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El caso de la desaparición de Ricardo Cittadini tiene varias particularidades. La primera, quizás anecdótica, es que fue el primer caso de crímenes de lesa humanidad que tomó Pablo Llonto para representar a las familias. La segunda es un dato de la propia historia de Ricardo dentro del sistema concentracionario, y es que fue visto en cautiverio dentro de la comisaría 28° de la Policía Federal en Barracas, en la Avenida Vélez Sarsfield 170, edificio que ahora está en manos de la Policía de la Ciudad. Entrevistamos a Mercedes Nieto, una de las sobrinas de Ricardo Cittadini. Nos compartió su historia familiar y cómo el legado de memoria fue traspasando generaciones.   https://www.youtube.com/watch?v=-g0vxuK8fJk Foto: Pablo Solana / Sur Capitalino

Comienzo de los alegatos de las partes acusadoras, con la querella particular de Pablo Llonto.

El abogado querellante opinó acerca de la rectificación que deberá hacer el diario Clarín sobre una noticia falsa publicada al momento de los crímenes del juicio por los Vuelos de la Muerte que culminó la semana pasada. El TOF N°2 de San Martín ordenó que se le haga llegar al medio la resolución judicial para la modificación. Habían publicado que dos niños habían sido abandonados; en realidad, sus padres habían sido secuestrados. “Me gustaría ver ahora qué sale en el diario”, le dijo a La Retaguardia Martín Arancibia, uno de aquellos niños, después del fallo. “Es un hecho histórico”, señaló Mercedes Soiza Reilly, parte del equipo de la fiscalía. Clarín publicó la noticia de las condenas, pero hasta ahora no hizo mención alguna a la rectificación que deberá realizar. Entrevistas: Lucrecia Raimondi/Paulo Giacobbe/Fernando TebeleRedacción: Paulo GiacobbeEdición: Fernando TebeleFoto: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia El 24 de noviembre de 1977 el diario Clarín publicaba: “Buscan a familiares de dos niños abandonados”. Las fotos de Adriana y Martín Arancibia acompañaban la noticia. Pero no era eso lo que estaba pasando.Su madre y su padre, María Eugenia Zago y Ramón Arancibia, no los habían abandonado. Habían sido secuestrados por el Ejército. El cuerpo de Ramón apareció en la costa, como ya se dijo. María Eugenia Zago continúa desaparecida. El TOF N°2 de San Martín ordenó comunicar la sentencia al Grupo Clarín para que rectifique la información publicada. “Es un avance tremendo en el sentido de la reparación. Siempre pedimos penas pero también pedimos medidas de reparación y esta para la familia Arancibia representa mucho”, definió el abogado querellante Pablo Llonto en diálogo con La Retaguardia.Los medios son la primera versión de la historia y no es lo mismo si en las hemerotecas figura en los propios diarios que esa historia que contaron no fue así. El caso Arancibia no es el único ni Clarín el único medio. No eran dos niños perdidos. Eran dos niños víctimas de delitos cuyos padres habían sido secuestrados, esto también es la pelea por la verdad. Ojalá se puedan conseguir en todo el país rectificaciones ordenadas por los tribunales, para que los medios hegemónicos y sobre todo Clarín y La Nación, que fueron los dos diarios que más apoyaron a la dictadura, tengan también que hacer lo que debieron hacer en aquel momento: publicar la verdad”, dijo Llonto. El día del veredicto, tanto antes como después de la lectura del tribunal, Martín Arancibia dialogó con La Retaguardia. “Me encantaría ver qué rectifiquen y ver qué dicen ahora. No esperaba que dijeran ésto en el fallo”. Sobre el fallo en general dijo: “Campo de Mayo no fue una casualidad, fue un plan. Y que ahora tengan nombre y apellido abre que se hagan más juicios”. Martín estuvo acompañado por su hija, la nieta de Roberto Ramón Arancibia. “Un hecho histórico” Mercedes Soiza Reilly fue parte del equipo del Fiscal General Marcelo García Berro, quien actuó en este juicio. Mecha, como le dicen quienes la conocen, fue auxiliar fiscal en el tramo de la Megacausa ESMA en la que se condenó por primera vez por los Vuelos de la muerte. Toda aquella experiencia seguramente le resultó valiosa en este proceso judicial. También trae experiencia en lo que tiene que ver con los pedidos de rectificación a los medios de comunicación por las noticias falsas publicadas durante la dictadura. Por eso no dudó en calificar como histórico el fallo en ese sentido: “En realidad es un hecho histórico, porque varias veces hemos pedido la rectificación de las noticias falsas de los medios de comunicación pero nunca habíamos logrado que un tribunal recepte el pedido”, indicó Soiza Reilly. “En el juicio ESMA III presentamos una docena de noticias falsas publicadas en medios de comunicación, no solo en Clarín, pero el tribunal no respondió. El Tribunal en ese sentido demostró que tiene también un interés histórico en que esto sea rectificado”, señaló, y agradeció por eso a los jueces. El Tribunal Oral Federal N°2 de San Martín, conformado por los jueces Walter Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y Matías Mancini, condenó la semana pasada a prisión perpetua en cárcel común a 4 militares en el juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo: Santiago Omar Riveros, ex jefe de Institutos Militares; Luis del Valle Arce, ex comandante del Batallón de Aviación 601; Delsis Ángel Malacalza, ex segundo comandante y piloto de aviones Twin Otter y Fiat, utilizados en los vuelos de la muerte; y el ex oficial de operaciones de esa dependencia, Eduardo María Lance. Se les realizarán a tres de ellos pericias para constatar su estado de salud y determinar si pueden ser alojados en dependencias del Servicio Penitenciario Federal; no currirá lo mismo con Riveros, porque sus dolencias no pueden ser atendidas en una cárcel. Actualmente todos gozan del beneficio de la prisión domiciliaria. Llonto repasó con La Retaguardia el fallo. “Salió lo que se pidió”, fue lo primero que dijo sobre el veredicto, y resumió una sensación generalizada. Llonto no es afecto a celebrar las sentencias pero reconoció que “siempre pasan por el cuerpo sensaciones muy particulares porque uno recuerda sobre todo a quienes no están. Recién estaba abrazado a Rodolfo Novillo (hermano de Rosa Eugenia Novillo Corvalán, una de las víctimas de este juicio) porque su hermano hizo muchísimo por esta causa, y hoy no está, falleció hace unos años, y uno lo primero que se acuerda es de ellos”. De este modo el abogado querellante da cuenta de algo que ocurre en muchas casos: son las propias familias las que llevan adelante los primeros pasos en la investigación de los crímenes de lesa humanidad.Sobre el valioso veredicto agregó: “Es la primera vez que los Vuelos de la Muerte del Ejército tienen nombre y apellido de sus responsables y reciben condenas. Este fue el método de exterminio que caracterizó vergonzosamente al país y sus autores estaban paseando tranquilos durante décadas en la Argentina. Hoy Malacalza, del Valle Arce, Lance y otros más que hay que seguir buscando

Se trata de Horacio Conditi, imputado en el juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo. Pidió ser apartado porque “sus facultades mentales no se encuentran dentro de la normalidad psicojurídica”. La respuesta del fiscal Marcelo García Berro y del abogado querellante Pablo Llonto. Conditi y cuenta nueva es la insistencia de las defensas. Además, un abogado de genocidas se opone al feriado de carnaval por considerarlo una “fiesta pagana”. Se espera la respuesta del Tribunal en una instancia donde ya debería haber comenzado la etapa de alegatos. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Diego Adur El 5 de octubre de 2020, Horacio Alberto Conditi, ex subordinado del genocida Santiago Omar Riveros en Campo de Mayo, siguió el comienzo del juicio desde su casa. De elegante musculosa roja, no paraba de hablar con alguien que estaba en la misma habitación pero fuera de pantalla. Ajeno a lo que ocurría, dos veces salió del cuarto. El abogado querellante Pablo Llonto se lo hizo notar al presidente del tribunal, Walter Venditti, quien pidió a los imputados que en la lectura de los requerimientos “estén conectados siempre en todo momento”.  Se había ausentado para cambiarse la musculosa por una remera y colocarse un reloj pulsera. En realidad, no sabemos lo que hizo, pero al menos esas acciones se notaron. Después del llamado de atención no volvió a salir del cuarto. Inquieto, transitó el comienzo de la audiencia apoyando su mano en la frente o la pera, rascándose el cuello o las orejas, murmurando o de brazos cruzados. Llegado su turno, no quiso declarar. Solo dijo que se retiró del Ejército y se dedicó a la docencia; aparentemente era profesor de Educación Física.  El juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo fue transcurriendo y este 21 de febrero se realizó una audiencia para analizar la presentación realizada por el  defensor oficial, Sergio Moreno, con el objetivo de apartar del proceso a su pupilo Horacio Alberto Conditi, de 83 años.  Informe unilateral “Al momento del examen, Horacio Alberto Conditi, presenta síntomas y signos de alteración  psicopatológicas que configuran un déficit cognitivo, por lo tanto, desde el punto de vista médico legal, sus facultades mentales no se encuentran dentro de la normalidad psicojurídica”, son las conclusiones del informe con fecha 15 de febrero de 2022, elaborado por el doctor Maximiliano Luna  del Cuerpo Médico Forense. El presidente del Tribunal adelantó que “a priori” esa situación impide el comienzo de la etapa de alegatos.    El fiscal García Berro fue tajante: “LLa evaluación practicada sobre el imputado Conditi es pobre”. Y agregó que la entrevista tuvo la “clara desventaja” de haber sido realizada por videoconferencia, sin consultar la historia clínica del evaluado. “Entendemos que debería solicitarse una evaluación neurocognitiva para estudiar el funcionamiento cerebral”, solicitó García Berro. “Deberían evaluarse las causas, permanentes o transitorias, de dicho estado, ya que las mismas podrían ser médicas, neurológicas o psicológicas, para llegar al señalado disfuncionamiento mencionado en el informe médico, lo cual daría una perspectiva diferente con consecuencias diversas”, fueron algunas de las medidas solicitadas por la fiscalía, al tiempo que notó una rareza: “se contó con el consentimiento del evaluado para el examen y luego se dice que no comprende la situación”. Será necesario la realización de una junta médica para ampliar el informe, concluyó García Berro.  Llonto pidió además se le realice un “test sobre simulación”, ya que en una gran cantidad de casos de delitos de Lesa Humanidad en todo el país se “han encontrado características de simulación que han terminado por dar vuelta estos dictámenes unilaterales”. La defensa “Nosotros entendemos, y así lo hemos hecho saber al tribunal, que resulta suficiente el informe, eso en base a las propias palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, dijo el defensor oficial de Conditi, Sergio Moreno, señalando que fue avalado por el Cuerpo Médico Forense. “Esta defensa va a insistir con que el informe sobre Conditi es suficiente”. Además puso el foco en la edad de los otros imputados que defiende, Santiago Riveros y Luis del Valle Arce, de 98 y 92 años, respectivamente. Adelantó que aceptaría una junta médica que analice a Conditi, pero que en tal caso, si no fuera separado del juicio, también la pediría para sus otros pupilos.  El abogado defensor de genocidas, Eduardo San Emeterio, aprovechó la oportunidad para quejarse de los informes realizados por el Centro Dr. Fernando Ulloa, que asiste psicológicamente a las víctimas de  delitos de lesa humanidad y a sus familiares. Antes de que finalizara la audiencia, solicitó al Tribunal que el próximo lunes 28 de febrero -28 de marzo, dijo San Emeterio, confundido- se celebre audiencia a pesar del feriado por carnaval. “Es una fiesta totalmente pagana”, se justificó el defensor de genocidas. La supresión del feriado de carnaval sería otro punto en común entre el defensor y la última dictadura.   Siguiendo esa línea de razonamiento, se quejó de la extensa duración del debate: “El tiempo que fluye, que se nos está escapando”, argumentó para pedir ese día de audiencia. Entre esas otras simulaciones también transcurre este juicio que tiene más de cuarenta años de demora.   Se esperan ahora presentaciones por escrito y la definición del Tribunal, en ambas cuestiones.  *Este diario del juicio por los Vuelos de la Muerte de Campo de Mayo, es una herramienta de difusión llevada adelante por  La Retaguardia,  medio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores/as independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://laretaguardia.com.ar/

Cierre del alegato de la querella particular a cargo de Pablo Llonto.

La defensa convocó como testigos a militares que fueron pilotos de aviones en Campo de Mayo y podrían quedar imputados en un segundo tramo de esta causa por los Vuelos de la Muerte. Incluso uno de ellos está en juicio actualmente en Neuquén por pilotear vuelos de traslados de prisioneros hasta Bahía Blanca. Las partes acusatorias no formularon preguntas. La opinión del abogado querellante Pablo Llonto. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Diego Adur 📺 Cobertura del juicio: Fernando Tebele/Diego Adur 📷 Fotos: Capturas Transmisión La Retaguardia El Coronel retirado Juan Carlos De Marco fue el primero de los testigos en declarar, convocado por da defensa. El abogado de genocidas Eduardo San Emeterio llevó adelante la rueda de preguntas. Luego continuaron los otros abogados defensores, hasta que llegó el turno del Ministerio Público Fiscal, en la voz del fiscal Marcelo García Berro.  —Particularmente me interesa dejar constancia de algo, concretamente. De Marco, ¿usted prestó funciones durante el ‘76 y ‘77 en el Batallón de Aviación del Ejército? —quiso corroborar el fiscal.   —Sí, estuve hasta el ‘82 en Aviación del Ejército —contestó De Marco.   —De tal forma y para que quede debida constancia y sin perjuicio del contenido de la declaración del Coronel De Marco, teniendo en cuenta que el testigo dijo haber estado y volado aviones Twin Otter y (Fiat) G-222 durante el periodo que acaba de mencionar, a los fines de no violar el derecho de no autoincriminarse, proclamado a través del artículo 18 de la Constitución Nacional, esta fiscalía no va a hacer ningún tipo de preguntas —fue el cierre de García Berro, y las otras partes acusatorias siguieron esa misma línea.  Cuando llegó el turno del testimonio del Teniente Coronel Juan José Capella y de Carlos Martínez Junor, ocurrió lo mismo que con De Marco: sin preguntas de las partes acusadoras por tratarse de pilotos de los aviones señalados como algunas de las máquinas que llevaron a cabo los Vuelos de la Muerte desde Campo de Mayo durante el periodo que se juzga en este juicio.   Aunque con algunas salvedades, Capella estuvo en Campo de Mayo desde enero de 1978 y venía de Bahía Blanca. Actualmente está siendo juzgando por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio La Escuelita de Neuquén. “Para el piloto aviador del Ejército Juan José Capella, la fiscalía solicitó la pena de 25 años de prisión por considerarlo penalmente responsable como partícipe necesario de los delitos de privación ilegal de la libertad doblemente agravada por el empleo de violencia y su prolongación en el tiempo en cinco casos; por privación ilegal de la libertad agravada y por aplicación de tormentos en quince oportunidades; y por el abuso sexual cometido en cinco casos (tres con acceso carnal y dos simples)”, informaron desde el sitio Fiscales.  Según se pudo reconstruir en el juicio Escuelita VII, Capella participó en el traslado de veinte víctimas, de las cuales ocho continúan desaparecidas. Fueron tres viajes desde Neuquén a Bahía Blanca, tripulando un Twin Otter matrícula AE-106 junto al mecánico del Ejército, Antonio Florentino Colombo, en “Comisión de servicio aéreo”, como figura en sus legajos.   Martínez Junor fue piloto en Campo de Mayo durante 1976 y “hasta julio o agosto de 1977”, cuando se fue del Ejército para dedicarse a vuelos civiles, según explicó. Pidió que el defensor Eduardo San Emeterio no lo llame Capitán porque se dio de baja del Ejército Argentino. Declaró como testigo en el juicio en el que está imputado Capella, Escuelita VII. En esa oportunidad dijo no saber sobre la existencia de los Vuelos de la Muerte en Campo de Mayo.  De Marco, Martínez Junor y el imputado en esta causa Delsis Malacalza fueron tres de los pilotos que integraron la comisión que viajó a Italia para realizar un curso teórico de vuelo y retirar los primeros aviones Aeritalia Fiat G-222. Con ellos viajó un grupo de mecánicos.  Un diálogo poco inocente Delsis “Malacalza era piloto de avión y desempeñaba las funciones de un segundo jefe” en el Batallón, aseguró el piloto De Marco al abogado San Emeterio, quien le repreguntó por las actividades principales del acusado: ¿piloteaba comúnmente? —Volaba comisiones como cualquier oficial, pero menos porque era el segundo jefe, tiene que colaborar con el Jefe del Batallón, con el Jefe de Unidad. Cuando había algún vuelo, y que él podía porque también volaba el Jet, se iba en comisión. No era normal, pero hacía comisiones.  —¿Pero hacía más de lo común, comúnmente volaba? —insistió el abogado defensor.   —Sí, como todos, a todos nos gustaba volar. Todos queríamos volar —respondió el piloto de los aviones Twin Otter y Fiat G-222 de Campo de Mayo durante los años 1976 y 1982.    —Sí, me imagino —sonrió San Emeterio con su comentario.  Los Twin Otter y las explicaciones que faltan Al cierre de la audiencia, el abogado querellante Pablo Llonto solicitó al Tribunal que el Ministerio de Defensa de la Nación brinde un informe complementario para saber cuántos Twin Otter existían en el Ejército Argentino desde 1976 hasta 1978 y acompañe toda la documentación que corresponda porque los testigos mencionaron varios modelos de esos aviones y la cantidad parecería ser mayor que el número hasta ahora conocido. “Nosotros tenemos un listado de aviones y aparentemente hay más aviones Twin Otter”, dijo luego Llonto a La Retaguardia.  El abogado querellante también explicó los motivos por los que no realizaron preguntas a ninguno de los testigos, actualmente investigados en etapa de Instrucción: “Son situaciones muy particulares que se dan en los juicios cuando testimonia alguien que puede estar imputado o surge del debate que habría una posibilidad de imputarlo, o sea de acusarlo de cometer delitos. Frente a ese panorama uno puede decir que esta persona puede estar imputada en la investigación de hechos delictivos y no puedo obligarla a declarar bajo juramento”, consideró el abogado. “Nadie está obligado a declarar en su contra. Si declaran como testigos bajo juramento y estás declarando por

Autoridades militares declararon en la causa y aportaron datos y especificaciones técnicas sobre los aviones Fiat G-222 y Twin Otter, los más utilizados por el Ejército para realizar los Vuelos de la Muerte, y respecto al helicóptero Bell UH 1H. Los testigos, que en septiembre del 2011 habían acompañado la inspección ocular que se realizó a Campo de Mayo, mencionaron el rol fundamental del mecánico de vuelo y la necesidad de que esté a bordo de los aviones cuando arrojaban a las personas al río o al mar,  lo que da cuenta de que varias personas participaban de la concreción de los Vuelos de la Muerte. La sensación  de que Alexis Dubowik y Rubén Rogmanoli sabían más que lo que dijeron. El incompleto testimonio de Ricardo Cundom, ex Jefe del Ejército. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele ✍️ Textuales: Mónica Mexicano ✍️ Cobertura del juicio: Diego Adur/Valentina Maccarone 📷 Foto de portada: Captura de pantalla transmisión La Retaguardia ¿Cuántas personas podía llevar el ‘Herculito’?; ¿Qué distancia podía recorrer sin necesidad de parar a cargar combustible?; ¿Podía abrir sus compuertas para “lanzar carga” en pleno vuelo?; ¿El Twin Otter podía volar sin presurizar? Todas estas cuestiones fueron srespondidas por los dos testigos de la jornada 39 del juicio. Con algunas evasivas y sin hacer referencia específica a los Vuelos de la Muerte, Alexis Dubowik y Rubén Rogmanoli hablaron de las capacidades técnicas de las aeronaves utilizadas por el Ejército en Campo de Mayo para desaparecer personas arrojándolas al mar o al río.  Dubowik es General de Ejército. Cuando el TOF N°2 de San Martín, a cargo  de Alicia Vence, ordenó una visita ocular a Campo de Mayo en septiembre del 2011 para comenzar a recabar pruebas para la etapa de Instrucción de este juicio, era Jefe de Batallón de Abastecimiento y Mantenimiento de Aeronaves 601. En la audiencia que lo tuvo como testigo habló del Fiat G-222: “Le decían Herculito, porque es como el avión Hércules, pero más chico”, y del Twin Otter, un avión “bimotor” que podía llevar entre 12 y 14 pasajeros y que necesita para volar de “un piloto, un copiloto y un mecánico de vuelo”, como mínimo. El Fiat tiene una capacidad de 44 pasajeros y ambas aeronaves son consideradas “transporte de uso general”, para trasladar personas y cargas. “Me parece que están habilitadas para lanzar carga”, respondió en algún momento Dubowik. También dijo que los dos aviones son de “ala alta, sobre todo el Twin Otter”, y están preparados para aterrizar y despegar en pistas semipreparadas, pistas más cortas de lo habitual y lugares menos accesibles para otro tipo de aeronaves. Durante su declaración, Alexis Dubowik hizo gala de todo su conocimiento técnico sobre aeronaves –es experto en helicópteros- y decidió alejarse del hecho puntual por el que le preguntaba el fiscal Ad Hoc, Guillermo Silva, quien reemplazó en esta jornada al Fiscal General Marcelo García Berro. En todo momento, el testigo habló de la posibilidad del Fiat G-222 para “lanzar carga” o del uso que se le daba para la práctica de paracaidistas. La referencia directa al uso para los Vuelos de la Muerte estuvo ausente, como si la tratara de eludir: “El avión tiene una rampa de carga, una parte se levanta y la otra se baja la rampa de carga, que inclusive es por la que también se puede llegar a cargar el avión. Esa rampa se puede abrir en vuelo para lanzamiento de paracaídas. Pueden salir por la puerta lateral o por la rampa de atrás”, dijo el militar. Silva preguntó sobre los historiales de los aviones, con la esperanza que el testigo se hiciera mención a todos los vuelos que esa aeronave realizó: “Los historiales normalmente están referidos a lo que es el historial de planeador, historias de motores, historial de tren de aterrizaje, historial de hélices. Entonces es donde se va anotando las horas voladas, en definitiva, de acuerdo a los distintos tipos de la nave, usted tiene que llevar un registro para ver cuándo en función de eso tiene que efectuar un mantenimiento o un cambio. Esos son historiales. Se refieren a partes de la aeronave”, respondió Dubowik. A continuación declaró Rubén Romagnoli, quien en 2011 era Director de Aviación de Ejército, y brindó detalles del Twin Otter, avión que piloteó. Antes de referirse al Twin Otter, el testigo coincidió con Dubowik respecto a la capacidad de carga de la aeronave y pudo aportar también cuántas personas podía transportar el ‘Herculito’, “unas 44”,  aseguró. Contó que los datos sobre el Fiat “están en el manual de la aeronave y los detalló: “Es una aeronave de propósito general. Tiene principalmente las funciones básicas, lanzamiento de paracaidista, transporte de carga,  transporte de pasajeros y tiene la capacidad de llevar seis camillas, o sea, de evacuación sanitaria. Esas son las cuatro principales tareas con las que nosotros dividimos el empleo de esa nave”. Romagnoli se refirió a la tripulación necesaria para volar ese avión: “Nosotros volamos piloto, copiloto y tres mecánicos”, y dijo que “hay que tener gente experimentada para poder resolver la situación”, que pudiera presentarse. Si bien “la autonomía está relacionada al peso que lleva la nave”, Romagnoli aseguró que el Fiat G-222 puede volar a 450 kilómetros por hora y durante cuatro o cinco horas sin la necesidad de parar a cargar combustible: “Eran 2000 kilómetros más o menos, dependiendo del viento y de otros factores”. La aeronave puede soportar una carga de 6 toneladas, entre 5000 y 6000 kilos. En cambio, el Twin Otter, según comentó, “tiene autonomía de 4 horas”, pero volando a 280 kilómetros por hora. Entonces, puede recorrer 850 kilómetros de un tirón. También tiene la necesidad mínima de volar con tres personas a bordo: piloto, copiloto y mecánico de vuelo.  La audiencia que convocó a 3 autoridades militares a declarar –Domingo Priolo fue desistido en la misma jornada- por su experiencia en aviones fue estrictamente técnica. Tanto Dubowik como Romagnoli aportaron datos referentes a la capacidad de carga de las

Era la última de las 4 víctimas de este juicio que faltaba ser ubicada en El Campito. Fue gracias al testimonio de Juan Carlos Farías, quien contó que su padre, Juan, vio a Roberto Ramón Arancibia en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Extermino El Campito, dentro de la guarnición militar del Ejército Argentino. Novillo Corvalán, Accrescimbeni y Rosace ya habían sido situados allí en testimonios anteriores.  (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Diego Adur 💻 Cobertura del juicio: Fernando Tebele/Diego Adur 📷 Foto de portada: Captura Transmisión La Retaguardia Roberto Ramón Arancibia estaba detenido ilegalmente en El Campito, pero aun bajo tortura no revelaba su identidad. Es por eso que llevaron a Juan Farías, secuestrado en El Vesubio, para carearlo con él en Campo de Mayo. Lo reconoció como ‘Eloy’, el nombre de militancia que usaba Arancibia. Se conocían del PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo). Arancibia le entregaba los periódicos ‘El Combatiente’, órgano de difusión del partido, para que Farías los repartiera. El testigo de la jornada, Juan Carlos Farías, mencionó que varias veces lo vio en su casa y también lo conocía con el nombre de ‘Eloy’. Al final de la audiencia, reconoció una foto de Arancibia como esa persona que llevaba los diarios a su padre cuando él era chico.  Juan Carlos Farías fue secuestrado el 5 de mayo de 1977 junto a su padre y su hermano; los tres fueron llevados al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio El Vesubio: “Un grupo paramilitar, no sé cómo llamarlo. Nos subieron arriba de una camioneta, nos vendaron. Cuando bajamos nos tiraron en una cama, al llegar al Vesubio. Ahora me doy cuenta. En ese momento no sabíamos dónde estábamos”, relató Farías. “Directamente ahí me ponen en una cucha como pusieron a mi padre (Juan Farías). En un momento dado nos trasladaron a unas camas. En esas camas levantaron primero a mi padre y empezaron a torturarlo”, detalló así el comienzo del horror. A Juan Carlos le preguntaban de que “orga” era el padre y él les decía que no sabía qué le estaban diciendo; no entendía que “orga” significaba organización. También querían saber “a qué política” se dedicaba el padre. Si era de izquierda. Juan Carlos solo podía decir que su padre era peronista, nada más.  “Al ratito levantaron a mi hermano (Omar Jorge). Lo empezaron a torturar. Pasó eso. Después me vino uno, no sé quién era bien, me puso un arma y me tiró un tiro en el oído, que ahí me oriné, me hice encima; Porque era una criatura, tenía 16 años”, contó. Farías calculó que habían pasado cinco días cuando lo llevan “a una sala con olor a carne quemada de ser humano, no se podía estar”, y le dicen que se va a ir. Le exigieron que no le comentara nada a nadie y le aseguraron que su padre pronto iba a salir. “En ese momento le pido que me dejen ver a mi padre. Me lo dejan ver. Primero no me dejaban verlo, ni a él ni a mi hermano”. Lo suben a un auto y en el Cruce Varela le dicen que se quite las vendas. Juan Carlos, por miedo, no se la quería sacar. “Estábamos ya en un lugar bastante importante, que no creo que… porque uno empezó a hacer… pensar, ‘no, qué me van a matar a mí, si tienen que matar van a matar primero a mi padre’, ¿sería la lógica, no?”. En una estación de servicio le compraron algo para tomar y lo dejaron en la puerta de la casa.  Campo de Mayo A Farías padre finalmente lo legalizaron y fue a parar a la Unidad Carcelaria N°9 y a Omar Jorge Farías, después de seis meses, lo largaron en Lomas de Zamora.  Ya legalizado, Juan Farías le contó a su hijo Juan Carlos que fue trasladado a Campo de Mayo para realizar un careo con Eloy, otro secuestrado. “Fue llevado a Campo de Mayo a enfrentarse con este hombre. Entonces le preguntan si lo conocía a mi papá y le dijo que sí, que lo conocía, y mi papá también le dijo que lo conocía. ¿Y de qué forma? Mi papá trabajaba en una fábrica y este señor Eloy le había dado a mi papá un periódico para leer”. Se trataba de un ejemplar de “El Combatiente”, el órgano de difusión del PRT-ERP. Eloy era el nombre de militancia que usaba Roberto Ramón Arancibia, uno de los líderes sindicales del Partido. “En ese momento, el grupo que trae a Eloy fue un grupo que lo agarra a patadas en el suelo (a Juan Farías), le revientan un oído y le rompen un pulmón. Empieza a tener problemas de pulmón y perdió un oído. El grupo que lo trae a mi padre les dice que dejen de pegarle porque era prisionero de ellos. Y ahí terminó”, contó de un tirón Juan Carlos. Luego de esa disputa de los represores por el exclusivo derecho a torturar a sus prisioneros, Juan Farías volvió con sus huesos a El Vesubio.  “Mi padre entró (a la UP 9) con 100 kilos y cuando lo vi me largué a llorar porque pesaba 60 kilos. Era irreconocible, fui muchos años a visitarlo y durante esos años me fue contando bastantes cosas, muchos relatos bastante crueles”, sintetizó Juan Carlos sobre el trato inhumano dispensado a su progenitor.  El testimonio del padre Juan Farías falleció unos años antes de este juicio . La justicia a carreta tiene esas cosas: crímenes de lesa humanidad ocurridos en mayo de 1977 están saliendo entre bostezos de su lugar de reposo. Pasaron una noche larga.  Juan ya había declarado en sede judicial su calvario en manos de las fuerzas represivas. Fue en marzo de 1984. Narró el secuestro en su casa a las dos de la madrugada, cuando 5 personas de civil que dijeron ser “policía” se lo llevaron a él junto a sus dos hijos. A su esposa le dijeron

“La verdad que cuando uno se pone a mirar quién es quién en esta historia, solamente hay que tratar de recordar un poco y ver lo que escuchó, qué se decía y lo que realmente pasaba”. Así reflexiona Pablo Verna sobre su lugar en la historia argentina reciente. Pablo es hijo de Julio Alejandro Verna, médico del Ejército que inyectaba a las víctimas de los Vuelos de la Muerte, y ha vivido toda su infancia en medio de una familia represora. El pasado 2 de agosto prestó declaración como testigo para esta causa. A pesar de que su padre no revistaba en Campo de Mayo para los hechos que se ventilan en el juicio, aportó una cantidad inmensa de información. Su valioso testimonio da cuenta de la historia familiar que le llevó años descifrar completamente. (Por La Retaguardia/El Diario del Juicio*)  ✍️ Redacción: Noelia Laudisi De Sa 💻 Edición: Diego Adur ✍️ Textuales: Valentina Maccarone 📺 Cobertura del juicio: Noelia Laudisi De Sa / Diego Adur 📷 Foto de portada: Captura de pantalla de la transmisión LR La jornada se abrió con una intensa declaración de dos testigos (Miguel Angel Alberti y Domingo Fortunato Ferraro) vinculados a los casos de desaparición de Juan Carlos Rosace y Adrian Accrescimbeni, dos de las cuatro víctimas de este juicio. Pasadas las dos horas de audiencia, el Tribunal Federal Oral Nº 2 de San Martín permite la entrada del tercer y último testigo del día: Pablo Verna. Lleva sus lentes puestos  para facilitar la lectura de esa gran cantidad de información y documentación que se amontona a su lado; Habla rápido, quiere contar todo lo que sabe. El presidente del Tribunal, Walter Venditti, le pide que se lo tome con calma. Que va a tener todo el tiempo que necesite para llevar adelante su declaración. Detrás del testigo se erige su prominente biblioteca de abogado, imponiéndose casi como una metáfora de su propia mente. Quien toma la palabra en primer lugar es Pablo Llonto, representante de la querella de las familias, y le pide al testigo que cuente brevemente su historia. La historia  Pablo Verna es hijo de Julio Alejandro Verna, quien fue Capitán del Ejército Argentino entre 1972 y 1980. Se desempeñó como tal en el Batallón Esteban de Luca entre 1976 y 1978 y además, entre 1979 y 1980, cumplió funciones como médico en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio que funcionó en Campo de Mayo: “La verdad es que en mi niñez las cosas que he escuchado puertas adentro de mi familia de origen, de mi padre, de mi madre, son muchísimas”,  comienza a contar su primeros años y la historia que vivió junto a un padre represor y participe de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Pablo es parte del colectivo Historias Desobedientes, que está conformado por una gran cantidad de hijos, hijas y familiares de genocidas que luchan por  Memoria, Verdad y Justicia. En el año 2017, Verna, junto al colectivo, redactó un proyecto de ley con el objetivo de que se modificara la prohibición vigente en el Código Penal, que impide declarar en contra de familiares imputados, salvo que se trate de la víctima directa del delito. Aunque ese proyecto de ley aún no sea una realidad, el Tribunal Oral Federal Nº 4 de San Martín le ha permitido a Pablo declarar en 2019 para la causa Contraofensiva Montonera respecto de las actividades que realizaba su padre en Campo de Mayo. Del mismo modo, el pasado 2 de agosto declaró también en esta causa que investiga los Vuelos de la Muerte que partieron desde ese lugar. Esta posibilidad se fundamenta en el hecho de que Julio A. Verna no forma parte de los imputados de ninguna de las causas mencionadas: “Les puedo contar sobre las certezas que tuve en el año 2013 y cómo las tuve”, dice sobre el momento en que, después de años de sospechas e interrogantes irresueltos, pudo salir de la sombra de la duda y conocer finalmente la verdad sobre su propia familia. Certezas “En ese año -2013- recibo un llamado telefónico de mi hermana. El 13 de mayo, ella se había reunido con mi madre, habían cenado juntas y mi madre le cuenta que mi padre había participado en operativos de secuestros de personas durante la dictadura cuando estaba en Campo de Mayo y en los Vuelos de la Muerte con el grado de Capitán que tenía en ese tiempo, en el año ‘79 y ‘80, inyectando anestesia a las víctimas que luego eran arrojadas al mar”, escupe Pablo y, en un acto de solidaridad, pide disculpas por adelantado teniendo en cuenta que su testimonio puede resultar difícil de escuchar para las víctimas del Terrorismo de Estado. Luego, paseando la vista por su escritorio, se percata de que debe permiso al Tribunal para utilizar toda la documentación que posee a la mano en forma de ayuda memoria debido a la cantidad de información que aportará. “Mi madre le dijo que mi padre participó inyectando a las víctimas en los Vuelos de la Muerte. Y que incluso en una oportunidad tuvo que inyectar o arrojar a una familia entera”. Unas frases más tarde aclarará que “en esa charla ella corrige ‘no arrojar, inyectar, la función del médico era inyectar “.  Sin embargo, inyectar y sedar a las víctimas no era la única función de Julio A. Verna. Uno de los fragmentos que la madre de Pablo decide transmitir a su hija corresponde a una parte del operativo que ejecutaban las fuerzas represivas para llevar adelante los secuestros.  “En los secuestros lo que ocurría era que iban a bares y confiterías donde tenían pautadas las citas los militantes. Ellos les llamaban “los subversivos”, siempre la palabra más común era ésta. Entonces en estos encuentros o citas, esos bares o confiterías estaban plagados de personas que parecían ser comensales como cualquiera que iban a tomar un café. En realidad era todo personal del Ejército, de Inteligencia, que terminaban camuflados de civil, por si pasaba cualquier cosa. En

El TOF N°1 de San Martín, que lleva adelante un tramo unificado de la Megacausa Campo de Mayo, resolvió rechazar el pedido de libertad condicional para Santiago Omar Riveros, quien fuera Jefe del Ejército de la Zona 4 durante el genocidio. Esta decisión la tomaron luego de la audiencia pública del martes pasado, en la que las víctimas expresaron sus opiniones. Riveros fue condenado en múltiples ocasiones por delitos de lesa humanidad y por eso las víctimas del represor expresaron su rotunda oposición a que se concrete ese beneficio.  Después de escuchar a las víctimas, la jueza Silvina Mayorga, a cargo de la ejecución de la pena en este caso, decidió rechazar el pedido del genocida. (Por La Retaguardia) ✍️ Cobertura del juicio: Diego Adur/Lucrecia Raimondi/María Eugenia Otero/Agustina Sandoval Lerner ✍️ Redacción: Lucrecia Raimondi/Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele ✍️ Textuales: Noelia Laudisi de Sa/Mónica Mexicano/Valentina Maccarone 📷 Fotos: Capturas Transmisión La Retaguardia Su defensa había argumentado que, como las condenas en la megacausa Campo de Mayo se habían unificado en 2017 a una pena única de 25 años, ya estaba Riveros en condiciones de pedir la libertad condicional. Sin embargo, la jueza Mayorga sostuvo que si bien eso es cierto, Riveros tiene otra condena a 45 años de prisión en el juicio conocido como Plan sistemático de robo de bebés, tramitado ante el TOF N°3 de la CABA. Esa pena está lejos de cumplir las dos terceras partes que le permitirían pedir la condicional. Riveros tiene 97 años y es parte de todos los juicios de la Megacausa por su rol de jefatura en el Área de Defensa 4 que tenía a Campo de Mayo como cabecera. La decisión de la jueza se dio después de que el martes pasado se celebrara una audiencia pública por el pedido de libertad condicional que realizó la defensa del genocida. En ella declararon víctimas del represor, quienes expresaron su rotunda oposición a que se concrete ese beneficio, con diferentes argumentos. Fue la primera vez que una audiencia pedida en torno de la Ley de víctimas es pública. La Retaguardia transmitió la jornada.   A partir de la sanción en 2017  de la Ley 27.372 –de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos-, todas las partes querellantes tienen  “derecho a ser informadas y a expresar su opinión y todo cuanto estimen conveniente”, cuando surja cualquier planteo en el que la persona condenada pueda ser beneficiada, por ejemplo, con la libertad condicional. Es decir, en consecuencia del pedido que realizaron los defensores oficiales Juan Carlos Tripaldi y Alejandro Arguilea sobre la libertad condicional de Santiago Omar Riveros, la jueza de ejecución Silvina Mayorga citó a todas las víctimas del genocida que quisieron expresar su opinión al respecto.  Entre las personas que hablaron y manifestaron su oposición a la libertad del genocida estuvieron la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo ,Estela de Carlotto; José Schulman, Secretario general de la Liga Argentina por los Derechos Humanos; Iris de Avellaneda, sobreviviente y mamá del joven Floreal Avellaneda sobrevivientes del Terrorismo de Estado, familiares de víctimas y nietos y nietas que recuperaron su identidad. En la audiencia también brindaron argumentos en contra del beneficio para Riveros la querella de Pablo Llonto, en representación de familiares, y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, por medio de la abogada Carolina Villella. Santiago Omar  Riveros era el jefe de Institutos Militares en Campo de Mayo, amo y señor de todo lo que allí sucedía. Fue condenado decenas de veces y recibió varias penas a prisión perpetua. Además, tiene una condena a la pena de 45 años de prisión por el robo de bebés en el  Hospital Militar de Campo de Mayo. Entonces, tal como  señalaron todas las víctimas que declararon en la audiencia, Riveros es un múltiple condenado por delitos de lesa humanidad que jamás demostró arrepentimiento por sus crímenes  y nunca dijo dónde estaban  los bebés apropiados  de Campo de Mayo, ni cuál fue el destino de las personas desaparecidas.  Campo de Mayo es un predio militar que sigue en funcionamiento y en manos del Ejército. La liberación de Riveros hubiera significado un retroceso enorme, no solo para los y las sobrevivientes y familiares de las víctimas, sino para toda la población argentina y la democracia.  A continuación, reflejamos las palabras de las víctimas que expresaron su oposición a la libertad de Santiago Omar Riveros y que transmitimos por el canal de Youtube de La Retaguardia. Participaron Iris Pereyra de Avellaneda, Alicia Vattino, Juana Muñiz Barreto, Walter Meza Niella, José Schulman, Ramiro Nicolás Mena, Daniel Vicente Cabezas, Manuel Gonçalves Granada, Juliana García, Catalina De Sanctis Ovando y Marcos Avellaneda, más Pablo Llonto y Carolina Villella en representación de las querellas.  Iris Pereyra de Avellaneda, mamá del ‘Negrito’ Floreal Avellaneda Soy Iris Pereyra de Avellaneda, sobreviviente del genocidio de Campo de Mayo, Campito. Hago, nuevamente, una nueva denuncia de que Santiago Riveros es el responsable de la muerte del Negrito Avellaneda. Santiago Riveros ha sido uno de los ideólogos de Campo de Mayo y por eso ha sido esa masacre, ese genocidio que ha pasado en Campo de Mayo. Por lo tanto, con el Negrito Avellaneda fuimos secuestrados por el Terrorismo de Estado en nuestro domicilio de la calle Sargento Cabral 2385, Munro. Fuimos llevados al Campito, Campo de Mayo, y ahí fuimos torturados terriblemente los dos. Al mes, justo cuando Negrito cumplía sus 16 añitos, aparece por los vuelos de la muerte en Uruguay. Entonces, nosotros, yo como sobreviviente de Campo de Mayo y querellante de esta causa, pido y exijo que a Santiago Riveros no se le dé la libertad. Es un genocida y por lo tanto tiene que estar en cárcel común porque ha sido un genocida de primera. Un tipo que ha querido asesinar a varias personas y tiene varias causas. Por lo tanto, necesito y exijo que a este hombre se le dé cárcel común y efectiva. Muchas gracias. Alicia Vattino, hermana de Daniel Omar Vattino Soy Alicia Vattino, hermana de Daniel Omar Vattino y