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“Incito al delirio y a la subversión, me declaro rebelde frente al gobierno”

Por LR oficial en Arte y Cultura, CABA, Derechos Humanos, Educación Y Salud, Franquismo, gatillo fácil, Internacionales, Justicia, Medios, Nacionales, Pablo Pimentel, Trabajadores, Violencia institucional

Lo dijo el poeta y escritor Vicente Zito Lema en su intervención en la mesa de derechos humanos en el evento del 1 de mayo a 30 años de la fundación de la Cooperativa de Salud Mental Ático, que se realizó en el recuperado hotel Bauen. En la mesa de cierre también estuvieron Pablo Pimentel, el presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza y Susana Etchegoyen, ex legisladora porteña y militante social. Durante la transmisión en vivo de Radio La Retaguardia, Alfredo Grande, psiquiatra, psicoanalista y presidente honorario de la cooperativa, también celebró la larga jornada. (Por La Retaguardia)

Foto: Etchegoyen habla, mientras Pimentel, Zito Lema y la coordinadora de la mesa Susana Mao

-Acá hay más psicólogos que gente -dijo uno de los asistentes al oído de otro, a modo de broma.
-Sí, pero que no te escuchen porque viste cómo son los psicólogos con los chistes, te van a decir que te fijes qué te pasa a vos con eso.

Es lógico que tratándose del festejo de una cooperativa de salud mental, la asistencia mayoritaria fuera de diferentes actores de la salud. Sin embargo, Ático tiene tal enlace con otras organizaciones sociales, que durante toda la jornada se escucharon voces vinculadas a temas de género, discriminación, laborales y de derechos humanos entre otros.
En una maratónica jornada de feriado, quienes sostienen Ático Cooperativa de Salud Mental, invitaron a un gran festejo a 30 años de su fundación. La jornada comenzó a las 12 en uno de los salones del Hotel B.A.U.E.N. y se extendió hasta pasadas las 21. Durante el día, en formato de paneles, pasaron referentes de diferentes temáticas: Diana Maffía, los psicólogos Juan Carlos Volnovich, Jorge Garaventa y Patricia Gordon (EnRed Mar del Plata), Laura Taffetani de la Agencia de Noticias Pelota de Trapo, integrantes de la Comunidad Homosexual Argentina o del Colectivo Trashumante, entre otros.
Lo más fuerte, seguramente, ocurrió en la mesa de cierre, donde participaron Etchegoyen, Pimentel y Zito Lema. Empezamos por el final, ya que la contundencia de las palabras de Zito Lema para referirse al gobierno de Mauricio Macri, merece ser el comienzo:

Vicente Zito Lema

“Los antiguos griegos hablaban de condensar como virtud poética. Es decir, tratar de decir lo menos en ciertas circunstancias como la de ahora. Reconozco en el cansancio de todos ustedes mi propio cansancio y no hay que abusar de que hoy sea el día del trabajador para hacerlos trabajar tanto. En la cancha se ven los pingos. Mi cariño, primero, una vez más y lo hago público, por uno de mis amigos de Ático que es Alfredo Grande. Mi cariño por la institución, para mí es un honor ser socio”, comenzó el poeta y rápidamente se introdujo en la coyuntura nacional: “Hace unos meses, poquito después de las elecciones, tuve el privilegio de que me invitaran a cerrar el congreso de Psicoanálisis Implicado en Mar del Plata. Fue a días de las elecciones. Dije entonces: porque tenemos la gloria de haber enfrentado a una dictadura militar, invito a no ponernos la soga en el cuello. La sociedad, o buena parte, desmemoriada y por razones varias que acaso superan el tiempo de hoy, decidió ponerse la soga al cuello”.
Zito Lema avanzó en el análisis, y planteó una taxativa oposición a la gestión actual: “Incito al delirio y a la subversión. Me declaro rebelde frente al gobierno. Le desconozco democracia y legitimidad social. Invito a lograr que se vayan. Que no causes más daño. Nadie tiene el derecho de, en cuatro meses, mandar a la pobreza, que es el espacio de la muerte en la vida, a dos millones de personas. No tienen ninguna legalidad ni legitimidad. Son los actos del mal. Conocí muchos en la historia de mi país. No son en vano 76 años”. Recordar su edad fue el puntapié necesario para recordar experiencias de lucha de nuestro país: “Sufrí la dictadura militar. Conocí sus bombas, sus tiros, la expulsión de la universidad, la prohibición de mis libros, muchos años de exilio. Tengo conciencia de que a lo que estoy viviendo hoy no lo imaginaba. Que buena parte de la sociedad ponga en el poder a gente que con otros medios y otros paradigmas ocasionan otras formas de muerte, pero siempre muerte, a un vasto sector de la sociedad. Siempre a los más sufridos”.
El escritor, además, se refirió a los lineamientos en que radica la votación a Mauricio Macri: “No hay de mi parte piedad para quienes desde el rencor organizaron que lo peor de la sociedad estuviera en el poder. Porque fue rencor más que odio, indiferencia más que amor, moralina más que ética, ignorancia más que unidad ante el saber, lo que llevó a buena parte de esta sociedad a condenar a las formas de la muerte a quienes fueron quitados desde el nacimiento del amor y de la vida”, denunció. “Son los sectores más humildes los que más padecen este momento. Nadie tiene derecho a matar al otro, se dice históricamente. En este país, el sector más poderoso otra vez eligió la muerte. Ya hemos sufrido demasiado. Invito al delirio del amor, a la subversión contra el poder. No convalido nada de lo que decidió la sociedad. Para mí, este gobierno es poco más que una dictadura desde otras formas”, sentenció.
En un diálogo posterior con La Retaguardia, Zito Lema aclaró algunos puntos: “No incito a la rebelión y a la subversión como un niño que quiere jugar con las palabras ni como alguien que quiere ponerse en pose. Lo hago desde un dolor gigante porque, es cierto, los intelectuales tenemos ciertos privilegios, la gente nos conoce, nuestra vida siempre tiene económicamente posibilidades en circunstancias hostiles, pero me mueve hoy algo que no conocía. Nadie tiene el derecho de condenar a la muerte social a casi dos millones de personas para apropiarse de la renta pública. Eso ya es un acto que considero de genocidio. Se mide por el dolor social y por la cantidad. Aquí hablamos de millones de personas expuestas”, denunció.

Pablo Pimentel

Foto y colage de Nani Salas

“Se va a cerrando una jornada al lado de gente con una trayectoria muy larga e importante. Voy a tratar de transmitir algunas vivencias. A Alfredo Grande lo conocí antes de la fundación de Ático, cuando, en los últimos pasos de la dictadura, algunos hombres y mujeres se levantaron ante el gobierno militar y le dijeron que no al servicio militar obligatorio”. Pimentel recordó que el vínculo lo hizo su padre, Eduardo, cuando fue objetor de conciencia para que sus hijos hicieran el servicio: “No fue el único objetor de conciencia, hubo varios, pero él produjo un hecho político. Nosotros somos ocho hermanos, y ya con el primero él se opuso. Alfredo hizo lo mismo con su hijo mayor. Él venía, además, ya trabajando para formar una cooperativa de atención psicológica y psiquiátrica”, contó.
Pimentel se adentró, finalmente, en la situación política y su posición: “Quiero compartir con ustedes una sensación que hace cuatro o cinco meses estoy viviendo como militante de los derechos humanos con mucha angustia. Tengo una inseguridad interna, y charlo con varios compañeros el porqué de todo esto ¿Por qué nos está pasando todo lo que nos pasa? No estoy diciendo que lo que nos pasaba antes era la panacea ni lo que uno buscaba, pero evidentemente lo es menos esto que vivimos ahora”, aclaró. El militante recordó algunas experiencias: “Con los 30 mil desaparecidos, con la apropiación de bebés, con la tortura, con los exilios y todas las vejaciones habidas y por haber, con la repetición de esto en los noventa, con un sistema democrático que no es la democracia que necesitamos, directa, con participación horizontal, luego de todo eso, entendíamos que el progresismo y la izquierda tenían que empezar a tomar cartas en el asunto y empezar a construir un espacio de poder. Pasó el tiempo, sin embargo, pasó esta gestión. Debemos reconocer que hubo una decisión política en los juicios contra todos los genocidas y es algo que evidentemente hay que profundizar. No sabemos qué va a pasar, si van a continuar o no”, explicó y recordó el rol que cumplen en estos procesos los testigos: “Han dado la posibilidad que los pocos genocidas que están procesados y presos lo estén . No podemos entender cómo, con nuestra historia de los últimos cuarenta años, justamente hace un mes y pico conmemoramos, recordamos, marchamos por todos lados por los 40 años del golpe, que estemos viviendo un gobierno que representa desde el punto de vista político y económico a ese modelo”.
Pimentel indagó sobre las estructuras sociales y los motivos de los resultados de la última elección: “Estamos frente a compañeras y compañeros que se han dedicado toda la vida a estudiar un poco qué pasa dentro de nuestros cerebros. Yo me hago cargo, también, evidentemente, cuando nos tuvimos que jugar, no nos jugamos. Evidentemente, cuando tuvimos que poner las cosas en su lugar en política, no lo hicimos. No lo hicimos por purismos. Sin embargo, hay una gran porción de hermanos y hermanas en nuestro país y en América Latina, que todavía sigue esperando ese gran paso, ese gran cambio que se necesita para vivir dignamente”.
El militante por los derechos humanos hizo un llamado a la reflexión: “Me quiero referir un valor que se mencionó, que comparto hace mucho tiempo: quien quiera construir la revolución pendiente tiene que entender y estar más que convencido de la igualdad, la igualdad de la especie, todos, absolutamente, somos iguales. Con roles distintos, pero eso no debe determinar la importancia. Si hacemos un examen para adentro, sincero, sí dejamos que determine la importancia si uno es ingeniero, arquitecto, docente, doctor o un trabajador, una persona de limpieza, un albañil, está la diferencia. Eso está en discusión hace años, con grandes economistas que han tratado de explicar este punto”, explicó. Pimentel aportó un consejo para revertir la situación: “Una de las cosas que la experiencia militante en APDH La Matanza, un colectivo autogestivo que no depende de ninguna clase de subsidio sino del esfuerzo de los compañeros, una de las cosas que esa experiencia me aportó es que hay que hablar menos y escuchar más. Ir a las barriadas, a las organizaciones, a las villas, a los asentamientos y ponerse a disposición en ese colectivo que quiere salir adelante. Es una experiencia que en La Matanza cundió y sirvió como ejemplo en el caso de Villa Palito”, recordó.
“A mí me cargaban mucho porque me conocían como idealista o utópico pero no hasta el punto de proponer la autourbanización de una de las villas más viejas que creó Alsogaray en La Matanza cuando se instaló en el gobierno de la década del sesenta y erradicó las villas de Capital. Llevó tres años conformar la base social para que se lleve adelante este trabajo”, explicó e indagó: “¿De qué sirve una urbanización dirigida por el Estado cuando le van a digitar qué modelo de vivienda, qué tipo de urbanización, qué medios, qué escuelas o qué parques? Se han logrado muchas cosas, para algún sociólogo, desde el punto de vista de la superación de las personas. Había un 50% de desocupación. En Villa Palito, la mitad de los jóvenes trabajaba y la mitad delinquía. Con la creación de la cooperativa que autogestionó la urbanización se logró reducir a muy poco a los desocupados, se crearon 24 cooperativas, se formaron técnicos y de esa manera, cuando empezaron a construirse las casas, los chicos que delinquían, que eran soldaditos de los narcos o se dedicaban a desarmar los coches que robaban las bandas integradas por delincuentes con uniforme y delincuentes sin uniforme, parte del poder político y parte del poder judicial, cuando vieron el crecimiento, los jóvenes comenzaron a sumarse a las cooperativas”, contó sobre la experiencia.
Para Pimentel, “es posible construir contrapoder con nuestra gente más pobre, y los que estamos un poco en el rol de coordinar o ser dirigentes tenemos que poner un poco más el oído, escuchar y convocar a una rápida síntesis para discutir entre todos los sectores, porque en el medio de la dilatación va la vida, va la indigndad, va el vivir mal de mucha gente”, señaló. El militante llamó la atención a todos los sectores organizados y recordó: “En el caso de los pueblos originarios, la necedad de Cristina de no recibir al acampe qom le dio la posibilidad a este hombre que representa al neoliberalismo más salvaje y es un empresario que formó un gabinete de ceos de que produzca un hecho político aún sin solucionar nada. Macri debería pedir a sus compañeros de camada que devuelvan las tierras que se robaron hace 500 años”. Por último, Pimentel sostuvo que “para esa síntesis hay que deponer actitudes personales, sacar actitudes sectoriales para poder construir cuanto antes un espacio que gane el poder para liberar definitivamente a la Argentina de este yugo del imperialismo que nos ha ganado, no con un golpe sino con gerentes”.

Susana Etchegoyen

La ex legisladora porteña agradeció la invitación al panel y recordó: “Con Alfredo Grande y con Ático nos hemos cruzado en múltiples ocasiones en estos años y de muchas maneras nos han acompañado. Nos encontramos con Alfredo en Cromañón y hoy en Costa Salguero. En aquella vez en una oportunidad dijimos: ‘Pobres los que crean que sus hijos están a salvo’. Ahora vuelve la certificación de esto”, consideró. Etchegoyen mencionó que forma parte de un colectivo vasco-argentino y relató algunos aspectos sobre España: “La Unión Europea ha sacado este fin de semana un comunicado diciendo que es un país que está en el top ten de la tortura. Los organismos internacionales, además, sostienen que tortura es Chávez, tortura México, tortura Argentina, pero nunca Europa. Bueno, tortura Europa. España y Francia. Nosotros hicimos una denuncia a los médicos forenses, que allá como acá ven tortura y no la denuncian, cuando, por nuestro juramento, sabemos que eso es equivalente a ser cómplices. Alfredo y algunos compañeros de Ático firmaron la denuncia en un momento en que no mucha gente quería, porque los presos políticos vascos son todos ETA, como si se justificara”, denunció.
“En esta misma época -planteó- donde se niega el cuerpo, la virtualidad va borrando esto que somos. El cuerpo vuelve de mil maneras, fotos, imágenes y modos aterrorizantes que muestran cuánta es la crueldad posible. En ese marco, algunos compañeros hemos decidido fundar el Encuentro de Profesionales contra la Tortura, que trabaja en todo lo que se pueda. Alfredo ya dijo que sí, es una buena oportunidad para invitar a todos los que quieran y aclaro que no se requiere un título, sino dedicarse a algo como profesión”, aclaró.
Por otra parte, la militante recordó algunos puntos en los que Argentina está en falta en materia de derechos humanos: “Este es un país que gracias a la jueza Servini de Cubría se transformó en el primer territorio en el que se puede juzgar internacionalmente a compañeros con la excusa de juzgar franquistas. Para tomar esta decisión se mancomunó con Baltasar Garzón, creador de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), los paramilitares que mataron compañeros. Por supuesto, España no cedió un sólo franquista y ese mismo argumento ha sido usado por organizaciones fascistas, franquistas y falangistas para juzgar compañeros del partido de la izquierda de allí. En este momento hay juicios de genocidio a compañeros que fueron combatientes de organizaciones revolucionarias”, denunció.

Un final a lo Grande

Al cierre de la transmisión especial de Radio La Retaguardia, que sostuvieron Fernando Tebele y Natacha Bianchi, Alfredo Grande se acercó al estudio móvil para dejar unas palabras de cierre: “Siento una enorme gratitud por la cobertura de esta celebración. Estamos muy contentos, llevamos 8 horas de actividad, pero no es tanto 8 horas por 30 años. Recordaremos esto como un enorme momento”, expresó el psiquiatra, psicoanalista y principal referente de Ático.

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