“Toda muerte que puede prevenirse es un crimen de Estado”
Por LR oficial en CABA, Coronavirus, Covid-19, Cuarentena, Derechos Humanos, represión estatal, Situación de calle, Violencia institucional
Lo dijo Laura Taffetani, de la Gremial de Abogados y Abogadas y la Agencia Pelota de Trapo, en diálogo con el programa radial Hasta que vuelvan los abrazos. Taffetani reflexionó acerca de la muerte de Agustín Lara, el joven de 16 años que tuvo que escapar de su barrio perseguido por la policía y otras bandas y murió cuando le cayó encima la mampostería del lugar donde dormía, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, tras haber sido rechazado en paradores. (Por La Retaguardia)
El fin de semana pasado, la mampostería de un local abandonado cayó sobre Agustín Lara, de 16 años, y le quitó la vida. La familia y la Gremial de Abogados y Abogadas, denunciaban que el joven estaba sufriendo acoso por parte de la Policía de la Comisaría 48 de Villa Lugano y tuvo que abandonar su barrio, deambulando de ranchada en ranchada.
Laura Taffetani, integrante de la Gremial, dió sus impresiones sobre el hecho: “Sabemos que a estos chicos y chicas no les cabe ningún derecho real de toda la legislación que se ha ido sancionando este tiempo. Son esos que hace muchos años los llamábamos ‘los chicos marcados para morir’. Que ya hay destino trazado, y que se hace muy difícil poder luchar por cada uno y una de ellas porque el sistema está armado de este modo. En el caso de Agustín, lo que más causa impotencia es que la Gremial tuvo que intervenir por una situación de allanamiento ilegal de la policía en su casa. Tuvimos que interponer un habeas corpus preventivo que cesó el accionar de la policía. Pero por estos entramados, que nosotros llamamos cárceles a cielo abierto de los barrios donde intervienen varios actores, él empezó a ser amenazado por bandas de ese lugar y se fue a capital a buscar reparo”, expresó.
La abogada contó que el joven fue a los paradores y centros de día del Gobierno de la Ciudad y le cerraron la puerta. No le permitieron entrar. “Y así es que Agustín como tantos otros se encontró en situación de calle. Es increíble, porque mientras estamos discutiendo si los chicos y chicas salen en la hora recreativa en Capital, el control sobre estos chicos y chicas es invisible para cualquier persona que pasa y para todas las autoridades. Él estaba en lo que se llama una ‘ranchada’, un grupo de niños y niñas que busca cobijo entre sí, en un lugar en pleno centro. En San Martín y Sarmiento, en Capital, zona de bancos”, continuó.
El derrotero estatal
“Estaba ahí y nadie intervenía. La mamá se movió muchísimo para ver cómo podía intervenir, porque cuando se está frente a estas situaciones hay momentos para actuar y si no se actúa en ese momento el pibe descree de lo que venga. En todo ese derrotero sucede esta fatalidad, que no lo es, porque es esta cuestión de que toda muerte que sucede cuando pudo haber sido prevenida, no es una fatalidad, es un verdadero crimen de Estado”, aseveró.
Taffetani recordó las palabras de Alberto Morlachetti, el fundador de la Agencia de Noticias Pelota de Trapo. “Él decía que cada niño o niña que se pierde es una parte de un rompecabezas del futuro que jamás podrá ser saldado y que quedará vacío. Y hasta que no comprendamos esto, con esa fuerza que tiene pensar en un futuro del país y en las generaciones que vienen va a ser muy difícil que tengamos una sociedad como corresponde”, compartió..
“En Capital hay como cuatro organismos que intervienen en el tema de niñez, de las jurisdicciones es la que más tiene una estructura. Tiene el Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, La Dirección General de Infancia, La Asesoría General Tutelar, y tiene la Justicia. Todo esto obviamente no sirve, no actúa. En el fondo, lo que sucede, y que me pasó durante el habeas corpus, es que enseguida salta qué antecedentes tienen. Digamos que son chicos desechables. Entonces no tienen la entidad para poder actuar. Lo que fue una burla es que se estuvo discutiendo todo este tiempo en Capital la hora recreativa de los niños y las niñas que tienen el privilegio de gozar de todos los derechos. Sin embargo, estos chicos y chicas están en la calle y nadie dice nada”, dijo.
Además, la integrante de la Gremial de Abogados y Abogadas se refirió a otra serie de irresponsabilidades del caso: “En lo previo hay una responsabilidad del Estado muy profunda que tiene que ver en dos aspectos, una es del CAINA (Centro de Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes) que es este lugar donde Agustín tocó sus puertas y no lo dejaron entrar, que depende de la Dirección General de Niñez. Sostuvieron que por el COVID no pudo ingresar y lo echan a la calle. Cuando queda en la calle nosotros hablamos al Consejo de Derecho que es otro organismo, ellos en ese caso sí arman todo para poder darle alojamiento y piden al equipo móvil, que justamente trabaja con estas situaciones de calle”, explicó. La realidad es que el hospedaje no se hizo efectivo. Taffetani contó que el equipo móvil nunca llegó a la puerta, que no lo fueron a buscar y armó su ranchada y se fue.. “Él quería ir a otro lugar, y ahí no hubo caso. Si en el momento que él huye de Villa Lugano por esta situación no queriendo involucrarse en la situación que se estaba dando en su barrio, se va para huir de esto y busca refugio. Porque no es que estuvo deambulando por calles. Hay una responsabilidad de las políticas del Gobierno de la Ciudad en su conjunto por el tema de los niños y niñas en la calle, mucho más en este momento. Y después está la responsabilidad que tiene que ver con la cuestión urbana: un local abandonado que se estaba cayendo. Una desgracia que le podría haber pasado a cualquier persona que pasaba por ahí”, agregó.
Crónica de una muerte evitable
“Cuando le pregunté a la mamá como se había enterado, me dijo que una vecina del lugar la había llamado para avisarle. Era un grupo que para los vecinos no era ni hostil. Es muy duro, es como una crónica de una muerte anunciada. Nosotros teníamos mucho miedo que sucedieran otro tipo de situaciones con la policía, que habíamos denunciado, pero jamás pensaba que iba a ser de este modo. Tan fatal, pero tan previsible”, manifestó.
La encrucijada
La cantidad de gente en situación de calle creció en los últimos años y en este contexto de pandemia se agravó aún más, porque el gobierno porteño no garantiza albergue y comida para estas personas. La integrante de Pelota de Trapo resaltó que el crimen mayor que tiene nuestro país es que se ha naturalizado la desigualdad social. “Esto está en cada actitud, por eso a veces te dicen ‘este chico se la banca más porque está acostumbrado’. Nosotros como seres humanos nos constituimos por lo que los demás nos devuelven también como mirada. Este es un elemento sumamente importante, cualquiera de nosotros y nosotras cuando hacemos algo no nos gusta que no lo reconozcan y menos aún que no nos tengan en cuenta, que no existamos”, sostuvo. Y agregó que esto es algo muy fuerte en nuestra cultura, con la pobreza en general sean adultos, chicos o chicas, y que también se exacerba en el tema de niñez porque se ha convertido a los chicos en el enemigo o en el culpable.
“El destino de los pibes y pibas de los barrios es como una encrucijada. Por un lado, todo lo que hace a esta cuestión clientelar y de puntero dentro de los barrios. Sumado a las bandas de narcotráfico y demás, que están muy presentes, y las bandas de delincuencia organizada ligadas al poder que tienen el verdadero control del barrio. Ahí el Estado se manifiesta, porque cuando una conducta se repite y hay impunidad y posibilidad de actuar sin ningún problema, hay entonces un aval concreto del Estado. Este es el verdadero control social que convierte en cárceles a los barrios, y es lo que está sucediendo. Quienes nacen en esos barrios les es muy difícil lidiar con esto sumado a que no hay perspectiva de futuro. O se adaptan a estas condiciones o se van y deambulan en las calles. En algún momento tenemos que pensar que no hay otra forma de salir de esta vida que pensándola en comunidad. En que estén todos y todas incluidos. Hoy más que nunca, deberíamos asumir esa responsabilidad histórica que tenemos cada uno y cada una en una etapa de la vida para dejar nuestra huella en algo diferente”, finalizó.