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Las Madres y el movimiento feminista: “son claramente señeras para nosotras”

Escrito por el diciembre 12, 2016


En la Red Nacional de Medios Alternativos nunca tuvimos que preguntarnos qué roles eran para mujeres y cuáles para varones. Las compañeras de los colectivos han ocupado espacios en las radios para operar técnicamente, para llevar la voz conductora, no solo para decir la temperatura; nunca ocuparon el rol de “calentar el aire”; lo mismo en la gráfica, todas y todos para los mismos roles. Nunca, en toda la historia de la RNMA, las mujeres han tenido que pelear por un lugar. A la vez eso no nos ha eximido de tener convivir con machos violentos. Ahí están los dos planos. Por un lado que las mujeres nunca tuvieran que hacer un extra para ocupar un espacio; por otro, la necesidad de dejar de aceptar la violencia machista como parte del paisaje.
Virginia Gianonni es una de las autoras literarias del libro de las Madres. El libro de las Madres es de las Madres, pero alguien se dio el trabajo de tomar los testimonios, de registrarlos, de armarlos y de hacer un libro que francamente es delicioso. Además, participa del espacio Ni Una Menos, por lo que charlamos de ambos movimientos, el de derechos humanos y el feminista. (Por RNMA)

-Fernando Tebele: ¿Por qué viniste a resistir aquí?

-Virginia Gianonni: Porque me parece que es el momento además de poder juntar, después de muchos años en los que al interior de los organismos también se generaron cuestiones, me parece es buen momento de dejar de lado todas esas cosas y darnos cuenta de que estamos todos en esta plaza, que estamos con ellas, que es el momento de contar las bajas, las altas y empezar a ejercer nuestra resistencia no pasiva, y ver si podemos organizar una salida entre todos nosotros de esta cuestión. Y además un aguante, una resistencia, porque recién empieza y va a costar.

-FT: Vos sos parte del colectivo Ni Una Menos. Han sabido ganar las calles y creo que muchas de las acciones que están tomando como colectivo feminista, consciente o inconscientemente tienen que ver con la historia del movimiento de DDHH. Y si el movimiento de DDHH fue el más influyente de la historia de la democracia argentina, la post-dictadura, me parece que está “perdiendo” lugar con el movimiento feminista que se está plantando claramente.

-VG: Me parece que son como momentos, me parece que lo que pasa con el movimiento feminista es que la mujer aparece como actora política, como en su momento aparecieron los obreros, es como ganar un espacio con nombre propio en el que demás las mujeres nos ocupamos de no estar solas, es el colectivo de mujeres, lesbianas, bisexuales, trans, travestis, digamos estamos haciendo en todo caso la resistencia activa que además pretende no solo ser resistencia, sino ganar la calle para mover las cabezas al patriarcado que hoy por hoy, como el momento histórico, nos damos cuenta sobre todo por lo que pasa en el mundo. Por supuesto que lo que pasa en el mundo no lo podemos digitar nosotras ni manejar, no se labura por Facebook, y ha habido, sobre todo en este último 29/11, marchas en todos lados, pero muy grandes, en Polonia… El otro día estábamos acá en el Bauen en una reunión muy interesante con Pañuelos en Rebeldía y había mujeres de todos lados reunidas, en todo caso esta idea de antena, es un colectivo de comunicadoras, en general, de poder ponerle nombre, fecha, algún tipo de organización, no hace otra cosa que contar y mostrar algo que está ahí que vienen laburando muchísimos grupos feministas desde hace mucho tiempo y además que para mí no está escindido, sobre todo, de la lucha de las Madres, de las viejas, me parece que acá históricamente son las mujeres que han tomado la calle, que han tomado esta plaza, muy inteligentemente de su parte, no se han puesto en ese lugar, no era el momento, no era esto de lo que estaban hablando, pero sí era esto de lo que estaban hablando, son los cuerpos de las mujeres ocupando la calle de modo horizontal, caótico muchas veces, en que solemos hacerlo.
Además, en el libro, cuando yo hablaba con ellas, ninguna tiene el mismo recuerdo, es muy difícil encontrar dos que digan… una dice “ese día estaba llena”, la otra dice “estaba vacía la plaza”. Y estaba de las dos maneras, nosotras podemos sostener eso, no como contradicción como pretende el patriarcado, no como histeria, sino como complejización real, politización de la vida privada en la cual las Madres son claramente señeras para nosotros.

-Graciela Gurvitz: Yo creo que las mujeres ganamos la calle y además generamos un diálogo que no podían darse las mujeres. O sea, una cosa es ser militante política, y estar en una organización o un colectivo. Pero lo que se vio al tomar la calle es la voz de todas las mujeres y eso es lo que me parece que ha sumado, no sé cómo lo ves vos.

-VG: Totalmente, porque además el cuerpo de trabajadores, atrás de los sindicatos y organizaciones que ya están estructuradas, es un modo de tomar las calles que siempre también y para determinadas luchas es fundamental que así sea, no solo razonable sino necesario que así sea, el movimiento de mujeres es otra cosa. De hecho, a mí una de las cosas, esto tampoco es que estamos todas de acuerdo en todo y esto es también lo que tiene de bueno el colectivo, a mí una de las cosas que me encantaron de la marcha, más allá de que tuvo que ver la lluvia, que fue como más enquilombado poder hacerlo, entramos por todos lados a la plaza, no había una entrada única, y eso no le quitó fuerza, todo lo contrario, le agregó complejidad. Va a haber que ponerse las pilas. Ahora no es sindicato sí, sindicato no; levantamos la mano, no levantamos la mano. Es compleja la realidad y va a haber que arremangarse para entenderla.

-GG: Es un camino largo y al que ponerle mucha pila para lograr eso, pero creo que en muy poco tiempo se ha logrado muchísimo.

-VG: Sí, totalmente, increíble. Hay que poder lograr que eso no sólo no decaiga, sino empoderarlo. Lo que está pasando, no solo en las marchas, nos estamos enterando nosotras además de lo que está pasando en el mundo, de lo que está pasando a nivel cotidiano, que es ahí donde las mujeres además tenemos las fuerzas. No porque nos dedicamos a lo doméstico como si esto no fuera política. Lo doméstico es político y nos hacemos cargo las mujeres, en principio, desde siempre ubicadas ahí como intento de desactivar la potencia política de las mujeres y finalmente es todo lo contrario. En el momento en el que haces el click y te das cuenta de eso, toda esa debilidad se transforma en potencia, se transforma en fuerza. Y eso es lo que me parece buenísimo que está pasando.

-GG: Ya no somos más el sexo débil.

-VG: Exactamente, ¡nunca lo fuimos! Escuchar a minas que nunca habían podido hacer una cosa así en la vida es increíble, y además así de complejo, en los barrios, videos, fotos de los barrios. Hace poco ví uno de la 21/24 increíble, que estaba la virgen en una especie de iglesia, la virgen, la bandera argentina, o sea, una mezcla que cualquier zurdo, militante que se precie, le cuesta masticar y una mina diciendo “a mí no me toca más nadie si yo no quiero”, “mi cuerpo es mío”. Ahí es donde está para mí, más allá de las marchas y de las cuestiones que podamos ver en los medios, lo que va por abajo de la piel. Yo creo que eso es muy potente, se están organizando en todos lados, pero además en el país hay compañeras que han ido viajando en el interior donde hay grupos verdaderamente organizados, estudiando, trabajando teoría, o sea, haciendo todo el movimiento político de asumir la lucha.

-FT: El colectivo Ni Una Menos viene actuando como el que pone la fecha, la acción, en términos políticos como la dirección del movimiento al menos en las movidas de piezas coyunturales pero a la vez esto está pasando por abajo. ¿Cómo hacer para que ese colectivo no quede desconectado de lo que pasa por abajo?

-VG: Me parece que lo que tenemos que poder hacer es, primero, entender que no es la calle o la no calle, para mí es fundamental. Parece una cosa boba y no la es. Toda la vida hemos hecho política en las calles y encolumnadamente como si fuera el modo. Para nosotras no es una debilidad, sino todo lo contrario, que pase lo que pase y que el Ni Una Menos sea de todas y lo levanten las que lo necesiten y lo sostengan las que lo necesiten, esto nos parece bien, nos enriquece, pero además no es nuestro el Ni Una Menos, evidentemente ya está instalado y ya se lo han apropiado no más allá del orgullo que podamos sentir, porque tampoco la pavada, eso es aparte. Hoy lo que nosotras podemos hacer es subir la apuesta a nivel medios, porque somos toda gente de comunicación y de medios en general por eso me parece que sale bien esa parte, y tratar de escuchar, dar la discusión. En este momento para mí lo fundamental, la demostración de fuerza ya la hicimos, es dar la discusión interna, es hablar entre todas, es organizarnos transversalmente, en principio conocernos, nombrarnos, que es lo que a las mujeres nos ha costado tanto.

– GG: Escucharnos también, ¿no? A veces parece que se nos pasaron muchas cosas en todos estos años, y hoy todo está sobre la mesa.

-VG: Porque para discutir políticamente, teníamos que evitar cualquier tema de mujeres como tema menor. Estamos revirtiendo eso, no son temas menores, son los que mueven el mundo y entonces tenemos que poder en principio hacer esta especie de reunión, catarsis a la que nos estamos sumando colectivamente las mujeres en la calle. Y después hay que organizar eso, son como etapas, esto recién empieza y hay que poder mantener ese lugar, que además se cierra, se abre, se amplía, se desarma y se vuelve a armar en función de lo que sea necesario, esto me parece fundamental. No es una lucha permanente, igual a sí misma. Eso es lo que me parece que ya no va más.

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