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“Artesanos Unidos de la calle Defensa” de la Feria del Barrio porteño de San Telmo realizaron hace unas semanas una olla popular para que se escuchen sus reclamos. Desde que comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio no han podido generar ningún tipo de ingreso. Se trata de un reclamo directo al Gobierno de la Ciudad para pedirle que responda a los petitorios que hicieron desde las distintas ferias regularizadas. En diálogo con el programa Tengo una idea, la artesana y delegada integrante de “Artesanos Unidos de la Calle Defensa al 700”, Sita Ram Díaz Zamorano, explicó cómo fue la reunión, que promesas obtuvieron, y describió la difícil situación que les toca vivir. (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Graciela Carballo/Carlos Morchio ✏ Redacción: Nicolás Rosales 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Agustina Salinas La Retaguardia El aislamiento social a raíz de la pandemia ha hecho que diversos sectores de la sociedad con trabajos independientes y autogestivos hayan dejado de generar ingresos. A esto se le suma que los reclamos fueran silenciados e invisibilizados. Sin embargo, los y las artesanas de la reconocida y turística Feria de San Telmo, tras la realización de una olla popular y muestra de taller, aún poniendo en riesgo su salud, pudieron por fin ser escuchados por el Director de General de Conservación del Espacio Urbano, Miguel Ángel Estrada, en las puertas del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, en la calle Martín García 346, frente al Parque Lezama.“Lo que hizo Estrada en primer lugar fue dividir a los sectores. Nosotros, como delegados, queremos ir juntos de todas las ferias de la Ciudad de Buenos Aires y ya dividió a las reuniones vía zoom. En primer lugar, les va a tocar a las ferias de sistema, que son las viejas ferias de artesanos de la antigua ordenanza; y, después, nosotros esperamos a ser notificados. Como recién ahora se empieza a hacer una presión desde todos los ámbitos posibles, estamos tendiendo algunas respuestas”, detalló. En mi caso estuve todo el día de hoy (por el martes) ocupada con la entrega de cajas alimentarias para los compañeros. Después de 90 días, no voy a ser una malagradecida, porque no lo soy, pero les puedo contar de qué consta para que se entienda la gravedad del asunto: una lata de choclo de grano amarillo de 200 gramos, una lata de durazno, tres paquetes de bizcochitos de 120 gramos cada uno, un aceite mezcla de 900 gramos, una leche en polvo de 800 gramos, dos chocolates de 170 gramos, una polenta de 500 gramos, un paquete de azúcar y una caja de té de 50 saquitos. Fueron ochenta y cinco de estas cajas vía padrón que les corresponden a los compañeros después de más de 80 días de no haber recibido ninguna notificación”, detalló Sita Zamorano.“Entendemos y creemos que hasta pasado septiembre las Ferias de la Ciudad de Buenos Aires no van a poder volver. Es iluso pensar que la gente pueda tener el poder adquisitivo, que vaya a ir a las ferias, y que la gente vaya a correr el riesgo de ir a trabajar. Tenemos muchos compañeros en edad de riesgo”, vaticinó. “Lo que esperamos es que el Gobierno realmente nos escuche y realmente tenga seriedad en poder tener una mesa de diálogo, porque necesitamos que esta gestión avance un poquito más que con un bolsón de alimentos. Tenemos compañeros que llevan dos o tres meses sin poder pagar el alquiler. Y es completamente falso que el DNU (en referencia al congelamiento de los alquileres) se cumpla porque lamentablemente no toda la gente alquila en blanco, y hay muchos que están siendo desalojados, quedando en situación de calle. Y que le están aumentando el alquiler”, continuó describiendo.Con respecto al alcance de la IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) dijo: “Muchos compañeros lo han recibido, pero si tenés en cuenta que tenés que sustentar a una familia con 10 mil pesos en 90 días, es una medida celebrada pero insuficiente, y ni hablar si uno alquila. La situación es que muchos compañeros no la cobraron por errores que no se entienden; hay un ejemplo de una compañera que, según ANSES, nació en 1901, o compañeros extranjeros que no han podido demostrar sus años de residencia, que están en el sistema, lo que implica que pagan impuestos, que demuestran que están en la rueda económica del país, también alquilan, se alimentan. En nuestro caso, nuestras artesanías, como usamos insumos de acá, somos industria nacional”.“El Gobierno de la Ciudad con nuestro sector ha sido nulo. Se demostró legislativamente con el fallo del juez Gallardo, y ejecutivamente con nosotros cuando nos manifestamos en la calle (se cumplió una año de la represión por parte de Policía de la Ciudad a los feriantes). Esperamos que el gobierno tome cartas en el asunto y traiga soluciones concretas y no dilate las cosas, porque en este momento un protocolo no es algo para discutir,. Queremos soluciones para los compañeros que alquilan, sobre todo para quienes no han recibido la IFE, y una canasta alimentaria razonable”, agregó.Tras la realización de las ollas populares, la semana pasada el Gobierno porteño les dio una reunión. Sita detalló los acuerdos alcanzados: “Conseguimos que se traten seriamente nuestros petitorios, esto habiendo hecho ingreso al hall de entrada del ministerio. Quedamos con el compromiso del Gobierno para entablar la mesa de trabajo y así contener a los compañeros, mejorar los productos de la caja alimentaria y trabajar con funcionarios de otras dependencias como el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, órgano que se encarga del subsidio habitacional. Producto de la reunión previa vía Zoom, llevada adelante con el Director de Conservación del Paisaje Urbano, Miguel Ángel De Estrada, quien también está a cargo de la Gerencia Operativa de Ferias, Gabriel Kuasñosky,  y otros funcionarios del Ministerio de Espacio Público, se comprometieron a seguir entregando la caja de alimentos cada diez días. Además, llevarían adelante las gestiones para el acceso de la ‘Ciudadanía porteña’ (es una tarjeta alimentaria que no es compatible

Permanecían judicializados después de la feroz cacería policial del 10 de marzo de este año en el barrio porteño de San Telmo. En la audiencia del jueves por la mañana fueron sobreseídos por falta de argumentos y pruebas de los hechos por los que se los imputaba. Asunción Prado, miembro del grupo Artesanxs de San Telmo, contó a La Retaguardia sobre la lucha para la liberación de sus compañeros y compañeras y uno de los abogados de los imputados, Brian Nadir Magnaghi, especificó los detalles técnicos de la decisión del juez. (Por La Retaguardia)Foto: Agustina Salinas Artesanos, artesanas, vecinos de la zona y vendedores ambulantes fueron detenidos durante la brutal represión sufrida en marzo de este año en la Feria de San Telmo a manos de la Policía de la Ciudad. 18 personas fueron judicializadas y se les abrieron causas bajo la figura de resistencia a la autoridad agravada por violencia. De ellas, cuatro habían sido sobreseídas anteriormente y ayer por la mañana, en una audiencia que se desarrolló en Tacuarí 138 a las 10:30 de la mañana, fueron liberadas de toda responsabilidad y proceso legal las 14 personas restantes. El juez determinó que la acusación de la fiscal, Celsa Ramírez, quien fue responsable de ordenar la represión y de la persecución al grupo artesano, no contaba con argumentos contundentes como para llevar las causas a juicio.Asunción Prado es una de las artesanas que participó del conflicto, sufrió la violencia de la policía y sostuvo la lucha que permitió, finalmente, el sobreseimiento de sus compañeros y compañeras: “La audiencia fue este jueves a las 10:30. Fuimos de todos los sectores de la feria. Hubo una hora y media de audiencia. Los argumentos que daba la persona que quería llevar las causas a juicio, la fiscal Celsa Ramírez, la misma responsable de la represión, no fueron considerados contundentes. Al contrario, había muchas pruebas a favor nuestro. Había habido un montón de videos y en ninguno se veía algún tipo de agresión de nadie, ni de las personas imputadas ni de las no imputadas. Ahí se caía la cuestión de que había habido una resistencia a la autoridad. Lo otro era la ocupación indebida del espacio público. Tampoco tuvo contundencia. Eran los dos motivos que quedaban en estas causas. Al caerse los argumentos no tuvieron más remedio que el sobreseimiento”, resumió la artesana.Prado hizo un repaso de lo que fue la persecución policial a principios de este año sobre los artesanos y artesanas de la feria de San Telmo y sus consecuencias: “El conflicto ha tenido secuelas de varios tipos. Hubo 18 detenidos arbitrariamente el día 10 de marzo en la represión. A 14 compañeros y compañeras le habían quedado causas. La acusación de la Fiscalía era por desacato a la autoridad y actos de violencia, lo cual es completamente falso. Fue un ataque feroz programado, planificado y ordenado por la policía por orden del gobierno a todas las personas que estaban en la feria. El conflicto venía resolviéndose por vías legales. En ese contexto, el gobierno decidió reprimir. Nosotros proponíamos la protesta pacífica, haciendo talleres, ollas populares o mostrando nuestros trabajos. Quisieron barrer con todo eso, entraron y rompieron todo. Hasta nos robaron mercadería. De las 18 personas judicializadas, 4 fueron anteriormente sobreseídas por medio de la Defensoría del Pueblo y quedaban aun 14 personas con causas judiciales, que fueron liberadas este jueves”, expresó la artesana.Uno de los conflictos que también dividió a los trabajadores y trabajadoras de la feria fue el espacio en la calle para ocupar y armar sus puestos: “En el aspecto laboral, por suerte, todas las personas que queríamos recuperar trabajo lo recuperamos. Perdimos espacio. Perdimos una cuadra y media de espacio. Logramos organizarnos solidariamente con compañeros y compañeras que perdieron espacio en otras partes de la calle Defensa. Estamos en buena convivencia, buscando reorganizarnos. Todo lo contrario a lo que tenía pensado la cúpula de la cooperativa El Adoquín, que había pensado tomar nuestra calle y poner a otros compañeros ahí. Eso no sucedió. Salvo algunas personas que decidieron rechazar el acuerdo que se hizo, estamos todas legalizadas. La mayoría decidimos aceptarlo”, concluyó Prado.El abogado que estuvo en la audiencia y representó a algunos de los imputados fue Brian Nadir Magnaghi. El defensor explicó y argumentó los motivos por los que el juez decidió otorgar el sobreseimiento a los artesanos y artesanas que continuaban judicializadas: “La audiencia fue por un planteo de excepciones diciendo que había cuestiones insalvables en etapa de juicio. Eso hacía que toda esta investigación haya sido nula y por tanto, se tenía que proceder al sobreseimiento de todos los compañeros. Por determinadas irregularidades que se dieron durante la investigación de la fiscal esto no podía seguir. Se tenía que sobreseer a los compañeros y terminar acá la causa. La Fiscal había pedido que esto termine en un debate de juicio. Ella no estaba facultada para ejercer sus funciones en el territorio donde se desarrollaron los hechos. No tiene jurisdicción ahí. De los hechos que se detallan en el expediente y por las pruebas aportadas no se puede concluir que las acciones de los compañeros se pueda meter dentro de esa figura que es la de la resistencia a la autoridad agravada. El juez otorgó el sobreseimiento porque la acusación no era específica sino que decía que los imputados le habían tirado piedras a la policía. Con esa acusación ellos no se podían defender porque no hay un hecho concreto. Eso en un proceso caería. Con esa imputación genérica que hizo la fiscal es imposible determinar qué hizo cada uno, por tanto es imposible que se defiendan. Por eso es nulo y se los sobreseyó. Terminó la persecución penal sobre ellos. Los compañeros están libres de absolutamente toda responsabilidad y proceso”, cerró el abogado.

Por razones climáticas la cita se pasó para el 22 de junio, a partir de las 12 del mediodía en Florida y Diagonal Norte. Es el primer Callejerazo del año y tiene por objetivo exigir la regulación del trabajo de los artistas callejeros y vendedores ambulantes, actualmente perseguidos y criminalizados en la Ciudad de Buenos Aires. En el programa La Retaguardia, Pedro Ramírez Otero dialogó sobre el tema con Matías Bregante, integrante de la banda Jamaicaderos. Si bien las leyes no son restrictivas, el gobierno de la Ciudad, la policía y el poder judicial aprovechan vacíos legales para hostigarlos con el objetivo de liberar el espacio público para otro tipo de negocios como los food tracks. (Por La Retaguardia) “Son actividades de organizaciones culturales y artistas independientes, callejeros, de circo y otras artes que confluimos hace más de diez años para conseguir una reglamentación para el arte callejero en la Ciudad de Buenos Aires. Desde hace casi diez años no existen leyes restrictivas pero sí vacíos legales y de ordenamiento en las diferentes carteras del gobierno de la Ciudad. Espacio Público por un lado, Cultura por otro, y no terminan de ponerse de acuerdo, a propósito, para generar esos vacíos. El arte en el espacio público está supeditado a la voluntad o las ganas del gobierno de turno. En los últimos años el Gobierno de la Ciudad -el macrismo- tiene una puja por el espacio público. Es un commodity, un sector de dinero y lo quieren limpiar de toda la venta ambulante, de toda actividad que no sea rentable, que sea para la subsistencia”, aseguró Bregante. “Quieren hacer sus negocios en el espacio público, que suele ser lugares de mucho tránsito, de turismo, céntricos. Para que suceda la venta ambulante y el arte callejero se necesita que haya movimiento y fluidez de gente y de público. El macrismo desde hace rato tiene un plan que es capitalizar ese espacio y transformarlo en un gran negocio. Están detrás de poder operativizar leyes que ya votaron como el corredor de bares a cielo abierto que es una ley de Ritondo de hace unos cinco años, que pretende poner un restaurante en cada parque, en cada plaza. En las peatonales y los lugares de trabajo de los artistas callejeros el plan es ese, que no haya ni vendedores ni artistas y pueda haber algunos negocios”, planteó sobre los intereses detrás de la persecución.San Telmo, la persecución en carne viva “Hay un caso característico que es el de la plaza Dorrego en San Telmo. Históricamente los sábados y domingos tenía una feria de anticuarios. No las casas sino los feriantes que durante años compran y venden, llevan cosas para hacer adornos o recuerdos de la Ciudad, cosas viejas. La corrieron hace algunos años en función de que iban a poner en valor la plaza Dorrego. Los corrieron hacia la calle Defensa, a un lugar que antes estaba vacío. Solíamos tocar ahí con algunos músicos y tuvimos que ir desplazándonos por este movimiento, con el compromiso de que iban a volver a la plaza. No volvieron nunca más, todavía están en Defensa, la plaza está habilitada hace más de un año y medio, pero ahí funcionan las mesas de los bares que están alrededor, y pagan para eso obviamente”, contó Bregante. “El plan es que los comercios, sobre todo restaurantes y venta de comida, terminen poblando los centros turísticos. La plata que le pueden cobrar a un restaurante por tener un carrito o mesas en una plaza nunca va a ser potable con el trabajo de un artista callejero que generalmente gana para subsistir, no mucho más”, aseguró.“El arte callejero en general tiene un carácter que es la itinerancia. La necesidad de moverse. Las bandas podemos llegar a tener uno o dos lugares donde hacer base una vez a la semana y repetir ese espacio, pero por un par de horas. No se pueden saturar los lugares porque mucha gente es la misma. Uno va a la feria de Mataderos, por ejemplo, y un componente es turístico, pero también hay vecinos de Lugano, Mataderos, Tapiales, que pululan y transitan. Por eso uno tiene que ir moviéndose. En esa situación de itinerancia tenemos un poco las de perder frente a un feriante que tiene su puesto, por ejemplo. A un feriante también le convendría poder rotar, pero no hay posibilidad de generar esa rotación. En esa disputa desde hace años estamos detrás de que haya una ley, que haya leyes que no sean restrictivas, protección, que ya se logró”, recordó. “Hay artículos que protegen al artista callejero, que lo quitan de la figura de ruidos molestos pero siguen haciendo contravenciones por ruidos molestos. Ruidos molestos es el de un motor, un caño de escape pinchado. Un artista puede tener mucho o poco volumen, eso se puede medir con un decibelímetro, poner un tope y adecuarse a esas medidas que es lo que corresponde para respetar a todos los transeúntes del espacio público. No es restrictivo de que uno haga o no ese espectáculo. Hoy, aplican la figura de ruidos molestos sin decibelímetro y con el agravante de que los denunciantes son anónimos. Es toda una movida con las policías y fiscalías de turno. En estos lugares grises, inexistentes o transparentes de la ley pueden hacer lo que tengan ganas”, denunció Bregante.¿Qué pasa el sábado 22/6? “Lo que hemos hecho siempre en los callejerazos es una varieté. Un intenso espectáculo de múltiples actividades artísticas. Suele haber bandas y artistas musicales. Entre medio de música, va habiendo otras intervenciones como teatro, clown, circo. Eso sucede en una peatonal, una plaza, un lugar bastante visible, con mucha infraestructura. Hay escenarios, pistas de circo, de malabares, de actividades aeróbicas. Todo eso sucede durante cuatro o cinco horas, con volanteadas, algunos artistas que cuentan la problemática, legisladores comprometidos con intentar que esto tenga otro rumbo. Eso es lo que sucede en la cuestión física, política, artística y cultural. Es un hecho cultural en el que todos los implicados, tanto los artistas

Lo sostuvo Ana, una de las artesanas que todavía están sin trabajar. Explicó en qué situación se encuentran. Fue en el programa La Retaguardia con Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero. El conflicto se abrió cuando el gobierno de la Ciudad y la cooperativa El Adoquín firmaron un acuerdo por la legalización de 200 puestos ocupando, entre otras cuadras, Defensa al 700, donde ya había un grupo de trabajadores7as con sus puestos montados. En ese contexto, el grupo de 150 decidió abrirse del acuerdo y evitar ocupar las fuentes de trabajo de otros. Pero ahora El Adoquín renunció a ocupar el 700, por lo que se abre una instancia de posible acuerdo. En medio de las idas y vueltas, la Policía reprimió en dos ocasiones. (Por La Retaguardia) El martes pasado circuló en redes sociales que la cooperativa El Adoquín aceptó ceder la cuadra de Defensa al 700 a los puesteros que ya trabajan allí y quedarse sólo con la de la calle Chile, que también era parte del criticado acuerdo que había realizado con el gobierno de Rodríguez Larreta. Al respecto, Ana explicó: “Yo estoy en Defensa al 1000 y seguimos esperando el amparo judicial que nos permita mientras tanto resolver la cuestión de fondo con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que obviamente es muy difícil porque vienen vaciando y sacando el apoyo a las ferias artesanales. No es solamente nuestra feria, es por ejemplo la situación actual de plaza Houssay, donde el viernes a la noche un colectivo atropelló a dos artesanos porque los feriantes están trabajando casi sobre la calle”, denunció. Según Ana, “siempre el gobierno está haciendo obra pública para poder correr a los artesanos y otras ferias que ha sacado en estos años. Del gobierno no podemos esperar demasiado, eso quiero dejar claro. Hoy siguen plantenando las mismas necedades desde el primer día mandándonos a ferias que ellos mismos vaciaron y que ellos mismos les sacaron el apoyo. Estamos esperando el amparo de la Justicia y poder sentarnos a hablar con el gobierno en mayor igualdad de condiciones”.Equipo completo Sobre el conflicto entre los propios artesanos a raíz del acuerdo de la cooperativa El Adoquín, Ana explicó: “Hoy somos un colectivo completo. En el amparo somos dos partes distintas porque unos están en el 700 y el 800, 900 y 1000 fueron las cuadras que El Adoquín entregó al gobierno a cambio de este acuerdo. Hoy estamos todos juntos en la lucha, en la calle estamos juntos, legalmente son distintas las situaciones. En realidad, El Adoquín, a fuerza de una represión y diez domingos de lucha unificada del 700 y todos los que no aceptamos ese acuerdo espantoso, aceptó entregar la cuadra del 700 y después de seis horas de negociación de nuestros compañeros del 700. Los que trabajan en esa cuadra no nos dejan en banda, esto continúa en el amparo y esperamos la resolución para todos”, aseguró. La jueza en lo Contencioso Administrativo, Romina Tesone, citó a las partes a una audiencia el próximo lunes 1 de abril.Además, Ana se refirió a las expresiones de solidaridad de artesanos de otras ferias: “Nos han mandado fondos de distintos lugares del país, la feria de Defensa al 600, al 100, nos arman paño comunitario, fondos de lucha. La gente de Perú (y Av. de Mayo), los de Humberto Primo, hay muchas ferias que se solidarizaron. Cada artesano busca la forma de laburar en la semana, obviamente es muy difícil. Mientras algunos luchábamos acá otros se iban a hacer temporada y así nos turnamos para poder hacer un poco de paño y no dejar la lucha. Es muy difícil y estamos todos ajustados. Hay gente que está comprometida; deudas de alquileres tenemos la gran mayoría, algunos con riesgo de desalojo. Estamos moviendo abogados, esto es todos los días, hace diez semanas que no paramos de mover cosas y tratar de resolver.”, dijo. “Yo estoy hace 18 años, la mayoría hace más de quince que trabaja en la calle Defensa”, contó. “Fue siempre nuestro trabajo. Es muy difícil pensarse en otro lugar. Además, nos dicen que vayamos a otra feria pero, ¿quién garantiza que no nos la van a sacar? Así sacaron la feria de Plaza Italia y ponen en riesgo a compañeros en Plaza Houssay. No hay una política que nos garantice que nos van a respetar algo, que nos van a llevar a un lugar mejor. La política es de atacar a la cultura popular, lo vemos en el cierre de centros culturales. Lo primero que hicieron cuando asumieron fue balear a una murga con balas de goma. Esto es para poner en contexto”, agregó Ana. “No es una situación aislada en la que nosotros estamos ocupando algo. Son 15 años que estamos en la calle y ahora se dan cuenta de que tienen que reglamentar. Está todo muy tirado de los pelos, por eso estamos esperando la buena voluntad y que la jueza pueda decir que les dimos todas las posibilidades para que solucionen esto”, reflexionó, esperanzada con la cita del 1 de abril.El tetris de la calle Defens; “El gobierno de la Ciudad no le dio la legalidad a los del 700, aún aunque El Adoquín haya cedido. El gobierno debería darles la legalidad si tiene esa buena voluntad que dice tener. Nosotros esperamos que el amparo salga para todos, para poder tener nuestra feria en el 800 y sentarnos a dialogar con el gobierno para que se reglamente la feria en el 800, 900 y 1000. Es un camino que hay que transitar”, consideró. Es decir que el grupo de artesanas/os que aún quedan fuera del acuerdo, aceptarían instalarse solo en una y media de las tres cuadras que ocupaban antes del conflicto.“Somos 150 artesanos y artesanas de las cuadras del 800, 900 y 1000. El promedio de puestos que entran por cuadra son 150, pero la cuadra del 800 es larga. Nuestro proyecto de feria ordenado, en convivencia con los vecinos y negocios, es respetando los frentes y entradas a

La Policía de la Ciudad garantiza una represión por semana. Un estado policial que avanza y tiene sus raíces desde su misma creación al amparo delos medios de comunicación y el poder político. (Por Paulo Giacobbe La Retaguardia)Foto: Natalia Bernades 1 de marzo 2019 De lectura entrecortada con voz impostada, pero brillante en comparación con otras lecturas y otras voces impostadas, Horacio Rodríguez Larreta inauguró las sesiones ordinarias de la Legislatura de la Ciudad: “Esta Legislatura es un ejemplo de escuchar a los vecinos, de dialogar, de consensuar. Acá el diálogo se convierte en transformaciones concretas que le mejoran la vida a la gente”.En relación a su policía, después de una pausa prolongada, dijo: “Para vivir más seguros en la ciudad, que también es uno de nuestros principales objetivos, estamos haciendo un cambio de fondo. Que es difícil, que lleva tiempo, pero que estamos avanzando. Cada vez hay más policías en la calle, hoy no hay vecino de la ciudad que no lo vea. Que es donde tienen que estar, de los 25.800 policías de la ciudad que tenemos 19.000 están en las calles, en distintos turnos, en distintos operativos. Todos ellos pasaron por cursos de capacitación en el Instituto Superior de Seguridad Pública”.Habló del combate al narcomenudeo y se felicitó por eso. Habló del mapa del delito, de los motochorros, de la puerta giratoria, de reforzar la seguridad. Y presionó un pelín, no propio, a la justicia. Al llegar al punto y aparte de su papeleta realizó otra pausa prolongada. Su auditorio permaneció en silencio. Larreta levantó la vista, apuntando sus arqueadas cejas a los legisladores y, después de unos segundos eternos, la escribanía aplaudió a tono. 10 de marzo Las fotos o videos de la represión a artesanos en San Telmo no dejan lugar a dudas. Es tremendo vivir así, no se puede. El propio Gobierno de la Ciudad recomienda en su página visitar esa feria los domingos. Turistas, niños, ancianos, vecinos… para todos represión. Andás por ahí un domingo, palo y al carro. Varias horas ahí adentro y después te llevan a la comisaría. En el medio de eso, una práctica nefasta: la desinformación. Nadie sabe dónde estás por varias horas. Esto no empezó con la represión de San Telmo.Hay una imagen en las redes que será historia. Mafalda y sus amigos en un banco de plaza, rodeados de policías con sus escudos, avanzando con sus pisadas. La comparación con otra foto es inmediata. Ahí cerquita, en Constitución, una anciana recoge berenjenas del piso, rodeada de policías represores. 15 de febrero Gases, balas de goma y represión a los productores de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) que realizaban una feria de verduras a precio accesible, sin intermediarios. También serán gaseados trabajadores de prensa. Bernardino Ávila retrata a una jubilada con su changuito. A su lado una fila de uniformados, con cascos, escudos, chalecos y  protectores acolchaditos en todas partes del cuerpo. Justo el que esta atrás de la señora no lleva escudo, porta una escopeta. La fila de uniformados es larga. Una feria de verduras. 20 de febrero Cuadernazo. Trabajadores de la recuperada Madygraf denuncian licitaciones irregulares que les quitan trabajo. Son reprimidos. Hay detenidos y la metodología es la misma, palo y a ablandarse en el camión. Entre los detenidos, dos son trabajadores de prensa que sacaron fotos en el verdurazo. Bernardino Ávila y Juan Pablo Barrientos. Hay secuencias de fotos donde se ve como un policía los señala. Horacio Rodríguez Larreta justificó el actuar desatado de su policía falseando los hechos y acusando a los fotógrafos de violentos. Por el lugar, Congreso, las declaraciones recuerdan otras declaraciones, pero de diciembre de 2017: “Se pudo garantizar el funcionamiento de la democracia en la Argentina. Se evitó lo que hubiera sido un golpe institucional, que es evitar que el Congreso sesione”.Así hablaba de la represión de dos días, no consecutivos, por la reforma previsional. El último de esos días, entre otras barbaridades, tirarongases a una multitud desde un edificio. “La democracia funcionó”, fue su metáfora.  El pasado La historia de esta policía es larga para ser nueva. Fue creada, con el nombre de Policía Metropolitana, por el “Fino” Jorge Palacios, que tuvo que renunciar antes de asumir. Reprimió en el Parque Centenario cuando los vecinos se oponían al enrejado, reprimió en la Sala Alberdi, dejando a trabajadores de prensa heridos con bala de plomo; uno de ellos, Esteban Ruffa, todavía la lleva en su pierna. Reprimió en el Borda y la prensa amiga lo justificó. Ese conflicto fue por derribar un taller protegido para construir sus negocios. Un Macri de tono enojado, para colmo de la locura, decía: “Terminamos en el desastre que terminamos, la policía fue al lugar a cuidar por la salud de aquellos que tenían que hacer el trabajo y encontramos a gente con un enorme nivel de violencia que terminó en esta situación  de enorme confusión y tuvimos todo tipo de víctimas”.Lo detienen al trabajador de prensa Pepe Mateos. Lo golpean. El gobierno lo acusa de violento. En la conferencia de prensa, al lado de Macri, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta toman nota de cómo ficcionar a futuro. Internos del Borda son heridos con bala de goma, escopetas que lanzan perdigones, incontables marcas en las espaldas.En cortes de calle u otras protestas es común ver a diputados o legisladores golpeados y gaseados. La represión en las marchas es con cacerías posteriores para engrosar la lista de detenidos, con especial saña en los ciudadanos que registran esa secuencia con sus celulares. Cualquiera que haya visto las motos de la Metropolitana en formación por Avenida de Mayo y luego a policías de civil corriendo en grupo a personas que no estaban haciendo nada, arrastrándolas a su detención, sabe que no es exagerado hablar de cacerías. En la marcha del 8M de 2017, tres policías se llevaron a la fotógrafa Josefina Nicolini en el aire. Uno de un brazo, otro del otro, y un tercero de las dos piernas. En la

Cualquier represión nos genera indignación. También se juega por allí, siempre, algo de tristeza; pocas cosas impulsan más a sentir rabia que las fuerzas de seguridad desatadas de furia. Pero la represión de ayer a los artesanos y artesanas de San Telmo duele más, mucho más. Conviene repasar la historia del conflicto para entender por qué no fue simplemente otra represión. (Por Fernando Tebele para La Retaguardia) En la última semana de enero, recibimos a Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga, para un programa especial de Radio La Retaguardia. Estaba triste. Hace 10 años que le secuestraron, asesinaron y desaparecieron a su hijo ¿Cómo iba a estar? Nos aclaró, en todo caso, que no estaba triste solo por eso. Hacía ya varias semanas que no podía trabajar en su puesto de la Feria de San Telmo, donde desde hace 7 años, cada domingo, abre su paño y vende unos muñecos hermosos, tejidos con la técnica amigurumi. Arreglamos para que a la semana siguiente nos visitara de nuevo, pero ya para contar el conflicto. Cuando hizo su relato de la situación, nos sorprendimos bastante. Lo más lógico era pensar que el enfrentamiento fuera con el Gobierno de la Ciudad, a cargo de Horacio Rodríguez Larreta; de hecho es lo que piensa mucha gente después de la represión de ayer. Por supuesto que él está del otro lado. Pero la sorpresa mayor fue cuando nos contó que detrás de un acuerdo que pudo haber culminado con la legalización de los puestos de la feria, se esconde en realidad una disputa sectorial que ensucia todo. Mónica se sumó a la Cooperativa El Adoquín (integrantes de la CTEP) hace 5 años, casi tantos como los que lleva en la Feria. Seguramente lo hizo pensando en que con otros y otras estaría más protegida; algo de eso aprendió a la fuerza. A la cooperativa también le venía bien su ingreso: la mamá de Luciano Arruga adentro de una coope del Movimiento Evita, mirá vos. En su relato desilusionado, Mónica explicó que cuando les contaron que se había conseguido un acuerdo entre el Gobierno de la Ciudad y El Adoquín, nadie dudó en alegrarse. Sin embargo, un domingo de enero en el que fueron a trabajar a su nueva ubicación, Defensa al 1000, se enteraron de que temprano, esa misma mañana, la Policía de la Ciudad había corrido a quienes históricamente ocuparon esa cuadra. En ese momento, a Mónica se le vino toda su historia personal a la cabeza. Le pasó cuadro por cuadro, como si fuera una película. Seguramente no linkeó en el momento una cosa con otra, pero dijo NO, igual que Luciano. Cuando comenzó a charlar con otras y otros, eran muchas personas las que sentían lo mismo: no podían ganar un derecho avanzando contra el de un par. Aparece como básico pensarlo de ese modo. Sin embargo, en esas situaciones límite, así como a casi un centenar de feriantes les salió poner la comunidad por encima de la individualidad, muchas otras personas dentro de El Adoquín decidieron seguir adelante. Desde hace 10 domingos, quienes permanecen en la cooperativa, con Gabriela Olguín como referente, se instalan en la calle Chile, dejando de lado la chance de ocupar el 700 de Defensa. “Como gesto para con los compañeros y compañeras, hasta que no se resuelva la situación, solo vamos a trabajar sobre Chile”, dicen desde el sector de Olguín. Dejan la resolución del conflicto en manos del gobierno porteño, que con naturalidad lo resuelve como ayer.Mientras tanto, el sector disidente se niega a abandonar el 800, 900 y el 1000 de Defensa, donde los empresarios de negocios de antigüedades no los quieren ni ver, aunque sea notoria la baja de público en esas cuadras desde que no está la feria en la calle. Los y las feriantes interpusieron un recurso de amparo que intenta dejar las cosas como estaban y obligar al Gobierno de la Ciudad a retroceder y sentarse a negociar con todos y todas.Los domingos anteriores fueron de tensión entre los dos sectores. Ocurrieron algunos hechos poco felices, pero que no pasaron a mayores. Ayer la tensión se desbordó. Y en ese contexto la policía y el gobierno CABA hicieron lo que les encanta hacer: avanzaron con las botas firmes, los machetes erguidos y el gas siempre a mano. En su paso no distinguieron entre feriantes o paseantes solidarios que se acercaron a ver qué sucedía e incluso les pegaron a turistas por sacar fotos. Detuvieron a 18 personas y las dividieron en tres alcaidías, para provocar desmovilización. Hoy, después del mediodía comenzaron a recuperar su libertad.En el Facebook de la CTEP Capital, pudo leerse anoche un breve posteo: “Libertad inmediata a lxs trabajadorxs detenidxs en San Telmo”. Frío. De compromiso. Poco solidario. La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular consiguió en pocos años convertirse en una importante referencia de reagrupamiento de un sector que estaba ninguneado: el de las cooperativas y el de quienes trabajan en la economía popular. Hicieron un gran laburo. Este conflicto no está a esa altura. Mancha la construcción. Es imprescindible que busquen los caminos para borrar una palabra que está en el aire, y de la que no se vuelve: traición. Es claro que sus dirigentes están ocupados en jugar en las grandes ligas electorales. Seguramente estará bien que así sea; no lo tengo claro. De lo que no tengo dudas es de que cada vez se hace más tarde para resolver este conflicto. Dejarlo en manos de Rodríguez Larreta solo se puede entender de un modo: quieren que les saquen a sus excompas de encima. Queda para otro análisis entender cómo fue que el Estado ha conseguido que cada sector negocie la suya, sin el más mínimo interés por su propio sector en general. Uno puede esperar eso de los gordos de la CGT, y quizá ni de ellos, porque cuando un sindicato va a un acuerdo, lo hace para todos y todas, estén afiliados o no. El poder divide y reina. Todavía se

Asunción Prado, es una de las feriantes que quieren desalojar para que su puesto sea ocupado por otro artesano o artesana de la cooperativa El Adoquín tras el acuerdo firmado por Gabriela Olguín con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Prado habló con Fernando Tebele en Radio La Retaguardia y contó detalles del conflicto, que hoy domingo tendrá un nuevo capítulo, cuando quienes están sin espacio realicen un festival cultural durante la tarde. (Por La Retaguardia)Foto: Archivo Agustina Salinas/La Retaguardia Prado explicó que su resistencia es pacífica y que, en especial desde el último domingo, sumaron la expresión artística y cultural a su lucha por conservar sus puestos de trabajo: “Dimos un vuelco que va a ser histórico en nuestra lucha. Tenemos un acuerdo explícito de no protestar con violencia. La represión ocurrió porque un compañero puso un paño con sus agendas, su mercadería, en una zona donde ellos (el Gobierno de la Ciudad) no están permitiéndolo, en la zona que quieren tener ‘liberada’ o ‘limpia’, como dijo la misma Gabriela Olguín (presidenta de la cooperativa El Adoquín). A partir de eso y de que queríamos trabajar se generó toda la represión. Nuestra herramienta más importante de protesta no es solamente la cuestión pacífica, sino también, activamente, la cultura. Es lo que nos caracteriza. Somos cultura. Nuestra comunidad no se dedica solo a las artesanías sino que está lleno de personas que hacen música, arte, títeres, tango, arte popular y artes plásticas. Entonces, estamos haciendo lo que nuestra esencia nos indica. Estamos denunciando desde nuestra esencia. Este último domingo eso empezó a explotar. El primer domingo ya hubo una milonga para la resistencia que hicimos y domingos anteriores también. Este último domingo nos plantamos desde la cultura y ese va a ser nuestro rumbo. En contraste con una feria como la de Olguín, que se autositia entre dos filas de Infantería, nosotros lo que hacemos es manifestarnos como actores culturales de la sociedad”, se diferenció la feriante. —La Retaguardia: ¿Cómo trabajó el domingo pasado el sector de feriantes de El Adoquín que aceptó el acuerdo?—Asunción Prado: Con anormalidad. Ellos se ponen sobre la calle Chile, pero tienen miedo de nuestra actitud de denuncia. Están ahí a costa de sacrificar nuestra posibilidad de estar sobre Defensa. Lo que decidieron hacer para resguardarse es, coordinadamente con las fuerzas de seguridad del gobierno, poner en cada punta de la calle Chile dos filas de Infantería para protegerse. Nosotros nunca los vamos a ir a atacar de un modo violento, pero esa es la manera en que ellos se escudan de nuestras manifestaciones culturales y de nuestra protesta. —LR: ¿Los incluye de alguna manera el acuerdo firmado por El Adoquín?—AP: Como forma de resolver su alevosa intención de invadir el 700, donde yo estoy, nos ofrecen la tentación de reubicarnos en una parte de la feria que fue la que se legalizó, del 100 al 600. Si nosotros aceptáramos estaríamos perjudicando y traicionando a la cantidad de compañeros y compañeras artesanas y artesanos que del 800 hasta el 1000 quedan completamente a la deriva por el acuerdo que realizó Gabriela Olguín y Alberto Beto Cortés, que son los dos más importantes de El Adoquín. En el acuerdo ese, ellos dejan en banda a un montón de artesanos que estaban en el 800, el 900 y el 1000, que eran independientes y no querían estar en la cooperativa, y también dejan en banda a todos los disidentes que no están de acuerdo en invadir a sus compañeros y compañeras del 700. No es viable que nosotros aceptemos esa reubicación. Es una oferta para que nos sumemos a una traición. La feriante manifestó que si bien siempre hubo buena relación entre todos y todas las integrantes de la feria, fue a partir de este conflicto que lograron organizarse y unirse para sostener sus lugares de trabajo. Además, explicó porque rechazaron la oferta de reubicación para algunos de los y las feriantes del 700: “Cualquier acuerdo que nos comprenda como trabajadores y trabajadoras del 700 al 1000 sería un acuerdo donde nos podríamos sentar a conversar. Este acuerdo deja afuera a mucha gente. Es imposible reubicar a tantas personas. La otra feria tiene sus trabajadores reconocidos y legalizados. Podrían reubicar solo a algunas personas del 700. Es indigno aceptar eso. Estaríamos perjudicando a compañeros que nunca podrían ser reubicados y que iban a quedar a la deriva. Decidimos crear el frente de Artesanxs Unidxs de la calle Defensa. Es todo un movimiento, tenemos nuestro Facebook, tenemos nuestra norma de interacción y con la cual hemos crecido muchísimo como comunidad. Nos organizamos como unidad a partir de este conflicto. Antes teníamos una convivencia perfecta de interacción. Estábamos todos sobre Defensa y podíamos convivir tranquilamente. Incluso cuando le empezaron a cercar la calle a la gente de El Adoquín con distintas obras de refacción, nosotros les ofrecimos lugar en el 700. Decidimos, por asamblea, darles cinco lugares fijos como invitados durante dos meses. Esto la cúpula de El Adoquín lo sabía. Por eso es increíble que digan que no sabían que en el 700 había gente”, dijo.—LR: ¿A qué te dedicás dentro del mundo de las artesanías? —AP: Hago cerámica de gres. Es una técnica específica dentro de la cerámica. Bijouterie en cerámica y cuero. Hace 28 años que soy artesana. Me formé en Venezuela, viajé a España y a Brasil. Viví muchos años en Brasil. Soy argentina, pero soy parte de nuestra América y de nuestro mundo de artesanos y artesanas, que es un mundo que no reconoce estas fronteras que nos quieren imponer”, respondió. Los y las feriantes perjudicados por el acuerdo de El Adoquín han presentado un amparo ante la justicia y aun esperan una respuesta: “Estamos a la espera del resultado de un amparo que se ha convertido en un amparo colectivo. Hemos encontrado buenos defensores, abogados y personas del mundo jurídico que nos están comprendiendo. Estamos a la espera de un resultado. A nuestro favor, se está visibilizando. Hubo una represión y hay personas que

Continúa el conflicto con la feria de artesanos/as de San Telmo, que se profundizó cuando la Cooperativa El Adoquín firmó un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad para legalizar 220 puestos en lugares que históricamente ocuparon otros/as, que quedarían reubicados sin su consentimiento. El domingo pasado la Policía de la Ciudad reprimió a un grupo de feriantes que se fueron de El Adoquín rechazando el acuerdo, entre quienes está Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga. Ahora la cuestión está judicializada y es una incógnita saber qué ocurrirá el próximo domingo. En el programa radial La Retaguardia, Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero dialogaron con Gabriela Olguín, la presidenta de la Cooperativa El Adoquín (CTEP), muy cuestionada tras el acuerdo con el gobierno de Rodríguez Larreta. Olguín explicó la situación general y reconoció como poco feliz haber publicado un comunicado luego de la represión, sin mencionarla. (Por La Retaguardia) Gabriela Olguín, presidenta de la cooperativa El Adoquín habla con total seguridad. El momento es incómodo. Está respondiendo a duras críticas por el acuerdo que firmó la cooperativa con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, que regulariza la situación de 220 artesanos y artesanas. El problema es que cerca de 70 se negaron a ser parte del acuerdo cuando se enteraron de que las personas que venían trabajando en el 700 de la calle Defensa -una de las cuadras acordadas con el gobierno para mudar a los feriantes del 800 al 1000- habían sido desalojadas por la fuerza unas horas antes, el domingo 13 de enero, cuando comenzaba a regir el acuerdo. A partir de allí, quienes se reconocen como El Adoquín disidente, se presentaron ante el gobierno de la ciudad para desafectarse del acuerdo. En paralelo, un grupo de feriantes que históricamente trabajan en el 700 de Defensa, presentaron un amparo en la justicia porteña, que se está tramitando en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Nº1, a cargo de la jueza Romina Tesone, que pidió informes al gobierno y abrió el amparo para la participación de quienes se sientan damnificados.Olguín comienza la charla repasando la historia de la organización, aunque la pregunta no fuera para ese lado: “Llevamos muchos años de lucha y de organización. Empezamos siendo asambleas. Primero nos constituimos en grupo y después en cooperativa. En septiembre de 2011 decidimos sumarnos al a CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular). Desde entonces, pasamos lo que pasan todos los trabajadores de la economía popular en el espacio público: operativos, decomisos, detenciones, causas y ser tratados como delincuentes. Siempre buscamos organizarnos a través de una fuerte identidad de clase como trabajadores”. —LR: ¿Cómo fue el acuerdo entre El Adoquín y el Gobierno de la Ciudad? —GO: Llegamos a construir canales de diálogo con el gobierno a través de muchas vías, como la Legislatura y Defensoría. Generalmente encontrábamos un punto muerto y se frustraba. De hecho, estuvimos muy cerca de obtener la legalización de las cuadras que nosotros llegamos a ocupar después de 10 años de organización, en el 800, 900 y 1000 de la calle Defensa, entre Av. Independencia y el pasaje Bethlem. Antes estábamos hasta San Juan, pero ahí perdimos una cuadra que fue muy difícil de conservar. El 21 de septiembre en el programa de Lanata hubo una crítica muy fuerte al gobierno en el acercamiento que podían tener en cualquier mesa de diálogo con nosotros y se nos cayó cualquier posibilidad de tener una feria en esas cuadras que estábamos buscando. Sabemos que hay un poder real, fáctico, con intereses económicos que incluso, a veces, tiene mayor peso que el propio Ejecutivo de la Ciudad. —LR: ¿Los anticuarios? —GO: Hay intereses inmobiliarios y de todo tipo. Si uno dice anticuario, mete en la bolsa al pequeño anticuario y la verdad es que no. El pequeño empresario y comerciante no es el culpable. Al contrario, son las víctimas de la misma crisis y el mismo proyecto de ciudad excluyente que sufrimos nosotros. Más que uno gremio son un grupo de poder real. —LR: Tras el acuerdo, hubo un conflicto con un grupo de feriantes que formaban parte de El Adoquín porque se negaron a ocupar el 700 de la calle Defensa, donde históricamente tenían sus puestos de trabajo aquellos otros y otras feriantes ¿Cómo fue ese proceso?—GO: Nosotros no esperábamos en ningún momento que lograr un convenio laboral surgido de una negociación colectiva de trabajo pasara por encima del laburo y de la presencia de otros compañeros, de otros trabajadores. Es cierto que íbamos por caminos diferentes -nosotros laburando como sindicato-. Siempre decimos que el camino a la revolución es ancho y largo y en esos caminos nos encontramos y nos volvemos a encontrar porque todos tenemos un objetivo de clase. Sobre todo en la cotidianeidad reivindicativa de que nuestros compañeros tengan laburo, vivan mejor y tengan más dignidad. No imaginábamos el escenario que se presentó después. Por eso, tratamos de tener gestos. El primer domingo (13/1) nos encontramos con la presencia policial y con compañeros que no estaban informados. No estaba garantizada la integridad física de los integrantes de El Adoquín ni la integridad física ni laboral de los trabajadores que se estaban oponiendo. El gobierno tiene proyectado legalizar toda la parte de ferias y predios feriales desde Av. Independencia hasta Plaza de Mayo. No quieren a ninguno trabajando en las cuadras anteriores. Es el Estado el que tiene la responsabilidad de cumplir con nosotros como trabajadores y también con los trabajadores que estaban en el 700. Nos hubiera gustado no llegar a esta situación. Estamos tratando de resolverla sin violencia y sin enfrentamiento. Por eso, ese primer domingo decidimos irnos a nuestra casa, como un gesto. El siguiente domingo también fue muy duro. Desde ese entonces, decidimos armar en la calle Chile, que fue la otra cuadra que nos fue adjudicada por convenio. No queremos ser justificación de represión ni tampoco justificación de desalojo y desocupación de otros trabajadores. A pesar de que se ha puesto un poco virulenta y bastante agresiva esta

La disputa es por las calles que van desde Defensa al 1000 hasta el 700. Los propietarios de negocios de antigüedades pretenden que los y la feriantes se vayan. La cooperativa El Adoquín (CTEP) firmó un acuerdo para regularizar a un grupo de feriantes, pero los propios miembros de la cooperativa se opusieron ya que de esa manera les sacarían el puesto de trabajo a otros feriantes que no forman parte de El Adoquín. Entre las personas afectadas está Mónica Alegre, la mamá de Luciano Arruga, que contó acerca del conflicto a Fernando Tebele y Pedro Ramírez Otero, en Radio La Retaguardia. Cuando decir NO a las injusticias se hereda de hijo a madre. (Por La Retaguardia)Foto: la feria de San Telmo recibe multitudes los domingos (Diaría El Día) “Hace tres semanas, ya casi va a ser un mes, que no trabajo. Somos 70 feriantes que prácticamente quedamos en la calle por un acuerdo que hizo la cooperativa El Adoquín, que en su momento nos asoció diciendo que dentro de la cooperativa podíamos pelear la legalidad de las calles donde trabajábamos”, comenzó Mónica Alegre explicando el inicio del conflicto. “Hace un mes se llamó a una reunión y se nos dijo que se había legalizado la feria. Fue una alegría muy grande. Se nos legalizaba en la calle Defensa al 700. A esa altura, hay una parte de la feria que está legalizada, se ven los tolditos de la Ciudad de Buenos Aires. Hay otra parte que tiene puestos, pero no están legalizados. Son feriantes, artesanos, que hace 15 0 20 años que están y que la vienen peleando como nosotras para tener la legalización”, contó Mónica y luego detalló: “La legalización que se nos daba era en Defensa al 700. Íbamos a tener un puesto legal, pero a esos feriantes se los iba a sacar de ahí. Hubo un enfrentamiento entre artesanos. Tuvimos que salir y dar la cara para decir que parte de El Adoquín no estamos de acuerdo. Queremos la legalización, no queremos trabajar por izquierda. Somos trabajadores y nos ganamos el mango honestamente. Somos 70 compañeros que quedamos sin cuadra y sin puesto. Estamos haciendo acampes todos los domingos, haciendo el aguante pacífico. Tenemos a la policía que nos amenaza con reprimirnos si tiramos paño”, expresó, intentanto resumir una posición ética y solidaria clara. Quieren ser legales, pero no a costa de que otras personas, que llevan en algunos casos mucho más tiempo que algunas de ellas en el lugar, se queden como ilegales en un escenario público de legalización.Durante el programa radial La Retaguardia, también participó Ana, otra feriante que está en la misma situación. “El conflicto está sucediendo. Domingo a domingo nosotros estamos defendiendo nuestro espacio de trabajo, que venimos ocupando hace más de 10, 15 o 20 años según la antigüedad de cada artista, artesano o manualista que haya llegado a la calle Defensa. La feria empezó a crecer desde la Plaza Dorrego hacia la zona de Plaza de Mayo. Las cuadras que están en conflicto en este momento son las calles más antiguas, el 1000, 900, 800 y 700”, señaló Ana y destacó que la imposibilidad de armar la feria también afecta a los negocios cercanos del barrio, como restaurantes, heladerías y otros: “Históricamente, el conflicto siempre fue con los anticuarios y no con los negocios para turistas porque ellos abren sus comercios en base a que los turistas vienen a la feria artesanal. En estos tres o cuatro domingos que venimos en conflicto y no podemos armar la feria, los locales tienen un 60% de baja del consumo ese día. A ellos también los afecta porque la feria atrae mucho turismo”, expresó.El verdadero motivo del conflicto es que los dueños de los negocios de antigüedades pretenden mantener la calle Defensa libre de feriantes para obtener más ventas, incluso a costa de la pérdida del puesto de trabajo de esas otras personas: “El conflicto siempre fue con los anticuarios, gente muy poderosa que por cuestiones más de clase necesitan la calle Defensa ‘limpia’ para hacer sus propios negocios. Son gente que tiene inversiones y su lucro en eso. Hace muchos años que lo sufrimos y lo enfrenamos. Todos esos años se mantuvo la feria mostrando su cultura, su arte, sus artesanías, productos que todas las semanas los artistas y artesanos hacemos con nuestras manos y con mucho amor para poder ofrecer en la feria los domingos. Los anticuarios son revendedores de objetos ya manufacturados”, apuntó Ana. Patear El adoquín En el polémico acuerdo firmado por Gabriela Olguín, presidenta de la Cooperativa El Adoquín, al que muchos miembros como Mónica y Ana se opusieron, se convino trasladar a los y las trabajadoras de la cooperativa hacia Defensa al 700, sacando de allí a los feriantes que históricamente ocupan esos lugares de trabajo. Además, se arregló desocupar la calle Defensa al 1000 para el beneficio de los comerciantes de antigüedades: “Este conflicto con los anticuarios lo termina zanjando este acuerdo nefasto que acepta El Adoquín. La solución para resolverle el conflicto a esta gente adinerada es enfrentarnos a los artesanos y trabajadores unos contra otros, aceptando ocupar el lugar de gente que no estaba dentro de la cooperativa. Quieren ocupar ese espacio que por derecho le corresponde a un artesano que está hace 10 años”, se solidarizó Ana, aun pudiendo tener un puesto de trabajo asegurado.Olguín firmó el acuerdo para garantizar la legalidad de la feria, pero artistas y artesanas/os se opusieron rotundamente porque no quisieron “ser legales” sacándole el puesto de trabajo a sus compañeros y compañeras. Según destacó Ana, no hubo una asamblea previa a la firma del acuerdo y se decidió sin consultarles. Ana expresó que seguirán resistiendo en el lugar, defendiendo sus puestos de trabajo: “Estamos luchando en el lugar. No nos vamos a ir. Creemos que es un derecho. No se le puede adjudicar un delito a la venta de arte y artesanías. Esa feria dio inicio a la feria que ocupa ahora el gobierno de la Ciudad del