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“Las políticas que se aplican en la Ciudad van en contra de lo que sería un ambiente sano”

Escrito por el junio 2, 2023


Lo dijo Sebastián Briganti, integrante del Colectivo Reciclador Urbano. A partir de las recomendaciones para tratar los distintos tipos de residuos en la vía pública que propuso el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad de Buenos Aires, Briganti reflexionó en diálogo con el programa radial Estás Muteadx.

Entrevista: Pedro Ramírez Otero/Julián Bouvier
Redacción: Julián Bouvier
Edición: Pedro Ramírez Otero
Foto de portada: El Reciclador Urbano

El Gobierno porteño, a partir del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, elaboró una serie de recomendaciones para que, quienes viven en la Ciudad de Buenos Aires, puedan mantener limpios los frentes de sus casas sin poner en riesgo el medioambiente. Sin embargo, diversos colectivos y organizaciones que se organizan en la Ciudad en materia ambiental, suelen denunciar que al gobierno encabezado por Horacio Rodríguez Larreta poco le importa el cuidado del medioambiente.

Sebastián Briganti, integrante del Colectivo Reciclador Urbano, reflexionó acerca de la utilización del concepto “sustentabilidad”, tan utilizado en la jerga política: “Es una palabra muy bonita, muy de moda y que de alguna manera le permite a algunos gobiernos y algunas empresas, lavar algunas culpas. Pero para quienes venimos estudiando e investigando, entendemos que hay un montón de prácticas que hay que tener en cuenta para poder hablar de sustentabilidad como corresponde. Y en eso entra también nuestro contexto histórico, de entender que estas prácticas que propone la Ciudad son hábitos ya construidos y que cuesta mucho desarmar. Pero sobre todo, que nadie estaba proponiendo u ofreciendo realmente los instrumentos necesarios para cambiar este problema de fondo”.


El integrante del Colectivo Reciclador aseguró que la Ciudad de Buenos Aires está lejos de tener una propuesta integral de sustentabilidad. En primer lugar, observó que está por debajo de la cantidad de metros cuadrados verdes por habitante según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. “Estos emprendimientos inmobiliarios avanzan sobre todos los espacios comunes. Estamos perdiendo muchísima cantidad de arbolado. En este contexto de cambio climático y de calores extremos que estamos viviendo en las ciudades, los árboles serían realmente una herramienta para hacerle frente a esta situación, más allá de que es un bien propio y natural. Vemos que las políticas que se aplican en la Ciudad van totalmente en contra de lo que sería un ambiente sano para sus habitantes”, dijo el activista.
Briganti comentó que existe voluntad política de algunos funcionarios y funcionarias en generar un cambio en materia ambiental. Y planteó que sobra presupuesto. “Tenemos que entender que hay un montón de intereses que tocamos cuando hablamos de algo ‘sustentable’. Porque lo primero que pensamos es en el volumen de residuos que generamos en la Ciudad, que es lo que está trayendo un montón de problemas a nivel sanitario y ambiental, y detrás de esto hay muchos intereses y es complejo. Tenemos que organizarnos para poder frenar estos intereses que van en contra de la calidad de vida, de cómo vivimos en la ciudad y cómo queremos habitarla”, explicó, y se refirió a los ejes principales para poder hablar de una ciudad sostenible: “Primero, el arbolado. No podemos seguir teniendo un plan arbolado maestro del año 1940, que todavía no pasó a revisión. Hay un decreto que le impide a la Ciudad de Buenos Aires realizar podas y extracciones hasta que no haga el acceso público a la información y no capaciten a su personal. Y eso sigue sucediendo, se siguen sacando árboles por todos lados. En los espacios públicos tenemos lugares para hacer plazas. Villa Santa Rita no tiene una plaza dentro y son 6 mil y pico de habitantes. Y ahí mismo pasan colectivos. Por otro lado, están las bicisendas. Muchas veces venís por la bicisenda y la mayoría no están adaptadas, tienen una pendiente. Hay contenedores de residuos obstaculizando el andar. Hay un montón de cosas que realmente podrían estar buenas. Y tienen mucho potencial porque son copias de sistemas europeos o de otras partes del mundo, pero no tienen lo que hay que tener para que sea sostenido, sustentable, que es educación. Entender que en una bicisenda circulan bicis y también cruzan personas y hay autos. Es algo mucho más profundo: educación ambiental para cómo habitamos las ciudades”.

La Ley de Educación Ambiental fue sancionada en 2021 en Argentina. Es la 27.621, que se aplica para todas las provincias desde la Dirección de Educación Ambiental, que pertenece al Ministerio de Ambiente de la Nación. “Hay gente muy capacitada y con mucha voluntad, que recorre los territorios llevando la ley. Luego, cada provincia tomará parte de esos contenidos y los adaptará a su problemática ambiental. Claramente, en una provincia que practica la minería o el extractivismo, como se hace en todas las provincias del territorio, hay conflicto de intereses. La Ley de Educación Ambiental y el ambiente general interpela a todas las prácticas humanas en ese sentido. Entonces, es una ley que va a dejar expuestas a un montón de personas que no tienen la voluntad de cambiar las prácticas en pos de un ambiente más sano. Es un instrumento que tenemos que apropiarnos, sobre todo las y los docentes, y empezar a trabajar estos ejes porque es transversal a todos los contenidos curriculares, de cualquier formación que habitemos, desde inicial hasta trayectos de formación específica”, dijo.

La actualidad del Colectivo Reciclador Urbano

Briganti contó que desde el colectivo están creando entornos saludables, en un proyecto conjunto con el Centro de Estudiantes de Nutrición y la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, en el patio de Nutrición de la facultad. “En ese lugar que era un estacionamiento vacío y lleno de cemento, en poco más de un año logramos generar una huerta agroecológica, que tiene un jardín de mariposas, que tiene un sector de producción de plantines. Hay un bar saludable, gestionado por quince compañeras que son estudiantes y algunas licenciadas en Nutrición, que elaboran menús de lunes a viernes de 9 a 18 para todas las personas que habitan el patio. Sean estudiantes, docentes, no docentes, personas que se van a hacer algún tratamiento al Hospital de Clínicas. Y es un menú muy accesible, libre de ultraprocesados. Eso es muy importante. Desde el colectivo lo que hacemos es el tratamiento de los residuos: compostamos aproximadamente 300 kilos de residuos orgánicos por semana que genera el bar y después tenemos un esquema de huerta, de composteras comunitarias, abiertas al público para que vengan a dejar sus orgánicos. La estrella de la propuesta es la huerta, que tiene más de 300 metros cuadrados, con producciones de temporada. También funciona una escuela, donde hay talleres, con esquemas de voluntariados abiertos para todas las personas para que vengan a pasar la experiencia de meter un poco la mano en la tierra y llevarse algunas preguntas: ¿Cómo quiero habitar la ciudad en la que vivo? ¿Tengo el derecho para decir cómo quiero habitar esta ciudad? Metiendo la mano en la tierra y entendiendo que lo que estamos haciendo es un acto político, es social y también nos estamos formando técnicamente en lo que es el manejo de la producción de alimentos. Así que es un espacio que está disponible en la urbanidad para que sea multipotencial y que se pueda replicar en cualquier lugar. Es de un interés muy primario, porque cuando las personas se acercan y empiezan a ver esa práctica, se dan cuenta de que estamos trabajando con lo vivo”, concluyó.


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