, otra integrante del colectivo, se van llenando de agua, y la transmisión prosigue. Llega el momento para Karina Olivares, maestra y secretaria de Derechos Humanos del gremio Ademys. Karina habla acerca de la importancia de tratar el tema de represión estatal en las escuelas, las resistencias que aparecen y el trabajo que tienen los sindicatos para preparar material. Promedian las siete de la tarde. El tiempo se ajusta, y solo restan dos temas antes del cierre: Pandemia en los barrios, un completo informe preparado por Nazareno Roviello, periodista del portal Posdata; y la entrevista con las fotoperiodistas Lidia Barán, de Ancap y La obrera, y Agustina Salinas, de Cítrica, acerca de la cobertura en la represión en Guernica. Alrededor de las siete y media todo está preparado para el bloque final: Vanesa, Mónica y Pablo Pimentel, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH).  Pablo Pimentel fue el primer referente de derechos humanos en hacerle un lugar al reclamo de la familia de Luciano. Y comienza con ese dato, el recuerdo de la llegada de Vanesa a la APDH La Matanza, poco más de

Este domingo 31 de enero se cumplen 12 años de la desaparición forzada seguida de muerte de Luciano Arruga, cuyo cuerpo fue encontrado 5 años y 8 meses después en el cementerio de la Chacarita, enterrado como NN. Como dice su mamá, Mónica Alegre, Luciano fue un negrito villero que se negó a robar para la policía. Tenía 16 años cuando lo desaparecieron. Meses antes, había sido torturado en el destacamento de Lomas del Mirador —hoy el Espacio Luciano Arruga—, hecho por el que el policía Diego Torales, es el único condenado. Los policías que estaban el día de su desaparición ni siquiera están procesados. Tampoco parece haber responsables políticos. En el programa radial La Retaguardia, Mónica Alegre contó cómo espera este nuevo aniversario, con jornada virtual y transmisión de Radio Zona Libre a las 15 desde el Espacio, y compartió algunas de las anécdotas con su hijo. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Agustina Sandoval Lerner ✍️ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia —Si un día yo no estoy, te pido por favor que me cuides a mi hermana. Prometeme que lo vas a hacer y que nunca la vas a dejar sola —le dijo Luciano Arruga a su madre. —Dejá de hablar, ¿a dónde te vas a ir? —No sé, mamá. Un día me voy a otro país, no puedo venir más y no la voy a poder cuidar. Te pido que la cuides. Cuidame a mi hermana, por favor. Entonces yo me voy a poder ir tranquilo. Mónica recreó así cómo fue la última conversación que tuvo con su hijo. Su voz es inconfundible. Casi que no haría falta presentación. Mónica Alegre habla de su hijo, Luciano Arruga, e inmediatamente se la nota llena de orgullo, de fuerza. Esa fortaleza que, admite, no siempre tuvo, pero que transmite cada vez que presta su voz para hablar de Luciano y de los pibes y las pibas asesinadas por la policía. Porque estas Madres que se unen en el dolor, en la pérdida, pero también en la lucha constante y en el grito incansable de justicia, no lo hacen solo por sus historias. Lo hacen por todos los pibes y las pibas víctimas del gatillo fácil, asesinadas en comisarías o desaparecidas por el Estado. Mónica es un claro ejemplo de esa solidaridad contagiosa que tienen estas madres compañeras. Por eso, dice que este 31 de enero, en medio de la pandemia, quien quiera recordar a Luciano lo haga de la manera que pueda y reivindicando a cada uno y cada una de esos jóvenes: “Este año es atípico por el contexto de pandemia. Se decidió no hacer marcha ni festival para cuidar y preservar la vida de los que vienen de tan lejos, de todas las provincias. Tampoco vamos a arriesgarlos a que se lleven una enfermedad de acá. Se va a recordar a Luciano con una radio abierta, se harán pintadas. No estamos convocando a la gente, pero sí yo les invito que el que quiera recordar a Luciano, cada uno desde su lugar, haga una actividad con sus precauciones, recordando a sus pibes porque lamentablemente en todas las provincias y en todos los lugares hay un pibe desaparecido, un pibe víctima de gatillo fácil, una piba desaparecida. El mejor homenaje que se le puede hacer a Luciano el 31 es recordar a sus pibes: recordar a Santiago (Maldonado), recordar a Facundo (Rivera Alegre), a Rafita (Nahuel), a Daniel Solano, recordar a todos y todas”, pidió.   Un pibe soñador y fánatico de River Es inevitable que el corazón de Moni no se estruje un poco cuando habla de su hijo. Sin embargo, comparte esas sensaciones con una calidez entrañable: “Yo lo recuerdo como era: un pibe de barrio, común. Un pibe que tenía sueños, tenía ilusiones. No le gustaba el estudio. Él simplemente quería terminar el secundario y regalarle el título a su hermana. Le gustaba tener amigos, jugar al fútbol en la plaza, descalzo, por el pancho y la coca. Soñaba con conocer lugares. Decía que me iba a llevar a muchos lados. Soñaba con conocer el mar. Decía que cuando sea grande iba a trabajar piola y me iba a hacer la casa linda, que no me iba a faltar nada. Era muy compañero conmigo. Soñaba con tener hijos y un sobrino. Amaba tener un sobrino. Se enojaba con su hermana, le decía ‘todos mis amigos tienen sobrinos y yo soy el único que no tengo, no sé qué estás esperando’. Vanesa se reía. Soñaba con ese sobrino que ahora está. Él decía que iba a tener hijos. Su primer hijo iba a ser varón y se iba a llamar Enzo Ramón. Soñaba con conocer la cancha y a sus idolos, Enzo Francescoli y Ramón Díaz. Soñaba con estar en esa tribuna”, ilustró Móni los deseos de un pibe de 16 años. “Blanco fácil” Como a muchos pibes y pibas del barrio, a Luciano lo fue a buscar la policía para que robara para ellos, en el intento por aprovechar su vulnerabilidad social. Él se negó, lo compartió con su familia y desde ese momento fue perseguido, hostigado y amedrentado por quienes después terminaron por desaparecerlo: “En ese momento nuestra situación no era la mejor. Yo recién venía al barrio. No tenía trabajo y no estábamos bien. Luciano era un blanco fácil. Era el momento del auge de la policía regenteando a los pibes. La mayoría de los pibes trabajaban para la policía. Tenía 16 años, era inimputable. Le ofrecieron el trabajo, pero gracias a que Luciano siempre tuvo la palabra sensata de su hermana, dijo que no. Siempre demostró otras cosas por qué luchar. Él dijo que no y eso fue marcar su sentencia de muerte. Poco tiempo después lo llevaron detenido, lo amenazaron, lo hostigaron. Lo golpearon y lastimaron física y psicológicamente. Cuando yo lo saqué a Luciano ya no fue el mismo. Sabía que tenía los días contados y yo no me di cuenta. Esto fue

En el aire de Radio La Retaguardia se produjo este viernes un encuentro lleno de amor y de fuerza: cuatro madres que comparten el dolor por la desaparición de sus hijos a manos de fuerzas del Estado y que reconvierten esa fuerza para seguir luchando por la verdad y la justicia. Nora Cortiñas, Mónica Alegre y Viviana Alegre se juntaron para bancar a Cristina Castro en este momento de definiciones sobre el caso de Facundo Astudillo Castro. Las cuatro Madres intercambiaron sus sensaciones y experiencias propias, todas con su coraje y fortaleza características. Además de exigir verdad y justicia por Facundo, pidieron por todos los casos de pibes y pibas asesinadas por el Estado a lo largo de los distintos gobiernos constitucionales. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Giselle Ribaloff/Fernando Tebele ✏ Redacción: Diego Adur/Pedro Tato 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Captura de pantalla Facundo Astudillo Castro (desparecido en 2020), Gustavo Cortiñas (1977), Luciano Arruga (2009) y Facundo Rivera Alegre (2012), estuvieron presentes a través de sus madres luchadoras.  Aquellas primeras madres que, como Nora Cortiñas, le exigían al gobierno genocida la aparición de sus hijos e hijas desaparecidas, fueron las referentes de las siguientes Madres que, como Mónica Alegre —mamá de Luciano Arruga— y Viviana Alegre —que busca a Facundo Rivera Alegre—, siguen reclamando saber qué les pasó a sus hijos, desaparecidos a manos de fuerzas de seguridad del Estado. Ellas, entre tantas otras, son quienes han marcado el camino para que más nuevas Madres, como Cristina Castro, puedan enfrentar a quienes puedan ser responsables y participen del encubrimiento de una nueva desaparición forzada en democracia. Están atravesadas por el dolor que significa la desaparición de un hijo. Comparten la angustia que representa no saber, mezclada con la esperanza incansable de encontrarlos, si no pueden vivos, al menos recuperar sus restos… Viven abrumadas por la desesperación de la búsqueda interminable de verdad y justicia, que a la vez las carga de energía rebelde y contagiosa. A ese sufrimiento sólo lo supera la fuerza que ellas han tenido y siguen sosteniendo para no claudicar en su lucha. Nora, Mónica, Viviana y Cristina, se encontraron en el programa Hasta que vuelvan los abrazos de Radio La Retaguardia. Nora Cortiñas, la madre de todas las Madres (como la calificó Mónica Alegre: “déjenme ser cholula y saludarla”, pidió sonriente), fue quien tomó la posta y puso en palabras los sentimientos que todas querían compartir con Cristina Castro: “No queremos que Cristina siga en la agonía de esta espera. Queremos que pronto tenga alguna respuesta. Quisiéramos que aparezca con vida, como le habían prometido. Estamos esperando la gran noticia. Ya nos vamos a abrazar en la Plaza de Mayo y en todas las plazas donde nos encontremos. La pandemia vino a cortarnos la posibilidad de estar en la calle para  seguir reclamando la aparición con vida de Facundo y estar juntas en un solo grito. Entre todas nos damos la fuerza para seguir la lucha. Decimos no más desaparición forzada de persona, no más persecución a los jóvenes, no más asesinatos, fusilamientos, y torturas de pibes, como los que hubo últimamente en distintos lugares de la República Argentina. Tenemos que terminar con estas persecuciones y estos crímenes terribles”, dijo de entrada Nora Morales de Cortiñas, la mamá de Gustavo Cortiñas, desaparecido el 15 de abril de 1977, a los 24 años de edad, por la dictadura cívico-militar-eclesiástica. La integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora resaltó la fortaleza de Cristina Castro: “Tiene la decisión de buscar a su hijo. Cada momento del día, las 24 horas, está atenta. Yo la abrazo muy fuerte a Cristina y deseo que pronto termine esta angustia, esta agonía del ocultamiento de la verdad. Deseo que sigan adelante con fuerza por la memoria, por la verdad y por la justicia. Los responsables que paguen con la cárcel”, exigió. Mónica Raquel Alegre es la mamá de Luciano Arruga, desaparecido por la policía el 31 de enero de 2009, en Lomas del Mirador, a los 16 años. Moni destacó el legado de las Madres de Plaza de Mayo y ofreció el sostén a otras madres que pasaron, como ella, por la perversa experiencia de la desaparición forzada de un hijo. Se generó entre ellas este diálogo: —Mónica Alegre: Hemos tenido mucha referencia, como Norita, Elia (Espen) y todas esas madres inmensas que nos han enseñado cómo se lucha. Es muy importante estar unidas en este momento y darle fuerza a Cristina. Va a llegar un momento en que va a poner los pies sobre la tierra. Hoy está como con una coraza, fortalecida. Eso es lo que todos admiramos. Todos la vemos con ese temple y firmeza. Vamos a estar pendientes de ella. Cuando ella quiebre nosotras vamos a estar ahí. Yo sé que va a pasar porque todas lo hemos pasado —marcó la mamá de Luciano. —Nora Cortiñas: No, ella no se va a caer. Ella va a estar con esta fortaleza. El amor de una madre da fuerza desde no sabemos dónde. No se claudica jamás. Esa búsqueda de la verdad y la justicia es permanente. Somos muchas y estamos dispuestas a que en este país no haya impunidad —remarcó Norita desde su experiencia. —MA: Yo no digo que claudique. Va a llegar un momento que va a flaquear. Ahí vamos a estar nosotras para sostenerla, para darle fuerza y para darle ánimo. Como lo estuvimos con Sergio. En la lucha no va a estar sola. Es un camino muy largo y muy difícil. A todos los familiares se nos han puesto piedras durísimas que tuvimos que pasar. Nos costó, pero seguimos el camino y seguimos la lucha. Lamentablemente, no es con los resultados que nosotros queremos. Este Estado te pone escollos en el camino —reforzó Mónica. —NC: Por eso hay que estar siempre fuerte, para separar esos escollos y buscar toda la justicia y toda la verdad. Estamos juntas. Este país vive en lucha permanente. Reivindicamos a nuestros hijos con la fuerza que ellos nos dejaron. Es una