El poeta y dramaturgo, que fue defensor de presos políticos en los ’70, analizó la situación «con la seguridad que me da haber participado con, por ejemplo, Rodolfo Ortega Peña» de los juicios políticos previos a la última dictadura militar. Zito Lema había declarado en mayo: «Incito al delirio y a la subversión, me declaro rebelde ante el gobierno». Ahora reafirma sus duras críticas al macrismo desde el poder y la poesía de sus palabras. Fue durante una emisión de Sueños Posibles, el programa que conduce Alfredo Grande junto a Irene Antinori, y del que también participó la ex legisladora porteña Susana Etchegoyen. (Por La Retaguardia)
Vicente Zito Lema habla pausado. En tiempos en los que la velocidad parece ser un valor, él prefiere las palabras justas y las pausas. Es difícil no dejar todo de lado para sentarse a escucharlo. Lo mismo pasa cuando se lo lee. Es la calma necesaria para asistir a su análisis crudísimo sobre este tiempo con Macri presidente. «Espero que algunos de los tantos sueños que tenemos a pesar de las tormentas de invierno y de verano se puedan concretar este año. Algo de vida tiene que seguir viviendo. Tengo la desgracia de decir que como poeta me animé a ver y a denunciar lo que iba a hacer este gobierno. Apenas habían pasado unos días del advenimiento del monstruo al poder yo me declaré rebelde y llamé al delirio y a la subversión frente a la razón y al orden de una legalidad que apesta a podrido por los cuatro costados. Tengo la desgracia de ser poeta en el aspecto de mirar lo que viene y no sé por qué una tradición de miles de años de poder atisbar con honestidad en el horizonte. Antes de las elecciones dije que corríamos el riesgo de ponernos una soga en la garganta con la loca idea de que luego el verdugo que seguramente traeríamos nosotros o una parte grande de nosotros no nos la apretara», dijo ante la primera pregunta. No hizo falta demasiado para que siguiera. «Pasó un año, el verdugo apretó la soga de buena parte de la sociedad, especialmente de los sectores más sufridos. Me doy cuenta de que esa rebeldía sin mayor fuerza, apenas un hombre viejo que se anima a decir eso, de todas formas expresaba la verdad de mis pasiones y mis precarios razonamientos que en este caso tienen la fortaleza de conocer demasiado bien a este país. Trabajo en la política, en el campo de los derechos humanos, en el arte desde la década del sesenta. Son más de cincuenta años que me permitieron decir estas tristezas. Hoy no la ven aquellos originan las tristezas, lucran con ellas o están en esos estados mentales que en lengua simple se llaman de la locura y que por encima de la locura lo que denuncian es una obscenidad espiritual, una cobardía de una parte social que sabe que se está mintiendo día a día porque el monstruo no perdona y lo peor de estas corrientes del capitalismo que algunos llaman neoliberales es que están en el poder con el deseo de hacer el mayor daño, porque decir que sólo buscan riquezas es negar que el ser humano también tiene una parte de podredumbre espiritual que la lleva a buscar la satisfacción en el dolor que causa en el semejante», analizó
El acto del suicidio
Zito Lema toma un acto habitualmente individual, el del suicidio, para hacerlo parte de su análisis social: «Ponerse la soga al cuello es un suicidio. Los grandes y pequeños actos de nuestra vida y de la vida social no responden a una sola causa sino a varias que en un momento dado se combinan explosivamente. En eso, mi única pequeña diferencia es agregar que si bien hay una policausalidad, no todas las causas tienen el mismo peso. Hay algunas mayores, otras menores y otras que van surgiendo mientras se pone en movimiento el acto del suicidio. Es un proceso el suicidio. La muerte es nada más que el final, que no siempre lo es porque quedan secuelas de ese proceso ¿Qué hay atrás en la historia argentina? Desgracia, muerte, opresión, un proyecto de revolución que fue castrado en su propio origen. Antes, el sufrimiento de los pueblos originarios y antes, el sufrimiento de siglos y siglos de seres humanos. En general, siempre los que menos tienen frente a los que más tienen. Hay un señor que se llamó Arlt que nos permitió ver que hay una historia y una continuidad de esa historia frente al poder. Se llamen dominadores, esclavos, ricos, pobres, luz o tiniebla. Hay una dialéctica del poder y la sumisión, una dialéctica del bien y del mal que va gestando las cosas. Si nos acercamos en la historia y nos refugiamos en lo que fue la última dictadura militar, ¿quién, con qué derecho, con qué registro intelectual histórico puede imaginar que esa dictadura de la que se salió de mala manera, se salió por desgracia y por impericia más que por fuerza popular? Se trajo un nuevo estado de situación donde lo que se presentaron fueron apariencias de democracia que nunca dejaron de serlo por más que en cada momento de esos años hasta ahora podamos distinguir momentos mejores de momentos más terribles. También sé que ninguno de esos momentos viene a caballo del sacrificio, y sin pudor me incluyo, de mi generación que hizo todo para lograr el gran sueño de la revolución que se truncó y generó nuevos monstruos sin perjuicio de que en alguno de esos momentos desde 1984 hasta estos días parte de la sociedad haya estado mejor de lo que antes estuvo, especialmente los sectores más castigados, débiles. En mi trabajo de derechos humanos yo puedo distinguir los distintos momentos históricos», sostuvo.
Deslizarse hacia el fascismo
Susana Etchegoyen es una trabajadora de la salud. Fue legisladora porteña en el momento crucial de la destitución de Aníbal Ibarra. Su análisis fue tan duro como el de Zito Lema: «Si sumamos diez datos de la última semana vemos un deslizamiento hacia el fascismo muy preocupante.
Uno es lo que ocurre con Milagro, no por ella en sí misma y nuestras profundas diferencias con su modo de construir. Está presa porque alguien dijo que la escuchó decir. En un primer acto que es el corolario de muchos meses de detención ilegal de Milagro Sala, de avasallamiento de sus fueros como parlamentaria. Jujuy es un laboratorio de experimentación que avanza rápidamente. Si seguimos a esto como si no fuera lo suficientemente grave…, detención ilegal, juzgamiento y condena sin pruebas e instalación muy fuerte de que no importa qué hagas, yo si quiero te proscribo. Nosotros no teníamos proscripción desde la proscripción del peronismo en la Argentina. Es un dato que ha entrado indolentemente en la burguesía bienpensante que se hacía cruces con los avallasamientos kirchneristas. Además está la represión en Jujuy a la diputada nacional del Frente para la Victoria (Mayra Mendoza). Un diputado tiene fueros, no sólo que la policía no lo debe atacar: debe cuidarlo.
Por otro lado, siete muertos por gatillo fácil en un mes y dos muertos en las cárceles. Avance masivo de despidos. Eso incluye
3000 personas en el ministerio de Educación, una asamblea levantada con una promesa y una toma abandonada y hoy militarización con fuerte represión a los compañeros. Podríamos incluir la golpiza a palos que terminó con una fractura en un brazo de la canciller venezolana y ahora se instala la militarización también en otras dependencias del Estado desde el lunes. Cuando este gobierno asumió nosotros discutimos con muchos compañeros porque yo dije que había vuelto el fascismo. Muchos me decían que no era así, que el fascismo era otra cosa, que estos eran neoliberales duros, ajustadores pero no fascistas. No hay modo de sostener estos planes sin un deslizamiento profundo hacia el nazismo, el fascismo, hacia la dura represión», indicó.
Etchegoyen también fue dura con la justicia: «Debo decir que voy a incluir dos aberraciones jurídicas. Una es la reapertura de la denuncia de Nisman con una escisión de la comunidad judía en Argentina nunca vista. Están los familiares diciendo que usan a los muertos de la AMIA para hacer política y que ellos querían la remoción de Nisman y el absoluto control del aparato represivo y de seguridad del Estado argentino por parte de la derecha israelí sionista que es una cosa nunca vista, totalmente ajurídica que quiere ahora una fiscalía antiterrorista. Yo no sé si saben pero han refundado Coordinación en la policía por un decreto de la ministra de Seguridad. Mandó 23 mil agentes a lo que era la vieja Coordinación Federal que entre otras cosas le dio origen a la Triple A», dijo con énfasis y preocupación.
¿Peor que en los ’70?
Hay un dato preocupante que suma sobre el mismo tema Vicente Zito Lema. Por su experiencia, para cualquiera que lo respete, su opinión no puede pasar de largo: «Desde mi propia participación histórica y la memoria que tengo digo que nunca vi a nivel jurídico una forma tan monstruosamente antijurídica como este caso de Milagro Sala. Puedo decir con la seguridad que me da haber participado con, por ejemplo, Rodolfo Ortega Peña, en la década del ’70 en los juicios que convocaba la dictadura militar en los tribunales especiales de la dictadura que el pueblo llamaba El Camarón. Tuve entre otras defensas las del propio Santucho como un hombre fuerte de aquellas épocas. Nunca vi tanta monstruosidad jurídica como en este caso. No he visto en los jueces de la dictadura militar tanta monstruosidad, tanto quemar cualquier papel jurídico como sucedió y sucede con este gobierno. Habrá que hacerse cargo, tener memoria y tener el coraje para la memoria a la que muchos quieren renunciar porque no ver que estamos en el fachismo expresa ya no una negación psicótica sino directamente una complicidad abierta con esta nueva forma de crimen social», culminó.
Si se trata de escuchar a quienes tienen la historia en sus cabezas y en sus hombros, no podemos más que preocuparnos, no solo por lo que sucede, también por lo que pudiera venir.