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Talleres clandestinos


Lo dijo Lourdes Hidalgo, sobreviviente de la masacre en la textil Luis Viale. A finales de marzo de 2002 un desperfecto eléctrico desató un incendio en el taller textil clandestino de Caballito donde los y las trabajadoras estaban en condiciones de esclavitud. Murieron seis personas, cinco de ellas tenían entre 3 y 15 años. Hidalgo pasó por el programa radial Tengo una Idea y recordó aquel día. Entrevista: Graciela Carballo/Carlos Morchio/Nicolás RosalesRedacción: Nicolás RosalesEdición: Pedro Ramírez OteroFoto de portada: Nicolás Rosales Lourdes Hidalgo, sobreviviente y luchadora activa por la búsqueda de justicia por el incendio de la calle Luis Viale tiene una voz firme. Es boliviana, de origen aymara, y como muchos y muchas de sus compatriotas emigró a Buenos Aires en el 2004 deseando una mejor vida. Dos años después, sucedería un hecho que le cambió la vida. —¿Cómo era tu vida antes de Luis Viale y cómo fueron tus días allí?—Llegue a la Argentina en búsqueda de un trabajo digno, yo era una persona sana, no tenía problemas de salud. Llegue con las esperanzas y con los sueños que todos tenemos quienes migramos y como toda la sociedad que quiere trabajar. Mi propósito era estar un buen tiempo y regresar a Bolivia porque había dejado a mi familia. Es muy duro dejar a nuestros seres queridos. Al principio, lo que más me llamó la atención fue el horario de trabajo. Eran muchas horas y no era como yo me había imaginado. Como también en la forma en que se vivía. Y nos dijeron que nos iban a dar comida, techo, y así. Quienes trabajaban en aquel lugar, lo hicieron con el método de trabajo esclavo, que se denomina “cama caliente”, que consiste dormir en el lugar de trabajo, y en este caso casi al pie de las máquinas textiles. “Cuando entré me dí cuenta que era una fábrica, estaba llena de máquinas y había mucha gente. Cuando empecé a trabajar ví que era muy incómodo. Al principio no vivía ahí, vivía a siete cuadras entre Donato Álvarez y Gaona en una pieza alquilada. Trabajé desde la mañana temprano y regresaba a las once de la noche. En aquel momento me daba miedo pasar de noche por la plaza Irlanda porque estaba vacía”, recordó Lourdes. La sobreviviente contó también que había pensado en dejar el trabajo. “Teníamos que almorzar sobre la máquina o sobre los cortes de la tela. Incluso la cocina doméstica estaba en el centro del taller, entre las máquinas. Eran condiciones inhumanas. Los cables estaban colgando, y el lugar no tenía ventilación, era todo cerrado. Yo trabajé un mes y me dije: cobro un mes y me voy. Pero pasó un mes y una semana y al pedir que me pagaran me respondió uno de los capataces que ahí pagaban cada tres meses. Y yo le dije: ‘¿con qué me voy a pagar el alquiler?’ Y él me dijo que me vaya a vivir ahí”, contó. “Cuando llegué, me subieron al entrepiso y vi dos piezas separadas con madera y nylon. Todo era muy incómodo, las piezas estaban en el primer piso y el entrepiso, vivimos ahí 65 personas, entre ellas 25 niños. Trabajábamos de 16 a 18 horas diarias y nuestra rutina diaria fue de la cama a la máquina, y de la máquina a la cama. Había dos baños pero funcionaba solo una ducha. Era un cono con agua fría, en un espacio muy chico. Tuvimos que hacer colas en las noches para bañarnos, hasta las dos de la mañana. Yo reclamé por el baño roto y otro de los capataces me dijo que me vaya porque había reclamado”, dijo Hidalgo acerca de las condiciones en que vivían y trabajaban en el taller clandestino. Además, la sobreviviente señaló que el Gobierno porteño y la policía conocían el estado del lugar: “Entraban también policías y se llevaban jeans secuestrados, hasta cínicamente se llevaban los de sus talles. Entraron ese año varios funcionarios del Gobierno de la Ciudad a revisar. Los dueños del taller con la complicidad de los capataces sabían lo que estaba pasando y no hicieron nada. Estas muertes eran evitables antes de que ese día 30 se incendiara el taller”. —¿Cómo sigue la lucha por la búsqueda de justicia? —Seguimos en el camino de búsqueda de Memoria y Justicia por las víctimas que perdieron la vida en el taller. Pasaron 17 años y fueron de lucha incansable. En 2019 hicimos una asamblea y se convocó a todos. Así se formó la Comisión por la Memoria y la Justicia. Se hizo también para seguir adelante y se fortalezca la lucha. —¿Qué pasó con los dueños del lugar? —Realmente desaparecieron. Incluso cuando fue el juicio no sabemos si realmente declararon. El juicio no fue público y la Justicia los ha encubierto. Solamente dio la cara uno de los capataces de nacionalidad boliviana, encargado de traer a la gente. Acá hubo trata laboral, familias enteras con hijos, incluso con personas que no hablaban el castellano, solo el aymará. Se aprovecharon de nosotros. Por último, Lourdes recordó algunos momentos traumáticos más del día del incendio y también mencionó que a pesar de que pasaron muchos años aún continúa con tratamiento médico y psicológico. Este caso continúa impune porque las víctimas y sus familiares no tuvieron justicia. “En estos 17 años mi dolor se transformó en lucha”, dijo emocionada. Al día de hoy continúan exigiendo que el lugar se transforme en un espacio de memoria.

El 30 de marzo del año 2006, en la calle Luis Viale 1269, en el barrio porteño de Caballito, se incendió una vivienda en la que funcionaba un taller textil  clandestino. En el hecho murieron 4 niños y niñas, una adolescente y una mujer embarazada. En el taller vivían 65 personas, entre ellas, muchas niñas y niños. Se realizó una jornada cultural para recordar a las víctimas y seguir pidiendo justicia. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Fotos: Nicolás Rosales/Florencia Propato El martes pasado, la calle Luis Viale se llenó de música, de rabia, de alegría, poesía, arte y lucha. A 15 años de la Masacre, se realizó una actividad durante toda la tarde. Entre artistas de la música, la danza, con una feria de fanzines, de comidas, de parches con consignas, transcurrió la jornada en las puertas de lo que fue el taller clandestino donde 7 personas perdieron la vida, bajo las condiciones más indignas de la clandestinidad. Sin embargo, la actividad transmitió mucha claridad, ante tanta oscuridad. El festival “No nos callarán, el taller no se toca”, comenzó con una radio abierta y una conferencia de prensa de la Comisión por Memoria y Justicia por lxs obrerxs textiles de Luis Viale. Patricia y Julián bailaron unos tangos y una milonga sobre la Masacre del taller, recitada por Lourdes Hidalgo, sobreviviente de aquella trágica fecha. Hubo también un baile de Tinkus wistu’s Vidas y lectura de poesías por Susana Anahí Vidal. Durante toda la jornada, una muestra de fotografías acompañó la visual de la actividad. “Fischberg y Geiler Culpables”, expresa un cartel bien grande en la fachada de lo que fue el taller. Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler eran, y todavía son, los dueños del taller y principales responsables de lo sucedido. Tras un primer juicio que solo condenó a los capataces del taller en mayo del año 2019, el juez Alberto Baños, titular del Juzgado Criminal y Correccional Nº 27 de la Ciudad de Buenos Aires, sobreseyó a los empresarios y, en noviembre del mismo año, les devolvió la posesión del inmueble.  A lo largo de la jornada, iban circulando planillas para recolección de firmas. Cada una pertenece a tres diferentes proyectos de Ley de iniciativa popular: -Proyecto de Ley Día de la Masacre de la fábrica textil Luis Viale, que busca instituir el día 30 de marzo como el “Día de la Masacre de la fábrica textil Luis Viale” en todo el territorio de la Ciudad de Buenos Aires. -Proyecto de Expropiación, que busca que se declare al inmueble de utilidad pública, en los términos de la Ley N°238. -Proyecto de Patrimonialización, que busca que se lo catalogue con nivel de Protección Estructural y Edilicia y se denomine Sitio de Memoria contra la Trata de Personas con fines de Explotación Laboral. También compartieron sus canciones Abelardo Martín junto a Pica Para Todxs Mis Compas!, Fernanda Ortega Villa, Luciana Gómez, El Pampa Ubertalli, Dúo Tawa Ñan Urraca Mc, Las Pulgas de mi perro rock , La Huesuda y hacia el final de la noche sonó la Murga “No somos títeres de nadie”. El cierre estuvo en manos de Sikuris Autoconvocadxs.

Las denuncias de quienes sobrevivieron al incendio en el taller clandestino de Luis Viale 1269, en el barrio porteño de Caballito, contribuyeron a poner en agenda en los medios alternativos y luego en los medios tradicionales la explotación laboral de la industria textil en la Ciudad de Buenos Aires. Lourdes Hidalgo, una de las sobrevivientes de aquella tragedia, en diálogo con el programa radial La Retaguardia, dijo que junto con otras y otros compañeros reclaman que allí funcione un lugar para la memoria. La Justicia, por su parte, les devolvió las llaves del taller a los antiguos dueños. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Fernando Tebele ✍️ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 📷 Foto de portada: Comisión por la Memoria y Justicia de los obreros textiles de Luis Viale Escuchar a Lourdes Hidalgo resulta doloroso y al mismo tiempo esperanzador, su entereza en la lucha emociona. Sobrevivientes, junto y la Comisión por la Memoria y Justicia de las obreras y obreros textiles de Luis Viale realizaron una radio abierta el pasado viernes en Plaza de Mayo y exigieron la expropiación y patrimonialización del ex taller textil de Luis Viale, para que se convierta en un espacio de memoria. “Será una jornada de lucha por la expropiación y patrimonialización del taller donde perdieron la vida trabajadores junto a sus hijos el 30 de marzo del 2006, entre ellos una mujer embarazada y cuatro niños. Todos ellos fueron víctimas de trata y explotación laboral. Son 14 años de lucha y de un caso que quedó impune”, contó Hidalgo unos días antes de la convocatoria.  Justicia a medias “En el 2016 fueron condenados los capataces. Los dueños del inmueble y de las máquinas con las que cosíamos, Daniel Alberto Fischberg y Jaime Abraham Geiler. Los jueces los sobreseyeron por falta de pruebas. Para que haya verdadera justicia, ¿cuántas muertes más hacen falta?, ¿no les bastaron las 6 muertes? Porque ahí perdieron la vida mis compañeros junto a sus hijos cosiendo la ropa. Al lugar entraba la policía, los funcionarios del Gobierno de la Ciudad, entraban los dueños. Y no hicieron nada. Estas muertes eran evitables. A nosotros no nos dieron lugar para reclamar. Yo reclamé por el baño, porque teníamos uno solo para 65 personas. Estaba conectado con un cono de hilo para ducharse. Eso para ellos fue un delito, porque a los pocos días me dijeron que me vaya. Ellos estaban acostumbrados a trabajar de esta manera”, recordó. “Acá se paga cada tres meses” “Antes del 30 de marzo hubo otro incendio dentro de ese taller. Los dueños solo querían ganancias. En las condiciones en que estábamos, muchos nos preguntaron ‘¿por qué no se fueron?’. Yo me quise ir del lugar. Trabajé un mes y medio, y pedí que me pagaran. Y uno de los capataces me respondió: ‘acá se paga cada tres meses’. Esa fue la estrategia para retener a los trabajadores, para que no se vayan. Esto no fue un incendio, fue una verdadera masacre por la patronal. La Justicia los dejó libres de culpa, pero para nosotros ellos son los asesinos por su sed de ganancia. Venimos exigiendo que el lugar sea un espacio de memoria para los trabajadores y trabajadoras migrantes en lucha. No vamos a permitir que nuevamente sea un lugar de masacre. La Justicia les volvió a entregar las llaves a los responsables de estas muertes”, denunció la sobreviviente.  Los talleres clandestinos y la explotación laboral continúan “Hoy en día, a una cuadra de ahí, en la calle Artigas 1241, tienen otra fábrica que sigue funcionando y sigue explotando trabajadores. Y la Justicia los va encubriendo. No cambió nada, porque en el 2015 nuevamente por un incendio perdieron la vida dos niños, hijos de trabajadores textiles en el barrio de Flores. En el 2018, en otro incendio, murió otra nena. En pandemia se ha seguido trabajando en estas condiciones, cosiendo barbijos. En las mismas fábricas que dicen tener a sus trabajadores en blanco han muerto trabajadoras textiles”, aseguró.  Por último, dijo: “El incendio de Luis Viale fue o es el único caso, otros tantos casos quedaron impunes. Son 14 años de lucha, no vamos a callarnos y a esperar más. No podemos dejar que el lugar vuelva a las manos de los mismos patrones que hoy en día siguen explotando a obreros migrantes”.

Lo anunció con indignación Lourdes Hidalgo, una de las sobrevivientes del incendio de 2006 en el que murieron 6 personas. También rechazó la medida Juan Vásquez, del Colectivo Simbiosis Cultural. Daniel Fischberg y Jaime Geiler podrán disponer nuevamente de la propiedad. (Por La Retaguardia)  Foto: Alejandro Cruz El jueves 10 de octubre, Lourdes Hidalgo, sobreviviente del incendio del taller textil clandestino de la calle Luis Viale marchó junto a las Madres de Plaza de Mayo de Línea Fundadora en la habitual ronda. Llegado su turno, dijo unas palabras por el micrófono. Transmitía indignación, bronca, pero también espíritu de lucha. Se había enterado de que el inmueble donde funcionó el taller textil sería entregado a los dueños de la marca de ropa, Daniel Fischberg y Jaime Geiler. “Murieron trabajadores y niños cosiendo la ropa, pasaron 13 años de impunidad y esta justicia corrupta los absolvió a los responsables de la muerte de mis compañeros”, dijo Lourdes en esa oportunidad. En el programa Tengo una Idea, conducido por Graciela Carballo, Carlos Morchio y Nicolás Rosales, entrevistaron a Juan Vásquez, del colectivo Simbiosis Cultural, quien acusó a Fischberg y Geiler como los máximos responsables del incendio: “Hace un par de meses caímos con la sorpresa que el juez (Alberto) Baños con la fiscal Betina Vota, decidieron sobreseer a los máximos responsables para nosotros. Las personas que le dieron el trabajo, el lugar, la plata para las maquinas, los sobreseyeron. Para la justicia no tenían nada que ver con la situación que estaban viviendo y trabajando esas familias y les devolvieron el inmueble a Geiler y Fischberg para que puedan seguir haciendo lo que vienen haciendo desde hace años”.El 30 de marzo de 2006 ocurrió un incendio el taller textil clandestino de la calle Luis Viale 1269 y murieron seis personas: una mujer embarazada y cinco niños de entre 15 y 3 años. Trabajaban como esclavos y vivían en condiciones inhumanas. Los capataces del lugar fueron condenados, pero los dueños de la marca gozan de la libertad que les produce la impunidad.  “Les devolvieron el inmueble y ellos si quieren lo pueden vender, pueden volver a abrir una fábrica, pueden volver a hacer lo que vienen haciendo desde hace un montón de años, eso es lo que más causa esta indignación y nos llama a la acción”, dice Vásquez, que además es integrante de La Comisión de la Memoria y Justicia por los Obreros Textiles y sus Hijos de Luis Viale, desde donde piden la apertura del caso: “Estamos participando junto a varios compañeros, compañeras y sobrevivientes de este incendio para que se vuelve a abrir el caso, para que tenga un proceso más serio. Durante dos años, lo único que investigaron fue una carilla, estuvieron bajando algunas cosas de Google y haciendo nada más que eso. Solamente encontrando algunas cosas por internet. Queremos que se reabra el caso y que Fischberg y Geiler puedan ser juzgados”. Desde la Comisión también piden el uso del taller: “No queremos que vuelva a aparecer otro taller ahí. Queremos que ese espacio quede no solamente como memoria sino como un espacio de organización para los costureros y costureras”, explica Vázquez.El militante de Simbiosis Cultural dijo que la apelación está hecha y que cabe la posibilidad de poder juzgar a los dueños porque no es una sentencia firme. Para Vázquez “tiene que ver con los tiempos políticos como también con la fuerza que haga la sociedad”. Y explico que los dueños de la marca no pueden quedar impunes, porque sienta un mal precedente en otros juicios, contra otras ropas de marca también manchadas con sangre: “Son las que la justicia no toca, (las marcas) siempre agarra a los intermedios, a los talleristas. No agarra a quienes se benefician con este sistema de explotación. Que Geiler y Fischberg  vayan presos sería una victoria pero no por una cuestión de venganza sino por las demás marcas que están exactamente en lo mismo. Es justicia. Todas las marcas son solidariamente responsables en las condiciones que se produce esa marca, el tema es que nunca se aplican esos artículos y la justicia no va nunca para ese lado y como vemos en este caso siempre se trata de tapar y culpar la que menos tiene al que menos posibilidad de defensa tienen, en este caso Sillerico y Correa que eran quienes regenteaban el lugar”. En dialogo con Paulo Giacobbe para Oral y Público, Lourdes contó que fue llevada a vivir al taller de Luis Viale mediante engaños. El primer mes no le pagaron y no pudo pagar su vivienda: “Me dijeron que ahí pagan cada tres meses, y por esa razón ya no tenía para pagar el alquiler. Le dije al capataz ‘¿Qué voy a hacer? Si no me van a pagar ¿con qué voy a pagar el alquiler?’. Y ellos me dijeron que vaya a vivir ahí, que hay lugar arriba. Yo nunca había subido a la parte de arriba pero el día que me mude subí a la parte de arriba, no había nada. Solo piezas hechas de cartón, de nylon, de tela. Y me alcanzo un rollo de tela para que me haga de eso. Empecé a protestar porque yo nunca había vivido así. Pero no me quedo otra que quedarme porque yo ya me mude y así me fui quedando al lugar”, relató la sobreviviente del incendio. “Había un solo baño para 65 personas. Cuando reclame en buena forma que hagan arreglar el baño, estaba conectado a un cono de hilo y salía un chorro de agua fría, no era una ducha bien instalada,  me dijeron que me vaya que ellos estaban acostumbrados a trabajar, no nos dieron lugar a reclamar nuestros derechos”.El modo de trabajo tampoco le permitía ir al médico. Se contagió de hongos en los pies y para no atrasarse solo podía ir al hospital el fin de semana. Previo pedir permiso: “Sí o sí tenías que hacer el esfuerzo,  se trabajaba a competencia. Uno no se podía levantar, teníamos que sentarnos en la maquina

Diez años después de la muerte de 6 personas, niños casi todos, en el incendio del taller textil ubicado en Luis Viale al 1200, el juez Oliden leyó el veredicto: 13 años para los imputados Sillerico y Correa, decomiso de las máquinas, orden de investigar a los dueños del taller, e investigar el accionar de Policía y funcionarios públicos. Aquí, un aporte más de una cobertura conjunta de La Colectiva y La Retaguardia, que no comenzó con este juicio, ni siquiera cuando se dio el incendio, sino mucho antes, cuando se dieron las primeras denuncias de la proliferación de talleres clandestinos para la confección textil. (Por La Retaguardia y La Colectiva)“Festejar no se puede. Sí estamos muy conformes con nuestro trabajo y agradecemos la actitud del fiscal, este último fiscal, Fabián Céliz, el único que realmente se comprometió con la investigación”, expresó Myriam Carsen, abogada querellante, junto a Gabriel Chamorro. “No deja de ser triste que las cosas hayan ocurrido y uno hubiera esperado que esto no pasara”, agregó apenas terminada la lectura, en diálogo con Daniel Giovannini de Radio La Colectiva.La lectura del veredicto fue el 21 de junio, en la sala de audiencias, y estuvo a cargo del presidente del tribunal Oral N°5, Rafael Alejandro Oliden. En cuanto a los imputados, Luis Sillerico Condori  y Juan Manuel Correa, se dispuso su inmediata detención, informando al Consulado boliviano en el caso de Sillerico, debido a su nacionalidad. La resolución dispuso, en sus puntos segundo y tercero, respectivamente, condenarlos como coautores penalmente responsables “del delito de reducción a la servidumbre en concurso ideal con estrago culposo seguido de muerte a la pena de 13 años de prisión, accesorias legales y costas”.El rumbo de la justicia fue cambiando a medida que las declaraciones -a lo largo de las doce jornadas de audiencia-, sensibilizaban a los jueces y a los presentes en la sala. “Estamos conformes con el fallo”, dijo Jerónimo Montero, investigador del Conicet, en diálogo con Fernando Tebele y María Eugenia Otero, en el programa radial La Retaguardia. “La causa estaba por prescribir debido a ser considerada sólo estrago culposo (pena máxima de 5 años, por ello la prescripcion). Este hecho fue revertido por Casación al sostener juicio oral -comenzó el 18 de abril- y que sea allí donde se decidiera si prescribía o no. Con esta sentencia, pasamos de 0 a 13 años; visto de afuera puede sorprender, sin embargo, al presenciar los debates resultaba evidente que el veredicto del juicio oral fallara con esta magnitud”, dijo Montero, también docente, quien interviene en la campaña de difusión del caso iniciada a principios de este año, cuando se sospechaba tal prescripción. “Lo culposo (sin intención ni posibilidad de preverlo) no cambió, aun con las evidencias que en el incendio hubo dolo (intención), dadas las condiciones de vida terrible y cables colgando que no escapaban al conocimiento de los talleristas. Al respecto, la querella está analizando la posibilidad de apelar el fallo por este lado. Incluso, la jueza Ruiz López falló a favor del dolo eventual”.Además del logro de justicia reparadora al reconocer maltrato, explotación y servidumbre, el avance hacia “arriba” en la cadena de responsabilidades resultó destacable: “Se ha dispuesto que se investigue a Daniel Fishberg y Jaime Geiller -expresó la abogada Carsen-, los dueños del taller, ahora queda en el Tribunal la determinación. Entendemos que van a investigarlos y los van a procesar. Deberían haberlo hecho hace diez años. Continúa la investigación en manos de la Justicia y nosotros nos vamos a presentar como querellantes. En realidad, lo que se hace es reabrir la causa para continuar la investigación respecto de ellos. Siempre una sentencia es un precedente”.De acuerdo al punto quinto de la resolución, la investigación aplicará tanto a los dueños del taller como de las marcas que se producían allí, ya que en este caso, los dueños citados producían en el taller una serie de marcas de indumentaria masculina como JD, Wol y LDV junto con sus hijos (Damián y Javier): “Devolver la presente causa al Juzgado de Instrucción N° 27, Secretaría 124, para que continúe con la investigación del  hecho traído a juicio ante la posible participación de los copropietarios del inmueble sito en la calle Luis Viale 1269/1271 de esta Ciudad, Daniel Alberto Fishberg y Jaime Abraham Geiller y toda otra persona que estuviera vinculada con los hechos aquí juzgados”, dejando la propiedad del taller a disposición de la Justicia.En el caso de Policia e inspectores, la abogada agregó: “Creo que la policía y los funcionarios son un tema más delicado porque hubo una investigación, mal hecha, pero hubo. Habrá que ver qué pasa cuando llegue al Juzgado y las defensas se presenten”.“La expropiacion de las máquinas la pidió el fiscal -explicó Montero-, es una práctica  común. Más de la mitad de los juzgados federales en denuncias de explotación laboral en talleres textiles han confiscado máquinas. O sea, está sucediendo con bastante normalidad, enmarcado en el Art. 23 del Código Penal: se expropian los bienes con los cuales se llevaba a cabo la explotacion. Estaría bueno que se expropie la propiedad, sobre todo si se encuentra culpable a los dueños de las marcas”. Construcción de la sentencia  La articulación y organización entre colectivos e investigadores motorizó la difusión y sensibilización necesarias para generar presión social, luego de 10 años de impunidad: “En diciembre, cuando Casación determinó que la prescripción sea resuelta en juicio oral, Luis Fernando, padre de Harry (quien tenía 3 años al morir en el incendio), fue contactado por Simbiosis Cultural, colectivo de migrantes bolivianos. A partir de allí, nos incorporamos investigadores, gente dedicada a la comunicacion visual, y otras de diferentes áreas, y establecimos un cronograma de trabajo que comenzó en febrero. A su vez, a través de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) se empezó a levantar la noticia, y a partir de allí tomó mayor difusión e incluyó a los medios masivos”, contó Montero.El proceso de construcción de esta campaña de difusión fue dando frutos paso a paso: “Logramos

La sentencia por el juicio del taller textil incendiado en 2006 se dará a conocer hoy a las 14. Luego de 12 jornadas de declaraciones y controvertidas opiniones de la defensa, el veredicto dejará abierto -o no- el camino para continuar la causa contra dueños de marca y de taller. Jerónimo Montero, investigador del Conicet, fue entrevistado en radio La Retaguardia durante el programa Tengo Una Idea que conducen Carlos Morchio, Nico Rosales y Gabi Barro Gil. (Por La Retaguardia) La última jornada del juicio oral, previa a la lectura de veredicto, se desarrolló el lunes 6 de junio. Instancia de debate entre las partes, para cerrar los alegatos de defensa, querella y fiscal. Respecto de la ampliacion de la causa por “reducción a la servidumbre”, hubo cuestionables argumentos por parte de la defensa de los imputados Sillerico (nacionalidad boliviana) y Correa (argentino). Montero habló en particular de los dichos que motivaron la futura presentación de denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI): “La defensora pública Norma Boyssou utilizó una batería de argumentos racistas diciendo que su imputado -Sillerico-, como todos los bolivianos, es una persona que no está culturalmente capacitada para entender las reglas que tiene que seguir alguien que abre un taller. Afirmaciones que extendió a todos los bolivianos. En la campaña que llevamos adelante por justicia -aclaró el investigador-, hay muchos bolivianos que se sintieron afectados. Una de las cosas que dijo Boyssou fue ‘mírenlo -señalando a Sillerico-, es boliviano; los bolivianos son más pasivos que activos’. Es decir, definitivamente estos argumentos no deberían ser tenidos en cuenta por el Juzgado, y si lo hace será problemático; pero a su vez, estamos esperando que termine el juicio para realizar una denuncia ante el INADI en contra de esta defensora publica”.Después de 10 años de ninguneo, las 12 jornadas de audiencias resultaron positivas, “sobre todo si tenemos en cuenta el intento de cerrar la causa por parte del Tribunal que la está trabajando actualmente. Haber llegado a esta instancia facilitó la sensibilización de los jueces. En principio parecería que fue así”.Varios factores influyeron en la sensibilización que describió Montero: “Un primer día de juicio oral a sala plena; escuchar a las víctimas contar lo que vivieron; la presencia de varios legisladores, y de medios como Pagina12 y Clarín fotografiando a los jueces, jueces que hoy están muy expuestos debido a esta difusión”. Hechos que no se dieron al azar sino que fueron planteados por la Campaña Luis Viale Juicio (blog) como parte de la estrategia para comprender que este caso es clave.“Lo que se decida será muy positivo o muy negativo, el impacto será muy fuerte. Nuestra impresión es que los jueces sintieron la presión, y lo demuestra el hecho de haber accedido a ampliar la imputacion a ‘reducción a la servidumbre’. Porque la hubo, existen acuerdos internacionales sobre trabajo forzoso, y distintas doctrinas que así lo definen. La inclusión de este delito es positivo, y sería aun más positivo que se falle a favor de la justicia, reconociendo este hecho, ya que ello facilitaría la tarea de ir disciplinando de alguna manera a los actores de la cadena productiva”.La Campaña generada a consecuencia de las muertes de las 6 personas en Luis Viale, casi todos niños, agravado por las muertes de los 2 niños del taller de Páez ocurridas el año pasado, ha sido el motor principal para la concreción del juicio. De esta manera, cuenta Montero, “se ha logrado disciplinar en alguna medida a los talleristas, quienes exigen a las marcas mejores pagos, pudiendo incluso evitar el allanamiento al mejorar las condiciones”.“El paso que sigue es lograr la condena de los dueños de las marcas que se pruoducían en Luis Viale: Fischer y Geiller. La idea es continuar con la cadena de responsabilidades y llegar a las marcas a partir de este fallo, cosa que la Justicia no ha hecho. Esto sentaría un precedente, ya que un fallo de estas características demostraría a las marcas las consecuencias concretas que trae producir de esta manera”.Se espera un fallo favorable: “No puede ser de otra manera, hasta las dos defensas escupieron para arriba, al decir que los verdaderos beneficiarios de todo esto eran los dueños. Pero además, no son estos jueces quienes los juzgarán, aunque sí se instruirá a la Justicia para extraer declaraciones de este juicio e investigar las responsabilidades en toda la cadena”. Cadena de responsabilidades El modelo productivo textil lleva largo tiempo desarrollándose a través de tercerización y subcontratación en los talleres llamados “clandestinos”, con distinciones, incluso, dentro de esta definición. Las marcas han intentado siempre evadir la responsabilidad: “Argumentan que comercializan lo que producen otros, intentando desligarse de ella cuando en realidad todas las investigaciones sobre el sector, hechas académicamente, incluso con puntos de vista conservadores, todas dicen que las marcas son la cabeza de una cadena productiva y de comercialización también. Las marcas ordenan la cadena hacia atrás (producción) y hacia adelante (comercialización)”. Con relacion a esta última, continúa Montero, “se identifica una más o menos clara distinción entre la comercialización en blanco y la que se desarrolla en negro: shoppings y locales, por un lado, muy relacionados con las marcas, y por el otro La Salada y calle Avellaneda donde comercializan principalmente en negro. Hechos que permiten a las marcas declarar no tener nada que ver con la informalidad. Sin embargo, cuando investigás hacia atrás en la cadena productiva, e incluís en los análisis a los procesos productivos, se ve que formalidad e informalidad se entremezclan de una manera que se tornan inconfundibles. Las marcas están junto a los confeccionistas de calle Avellaneda completamente juntos, en donde los talleres “clandestinos” producen para unos y para otros”.A modo de no contribuir a una “caza de brujas” indiscriminada, el investigador aclaró durante la entrevista que no todas las casas sin letreros al frente ni fachada que demuestre la comercialización están fuera del marco legal, ya que puede haber gente trabajando en sus casas de manera registrada. Sin

El 20 de mayo, la empresa Tessicot SA, principal proveedora de Adidas y Nike, impidió el ingreso de 7 trabajadores que reclamaban mejoras laborales. Despidos realizados de hecho, sin previo aviso ni carta correspondiente. Tres meses antes se impuso en la planta un sistema de trabajo en el que tomar agua o ir al baño son acciones improductivas que repercuten en el salario final. (Por La Retaguardia)Foto: El frente de la empresa. (Rene Vasquez)Con apoyo de organizaciones textiles, medios alternativos y a través de las redes sociales, el reclamo tomó estado público exponiendo a la vez las condiciones precarias de trabajo. Los trabajadores despedidos mantuvieron una jornada de lucha y organización el lunes 23 en la puerta de la empresa, ubicada en Dorrego 737/41, casi avenida Corrientes. El reclamo está centrado en el cese de despidos, reincorporación inmediata, mejoras en salario y en condiciones laborales. Durante el programa Tengo Una Idea, que se emite por Radio La Retaguardia, Nico Rosales, Carlos Morchio y Gabi Barro Gil dialogaron con Román Mamani Rosales, despedido de Tessicot.“En los últimos tres meses, nos hemos visto obligados a organizarnos ante las condiciones que estamos viviendo. La fábrica implementó un método asiático llamado ‘Lean System’, consistente en elevar la productividad y reducir nuestros salarios. Las metas son inalcanzables y llegar a cumplirlas es inhumano. Es decir, para llegar a una producción más o menos viable, necesitamos trabajar el doble de tiempo que se trabajaba antes, sin poder ir al baño o tomar agua. Los tiempos utilizados para nuestras necesidades básicas nos los han arrebatado”, explicó Mamani RosalesEn este contexto, continuó Román, “intentamos organizarnos ante el despido de un compañero. Nuestros reclamos recibieron sus frutos cuando logramos la recategorización, equivalente a $ 250 más por quincena como adicional. Sin embargo, no logramos la igualdad salarial ni los servicios reclamados. Nosotros sufrimos cierto grado de discriminación por parte de la patronal -explica-cuando la diferencia de sueldo respecto de los otros sectores es de $ 1500 a $ 2000. Por otro lado, seguridad e higiene también son precarios e insuficientes; por ejemplo, para 200 varones hay 3 urinarios y 3 tazas. Tenemos que hacer cola, y cuando tardamos un minuto más, vienen los encargados a buscarnos o los supervisores, o terminamos sancionados. A consecuencia de estos reclamos, terminamos en la calle”.Con un plantel total de 649 operarios/operarias, Mamani Rosales graficó que “el sector del taller se compone de 450 aproximadamente, de diversas colectividades, pero en su mayoria de la colectividad boliviana”. Responsabilidades evadidas “No tengo el número exacto de despedidos al día de hoy. El viernes (20/5) fueron 7, el lunes (23/5) se agregó 1 más. Pero desde hace tres meses vienen despidiendo de a uno, en especial personas con discapacidad. Discapacidad laboral -aclaró- debido a la forma de trabajo que atenta contra la salud. Si hay algún enfermo, nos despiden, y no se hace cargo ni la ART, ni la obra social, ni la empresa.”El sindicato que los representa es la Asociación Obrera Textil (AOT). Según Román: “Lamentablemente nos vimos no representados por los delegados. Los delegados patean para el otro lado, y tienen un conflicto con los del gremio. Estos últimos (AOT) quieren jugar, pero hasta ahí nomas. Nosotros esábamos en la calle, en conflicto y deberían haber pedido una reincorporación obligatoria y no lo hicieron. Sólo se pidió una audiencia con Ministerio de Trabajo que se llevó a cabo hoy (24/5). Tuvimos una mediacion; la postura de la empresa es negar que fuimos despedidos sin causa y ofrece la indemnización, y nosotros queremos la reincorporación. La respuesta será en una semana, y de acuerdo a ella, veremos cómo proceder”. El respeto y la dignidad no pasan por el dinero“La empresa ofreció la indemnización disponible para que podamos acceder al dinero. Pero no pasa por el dinero -expresó claramente Román-, pasa por respeto y dignidad hacia los trabajadores. Tessicot es la principal proveedrora de Adidas y Nike, pero trabajamos con salarios muy debajo de la canasta familiar. Apenas llegamos a los 10 mil, si llegamos, y si cumplimos la produccion en las condiciones de explotación existentes, sin ir al baño y terminando con la lengua afuera. El sistema  asiático es una esclavitud moderna”. Por ello, Román insistió: “El dinero no compra ciertas cosas, no compra dignidad ni respeto. Nos ponenen la guita para que nos vayamos”.Respecto al acompañamiento, dijo: “Hemos recibido apoyos de muchas organizaciones, en especial las de corte; La Alameda; diferentes delegados de distintas fábricas del barrio; la gente de la colectividad. La lucha sigue, no bajaremos los brazos hasta que estos señores sepan que somos trabajadores, que no nos pueden usar como si fuésemos desechables, y cuando te enfermás te echan.”

En el marco del juicio por el incendio del taller textil clandestino de la calle Luis Viale, en el que murieron 5 menores y una mujer embarazada, se realizó una inspección en el lugar del horror. En el programa radial La Retaguardia, Fernando Tebele y María Eugenia Otero repasaron esta visita y el desarrollo del proceso judicial con Jerónimo Montero Bressan, que integra el grupo de personas que trabaja para que esta causa alcance justicia. También repasamos las vivencias descriptas por Daniel Giovaninni de Radio La Colectiva, tras participar de la visita; fue durante Enredando las mañanas, el programa de la Red Nacional de Medios Alternativos. (Por La Retaguardia) “Yo estaba tan impactado que no entré al taller (durante la inspección ocular)”, aclaró Jerónimo Montero Bressan al inicio de la charla con La Retaguardia.“Entraron las cámaras de varios canales de televisión –continuó–, Telefé, América, Crónica, Canal 26. Crónica hizo un informe muy impactante donde están las imágenes acompañadas de los relatos de Luis Fernando, que es uno de los sobrevivientes. Por suerte, Luis se ha tomado esto como una militancia, se puso al lado de la cámara y fue explicando todo. Más allá del dolor que seguro esto le causa, pudo tomarlo por el lado de la bronca que le genera que se haya muerto su hijo Harry de 3 años en el taller”.Quien sí participó de la inspección que se llevó adelante este miércoles 11 de mayo fue Daniel Giovaninni, integrante de Radio La Colectiva, también parte de la Red Nacional de Medios Alternativos.En diálogo con Enredando las mañanas, el programa de radio de la RNMA, durante la emisión de los jueves que se realiza desde Radio La Retaguardia, Giovaninni dialogó con Luis Angió y Fernando Tebele. Allí describió: “pareciera que el taller estuvo sellado durante estos 10 años; ingresar fue ingresar también a una suerte de boquete en el tiempo. (Al taller) Se accede por un pasillo angosto que está ennegrecido, ese pasillo angosto y largo va dando abertura a distintos huecos que pretenden ser compartimentos, huequitos en los que han armado una suerte de oficina”.En la recorrida, Daniel también vio la escalera “que significó una trampa para quienes estaban en el primer piso, que era el lugar de dormitorios”. Hacia el final de la visita entraron a un espacio amplio, que en ese momento estaba absolutamente a oscuras y que solo se iluminó por las luces de la cámara de un canal de televisión: “era más caminar sobre los olores que han quedado encerrados que caminar a tientas (…). Allí todavía están las 40 máquinas que en su momento estuvieron funcionando y realmente el ámbito hizo que todos habláramos en voz baja: fue un momento sumamente emotivo, uno podía imaginar lo que allí había ocurrido. (…) Esto de que el taller estuviera completamente a oscuras indica que trabajaban sin conocer el paso de la luz del día, porque no hay una sola ventana, una sola ventilación”.Daniel también contó que “las condiciones de hacinamiento quedaron completamente en evidencia, de la misma forma que quedaron en evidencia las condiciones absolutamente precarias, con una inconciencia terrible, en cuanto a los aspectos de seguridad laboral, por ejemplo, porque era un solo cable que alimentaba a todas las máquinas”.A su vez, Giovaninni reflexionó: “vuelve a nuestra memoria, con furia, todo lo que fue previo, porque esto ya estaba denunciado; no es que las denuncias empezaron a las horas del incendio, lo que sí empezó después del incendio fueron los casi 70 allanamientos que hizo el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, porque efectivamente ya tenía las denuncias”. Cambio en la imputaciónEn las últimas semanas se produjo un hecho muy importante en el juicio, hubo un cambio en la calificación de los hechos: “la elevación a juicio había sido con una imputación por estrago culposo seguido de muerte, pero después de la primera audiencia, en la que saltaron varias cuestiones, el fiscal pidió la ampliación de la imputación para incluir el delito de reducción a la servidumbre como agravante del estrago, aduciendo que el incendio o el estrago se generó a partir de las condiciones de vida que había en ese lugar. A partir de que había una total degradación y una total falta de respeto hacia la dignidad de la gente que vivía ahí esto terminó en una tragedia y se logró que el juzgado aceptara bastante rápido ampliar la imputación”, explicó Jerónimo Montero Bressan a La Retaguardia.En cuanto al desarrollo en general del juicio y de la visita ocular al taller textil en particular, Jerónimo consideró que estas situaciones seguramente están sensibilizando a los jueces: “les está demostrando que es una vergüenza que después de 10 años de la muerte de 5 chicos y de Juana que tenía 25 años y estaba embarazada la justicia haya respondido intentando cerrar la causa una y otra vez. Que los jueces hayan visitado el taller para nosotros es una victoria en sí, porque es muy probable que los haya impactado mucho, es imposible que no te impacte. Yo no quiero de ninguna manera justificar la inacción de la justicia, pero es cierto que a veces no tiene los recursos que hacen falta para darle la importancia necesaria a todas las causas que tienen, entonces buscan cerrar causas una atrás de la otra, con las fiscalías pasa lo mismo, pero cuando finalmente se da este tipo de cosas, que ellos van al lugar y lo ven, es probable que cambien de opinión. Estos mismos jueces, Rafael Oliden, Fátima Ruiz López y Adrián Pérez Lance que integran el Tribunal Oral Criminal Número 5, son los que en diciembre quisieron cerrar la causa porque decían que este era un delito culposo que prescribía, pero con un recurso se logró que Casación diga por tercera vez que el juicio oral debía desarrollarse. Creemos que con cómo se están dando las audiencias los jueces podrían tranquilamente justificar un cambio de opinión al respecto, y sobre todo condenar a los imputados por reducción a la servidumbre. Además, el paso más

Concluyendo años de conflicto sin resolución, el gobierno porteño terminó por desalojar a los vendedores ambulantes de la calle Avellaneda, en el barrio de Flores. Entre ayer y antes de ayer, los trabajadores fueron corridos de sus puestos en la vereda con palos y gases; luego, una vigilia policial garantizó que no volvieran a instalarse. Carina López Monja, militante del Frente Popular Darío Santillán y periodista, realizó la cobertura del conflicto y dialogó en Radio La Retaguardia con Otras Voces Otras Propuestas, conducido por Luis Angió y Rosaura Barletta. (Por La Retaguardia)Foto: www.eldiariodebuenosaires.com “El operativo entre la Federal y la Metropolitana fue desproporcionado e inusitado. Coparon la calle Avellaneda a lo largo de unas diez cuadras, desde Nazca hasta Segurola. A las 7 de la mañana de ayer había un efectivo cada metro y medio, en la puerta de cada local. Sorprendía, además de camionetas y motos sobre Avellaneda y las calles linderas”, relató López Monja. La periodista explicó que la tensión fue en ascenso y que recrudeció el enfrentamiento cuando “los manteros comenzaron a plantear la necesidad de trabajar cortando las intersecciones de Avellaneda. Hubo forcejeos fuertes y un intento de la policía de cercarlos. Hoy avanzó y hubo represión, heridos y detenidos. El gobierno de la Ciudad está planteando un escenario de avanzada feroz”.Un comerciante de un local se dirigió antes de ayer a los medios presentes expresando la opinión de un sector importante de la sociedad: “Estaba cercado de policías un comerciante de la Asociación de Comerciantes de la calle Avellaneda que decía agradecer el compromiso del actual jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta de limpiar el espacio público. Es la concepción que tienen de quienes trabajan y viven día a día de poner sus mantas y vender con el sol, el frío, la lluvia en el medio de la calle por necesidad concreta”, consideró la periodista.“Hace tiempo que intentaban llevar adelante este desalojo y el gobierno porteño impulsa estos operativos de llenar y abarrotar de policías una zona con la idea de despejar cada lugar. Los comerciantes nos contaban que ya se hizo en Acoyte y Rivadavia y que esperaban que siguiera Once después de Avellaneda”, relató López Monja sobre la planificación de los operativos. “Una mujer de 60 nos contó que no tiene quién la tome para trabajar y que vive de eso, que ella trabajaría para los empleadores de la calle Avellaneda. Su propuesta es pagar un monotributo, regularizarse y poder ir a un lugar cercano a Avellaneda y a las vías para poder trabajar con ese flujo de gente. La única opción que dio el gobierno porteño fue cerca de la zona de Once, lo que para muchos complica la situación y por eso el rechazo de muchos trabajadores y trabajadoras de trasladarse a esa zona”, informó sobre las versiones de una posible salida laboral.“Este conflicto data de mucho tiempo, incluso antes de los gobiernos de Macri; ya con Aníbal Ibarra hubo conflictos sobre cuáles eran los espacios públicos para las personas que venden en la calle. Lo que se ve es una solución represiva a un problema que debería resolverse con política. La economía informal es un problema de los gobiernos en todo el país”, consideró la militante.Sobre la posición de los comerciantes, López Monja señaló que es probable que no todos piensen lo mismo: “Lo que sí hay es una voz hegemónica agrupada que se expresa a través de asociaciones civiles y ONG en todos los lugares de comercio de este tipo. En estos años les hice entrevistas a los ‘Amigos de la calle Florida’, también de la avenida Rivadavia, etc. Es decir, se generan grupos de presión asociados a cámaras de comercio, muchos de ellos apoyados por la Cámara Argentina de Pequeñas y Medianas Empresas que ha invertido dinero diciendo cuánto pierden, según ellos, por la venta ambulante o lo que ellos llaman la economía ilegal”. Los manteros de Avellaneda aseguran “que no hay competencia, que lo que ellos venden tiene que ver con otra cosa y que incluso hay una complementación en materia de mercadería. Se ha comprobado que estos locales son los que operan con talleres clandestinos en la zona de Flores, hay casos y pruebas concretas sobre cómo ha crecido el comercio textil clandestino y los insumos que generan para los locales”.Sobre las denuncias de que existen mafias detrás de los vendedores ambulantes, López Monja expresó: “He visto gente que trabajaba de manera individual y con otros. Cuando uno habla de una economía informal tan grande que incluye a millones de personas que habitan nuestro suelo, lo que se demuestra es que en esa situación de informalidad puede haber relaciones injustas entre quienes trabajan pero el Estado no lo puede resolver de forma represiva anulando la posibilidad de estas personas de acceder a un trabajo formal o en blanco”, concluyó.

El pasado 30 de marzo se cumplieron 10 años del incendio de un taller textil ubicado en la calle Luis Viale en el barrio de Flores. Se sabría después que se trataba de una instalación clandestina con mano de obra esclava. En aquella oportunidad murieron 5 menores de edad y 1 joven embarazada. El miércoles, una marcha conmemoró a las víctimas. En muy poco tiempo empieza el debate oral por la causa y Fernando Tebele y María Eugenia Otero dialogaron, en el programa radial La Retaguardia, con Jerónimo Montero Bressan que forma parte de uno de los grupos que exige justicia. (Por La Retaguardia) “La causa viene bastante mal, por eso familiares y abogados se pusieron en contacto el año pasado con nosotros para que empecemos a dar difusión porque es la única forma de salvar la causa. Hay que organizarse y meter presión al juzgado y que tenga un costo político grande. Ellos ya dijeron que es un delito culposo y con eso ya prescribiría. Por suerte Casación siempre estuvo del lado de la querella y exigiendo que se haga el juicio”. Delito culposo es cuando se considera que no hubo intencion de cometerlo: “dicen que fue un simple accidente, que son cosas que pasan. Para la justicia son cosas que pasan vivir en habitaciones de 2×3 con los cables colgando, con un baño en el que hacían cola hasta las 3 de la mañana para ducharse, sin agua caliente, cuando bañaban a los chicos -la mitad de los que vivían en el taller eran chicos- tenían que calentar agua en ollas”. Bressan evidenció la posición judicial, y subrayó la de las víctimas. “Lo que nosotros buscamos es que haya dolo eventual. Es decir, que se considere que era evidente que eso podía pasar y por lo tanto hay una responsabilidad en cómo ocurrió el hecho. Hay una responsabilidad que está llegando sólo a los imputados, que son los talleristas, básicamente capataces. Los principales responsables de esto son los dueños de las marcas, Damián Fischberg y Javier Geiler, que tienen una fábrica a la vuelta que llegó a un determinado nivel de producción y que, cuando necesitaron ampliarse, en vez de mudarse a un lugar más grande, lo que hicieron fue ponerle un taller a un trabajador totalmente en negro”, aseguró. Para Bressan, es claro que la responsabilidad mayor por el incendio va más allá: “La propiedad es de los dueños de la marca, el taller trabajaba sólo para esas marcas bajo las órdenes exclusivas de ese dador de trabajo. Le dieron el lugar a un ex trabajador de ellos que se asoció a un tallerista que ya venía trabajando y que trajo a la gente a vivir al lugar”.En sintonía con esta posición, la querella pidió que se indague a Fischberg y Geiler pero no se dio lugar. “Ellos siguen teniendo una vida muy tranquila. Este mecanismo de ponerle un taller a un trabajador les funcionó. Hicieron un contrato de alquiler para desligarse de la responsabilidad y les salio bien. El problema con este caso es que si la justicia dice que eso está bien, que las marcas no son responsables, va a ocurrir lo mismo con los siguientes casos. Hay más de cien causas llevadas a la justicia con denuncias y están frenadas en los juzgados federales, principalmente el juzgado de Julián Daniel Ercolini que tiene ochenta y seis de las marcas en su organismo y las investigaciones están completamente cajoneadas”, denunció Bressan.“Puede haber mejorado la situación en un primer momento luego de lo de Viale, pero parece seguir siendo una práctica completamente común y corriente la de subcontratar talleres en estas condiciones. Las marcas tienen una responsabilidad clave en el inicio de este sistema de explotación. Antes eran grandes fábricas de indumentaria que cerraron y se convirtieron en marcas de un cascarón que simplemente vende una imagen y empezaron a subcontratar la producción”, Bressan explicó el desarrollo del negocio hoy consolidado. Las marcas comenzaron a demandar mano de obra y, en consecuencia, se produjo el surgimiento de más y más talleres intentando cubrir esa demanda: “La oferta superó la demanda y empezaron a competir por el precio y eso le dio a las marcas el control total sobre el precio de contratación, sobre las tarifas. Eso, a su vez, hizo que los talleristas más grandes pensaran en no trabajar más para las marcas, en abrirse por su cuenta, y así empezó a crecer, más aún, la Salada o los locales de la calle Avellaneda y el sistema más informal”.Bressan relató el desarrollo de la marcha y consideró que fue exitosa: “Éramos unas 200 personas. Había compañeros de La Alameda, del PTS, del Partido Obrero, legisladores, uno del Frente para la Victoria. Tuvimos mucho apoyo de varias organizaciones que hicieron presencia, hubo gente de Autodeterminación y Libertad. La verdad es que fue un éxito”. DESCARGAR