Canción actual

Título

Artista


Luciano Arruga

Página: 9


Mónica Alegre, de pie, ante losintegrantes de Familiares y Amigosque sostienen el programa de radio. (Por La Retaguardia) A días de la lectura del veredicto en el juicio contra el ex policía Julio Diego Torales por las torturas a Luciano Arruga, durante su detención ilegal del 22 de septiembre de 2008 en el ex Destacamento de Lomas del Mirador, Mónica Alegre participó del programa Desde Afuera, que Familiares y Amigos realizan por Radio Zona Libre y Radio La Retaguardia. La mamá de Luciano contó en sus minutos al aire cuáles fueron sus sensaciones de las últimas horas, especialmente de su declaración en el marco del primer día de juicio. Mónica contó que esperó la instancia de su declaración con muchos nervios. Reconoció que hubo momentos en que no la pasó bien: “me di cuenta de que era como que querían enredar o poner palabras que quizás yo no entendía, y tratar de desviar las preguntas, traté de tranquilizarme y traté de responder, porque en sí lo que yo dije quizás no fueron exactos los horarios, los tiempos, pero lo que sí sé es que yo dije la verdad, lo que viví y lo que vivió Luciano. El tiempo, las horas y el momento es lo de menos, lo que importa acá es la tortura, la falta de respeto y, como decía mi hija el otro día, el boludeo que sufrimos esas 10 horas ahí”, dijo en el marco del programa de radio que llevan adelante Familiares y Amigos de Luciano Arruga.Tanto para Mónica, como para todos los que estaban dentro de la sede de la Unión Industrial de La Matanza, acondicionada especialmente para el desarrollo del proceso, transcurrir estas audiencias fue doloroso. Sin embargo, Moni, como la llaman todos cariñosamente, tiene sobre su espalda años de lucha y cuenta con la sabiduría de poder seguir adelante a pesar de las barbaridades dichas y preguntadas por los defensores del policía Torales durante su declaración: “la pregunta que el señor abogado (Juan Grimberg) me formuló en ese momento yo creo que no me la voy a olvidar nunca más, y a cada momento me la recuerdo, y podría decir que me dijo con mucho respeto, pero también con mucha ironía: ‘Señora, usted, en su papel de madre, ¿qué sintió o qué pensó cuando su hijo salía con el carro a cartonear?’. Fue como un cachetazo, de pronto sentí como que me estaba acusando de que mi hijo estaba en la calle o de ser una mala madre; en ese momento me sentí muy mal pero después respondí, respondí lo que tenía que responder, y le dije que yo sentía orgullo de que mi hijo salga a cartonear, de que junte botellas y de que gane pesos, monedas miserables, para un sandwich, una coca, siendo que en esos momentos varios policías regenteaban chicos y que esos chicos, tanto como él que ya había tenido el ofrecimiento, podían tener su bolsillo más abultado y con mucha más plata, pero mi hijo prefirió juntar cartones, tener monedas en su bolsillo, prefirió andar con las zapatillas rotas y no con unas Adidas o Nike, sentí orgullo, mucho orgullo, el mismo orgullo que siento hoy y que voy a sentir mañana y pasado, yo ando por la calle con la frente bien alta en todos lados que voy, acá, en el juicio, en todos lados”.El juicio fue acompañado por muchas personas, algunas presentes en la sala de audiencias, otras siguiendo las distintas instancias a través de las coberturas periodísticas, en su mayoría de medios comunitarios, alternativos y populares. En Desde Afuera, Mónica dijo que en todos estos días sintió el abrazo de la gente: “quiero agradecer todos los mensajes, gracias por el apoyo que le dan a Vanesa (Orieta, hermana de Luciano), gracias por el apoyo que le dan a todos los chicos de Familiares y Amigos. Gracias y no me voy a cansar de decirlo, sea cual fuese el resultado de todo esto, no guardo rencor, no guardo odio y todavía sigo creyendo en la justicia”, aseguró.Como cierre de su presencia en el programa, Mónica Alegre recordó, tal como lo hace habitualmente, un diálogo con su hijo Luciano: “no me voy a despedir, no me gustan las despedidas, pero sí recordar algo muy lindo, y se lo voy a decir a todos, una vez le dije a Luciano ‘Soñá, negro, soñá’, y él me dijo ‘¿Para qué, mamá, voy a soñar?’. Le respondí: ‘un nene sin sueños es un hombre sin futuro’”.En la audiencia de este viernes se conocieron los alegatos de las partes. La querella pidió 16 años para Julio Diego Torales, mientras que la fiscalía solicitó 10. Como era de esperar, la defensa reclamó la absolución. El Tribunal Oral en lo Criminal Nº3 de La Matanza dictará sentencia el viernes 15 de mayo, a las 12, en Almafuerte y Mendoza. Allí estaremos, desde la Red Nacional de Medios Alternativos, para que quienes no puedan acercase puedan escucharla a través de la radio de la RNMA (www.rnma.org.ar) y Radio La Retaguardia, entre otros medios. DESCARGAR

(Por La Retaguardia) La última emisión del programa radial Oral y Público fue especial. Dedicamos el programa a un juicio que no está vinculado al genocidio ocurrido durante la última dictadura cívico-militar: el juicio contra el policía de la Bonaerense Julio Diego Torales por torturas a Luciano Arruga, cometidas en el destacamento de Lomas del Mirador el 22 de setiembre de 2008. Dialogamos con Víctor Basterra y José Schulman, ambos sobrevivientes de la dictadura, quienes nos dieron sus impresiones sobre este proceso y nos ayudaron a entender por qué vincular una época con la otra en cuanto a violencia institucional, puede no ser un despropósito. “¿Estamos muy desubicados por pensar que en un programa sobre juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante el Terrorismo de Estado, tenemos que tratar el juicio por las torturas recibidas por Luciano Arruga?”, le preguntamos desde Oral y Público a nuestro compañero Víctor Basterra, sobreviviente de la ESMA.“Las torturas forman parte de una metodología que acompañó a las fuerzas de seguridad policiales y que evidentemente sigue presente, lo sucedido con Luciano Arruga fue hace apenas 6 años; pero además siempre hay algún tipo de mención a las torturas que se producen, no solamente en las cárceles sino también en las comisarías, como una cosa naturalizada de la policía, así que es bueno que se ponga sobre el tapete este tema. Lo que pasa es que todo esto queda un poco rengo frente a que no fue solamente tortura, esto también está acompañado de la desaparición de Luciano Arruga pocos meses después, que además durante mucho tiempo el cuerpo de este chico estuvo oculto, y gracias a una serie de circunstancias muy motorizadas por su hermana, que es una chica muy lúcida, se pudo acceder al descubrimiento de que estaba enterrado como NN, y después todas las circunstancias que comenzaron a aparecer y que dan lugar al entramado que hay, porque pasó por un hospital, que se callaron la boca…, hay toda una serie de circunstancias que dieron lugar a que este joven quedara como desaparecido. Esa metodología está presente, hay que denunciarla, hay que desnudarla, y hay que pelear contra eso, y una de las formas es el juicio”, respondió seguro Basterra. Modus operandi José Schulman, integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, asistió a las dos primeras audiencias del juicio, en las que declararon, entre otros, Mónica Alegre, mamá de Luciano, y Vanesa Orieta, la hermana. En diálogo con Oral y Público, detalló sus impresiones y sensaciones: “escuché a Mónica y a Vanesa, vi actuar al defensor de Torales, vi actuar a la jueza que preside el tribunal, y para mí fue un aprendizaje enorme, porque el último año me he pasado estudiando y escribiendo, tratando de entender estas causas armadas contra los muchachos, los casos de gatillo fácil, las muertes en democracia, las desapariciones, y creo que el juicio fue un traer en colores, ver todo mucho más claro. A mí me parece que la aparición sin vida del cuerpo de Luciano Arruga lo que demuestra es que hay una tecnología, un modus operandi del Estado, que actúa sobre los adolescentes y los jóvenes pobres de las barriadas populares. Esa metodología en el juicio aparece clarísima y consiste en convocarlos para ser mano de obra de la policía como ladrones en zonas liberadas; en la medida en que se resisten pasan a ser hostilizados, torturados, se les arman causas falsas para incriminarlos y doblegarlos. Una de las cosas que aprendí en el juicio es que no solo se trata de una técnica o una tecnología preventiva para atemorizar a un sujeto que probable, posible, potencialmente pudiera revelarse, sino que es una técnica de castigo contra los que resisten. En ese sentido me parece que incluso es bueno pensar en lo que tienen en común y en lo que tienen de diferente estos juicios con los de lesa humanidad. No es exactamente lo mismo pero tienen mucho de común, incluso a mí me suena mucho pensar a Luciano Arruga, de 16 años, y Floreal Avellaneda, de 15 (el “Negrito” militaba en la Federación Juvenil Comunista, fue asesinado y su cuerpo mutilado apareció en la costa uruguaya en 1976), los dos asesinados de una manera cruel y vil. Y cuando escuchaba a la mamá de Luciano contar que el sueño de su hijo era estudiar, tener un trabajo bien pago, cuidar a la abuela, poder escuchar música que es lo que más le gustaba, ahí me di cuenta de que esos sueños son incompatibles con el Estado, con el sistema que existe en la Argentina”.En relación al accionar de los defensores del policía Diego Torales, Schulman expresó: “me impresionó escuchar el mismo discurso que los defensores de los genocidas: un discurso falso, hipócrita, provocador, que digan que no hay ninguna causa, que no hay ninguna prueba, que pretendan presentar a Torales, un pobre hombre transformado por decisión propia en un torturador, ladrón, miserable, como un prisionero preso político, realmente es un agravio, pero es lo mismo que dicen los defensores de Benjamín Menéndez, como si todo fuera un invento tramado entre los organismos de derechos humanos, las víctimas y el gobierno nacional para involucrar a personas que no tienen nada que ver. Entonces ahí hay un punto muy fuerte, ellos son los que están diciendo que es lo mismo, no nosotros”. Crimen de Estado Otra instancia que José Schulman remarcó de las audiencias fue el maltrato de los abogados defensores para con los testigos, las víctimas, y la falta de reacción de los integrantes del tribunal: “creo que ni siquiera se dan cuenta de lo que hacen porque están tan lejos… Vanesa varias veces le dijo al Tribunal que les quería explicar, y yo después le decía que es inútil pretender explicarles porque no pueden ni quieren entender, están tan lejos del mundo que habitaba Luciano, Vanesa, Mónica, que es absolutamente incomprensible para ellos lo que se está hablando. Una de las discusiones que hubo el día que habló Vanesa

(Por RNMA) El viernes pasado, tras la lectura de los alegatos, una gran ronda copó la calle Juan Florio, a las puertas de la Unión Industrial de La Matanza. Allí hablaron brevemente Mónica Alegre, la mamá de Luciano; Juan Manuel Combi, de la APDH de La Matanza; los abogados del CELS en la causa; María Dinard y Maximiliano Medina y la psicóloga del CELS que acompaña a Mónica, Rosa Díaz Jiménez. Aquí compartimos las intervenciones. Mónica Alegre Mónica le habla a la gente luego delos alegatos. (Foto: Gonzalez Ve) El comienzo fue para Mónica Alegre. Ella quería hablar. Necesitaba decir y agradecer. “Es que mi vieja me enseñó que había que ser agradecida en la vida y yo soy una persona agradecida”, nos diría más tarde. “Les quiero decir a todos que más allá del fallo de recién, ya ganamos. Llegar hasta acá fue un logro muy grande. Vaya si ganamos. Verlo sentado ahí y nosotros pudiendo mirarlo con la frente bien alta y él agachando la cabeza. Ganamos. Este logro se lo debo a mis abogados, a Juan Manuel Combi, a María Dinar, a Maxi Medina. No me voy olvidar del primero que estuvo en nuestra lucha: Pablo Pimentel. A él todo mi agradecimiento. Este logro también es de Familiares y Amigos. A todo Familiares y Amigos. Hoy no me voy a olvidar de ninguno: Rosaura, Laura, Cecilia, Vanesa, Pablo, Mati, Natacha, Fermín, Fer hermoso, divino. Nahuel, Dani, Rodrigo y muchos otros que ahora quizás no me acuerdo porque estoy muy nerviosa, sepan entenderlo. A ellos y para ellos: Chicos, estamos acá. Ganamos. Nos tenemos que sentir orgullosos y hoy más que nunca vamos a gritar muy fuerte: Luciano presente!!”. Alguna vez los integrantes de Familiares le reclamaron entre risas a Mónica que se había olvidado de nombrar a algunos en el programa de radio. Esta vez iba buscando caras y nombró a todos los que estaban a su alcance. Luego dijo: “Ayyy, me olvidé de Ale Cabrera Britos porque se fue antes”, y todos volvimos a sonreír. Sin dudas había clima de victoria. Juan Manuel Combi Combi habla mientras Medina fuma.(Foto: Gonzalez Ve) El abogado de la APDH de La Matanza lucía cansado, pero también quiso decir lo suyo. Rescató la coordinación entre el CELS y el organismo al que pertenece: “Quiero destacar algo que ayer dije en una entrevista: la unidad. En estas cosas tenemos que estar unidos. Un organismo, el otro… eso también lo supimos demostrar, orgullosos también de haber trabajado en conjunto con estos compañeros y que hayamos entendido todos, principalmente yo que soy el más calentón de los tres o el más duro para algunas cosas, que podíamos convivir y buscar hacerlo de la mejor manera para representar a una familia que sufrió todo lo que ustedes acaban de escuchar: que esta gente sigue afirmando lo mismo, sigue denigrando, ensuciando a una familia, ahora ponerlos en una situación de temor. Recién viene la tía de Luciano a decirme que estaba preocupada por Vanesa, por un posible falso testimonio que le quieren armar. ¡Es mentira! No puede haber ningún falso testimonio. Son pavadas, no le demos bola. Tenemos la esperanza de que haya justicia”. María Dinard Durante el juicios varios de los testigos fueron consultados por Dinard. La abogada del CELS es tímida, pero Combi casi que la obligó a hablar: “Yo solamente quiero agradecer por la confianza de la familia. La verdad es que fue un placer poder hacer este trabajo que se hizo en equipo. Cada uno aportó algo muy importante. También agradecer a Rosa, que aportó mucho conocimiento técnico y mucho esfuerzo y horas de trabajo que sirvieron para llegar hasta acá. Gracias”, dijo. Rosa Díaz Jimenez  La psicóloga que trabaja en el CELS acompaña a Mónica Alegre en este proceso tan difícil de búsqueda de justicia por Luciano. También demostró su timidez pero no había mucho espacio para no decir nada, porque el clima era del rélax después de tanta tensión contenida y expresada: “Este es un trabajo interdisciplinario que hemos hecho. Justamente se trata de un caso de tortura psicológica. Con el apoyo de Mónica, de muchas horas de escuchar y reconstruir los hechos, logramos hacer un aporte desde el campo de la psicología para probar que estos hechos quiebran la vida de una persona. En este caso de Luciano”. Maximiliano Medina El abogado del CELS habla en tono bajo. Varias veces durante la audiencia los jueces le pidieron que elevara el tono. Los familiares dicen que es un buen pibe, lo que no es poco; en el juicio, tanto en las preguntas a los testigos como en la parte del alegato que le tocó, demostró además ser un letrado eficiente. “Bueno, un poco lo que decían todos los compañeros: para mí, para Juan, para María, para Rosa es un orgullo representar a Mónica, a Vanesa, por su entereza y por no bajar los brazos nunca. Eso nos enseñaron todo el tiempo: No bajar los brazos, darle para adelante y ser serios y comprometidos con lo que hacemos, y en la búsqueda incansable de alcanzar justicia. Y nuevamente a ustedes que están acá presentes y a todos los que se han acercado estos días: es importante, lo agradecemos y lo valoramos. El apoyo de la sociedad también fue en este caso en  crecimiento. Ojalá que esto marque un antes y un después en cuanto a la indiferencia que ante este tipo de casos suele mostrar la sociedad. Así que agradezco a todos y en especial a la familia por la confianza que depositaron en nosotros”. La jornada fue cansadora. Alguien propuso ir a comer juntos. Varios dijeron que no tenían plata, que no les alcanzaría. Otros dijeron que podrían poner de más. El almuerzo colectivo cerró el juicio del mejor modo, como un símbolo claro de hacia dónde camina esa familia en su búsqueda de justicia. Queda el veredicto. A la vuelta de la esquina, pero no de cualquier esquina; Están esperando allí, donde Luciano Arruga se cruza con

(Por RNMA) Culminó este viernes, con los alegatos, el juicio por torturas contra Luciano Arruga, por las que está acusado el Teniente 1º Julio Diego Torales. La fiscalía solicitó 10 años de prisión. La querella conjunta de la APDH de La Matanza y el CELS pidió 16 años. La defensa, en tanto, previsiblemente, solicitó la absolución, pero sorprendió a todos pidiendo la imputación por falso testimonio de Vanesa Orieta, hermana de Luciano, y de Juan Gabriel Apud, amigo del joven. El próximo viernes a las 12 será la lectura del veredicto. Vanesa en la previa de laúltima jornada del juicio. La cuarta jornada por el juicio por torturas a Luciano Arruga comenzó más amigable que las anteriores por varios motivos: arrancó más tarde, ya que la cita judicial para que se oyeran los alegatos era a las 12; la cita social y política fue a las 10, para llevar adelante una radio abierta en las afueras de la Unión Industrial de La Matanza, donde se desarrollaron hasta aquí las audiencias. Es decir que no hubo que madrugar tanto por lo que el frío se sintió mucho menos. Esta vez el sol resultó un abrigo natural y suficiente. Incluso pudieron acercarse para presenciar la audiencia varios de los integrantes de Familiares y Amigos de Luciano Arruga que por razones laborales no habían podido estar en el lugar antes, aunque sí se encargaron de sostener la labor comunicacional a través del blog en el que la organización decidió contar la historia de este juicio con voz propia.Mientras un grupo se encargaba de montar la parte técnica para brindar el sonido adecuado durante la radio abierta, llegaron Mónica y Vanesa. Rápidamente entendieron que el sol era necesario y se sentaron bajo su calor a tomar unos mates y a fumar. “Al final de este juicio tiro el paquete, esté vacío o lleno”, promete Mónica, mucho más distendida que en las jornadas anteriores: “es que ya está, ya ganamos, salga lo que salga de este juicio, estar acá es una victoria nuestra”, dice con seguridad. Está contenta por el pedacito de justicia alcanzado, pero también hay lugar para charlar de cosas más banales. Mónica disfruta aún del triunfo de River ante Boca en el partido de ida por la Copa Libertadores. Ganó su River, ganó el River que Luciano adoraba: “él me decía, si me cortás acá -estira el brazo y señala las venas-, ahí está River”. Vanesa no comparte la elección: es hincha de San Lorenzo: “no podría nunca ser hincha de un club que se autodenomina Millonario”, larga entre sonrisas. Parece tener un argumento sólido para todo.Por el parlante se escucha un segmento de Desde Afuera, el programa radial que los Familiares y Amigos de Luciano idearon cuando la municipalidad de La Matanza, que había cerrado el destacamento donde ocurrieron los hechos que se juzgan en este juicio, los había dejado afuera cambiando la cerradura con un argumento por lo menos torpe: que estaban haciendo política. Por supuesto que tenían razón. Estaban allí, y están de vuelta en ese lugar de tortura y muerte, para intentar que lo que le sucedió a Luciano no le ocurra a ningún otro joven del barrio. Se pasaron un par de años de sábados con sol, calor, frío y lluvia haciendo comunicación alternativa para presionar al poder local, que les tuvo que firmar la cesión con disguto hace unos pocos meses. El programa se sigue llamando igual. Aunque ahora se haga desde un estudio de radio (tomado dicen ellos, entregado decimos nosotros), no quisieron cambiarle el Desde Afuera. Allí Mónica dejó sus sensaciones tras los primeros días del juicio y cerró la emisión mejor que lo que podría haberlo hecho el periodista más genial. “Yo no me voy a despedir, no me gustan las despedidas, pero sí recordé algo muy lindo y se lo voy a decir a todos. Una vez le dije: soñá Negro, soñá, y él me dijo: `¿para qué voy a soñar mamá?’. Un niño sin sueños es un hombre sin futuro… chau”. Angustia, dolor y satisfacción A minutos de entrar, Vanesa nos dejó algunas reflexiones. Se lamentó por no haber podido presenciar el resto del juicio a pedido de la defensa: “estamos transitando este proceso con mucha angustia y dolor. Esperamos una condena contra el Teniente 1º Diego Torales”. Acerca de la estrategia de la defensa de ensuciar a Luciano, aseguró estar preparada de antemano: “tengo más claridad en ese sentido, no me sorprende y lo tomo como de quién viene, las chicanas no me tocan, están defendiendo a un policía acusado de torturas, un hecho gravísimo. Lo que está quedando claro es que detuvieron aquel día a Luciano de una forma arbitraria. Fueron a la búsqueda de un pibe que daba con las características de alguien que le había robado a otro, pero eso no justifica la detención de Luciano, que estuvo más de diez horas privado de su libertad en una cocina. El primer objetivo está cumplido: limpiar la imagen de Luciano que estuvo manchada durante todos estos años”.Sobre este nuevo encuentro con Torales, en circunstancias bien diferentes a las del 22 de septiembre de 2008, Vanesa relató: “yo no tengo nada que esconder. Los miré a todos a los ojos como miro a todos los que le hicieron daño a mi hermano. Eso también es una satisfacción para los familiares. Sin bajar la mirada, les estamos diciendo que estamos presentes, de pie y denunciando sin ningún temor”. “La tortura es tortura, no importan los motivos” Pasadas de largo las 12, comenzaron los alegatos. La sala desbordaba de gente, más que ningún otro día. El silencio ensordecía. Ya se podía filmar y grabar con libertad, así que decidimos rápidamente transmitirla en vivo (como también emitiremos el viernes próximo la lectura del veredicto). Vanesa les había pedido a todos que no aplaudieran ante ninguna circunstancia: “aquí no hay nada que festejar, ni siquiera la condena contra el policía”. Comenzó el Ministerio Público. El fiscal José Luis Longobardi es uno de

(Por RNMA) Hoy, esa imagen recordó nuevamente quién es quién en este juicio por torturas a Luciano Arruga. Desde las sillas que ocupaban quienes estaban en la sala apoyando a Vanesa y Mónica, se veía el estrado. A la derecha, el escritorio donde se sentaron los abogados defensores del policía Julio Diego Torales, y él mismo, de aspecto impecable, con saco y corbata. Detrás de ellos, tres efectivos parados y más atrás aun personal de Gendarmería custodiando la puerta de entrada a la sala.A la izquierda, el escritorio en el que estaban los abogados que representan a Mónica y Vanesa en este juicio por torturas a Luciano, y el fiscal. Detrás, los fotógrafos, todos comprometidos con necesidad de justicia para Luciano Arruga.Y en esta tercera audiencia, una presencia y una ausencia. “Van a estar sentados ahí y yo voy a tener que verles la cara”, dijo Mónica, la mamá de Luciano, llorando. La contención de todos, abrazos y caramelos la fueron calmando.Y Vanesa, fuera de la sala por el pedido que hizo la defensa de Torales de hacer reserva de su testimonio.La defensa hizo lo que se esperaba, intentar focalizar sus testigos para ensuciar a Luciano,  haciendo hincapié en el robo de un mp3 y un celular que supuestamente él hizo y que terminó con su detención aquel 22 de setiembre de 2008 en el destacamento de Lomas del Mirador, pocos meses antes de que lo desaparecieran y lo mataran. Los testigos de la defensa Los jueces analizando si era atendibleel pedido del fiscal para no recibir ladeclaración de la víctima de un robo. La defensa llamó en primer lugar al joven Joel Iván Colla, a quien le robaron, hecho por el que fue acusado Luciano.La  fiscalía y la querella se opusieron a que se dé este testimonio: “Se va a hablar de una persona que no está y que no se puede defender. Qué importa si robó  o no. Lo que se decide en este juicio es si le pegaron o no”, dijo el fiscal José Luis Longobardi.  Por otra parte, “se pone en tela de juicio el honor, la honra y la dignidad de Luciano Arruga”, agregó.Sin embargo, el tribunal rechazó esta postura y Colla comenzó su relato.Contó que ese día volvía con dos compañeros desde el lugar donde hacían gimnasia hasta el colegio y, entre las 9.00 y las 10.00, lo abordó una persona “que tenía algo en la mano. Del susto no lo ví” dijo. Luego agregó: “vino alguien a robarnos y nos dijo que no lo miráramos”. El colegio hizo la denuncia y luego, alrededor de las 15.00, fue con su madre, quien firmó un acta,  al destacamento de Lomas del Mirador y retiraron lo que le habían sustraído. El polícia exonerado Olmos  El segundo en ser llamado a declarar fue Miguel Ángel Olmos, entonces subteniente. Hoy está desocupado luego de ser condenado –junto a Miguel Sorayre– en una causa por encubrimiento de los hechos ocurridos ese mismo día en el destacamento de Lomas del Mirador. Relató cómo fue la detención luego de que recibiera un radio indicándoles que tenían que ir hasta el colegio (donde asistía Colla) porque se había producido un robo. Tomó, junto a su compañero de móvil (Miguel Sorayre), los datos de la vestimenta y patrullaron el lugar hasta que encontraron al joven (Luciano) y lo llevaron al destacamento.Olmos afirmó que quien lo aprehendió fue Sorayre, en una villa: “no recuerdo el nombre, creo que le dicen la 12”. Dijo que se lo “palpó de armas” y que no había testigos porque “la gente que puede ser testigo siempre se viene encima de los patrulleros, quiere que dejemos libres a los detenidos”, pero que no dejó constancia de esto. Relató luego que al llegar al destacamento: “entregué al chico y lo que había robado a Torales”, y que Luciano quedó a cargo de Chapero “en la cocina”.Luego relató lo sucedido con su remera: “me voy a retirar y me voy a cambiar de civil, porque tenía otro trabajo, y me encuentro con que me habían robado una remera. Primero pensé que era una broma de mis compañeros. Le pregunté a Chapero y me dijo que verifique si la tenía el chico Arruga, que había pasado al baño, donde estaba la remera, y vi que la tenía él puesta”.Según Olmos, Luciano se quitó la remera frente a él y Chapero, y se la devolvió.¿Pero se sacó la remera?, preguntó la querella.-Sí, respondió Olmos.¿Y desde la cintura para arriba? ¿Quedó en cuero?, repreguntó.-… No, tenía dos buzos, dijo Olmos.En pleno mes de setiembre, dos buzos sobre el cuerpo de Luciano, puede definirse al menos como llamativo.La querella releyó la declaración que Olmos había realizado en otra oportunidad, en  la fiscalía, y marcó contradicciones con lo que acababa de declarar tanto respecto a la detención como a quienes estaban presentes cuando el joven devolvió la remera. Entonces se había referido a la presencia de la Ayudante de Guardia, Sandra García, y no de Chapero. García, sin embargo, no  fue citada como testigo en este juicio.La defensa desistió de llamar a Sorayre y convocó a su último testigo, Mónica Viviana Chapero, que actualmente se desempeña en la comisaría de Altos de Laferrere.“Ese 22 de setiembre Torales era oficial de servicio y yo ayudante de guardia. Estábamos solos en el destacamento. Olmos y Sorayre traen a un chico. Yo me retiro porque Olmos y Sorayre estaban explicando el motivo de la detención. Después lo requisaron, se lo llevaron al cuerpo médico y me lo trajeron a la cocina (…). Yo lo tenía enfrente mío, hablábamos y estábamos los dos solos”, relató. -¿Recuerda algo en particular?, le preguntó la Defensa.-“No, fue un día común. Después vinieron los chicos a denunciar, después vinieron la mamá y la hermana de Luciano. La hermana gritaba, pero es algo habitual en los familiares”, respondió.-¿Por qué gritaba la hermana de Arruga?, preguntó el Tribunal.-“Estaba enojada. Hablaba con el chico y el chico le contestaba”, respondió sin precisar qué se dijeron.Chapero afirmó

(Por RNMA) Compartimos los testimonios recogidos este jueves por la Red Nacional de Medios Alternativos, durante la tercera audiencia del juicio por torturas a Luciano Arruga. El abogado Adrián Agreda y Pablo Contreras Vara, de H.I.J.O.S. Zona Oeste, antes del comienzo, más el balance de Juan Manuel Combi, abogado de la querella, tras la jornada en la que desfilaron por el juicios los testigos propuestos por la defensa del policía Torales. Agreda: “¿Es necesario que nosotros como ciudadanos les paguemos a abogados de policías que están siendo investigados por torturas?” Antes de ingresar a la sala de audiencia conversamos con Adrián Ezequiel Agreda, socio y amigo Juan Manuel Combi -¿Cómo estás viendo el desarrollo del juicio?-El juicio tiene vicisitudes que para nosotros no son extrañas en el sentido de la idea de la defensa de instalar una idea acerca de lo que era Luciano, pero bajo ningún punto de vista eso modifica lo que él ha vivido concretamente. Desviar la atención merece en todo caso una crítica ética hacia ellos, porque no pueden desconocer lo que le ha sucedido a él, entonces como no pueden desconocer qué es lo que hacen, lo ensucian. -¿Cuáles son las expectativas que tenés en cuanto a la condena o no de Torales en función de cómo viene desarrollándose el juicio?-En términos jurídicos es bastante complejo, teniendo en cuenta qué tribunal tenemos enfrente. Ese no es un tema menor. No voy a desconocer el esfuerzo que están haciendo los particulares damnificados en ese sentido y puedo adelantar en todo caso que, en mi opinión, daría la cuenta de que efectivamente estamos en condiciones de lograr una condena, sin embargo hay que ser muy fuertes en el sentido de pensar cómo va a jugar el tema de la duda para el tribunal, y teniendo en cuenta qué tipo de tribunal estamos hablando, eso hay que trabajarlo muy bien. -¿Desde lo legal hay posibilidades en caso de que el fallo sea a favor de Torales, que lo eximan de la culpa de torturas, de apelar a otra instancia?-En todo caso, esa es una decisión que tienen que tomar los compañeros que están llevando la figura del particular damnificado, en ese sentido no vería inconveniente teniendo en cuenta que llegamos hasta acá. Yo creo que hay un dato que no se debe dejar de lado, y que hay que criticar concretamente respecto a la defensa, ¿cómo es que los letrados de la defensa pueden llevar a cabo esta actividad a favor de Torales? Es decir, la pregunta es si efectivamente el Ministerio de Seguridad está abonando esos honorarios; me parece un poco un despropósito que el Ministerio de Seguridad, que nosotros la población, le estemos pagando con nuestros impuestos al Ministerio de Seguridad y que ellos les paguen abogados, me parece un poco desproporcionado. En Nación dejó de hacerse hace un tiempo, por suerte. Pero creo que hay que empezar a analizar ese tipo de vínculo entre el Ministerio de Seguridad y la defensa que les pone a sus empleados, y en qué tipo de casos eso tiene que suceder ¿Es necesario que nosotros como ciudadanos les paguemos a abogados de policías que están siendo investigados por torturas? Pablo Contreras Vara, de H.I.J.O.S Zona Oeste: “Que implementen la carátula de tortura por parte de la policía, eso sería un precedente importante” Pablo es integrante de la agrupación HIJOS Zona Oeste y nos dejé estas reflexiones antes de ingresar a esta tercera jornada del juicio. -¿Cómo estás viviendo estas instancias del juicio? -Acompañando. Hace falta, como siempre decimos, acompañar el laburo de los abogados y la denuncia de la familia tiene que ver con un acompañamiento masivo de las organizaciones, organismos de la zona que siempre estuvimos articulando y laburando junto a la familia por lo de Luciano. -¿Cuáles son las expectativas que tenés, según cómo se viene desarrollando el juicio?-Teniendo en cuenta la justicia y lo impresentable que son, porque este tribunal tiene el antecedente de haber absuelto a un policía que mató a otro pibe, yo creo que la causa de Luciano, no ésta, pero sí la causa por desaparición tiene que ver con un peso importante de la movilización, y además, desde el punto de vista del derecho, con todas las pruebas legales que hay no pueden dar un fallo que sea contemplativo para con el policía, más allá de las movilizaciones y el apoyo político. Que implementen la carátula de tortura por parte de la policía, eso sería un precedente importante para lo que viene y también por lo que está pasando con la policía en la provincia. -¿Lo ves difícil?-Es complicado, la verdad que es corporativo todo lo que tiene que ver con la policía, el poder político y la justicia, tiene armado ese conglomerado mafioso que se apoyan de alguna manera, pero a veces tratamos de romper ese conglomerado y torcer un poco el brazo, esperemos que lo logremos, creo que tiene que ser ejemplar, vamos a ver qué pasa. Juan Manuel Combi, abogado de la querella: “ninguna persona debe ser torturada en un lugar de encierro, haya hecho lo que haya hecho”  -¿Qué fue lo relevante en la audiencia de hoy?-Sigo insistiendo en este intento de preguntar lo que hizo o no hizo Luciano Arruga en el momento de ser aprendido, que no tiene nada que ver con lo que se está investigando acá, un hecho de tortura.Y aun en esa insistencia lo que hemos visto en esta audiencia es claramente lo contrario: no se puede acreditar el hecho del robo. Pero aún si se hubiese podido acreditar el hecho del robo por el cual tantas preguntas están conduciendo a la defensa a seguir insistiendo, aun si se hubiese probado no hay motivos para tortura ni para todo lo que le hicieron a Luciano ese día.La impresión que me llevo es lo mismo que ha visto todos, que se ha mantenido la reserva de Vanesa Orieta al solo efecto de que no pueda presenciar la audiencia, como ya lo habíamos anticipado.Realmente

(Por RNMA) En la segunda jornada del juicio por torturas contra Luciano Arruga, con el policía Julio Diego Torales como único imputado, dejó su testimonio de más de dos horas Vanesa Orieta, la hermana del joven que fue secuestrado unos meses después del hecho que se juzga ahora. Con la valentía de siempre, pero sumamente acongojada, la joven explicó con detalles la situación vivida por Luciano en esa jornada que, según explicó “fue quebrarle la vida”. Hay mucha expectativa puesta en la jornada de mañana jueves desde las 9. Están convocados a declarar seis policías, algunos de ellos sospechados por su participación en el secuestro de Luciano, y el joven víctima del robo por el que supuestamente fue detenido Arruga aquel día. Dejamos aquí una crónica de la declaración de Vanesa Orieta. Vanesa declarando. De espaldas,el policía Torales y suabogado Grimberg. Vanesa Orieta es una piba simple. Viaja en el camino hacia el juicio, el día de su testimonio fundamental, en la parte de atrás del vehículo utilitario de uno de los integrantes de su grupo protector: Familiares y Amigos de Luciano Arruga. Allí va, sin asiento, respaldada en uno de los laterales, contra la chapa. Riendo, pero sin poder ocultar la tensión. Sabe que será un día especial en la larga y cansadora lucha que encabeza con un objetivo tan simple como ella: quiere saber qué pasó con su hermano, desaparecido el 31 de enero de 2010. Es petisa, 1,55 mts. dirá durante su testimonio, pero es gigante. No solo pudo cargar en sus hombros toda la historia de Luciano, sino que supo entender que el lugar en el que había quedado le dejaba la oportunidad de pelear no solo por su hermano, sino también por otros de pibes víctimas de violencia institucional y policial.En el viaje previo la nombra a Soledad Rosas, La Sole, aquella joven de Barrio Norte que se hizo anarquista y se quitó la vida en Italia intentando comprender un mundo incomprensible. Varias cosas unen a Vanesa con La Sole. Sin embargo preferimos marcarle la diferencia: “lo que estás haciendo vos ayuda más a cambiar el mundo que la inmolación de La Sole”. Ella responde rápida y segura: “Sí, pero a veces dan ganas de romper todo”. Vane ha sabido contener a La Sole que lleva adentro. Lo hará también durante el testimonio.La sala de la Unión Industrial de San Justo es por lo menos extraña como espacio físico para un juicio. La solemnidad de la justicia choca con los cartelones de publicidad que cuelgan de las paredes. Sin embargo, cuando entra el tribunal, hay que pararse. Y cuando termina la jornada hay que volver a pararse para que los miembros del Tribunal Oral en lo Criminal Nº3 de La Matanza, integrado por Diana Volpicina, Liliana Logroño y Gustavo Navarrine, se retiren antes que el resto. Como cuando entraba la bandera de ceremonias en los actos escolares. Una antigüedad sin dudas.-¿Sabe por qué está aquí? -le pregunta el fiscal Longobardi. Nuevamente la formalidad.-Sí. -responde Vanesa, que habrá tenido ganas de responder ¿cómo no voy a saberlo?-¿Puede contarnos todo lo que crea necesario sobre aquel 22 de septiembre de 2008?Sí, claro que puede. Y puede más que eso. La Vane de ayer no fue la de siempre. Nos acostumbró a que la viéramos fuerte, reconociendo la importancia de su rol público y aprovechándolo al máximo, pero esta vez fue diferente. Su sonrisa quedó en la camioneta. Y apareció la congoja, rápidamente. Se volvió a meter en aquel día y lo detalló exactamente. Varias veces dijo, ante preguntas que le requerían precisiones: “yo no voy a mentir, no recuerdo eso”, intentando dejar en claro que el objetivo no es meter preso a un policía o a varios, sino la verdad. Sentada en esa silla fría, con el micrófono apuntándola y recurriendo a sus recuerdos más terribles, Vanesa fue durante ese rato, otra vez, solo la hermana de Luciano. Uno lo tenía, otro le pegaba Tanto el fiscal Longobardi como los abogados defensores, aunque con diferentes objetivos, intentaron que Vanesa precisara si Torales lo sostenía mientras le pegaban o si le pegaba él directamente. Vanesa concluyó con el dilema: “no lo recuerdo, no le voy a afirmar lo que no recuerdo. Luciano me dijo que uno le pegaba y otro lo sostenía y me nombró a Torales y a otros policías, pero yo recordé a Torales porque había hablado con él. Pero no importa si lo sostenía o le pegaba: fue tortura igual. Me dijo que Torales era un hijo de puta que lo había humillado. Que le habían dicho que si no se quedaba tranquilo lo iban a llevar a la 8ª donde estaban los violadores que se iban a encargar de él”. En referencia a la situación que vivieron aquel día y los posteriores hasta su desaparición, la hermana del joven dijo: “fue una detención cruel. Una situación límite. Como que todo se iba a pudrir en cualquier momento. Luciano era un pibe con unos ojos brillosos y una sonrisa radiante y luego cambió totalmente. Se preocupaba porque su abuela no se pusiera mal”. Atenta, entre el público, la abuela de los jóvenes, que llegó sobre la hora del comienzo, observaba con tanta atención como tristeza. El motivo de la detención Orieta comentó que en el destacamento Torales le había dicho que Luciano había robado algo “un mp3 o algo así”. Ella le dijo que su hermano no había robado nada. El policía fue hasta la oficina y le mostró un cable guardado en un cajón. Con precisión y en el momento más doloroso de su relato, Vanesa contó cómo lo encontró tras regresar de su trabajo: “salí y fui a la casa donde ellos vivían. Una pieza de 4 por 3, donde había una cucheta de frente y otra cruzada. Como estaban mi mamá y Luciano yo casi no entraba. Él estaba en la cama llorando. Le dije: ‘Negro, la puta madre, ¿vos te robaste esa porquería de teléfono de mierda?’ -dijo llorando-. Él

(Por RNMA) En la jornada del martes 5 de mayo del juicio contra el policía Julio Diego Torales por las torturas cometidas contra Luciano Arruga, en el marco de su detención ilegal del 22 de setiembre de 2008, declaró Vanesa Orieta, la hermana del joven secuestrado, asesinado y desaparecido..Tras la audiencia, la Red Nacional de Medios Alternativos dialogó con Juan Manuel Combi, abogado de la familia por la APDH. Orieta declaró más de dos horas. “Lo más importante que nos tenemos que llevar de esta audiencia es el testimonio de la víctima. Creo que además tenemos que rescatar que es una víctima que no solo ha testimoniado sobre los hechos sino también sobre los sentimientos, algo que muy pocas veces se puede hacer y se puede expresar con tanta claridad como lo hizo Vanesa, incluso ante preguntas totalmente impertinentes, fuera de lugar. Ella en ningún momento se sacó, sino que contestó con total respeto a la defensa, incluso con cosas que nos indignaban a nosotros mismos como abogados. Parecería ser como que la vida privada de las víctimas tiene mucho interés para la defensa. Sinceramente a mí me parece que nosotros hemos obrado de muy buena fe para con el imputado en el marco de todo el procedimiento, fuimos muy respetuosos, hemos sido muy respetuosos cuando vino la mamá del imputado, incluso no le hemos hecho preguntas, la hemos dejado expresarse con toda claridad, incluso cuando se refirió a cosas que nada tenían que ver con esta causa, en ningún momento la interrumpimos. Entendíamos que era la madre del imputado y había que respetarla, es una mamá, es una mujer que sufre como cualquier madre la detención de su hijo entonces la dejamos hablar. Es por esto que nos gustaría que haya el mismo respeto para con nuestras personas, que venga una víctima, la hermana de Luciano nada más ni nada menos, que tuvo que sufrir durante 6 años la desaparición, que hace poco lo hallaron muerto, son situaciones que me parece que deberían pesar y al momento de establecer algún tipo de preguntas habría que respetar eso porque aparte no tiene nada que ver con la estrategia de una defensa”.En este sentido, Combi afirmó que la defensa de Torales debería trabajar sobre el objeto procesal que se está investigando en este causa: “es decir, si Luciano fue torturado en el destacamento el 22 de setiembre como bien lo venimos denunciando nosotros y como lo vamos a probar en este debate. ¿Qué tiene que ver la vida personal de las víctimas? Igual claramente Vanesa fue muy contundente, describió cómo es la situación que se vive en los barrios, describió también la falta de asesoramiento que tuvo en ese momento, como les pasa a miles de familias humildes. Creo que el testimonio de Vanesa fue el mejor alegato en este caso de la imputación que va a tener Torales y el mejor alegato respecto a lo que nosotros creemos que debe ser una condena ejemplar para que estos hechos no vuelvan a suceder en nuestro país, y para que no haya más pibes, niños en este caso, ni tampoco adultos detenidos en lugares de encierro, y maltratados por personal policial y torturados como fue Luciano el 22 de setiembre de 2008”. Testigo en reservaTras la declaración de Vanesa Orieta, la defensa del imputado pidió la reserva de la testigo, lo que le impedirá continuar presenciando las audiencias, al menos hasta que terminen las testimoniales, algo que el propio Combi calificó como “una barbaridad”.  “Si bien es una facultad de la defensa, uno reserva testimonio cuando hay otro testigo que pueda confrontar con ese testimonio. Tuvimos que pasar a otro día de audiencia porque no hay más testigos porque la defensa no se encargó de notificarlos, por lo tanto la reserva del testimonio creo que también no ha tenido en cuenta la consideración de la víctima en este proceso, no ha tenido en cuenta quién es Vanesa, quién es Luciano, yo creo que por demás está decir que por sobre toda estrategia judicial, por sobre toda pretensión defensista, que aparte creo que no influye en nada el testimonio de Vanesa para que se tenga que quedar acá, creo que priman los derechos humanos y en este caso los derechos de Vanesa y por sobre todas las cosas los derechos de toda la familia, de Mónica mismo. Realmente Mónica y Vanesa con todo lo que han sufrido, pedir una reserva para que no puedan presenciar la audiencia los días que vienen, de los testimonios que siguen… veremos ahora cuál es la estrategia de la defensa y qué preguntas se le van a realizar a Vanesa Orieta en estos días. Seguramente no se le realizará ninguna pregunta, fueron claros y contundentes los datos que ella aportó, y creo que eso amerita que se le tenga un mejor trato, cosa que a mí humilde entender no ha recibido por parte de estos pedidos que me parece que son innecesarios, y que no tienen nada que ver con lo que estamos tratando”. Auto-incriminaciónEl miércoles 6 de mayo no habrá audiencia. Para el jueves 7 están previstas las declaraciones de los policías Mónica Chapero, Sergio Fecter, Damian Sotelo, Miguel Olmos, Miguel Sorayre y Néstor Díaz. Cabe señalar que Sorayre y Olmos fueron condenados a 3 años por el encubrimiento de esta misma detención. La defensa del imputado también citó a Yoel Colla, que es la persona a quien supuestamente le robaron aquel 22 de setiembre, además de sus padres.Al respecto, Juan Manuel Combi explicó: “sobre los policías tenemos que decir que el tipo penal que se investiga acá es amplio por lo tanto pueden ser pasibles de auto incriminación, es decir que lo que se trató de hacer hoy es que no tengan que venir hasta acá para no tener que declarar porque cuando empiecen a declarar y en cuanto empiecen a auto incriminar seguramente se van a cortar los testimonios. A Torales se le imputa una acción concreta, la de torturar, pero también hay obligaciones

(Por RNMA) La primera audiencia en el juicio por torturas a Luciano Arruga, que tiene como acusado al policía bonaerense Julio Diego Torales, estuvo cargado de emoción, tristeza y dolor. Con el testimonio central de Mónica Alegre, la mamá de Luciano, la jornada que comenzó poco antes del mediodía, culminó pasadas las 16. Mañana brindará su testimonio Vanesa Orieta, la hermana de Luciano. Antes, desde las 8:30 la APDH de La Matanza convocó a una conferencia de prensa para denunciar nuevos aprietes contra Pablo Pimentel y su familia, vinculados a la muerte de Gabriel Blanco, un caso parecido al de Arruga por el que le abrieron una causa al referente de la APDH de La Matanza. Galería de Fotos -¿Qué opina de que un chico de 16 años tuviera que salir a cartonear? -le preguntó Juan Grimberg, unos de los abogados del policía Torales, a Mónica Alegre, la mamá del joven secuestrado, desaparecido y asesinado.Como en la películas de abogados, un murmullo creciente recorrió el lugar. Mientras la presidenta del Tribunal Oral en lo Criminal Nº3 de La Matanza, Diana Volpicina, rechazaba la pregunta por no hacer al objeto procesal -las torturas contra Luciano- y hasta calificaba de imprudente la acción del abogado, Mónica no soportó la pregunta y soltó decidida: “yo le voy a responder: me sentí orgullosa de que mi hijo saliera a cartonear, porque no andaba con ningún arma y había rechazado una oferta que varios policías le habían hecho. Me sentí orgullosa, así como hoy me siento orgullosa de ser la madre de Luciano Arruga, ¿alguna otra pregunta?”, respondió, conmovida y desafiante, Mónica Alegre.Si bien no fue el tono en el que transcurrió la primera jornada del juicio contra Torales, sí hubo varios momentos de tensión durante las declaraciones del día de hoy, en el que pasaron por la silla y el micrófono preparados en el centro del salón de la Unión Industrial de La Matanza, especialmente acondicionado para la ocasión, la mamá de Luciano, Mónica Alegre; los médicos Margarita Fontela y Orlando Gabriel González; el joven Juan Gabriel Apud, amigo de Luciano; Rocío Gallegos, integrante de Familiares y Amigos, que convivía con Vanesa Orieta en ese momento, y la madre del policía Torales, Zulma Robles, que fue convocada en carácter de testigo de concepto. “Vane, sacame de acá que me están cagando a palos” Las palabras de Mónica Alegre eran las más esperadas de hoy. No solo porque se trata de la mamá de Luciano, sino porque fue, junto a Vanesa, su otra hija, testigo presencial de las denuncias del propio adolescente, que señaló a los policías que le habían pegado con su madre y su hermana presentes en el destacamento.Mónica relató con detalles el derrotero de su hijo en aquella jornada que le cambiaría la vida: “salió a las 7 aproximadamente. Estaba trabajando en una fundidora con Damian Piraino (el autor del libro Detrás de Luciano y en ese momento pareja de Vanesa Orieta) y con uno de sus hermanos. A las 11 aproximadamente vino un patrullero a casa y me dijeron que mi hijo estaba preso por robar. Cuando voy, me atiende un policía y me dice que espere que ya me van a atender. Entonces aparece un policía y me dice ‘soy el Teniente Torales, no puede ver a su hijo, está incomunicado, preso por robo’. Pasan las horas y Vanesa se empieza a poner nerviosa. Luciano la escuchó y abrió una puerta y le dijo: ‘Vane sacame de acá que me están cagando a palos’ y una bota cerró la puerta por detrás, o sea que Luciano no estaba solo. Vane se tuvo que ir a trabajar a un call center y me pidió que no lo dejara solo -continuó Alegre llorando desconsoladamente-, pero tuve que hacerlo porque me dijeron que solo lo soltaban si les llevaba la partida de nacimiento (Luciano no tenía documentos), por lo que tuve que ir hasta Puente La Noria a la casa de mi cuñada que le estaba tramitando los documentos. Volví como a las 17 y cerca de las 19 conseguimos que lo dejaran libre”.Visiblemente agobiada, aunque sin perder nunca la sensatez en su relato, Alegre desató todo su dolor al contar cómo fue la salida en libertad: “Luciano no me habló, estaba enojado conmigo, me decía que yo era una ortiba, porque yo intenté todo el tiempo que él no les respondiera más y él me decía: ‘vos porque no te pegaron como a mí, ni te hicieron comer un sanguche escupido como a mí… si te hubieran hecho eso no me pedirías que baje la cabeza y no les responda’. Por suerte luego habló mucho con Vanesa”. Después de aquel día, otro LucianoTodos los testimonios de su núcleo social aseguran que Luciano Arruga cambió su manera de ser tras aquella jornada en el destacamento. “en realidad todo cambió con el ofrecimiento para trabajar para la policía -aseguró su madre-, pero luego de aquella detención ya no iba a trabajar, salía poco con el carrito. Iba solo a la casa de su hermana, a la de sus amigos o estaba en casa, pero ya no estaba en la calle”. Rocío Gallegos, que vivía con Vanesa Orieta en el lugar donde Luciano durmió casi todas las noches entre aquel episodio y su secuestro definitivo, también fue en el mismo sentido: “yo tenía poco trato con Luciano. Venía casi todos los días y pedía permiso para ir al baño, porque en general venía para eso ya que no tenía baño en su casa. Casi no hablaba conmigo. Pero un día me encontró por la calle, cerca de mi casa, un día que él sabía que Vane no estaría, y me dijo que no podía volver a su casa. Esto fue 15 días después de la detención. Yo le dije que no se preocupara, que era inverosímil que no lo dejaran volver a su casa. Ahora lo veo y creo que debí haberle dado otra respuesta. Creo que él me vino a plantear que quería

(Por RNMA) Este lunes comenzó el juicio contra el policía Diego Torales, único acusado por las torturas contra Luciano Arruga en el ex destacamento de Lomas del Mirador, en el marco de la detención ilegal del joven ocurrida el 22 de septiembre de 2008, meses antes de su secuestro y desaparición.La Red Nacional de Medios Alternativos, estuvo allí como parte de la cobertura que hará de todas las instancias de este juicio que se desarrolla en la sede de la Unión Industrial del partido de La Matanza, municipio al oeste del conurbano bonaerense, que se acondicionó especialmente para las audiencias.También se sumaron, al menos durante el día de hoy, varios móviles de cadenas de televisión nacionales que transmitieron en vivo. En el lugar, el vallado y la importante presencia policial aparecían innecesarias aún cuando la gran cantidad de organizaciones presentes suponía que una gran parte de las mismas permanecerían en la calle durante la audiencia. Respecto a tanta medida de seguridad, los familiares de Luciano comentaron: “parece una provocación”La importancia de este juicio radica en que el policía Torales está acusado por torturas lo cual no es común. En general, los hechos de violencia policial que suceden dentro de las comisarías, cuando llegan a juicio, son caratulados como apremios ilegales o golpes.Cuando hablamos de “torturas” no solo nos referimos a los golpes que sufrió Luciano aquella noche sino también a la tortura psicológica y a las amenazas a las que fue sometido.Si bien este juicio no va a determinar quién secuestró y desapareció a Luciano Arruga, sí va a permitir demostrar que la policía lo venía apretando en la etapa previa a su detención ilegal, ocurrida el 22 de septiembre de 2008, meses antes de su secuestro y desaparición, y esto es importante para los pasos que puedan darse posteriormente.Cabe recordar que el juez Gustavo Banco, que tuvo la causa por la desaparición de Luciano por 5 años, deberá enfrentar, probablemente este año, un jury de enjuiciamiento junto a Roxana Castelli y Celia Cejas, las dos fiscales que instruyeron esta causa, para ser destituidos de sus cargos por mal desempeño de sus funciones.La familia de Luciano denuncia, tal como Luciano alcanzó a contarles a su mamá y a su hermana, que la policía lo estaba apretando para que saliera a robar para ellos con una zona liberada, Lomas del Mirador. Esta localidad se encuentra a 40 cuadras de la General Paz, el límite de la Provincia con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es un barrio de clase media, media baja, y en el medio se encuentra la villa donde nació Luciano y se crió con su familia. Esta geografía marca casi un enfrentamiento permanente y de alta estigmatización para la gente que vive en la villa.El 22 de septiembre de 2008 Mónica Alegre y Vanesa Orieta fueron a la comisaria, estuvieron largas horas esperando y vieron cómo Torales amenazó a Luciano y cómo el joven lo acusó de haberle pegado mientras otros dos policías lo sostenían. Ambas pidieron declarar al principio del juicio para poder asistir al resto del proceso, ya que de otra manera no hubiesen podido asistir a las audiencias hasta no dar testimonio.En cuanto a los testigos, se estima que por parte de la querella serán 10 aunque habrá que ver si el Tribunal resuelve convocarlos a todos a declarar. Carátula: TorturasAntes del comienzo de la primera audiencia, la RNMA dialogó con Vanesa Orieta y Juan Manuel Combi, abogado de la familia de Luciano por la APDH.Ambos destacaron la importancia de que el policía Diego Torales sea juzgado por el delito de torturas. “Esta carátula fue una solicitud que nosotros habíamos hecho en su oportunidad al Ministerio Público para que cambie el encuadramiento de los hechos, porque en un principio la causa estaba caratulada como ‘severidades’, es decir, la primera imputación que recibe el imputado era por el delito de severidades y vejaciones, y nosotros solicitamos el cambio de calificación legal, que se lo llame a indagatoria por el delito de torturas y afortunadamente hemos llegado a eso. Luego, cuando se eleva la causa a juicio también se lo hace por el delito de torturas y esta es una excepción dentro de este sistema judicial que considera este tipo de tratos como delitos menores. Nosotros entendemos que son delitos graves que deben ser imputados como torturas, porque las golpizas y todo lo que tiene que ver con el hostigamiento psicológico, el verdugueo sufrido por nuestros pibes en los lugares de encierro, entendemos que constituyen el delito de tortura, así lo han dicho los organismos internacionales y así lo dice el artículo 144 del Código Penal”, afirmó Combi al respecto.En el mismo sentido, Orieta manifestó: “es muy importante porque sino hubiese tenido una carátula de vejaciones y severidades, y nosotros consideramos que ningún pibe que está en la situación de encierro sufre golpes leves, porque un pibe que está encerrado y sufre un cachetazo está siendo torturado, lo están privando de su libertad y su derecho a defenderse”.Además, Vanesa afirmó que la familia de Luciano espera que, de existir una condena contra Torales, se pueda iniciar una nueva investigación: “para que salgan a la luz los nombres de otros funcionarios policiales, que incluso algunos se han ubicado en la escena, y tienen que ser investigados”. Escuchar a las víctimas“Este es el segundo juicio, porque ya hubo un juicio oral y público por el delito de encubrimiento en el que fueron condenados dos policías también por la primera detención de Luciano. Pero desde lo simbólico sí podemos decir que es el primer gran juicio por el caso de Luciano, porque se trata nada más ni nada menos que de las torturas recibidas por Luciano en su primera detención”, explicó Combi.En relación a las pruebas que presentará la querella, el abogado especificó: “en principio vamos a trabajar fundamentalmente con los dichos de la víctima como lo hemos hecho desde el primer día también en la desaparición forzada. Hay que escuchar a las víctimas y hay que creerles. La