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Redacción: Sergio ZalbaEdición: Valentina Maccarone / Pedro Ramírez OteroIlustración: Chechu Rodríguez / La Retaguardia ¿Por qué jurará mañana el presidente al asumir su cargo? ¿Por la “libertad”? ¿Por Menem? ¿Acaso por el Rey David? Demasiadas preguntas. En esta nota, algunas certezas acerca de su vínculo con el judaísmo, tan poco claro como casi todo lo demás. En el mundo existen tres grandes religiones monoteístas: judía, cristiana y musulmana. Las tres nacieron en Medio Oriente y, en las tres, fluyen diversas corrientes internas. La que ahora me interesa, en virtud de la conversión del presidente electo, es la más antigua de este trío: la judaica.  Existe un judaísmo que suele llamarse “cultural”. Lo componen personas y familias de escasa o ninguna participación religiosa pero que sostienen algunas de sus tradiciones más significativas: ritos, palabras, fiestas, comidas. Contiene a buena parte de la colectividad. Y en ciertas zonas, quizá a la mayoría. Hay otros criterios de distinción. El étnico es uno de ellos. Por haberse desarrollado casi en veinte siglos, fuera de su territorio original, la “diáspora” (dispersión) configuró una significativa diversidad étnica: sefardíes en España; asquenazíes en Alemania; yemitas, sirios, bagdadis; y, en Argentina, hasta tenemos “gauchos judíos”. Pero la división más importante y decisoria es la teológica; la que surge de las entrañas de sus creencias, la que conduce a prácticas y estilos culturales muy definidos.  Existen diferentes clasificaciones, las más comunes distinguen entre ortodoxos y ultraortodoxos, conservadores, reformistas y reconstruccionistas. Los últimos tres, con diferentes formas y diversas motivaciones, intentan dialogar con la época y buscan su adaptación a los cambios de la sociedad moderna. Los primeros, en cambio, son inflexibles a cualquier reinterpretación de la Torá (cinco primeros libros de la Biblia) y se mantienen firmes en su lectura literal. Entre estos se encuentra la Jabad-Lubavitch, fracción a la que adscribe Javier Milei y cuyo máximo referente histórico es el rabino Menachem Mendel Schneerson, criado en la Ucrania soviética ―de la que su padre fue condenado al exilio― y fallecido en Nueva York el 12 de junio 1994. Para muchos, por su carácter de “milagroso”, se trata del mismísimo mesías prometido por Dios al pueblo hebreo. La Lubavitch, fundada en el siglo XVIII en la población rusa que le da su nombre y que significa “Ciudad del amor”, es la organización judía que más ha crecido en los últimos años. Su objetivo principal es que el pueblo creyente cumpla, al pie de la letra, los preceptos contenidos en la Torá. Curiosamente, su crecimiento es análogo al producido en el cristianismo y en el islam. En el caso cristiano, conocemos bien a los evangélicos llamados “pentecostales” y a los católicos militantes del Opus Dei y organizaciones similares como los Milis Cristi. En ambos grupos, la literalidad de los textos bíblicos y la crítica a la modernidad son ejes fundamentales. Y en todos los casos, incluyendo a los islámicos, las divergencias sexogenéricas son absolutamente inaceptables. En este asunto, la Biblia no ofrece dudas, Dios le dijo a Moisés: “No te acostarás con un varón como si fuera una mujer: es una abominación” (Levítico 18, 22). Y después fue a fondo, sin vueltas: “Si un hombre se acuesta con otro hombre como si fuera una mujer, los dos cometen una cosa abominable; por eso serán castigados con la muerte y su sangre caerá sobre ellos” (Levítico 20,13). La literalidad no tiene concesiones, Adán y Eva fueron hechos de barro. Hace apenas dos años el presidente electo, nacido en familia de tradición católica,  incursionó en el judaísmo. Sus mentores fueron Axel Wahnish y David Pinto Shlita, rabinos residentes en Argentina. Y según dicen sus biógrafos no autorizados, Milei afirma que Dios le habló con la misma claridad que lo hizo con Moisés. “Serás el próximo presidente”, le dijo.  “¿Pero cómo podré lograrlo sin aparato político?”, suponemos que le contestó. La respuesta divina fue inspiradora: “La victoria en el combate no depende de la cantidad de las tropas, sino de la fuerza que viene del Cielo” (Biblia, Macabeos 3,19). Y así se lo creyó. Y así lo reiteró en cuantas ocasiones lo consideró necesario. Y así habría ocurrido, según su más íntimo convencimiento. Creer o reventar, diría mi madre. En las brujas no creo, pero sus escobas parecen advertirse. Antes de las PASO fue a visitar la tumba del mesías. Después del balotaje, volvió para agradecer. Es que Menachem Mendel Schneerson, el rabino milagroso, habría hecho lo suyo.  El “Rebe” de Lubavitch, como también lo llaman, suele ser considerado “la más grandiosa personalidad judía” de estos tiempos; no sólo por su influencia religiosa sino también por su impacto en lo ideológico. Como furibundo anticomunista, por ejemplo, promovió la destrucción de toda política que pueda sospecharse cercana a cualquier tipo de socialismo. Sus vínculos políticos fueron mucho más estrechos con Estados Unidos, donde vivió sus últimos 53 años, que con Israel. Es que mayoritariamente, los ortodoxos y los ultras rechazan al sionismo. Aunque algunos participaron (y participan) del Estado israelí, su preocupación central es religiosa, de allí el desinterés relativo por la constitución de un Estado. No obstante, igual que otros de esa corriente interna, el Rebe produjo un giro funcional de naturaleza teológica con gran impacto político. La necesidad de minimizar la pérdida de los códigos religiosos judíos le hizo justificar la militarización y la mano dura contra los palestinos. Podemos imaginar que ese impacto, además, supo inspirar en su momento a Donald Trump, ―quien también acudió a los poderes milagrosos del Rebe para lograr su elección― y a Javier Milei en la actualidad, a trasladar las embajadas de Tel Aviv a la ciudad de Jerusalén, símbolo fundamental de derrotero judío. Allí se encuentran las ruinas del Templo de Salomón, principal santuario del pueblo israelita, paredes que albergaron ―según la Biblia― el Arca de la Alianza. Claro que también, en la misma ciudad, se conserva la historia germinal de los islámicos y los cristianos. Lo que convierte a Jerusalén en lugar de encuentro, aunque también de disputa. Pero eso no importaría. La

El candidato más votado en las PASO enarbola viejas recetas edulcoradas que esconden temibles condimentos: Abascal, Menem, Cavallo, Espert, Martinez de Hoz, Benegas Lynch, Eurnekian, Barrionuevo, Bussi, Gómez Centurión. Un futuro de privatizaciones y represión “bendecido” por el Banco Mundial. Redacción: Carlos Rodríguez Edición: Fernando Tebele Ilustración: María Cecilia Rodríguez En Argentina, los medios definen a Javier Milei como un “liberal-libertario”, un exponente de la “derecha libertaria”. Una definición cuanto menos absurda porque nada tiene que ver la ideología “liberal”, de centenaria y opresiva vigencia en el país, con los ideales “libertarios” que enarbolaron los anarquistas. Muy lejos de esa superficial, antojadiza y hasta cómplice definición, los medios internacionales lo mencionan a Milei como lo que realmente es: “un político de extrema derecha”.  Para los medios europeos fue sencillo poner a Milei en su lugar. Si cabían dudas, les bastó escuchar el discurso que Javier Milei vociferó, en octubre de 2022, en el acto que hizo en Madrid el ultraderechista partido Vox, con su líder Santiago Abascal a la cabeza. Como si en Argentina estuviera en el poder el Partido Bolchevique, el diputado Milei anunció lo que será, en caso de llegar a la presidencia, su política en contra de la “cultura marxista”. Afirmó que “esto no es para tibios” y que “no valen las soluciones intermedias” porque esa cultura es funcional “a más socialismo, al comunismo”. En el acto, el compromiso de mano dura de Milei fue aplaudido por los que adhieren a los viejos argumentos de la “nueva derecha”.   En Argentina, a pesar de sus explosiones de furia, Milei nunca fue tan explícito como en el acto de Vox. Luego de las PASO, morigeró su discurso y ahora se muestra casi como un corderito amable. Bajó el tono de voz, y hasta se enamoró de Fátima Flores, con quien se habían conocido hace un tiempo en un lugar idílico: la mesa de Mirtha Legrand. La historia romántica parece destinada a conmover los corazones de más adherentes al rudo político que quiere aniquilar todo signo progresista sobre la faz de la tierra. -Dime con quién andas… A nivel local, se sabe que quien llevó a Milei a la arena política fue José Luis Espert, el economista, político y productor agropecuario liberal, de quien luego se distanció. Aunque los medios argentinos que lo hicieron famoso señalan a Milei como “lo nuevo”, toda su historia está emparentada con lo más viejo, rancio y facho de lo que él llama la “casta política” a la que supuestamente quiere destruir, cuando lo que busca es pertenecer.   Además de “liberal-libertario” y “anarco-capitalista”, Milei se define a sí mismo como “minarquista en la vida real”. El minarquismo propicia un Estado que sólo se ocupe de cuidar “el espacio aeroterrestre de un país”. De ese Estado sordo y mudo, no hay que esperar políticas públicas de equidad, de respaldo a los más vulnerables. El minarquismo está ligado al “liberalismo”, al libre albedrío del Dios Mercado. Nada nuevo bajo el sol Milei.  A pesar de sus estratagemas, Milei ha sido sincero en algunos puntos. Por ejemplo, su oposición al aborto, incluso en casos de abuso sexual (“las niñas violadas no deberían abortar”, dijo), su rechazo a la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas. Su apoyo fervoroso a la libre portación de armas, como en algunos Estados de los EEUU donde las matanzas entre civiles suelen ser cotidianas.  Además, Milei sostiene que el Calentamiento Global no existe, que es sólo un invento del “marxismo cultural”, o mejor dicho “del zurdaje”, calificación que usó repetidas veces en su discurso en el acto de Vox. Otras de sus brillantes ideas es la de volver a privatizar las jubilaciones (Milei fue ejecutivo de la AFJP Máxima) y clausurar el Ministerio de las Mujeres. El feminismo, las cuestiones de género, según Milei, son las causas de la degradación del país. Ni hablar de los reclamos por los derechos ancestrales de los pueblos originarios.  Además del mentado cierre del Banco Central y la dolarización, Milei quiere terminar con la universidad pública y con la obra pública. Esto significa dejar todo en mano de las empresas privadas, nacionales y extranjeras, que se van a repartir — con el apoyo explícito de su eventual gobierno las obras y las riquezas del país que quedan en pie. Parecido, pero peor a lo que viene ocurriendo desde hace décadas.  En sus discursos locales, Milei puso en la misma bolsa a radicales, peronistas y — sólo de mentirita— a los militares. Tampoco dice apoyar a Mauricio Macri, pero admite que, de ser presidente le daría una embajada, con preferencia en los Estados Unidos. Lo curioso es que rescata “algunas medidas” del primer gobierno de Carlos Saúl Menem y de su ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo. Aunque considera que sólo fueron “algunas buenas medidas”, eso es suficiente para que Milei proclame a Menem como “el mejor presidente de la historia”. Y bueno, todo es posible, si hasta alguna vez el ex gobernador bonaerense Eduardo Duhalde dijo que la “Maldita Policía” era “la mejor Policía de la historia”.   Milei en su salsa Es licenciado en Economía, se recibió en la Universidad de Belgrano, con maestrías en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES). Sus conocimientos le posibilitaron ser economista jefe en Máxima AFJP y también en el Estudio Broda, del economista Miguel Angel Broda, formador de notorios exponentes del liberalismo económico.  Desde 2012, Milei está a cargo de la división de Estudios Económicos de la Fundación Acordar. Desde esa función llegó a ser asesor del exgobernador y candidato presidencial Daniel Scioli. Antes fue asesor del genocida Antonio Domingo Bussi, ex gobernador de facto de Tucumán y jefe del Operativo Independencia, condenado por crímenes de lesa humanidad que comenzaron en el año 1975.  En una nota publicada el 5 de septiembre de 2021, el diario La Nación señaló que en el espacio político de Milei tenían cabida Delfina Ezeiza, una joven que reclamaba el regreso al poder del genocida Jorge Rafael Videla y por supuesto, la hoy

¿Quién es Alberto Benegas Lynch? Además de compartir el cierre de la campaña con Javier Milei, procede de un entramado familiar con bastante de casta, pero que tiene cruces incluso con el Che Guevara. Redacción: Sergio ZalbaEdición: Valentina Maccarone / Pedro Ramírez Otero Los Guevara y los Lynch vivían en California, Estados Unidos. Allí se conocieron a principios del siglo XIX.  Tras la caída de Juan Manuel de Rosas, en 1852, ambas familias se instalaron en Argentina: los Lynch en Buenos Aires y los Guevara en Mendoza. Pero al poco tiempo, la Universidad y los viñedos provocaron un reencuentro. Roberto se casó con Ana y Guillermo con Eloísa. Los hermanos Guevara se casaron con las hermanas Lynch. Roberto y Ana fueron los padres de Ernesto Guevara Lynch, progenitores del Che. Por su parte, Alberto Benegas Lynch (padre), era primo hermano de Ernesto Guevara Lynch, mientras que Ana, la abuela de Ernestito, era hermana de la abuela materna de Alberto Benegas Lynch (hijo). Así lo explica este último, quien actualmente es doctor en Economía: “En mi familia se ha hablado bastante del Che, ya que mi padre era primo hermano del suyo. El abuelo del sujeto de marras era una persona excelente, Roberto Guevara, casado con Anita Lynch, hermana de mi abuela materna. En tren de genealogía, consigno que soy más Lynch que Benegas, dado que tanto mi padre como mi madre descienden de dos de los hijos de Patricio Lynch, de quien desciende también el Che”. El entrecruzamiento de apellidos y la repetición de nombres fue bastante común entre las familias patricias. A casi nadie le gustaba quedarse afuera del círculo rojo, lo que generaba una cierta endogamia de clase.  El caso de Ernesto Guevara de la Serna fue un “tiro por la culata” que no pudieron prever. De ahí que los Benegas Lynch no tengan más remedio que reconocer tal error para decirle al mundo cuán diferentes se puede ser. Y para sellar a fuego esa diferencia, como anticipación de la actividad revolucionaria del Che, Alberto Benegas Lynch (1909-1999) fundó, en 1957, el Centro de Estudios sobre la Libertad (liberalismo) en Argentina. Debía hacerle honor a la máxima preferida de Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos: “El precio de la libertad es su eterna vigilancia”. Además, para que esa libertad esté bien vigilada, durante los primeros años de la llamada Revolución Libertadora, tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón, se había desempeñado como ministro plenipotenciario de la embajada argentina en Washington. El 11 de julio de 1940, el economista Alberto Benegas Lynch tuvo un hijo. Lo llamó Alberto Benegas Lynch y selló, sin titubeos, su mandato paterno. Con los años, su hijo accedió a dos doctorados: al de Economía y al de Ciencias de Dirección. También, como su padre, construyó un think tank: Fundación Libertad y Progreso. Desde ese espacio, al que catalogan como “centro de investigación en políticas públicas”, hoy se elaboran casi todas las propuestas de La Libertad Avanza. Allí, se escriben buena parte de los textos que Javier Milei expone. Todos los temas: económicos, políticos y sociales. Desde la venta de órganos, pasando por los vouchers para la educación, la reforma previsional, la eliminación del Banco Central, la dolarización y el valor absoluto de la libertad individual por encima de cualquier cosa que huela a bien común están allí, académicamente redactados y obscenamente justificados. Pero hay más. Falta mencionar a “Bertie”, sobrenombre que recibe el tercer Alberto Benegas Lynch, nieto del exministro de la dictadura del 55 y asesor de José Alfredo Martínez de Hoz en 1976. Él es quien, entre otras misceláneas, afirmó en un reportaje: “Me cuesta digerir que seas peronista, o no sos bueno o no sos inteligente”. Y esta otra lindura: “Es (el Congreso) un aguantadero de delincuentes que tienen fueros”. No queda muy claro cuál es la maestría que ostenta. Sin embargo, tiene un título otorgado por la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE). Instituto que, curiosamente, fundó y dirigió su padre.  Además trabajó para el Banco Santander y como director general de Universia Argentina, una especie de “bolsa de trabajo” para egresados recientes de muchas universidades financiadas por el mismo banco. Hoy es el primero en la lista de candidatos a diputados nacionales por La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires.  “Los Benegas Lynch son mis próceres”, afirma Milei. Son el puente hacia Juan Bautista Alberdi, su máximo referente histórico y hacia la escuela austríaca de economía, promovida incansablemente por Alberto Benegas Lynch abuelo. No sabemos si Javier Milei llegará a la presidencia. Pero el benjamín de los Albertos, salvo algún extraño giro de la historia, será diputado nacional. Será el primero de la dinastía en ocupar un cargo electivo. Y, curiosamente, se trata del más alejado de la cosa pública y quien guarda menos pergaminos. Tal vez, cuando despertemos de esta pesadilla, algún otro Lynch aparezca en la escena nacional. Bueno sería que en esa oportunidad, se parezca más a los Guevara que a los Benegas. 

En la construcción de poder que realiza el líder de la ultraderecha, el apoyo del numeroso sector evangelista de la población es esencial. ¿De dónde viene la alianza?  Redacción: Sergio ZalbaIlustración: Chechu Rodríguez El vínculo entre las derechas y ciertas iglesias protestantes no es novedoso. Más allá de la asociación entre Calvino (la ética protestante) y el espíritu del capitalismo investigado por Max Weber a principios del siglo XX, tenemos otros datos muchos más cercanos y concretos. En 1969,  el llamado “Informe Rockefeller” elaborado para Nixon afirmaba que la Iglesia Católica, al interior de la que comenzaba a desarrollarse la Teología de la Liberación, no era un aliado seguro para los Estados Unidos, y que era necesario contrarrestar su influencia fortaleciendo a otras iglesias de origen evangélico. En 1980, los “Documentos de Santa Fe”, que en principio fueron secretos y se convirtieron en la doctrina ético-religiosa de la administración del presidente republicano de EE.UU Ronald Reagan, aconsejaban combatir por todos los medios a esa teología no sólo mediante el control comunicacional sino también constituyendo el Instituto de Democracia y Religión para que integrara a las iglesias evangélicas y financiase su prédica en todo el continente. Así se hizo. Los detalles filosóficos-teológicos respecto a una y otra versión del cristianismo podrán quedar para otra ocasión. Lo que ahora interesa es verificar, una vez más, la influencia evangélica y su generoso apoyo a las derechas de América Latina y hoy, particularmente, a “La Libertad Avanza” (LLA), el partido creado por el economista Javier Milei en Argentina. Desde el minuto cero en que LLA inició su existencia, comenzaron a tenderse puentes con las iglesias evangélicas de origen pentecostal, que constituyen más del 90% de los templos y fieles protestantes en nuestro país. Como se sabe, estas iglesias no forman un entramado piramidal con jefe único, sino que funcionan de modo independiente. Podría decirse que “cada una hace la suya”, sin necesidad de esperar permisos ni avales. De allí que en principio, las adhesiones parezcan simplemente individuales y tiendan a ocultar vínculos más extensos. La pastora Andrea Almirón, quien junto a su esposo conduce la iglesia “Hay Vida en Jesús” en Río Grande, fue candidata a gobernadora en las últimas elecciones de Tierra del Fuego. Firme opositora a la legalización del aborto y contundente defensora del sistema liberal. No obtuvo muchos votos, pero los suficientes para instalar dos bancas en la legislatura. Lourdes Arrieta es una joven licenciada en Comunicación Social con intensa actividad evangélica. Vive en Las Heras, Mendoza, y milita junto a Milei desde 2020. Se presentó como precandidata a diputada nacional en las PASO y, si se repiten los números, en octubre se le abrirían las puertas del Congreso. Sebastián Etchevehere, hermano de Luis Miguel, quien fuera ministro de Macri y presidente de la Sociedad Rural Argentina, se postuló como precandidato a gobernador de Entre Ríos por LLA. Es su primera participación en la arena político-partidaria. Su presentación estuvo formalmente bendecida por el pastor Héctor Miguel Kecher, presidente de la Iglesia Evangélica Pentecostal “Ministerio Profético a las Naciones” a nivel nacional. “Acompaño a Milei”, dijo el pastor, porque “tiene base protestante, al mencionar a Dios como el Uno”. Por el momento, Juntos por el Cambio cuenta en sus filas con la mayor cantidad de evangélicos practicantes de todos los partidos y alianzas del país. Pero Javier Milei consiguió lo que otros habrían buscado sin encontrar: el apoyo institucional de la FAPE (Federación Argentina de Pastores Evangélicos) cuyo presidente, el pastor Ariel David Díaz, quien también es presidente de la Asociación Marplatense de Iglesias Evangélicas,  se constituyó en coordinador de la LLA en la quinta sección electoral bonaerense. El recorrido político del pastor Díaz es bien interesante: fue candidato del Frente Patriota (Alejandro Biondini), integrante armador de Unión por Todos (Patricia Bullrich), militó en “Nueva Unión Ciudadana” (“Por un país como Dios manda”) partido que integró el frente “Vamos” y en 2007 impulsó a Juan Carlos Blumberg  como diputado nacional.  No fueron pocos los fieles evangélicos, en especial de los barrios más vulnerados, que votaron a Milei instados por sus pastores. No al aborto, a la ley de identidad de género y a la ESI son sus argumentos más fácilmente replicables. En ningún caso, claro, se hizo mención al informe Rockefeller ni a los Documentos de Santa Fe. Pero la historia sigue ahí. Siempre agazapada y dispuesta a dar el zarpazo.

El Frente de Izquierda de los Trabajadores – Unidad superó los 23 puntos en las PASO en Jujuy.  Alejandro Vilca, candidato a diputado, pasó por Hasta que vuelvan los abrazos, el programa de la mañana de La Retaguardia y Radio Sur. (Por La Retaguardia) 📷 Foto de portada: La Izquierda Diario

Costas Isijos, dirigente de Unidad Popular, y ex viceministro de Defensa de Grecia en el primer período de Syriza dialogó en el programa Enredando las Mañanas, de la Red Nacional de Medios Alternativso. Su mandato duró desde las elecciones de enero de 2015 hasta julio del mismo año cuando, luego de la traición del primer ministro Alexis Tsipras, se apartó junto a otros Ministros y Diputados. (Por RNMA) —RNMA: ¿Cuál es la situación actual en Grecia después de las elecciones?—Costas Isijos: Tsipras ganó las elecciones en enero de 2015 y abrió una gran expectativa para que termine a la pesadilla neoliberal. El paquete de ajuste que se había llevado a cabo desde el 2009 terminó con cientos de miles de puestos de trabajo menos, salarios que bajaron al 50 o 60%, jubilados que perdieron el 60% del dinero que sacaban cada mes.Tenemos los últimos 10 años más de 600 mil griegos que emigraron del país, la mayoría de ellos jóvenes y bien formados. Estamos hablando de un país que tiene 11 millones de habitantes. 600 mil es un gran número y Grecia perdió el  25% de su PIB (PBI) en estos últimos 9 o 10 años.Tsipras ganó con un porcentaje bastante alto en 2015 y con un programa no solamente de aliviar al pueblo, sino con un programa electoral en el cual había estrategias de salir de este callejón que nos habían metido los acreedores, el FMI, los estados europeos, los otros 27 estados europeos y el Banco Central Europeo. Estos tres acreedores en Grecia son conocidos como la “troika”.Tuvimos un problema inmenso en la sociedad. 40% de desempleo y 60% de la juventud desempleada. Ahora tenemos un 18%, pero tenemos al mismo tiempo mucha emigración que oculta también el desempleo, porque son jóvenes que se van del país.No hay mejorado mucho los números y al mismo tiempo la política que implementó Tsipras no llevó a cabo su programa y sus promesas electorales. Esas fueron las razones por las que seis ministros y 50 diputados nos retiramos del gobierno. Eso creó un problema.Tsipras llamó a elecciones de gobierno después de haber dado la espalda al pueblo griego, cuando este votó en ese famoso referéndum donde el 62% negó totalmente las propuestas de los acreedores y pidió a Tsipras que siga otro camino alternativo de soberanía económica, social de Grecia, no lo hizo. Llegó a ganar las elecciones de vuelta en un shock electoral dentro de 25 días después del referéndum. En estos últimos cuatro años siguió con una política podemos decir conservadora, de derechas, o socialdemócratas, complaciente con los acreedores. Cumplió con los acreedores en todos los puntos que ellos pidieron, privatizaciones, baja de sueldos y también cumplió como un fiel aliado a Israel y EE.UU., porque ya Grecia es uno de los soldados ejemplares de la OTAN en la región. —RNMA: Esa negociación tiene que ver mucho con Turquía. —CI: Con Turquía pero también con el Proyecto EastMed que es el proyecto de una ruta de gas que se va a construir desde Israel y Chipre pasando por el sur de Creta y llegando a Europa. Es un proyecto muy grande de más de 20 mil millones de euros y en esta construcción estos tres países bajo la supervisión de Pompeo de EEUU, y del establishment norteamericano, han llegado a un acuerdo. Están construyendo esta ruta de gas de las reservas de Israel y de Chipre hacia Europa y Turquía está fuera del juego. Eso crea problemas entre Grecia y Turquía, Chipre, Israel y Egipto que son los cuatro o cinco jugadores en esta región.Tsipras está completamente de acuerdo con las estrategias de la OTAN en la región. Contra Siria, contra el pueblo Palestino. Un fiel aliado desgraciadamente al estado israelí que está llevando a cabo un genocidio contra el pueblo palestino en este momento.Este es uno de los graves problemas y razón de la derrota de Tsipras (en elecciones parlamentarias este año). Si el pueblo no estaba contento con el programa de Tsipras, ¿por qué votó a la derecha y no más a la izquierda? Podría decir que el castigo es un autocastigo del pueblo griego porque no votó  a favor del programa de Michitakis, un fiel aliado al neoliberalismo tradicional europeo de Thatcher y de otros actores principales del neoliberalismo en Europa en los últimos 20 o 30 años y un fiel aliado del establishment norteamericano, de Trump y de Obama. Entonces el pueblo castigó  a Tsipras pero al mismo momento se auto castigó votando un programa muy abstracto: que se vaya Tsipras, que se vaya la corrupción, y al mismo tiempo no tenía mucha idea de que este programa muy neoliberal con muchas privatizaciones que también está en su plan estratégico, por ejemplo la venta de islas del Mar Egeo a multinacionales privadas o a príncipes árabes, a las monarquías árabes, etc.Estamos en un momento muy complicado, muy difícil, un encubrimiento del engaño que desembocó en lo que pasó con Tsipras en estos últimos cuatro años.Termino con estos datos que quiero que los anoten porque son muy importantes: en 2010 el primer rescate fue una deuda de 110 mil millones de euros; el segundo rescate 100 mil millones de euros en 2011 y en 2015 el tercer rescate votado por Tsipras  80 mil millones  de euros. Nos hace casi 300 mil millones de euros para un país tan pequeño, con una población de 11 millones. Y vamos a estar bajo la supervisión de la “troika” para cumplir con todos estos programas. Para poder pagar estas deudas se necesitan más de siete generaciones y quizás ello no alcance. Así que tenemos un experimento global en lo que ha pasado en Grecia en los últimos años. —RNMA: Varoufakis, el ex ministro de Economía de Tsipras y el que estaba negociando con el FMI para decirle no a los acuerdos en base al programa que habían levantado ustedes y que luego de la traición se fue, decía que en el 2025 lo más probable es que haya un giro

Con el 46% de los votos, el exmilitar, conservador, machista, homofóbico y xenófobo Jair Bolsonaro (PSL) se impuso en las elecciones presidenciales de Brasil e irá a segunda vuelta contra su principal opositor, Fernando Haddad (PT), quien obtuvo el 29%. El jueves previo a los comicios, el doctor en ciencias políticas de la Universidad de Sao Paulo Gonzalo Berron analizó en el Enredando las Mañanas el panorama cuyo desenlace no distó del pronosticado. (Por RNMA)Foto: Jair Bolsonaro El politólogo comenzó refiriéndose a la masiva manifestación bajo el lema Ele Não (Él no):“mujeres mayoritariamente fueron a la calle para decir que no quieren a Bolsonaro como presidente; fue transversal, fueron representados varios partidos” y explicó que “a partir de ahí se inició una especie de guerra sucia de parte de Bolsonaro, caricaturizando la manifestación de las mujeres, utilizando una serie de noticias falsas, de fotos muy fuertes de cosas que habían pasado en otro momento y que no son de este contexto electoral”, utilizando como herramienta principal las redes sociales. “Ahí es donde entra un electorado conservador, vinculado a las iglesias evangélicas, donde cuestiones como el matrimonio igualitario, los derechos de las mujeres, el aborto y cuestiones así no permean de ninguna forma; es un terreno fértil para estas provocaciones de derecha, que le dieron resultado por cierto”, dijo.Gonzalo Berroncomparó a Bolsonaro con Aldo Rico como para tener un parámetro local:“son ex militares que vienen a la política cargando sus valores conservadores extremos, hacen de eso su iniciación a la política; lo más preocupante no son las figuras en sí mismas, sino que haya público para eso, porque lo que se está revelando es el carácter conservador de una parcela importante de la sociedad brasilera, donde este tipo de ideas calan”. Para él, “el personaje no gana volumen sino en un contexto en el cual esas cosas pueden llegar a funcionar, eso es lo más preocupante, cómo después de 14 años de un gobierno progresista, en vez de tener una sociedad más tolerante y amplia tenemos una sociedad que ha reaccionado mal a los beneficios que ha tenido y es ciertamente ingrata o reacciona de forma muy egoísta, preocupándose solamente por sus intereses”.“Acá hay un debate enorme sobre religión en la sociedad brasilera, sobre todo porque hay un crecimiento enorme de la religión evangélica, son corrientes de diversos credos evangélicos”, detalló Berrón y luego agregó: “es una nueva realidad; nosotros hemos hecho estudios y hay una distancia entre lo que son las lideranzas y lo que pregan los líderes y los fieles, porque los líderes tienen una prédica que es extremadamente conservadora, cuando uno va bajando en los fieles eso va bajando un poco, pero puede ser activado a cada rato y en momentos cruciales; como hay una señalización muy fuerte por parte de los líderes religiosos, el bloque evangélico manifiesta su bancada y hay una influencia muy fuerte” y remarcó que “Bolsonaro es evangélico, no es católico”.Ya sobre el final, y sobre la principal competencia para el ultraderechista, con quien competirá en segunda vuelta, el politólogo expresó: “para mí la fórmula del PT fue muy acertada, eso no fue el problema, el problema fue el antipetismo salvaje que existe desde el 13 o 14, sobre todo después de junio que quedó evidenciado y fue liberándose en forma creciente; el gran problema que tiene hoy el PT es como lidiar con ese antipetismo, quees muy duro, que no es fácil de disolver, que es de mucha rabia y que es alimentado por esa campaña sucia de Bolsonaro y un tsunami de noticias falsas, videos, memes, ese es el gran dilema”.