Vanesa Orieta y el caso Almonacid: “aquí la víctima está con vida para relatar lo que sucedió”
Por LR oficial en carceles, Derechos Humanos, gatillo fácil, Justicia, Luciano Arruga, Nacionales, Violencia institucional
En Chubut se está desarrollando el segundo juicio contra un grupo de policías de la Comisaría 2ª de Trelew acusado de haber torturado y violado a Maxi Almonacid en enero de 2012. Tras la realización de un primer juicio que absolvió a los imputados, se logró alcanzar esta segunda instancia de juzgamiento gracias a la insistencia y lucha de la familia del joven que en el momento de los hechos tenía 16 años. El programa Desde Afuera, que los Familiares y Amigos de Luciano Arruga realizan en Radio Zona Libre y Radio La Retaguardia, dialogó con Estela Alvarado, mamá de Maxi, y Vanesa Orieta, hermana de Luciano, que viajó para presenciar algunas de las audiencias. (Por La Retaguardia)
El 16 de marzo se dio inicio al segundo juicio contra el sargento primero Sergio Castillo y los agentes Héctor Ortiz, Aníbal Muñoz, Carlos Treuquil y Carlos Pato. Los 5 policías están acusados de violar a Maxi Almonacid en una comisaría de Trelew en enero de 2012.
Se trata de una segunda instancia de juzgamiento, ya que la primera se llevó adelante en marzo de 2013 con 8 imputados. En aquella oportunidad, 3 de ellos pidieron un juicio abreviado en el que reconocieron su participación y fueron condenados a 3 años de prisión en suspenso y 6 de inhabilitación, aunque recién fueron exonerados en 2015. Los otros 5 acusados fueron absueltos.
Tras la presentación de un recurso extraordinario de impugnación por parte de la familia de Maxi y el Ministerio Público Fiscal, el Superior Tribunal de Justicia de Chubut revocó la sentencia lo que motivó este segundo proceso.
En la emisión del miércoles 6 de abril de su programa Desde Afuera, los Familiares y Amigos de Luciano Arruga dialogaron con Estela Alvarado, mamá de Maxi, quien ese día había prestado declaración en el juicio. En tanto, una semana antes lo había hecho la propia víctima.
“Estamos viviendo estos momentos decisivos, por mi parte me siento contenta porque él pudo declarar y sacarse esa mochila que llevaba en sus espaldas hace 4 años. Yo sé, y siempre lo digo, que nada va a cambiar lo que a él le pasó pero era algo que tenía guardado, muy de él, pero pudo ir y, en una palabra, escupírselo a los jueces, y exponer lo que pasó ese día. Hoy declaré yo casi 4 horas, fue una jornada muy extensa, y después pasaron algunos otros testigos, pero estamos en espera a ver qué es lo que se va a resolver porque vemos que cada día se van dilatando las audiencias”, afirmó Alvarado.
La declaración de Maxi
En este sentido, señaló que están quedando en evidencia las estrategias de los abogados de los policías para dilatar el juicio: “desde el primer momento en que ellos se enteraron que Maxi iba a declarar es como que empezaron a poner trabas, empezaron con las dilaciones, a decir que un abogado no quería defender a uno, que otro no quería defender a otro, que otro estaba con crisis nerviosa. Nosotros sabíamos que la declaración de Maxi era muy importante porque qué mejor que él cuente con sus palabras lo que vivió ese día, cuando se logró que la audiencia se hiciera y pudiera declarar Pochi (como le dicen a Maxi), como que quedó ahí algo que revolucionó, no sé si ellos creían que no tendría coraje para hacerlo, pero podemos sentir que ellos saben que algo pesado está ahí, entonces están tratando de dilatar las otras audiencias. Siempre tienen una excusa para una cosa o la otra, cuando no es que renuncia uno, hay otro que está enfermo, y todo eso es como una tortura para nosotros, porque como familia es como que de golpe volvimos a sufrir todas las cosas y nos sentimos mal. Por ejemplo, hace poquito llegamos a los tribunales y le tocaba declarar a mi otro hijo, y no se pudo hacer porque la jornada avanzó muchísimo en tiempo. Y justo él salió por la misma puerta por donde salían los policías, se encontraron ahí y hubo un par de incidentes, cosas que una lleva adentro, tanto dolor, tanta bronca de ver cómo ellos se pueden manejar con tanta libertad, cómo pueden salir y entrar por la misma puerta que lo hacemos nosotros. Pero estamos con expectativas de que esto termine pronto, más allá de los resultados que pueden llegar a darnos los jueces es volver a empezar, sanar heridas, estamos tratando en lo posible de contener a Pochi, que se sienta contenido, tranquilo, tratamos de no hablar de las cosas que pasan, que no vea tantas noticas”.
Para Alvarado, la declaración de Maxi fue muy contundente: “sirvió de mucho, fue muy profundo en el relato de lo que vivió ese día, fue muy poco lo que se ha olvidado de lo que le pasó. Más allá de las expectativas que podamos tener, esto no es un equipo de futbol, no es quién va a ganar, la cosa es que mi hijo lo pudo hablar, porque desde ese día de 2012 en que a él le pasó eso es como que quedó ahí guardado en el corazón de cada uno, y el primer juicio lo dieron a favor de los policías y nunca más volvimos a hablar de ese tema. Cada uno vive su dolor, su duelo, a su manera; empezamos a tratar de sacar nuestras penas cada uno de la mejor manera que tenía, siempre enfocándonos en él, que no nos viera mal, que vea que uno tiene ánimo para seguir adelante. Él actualmente está viviendo conmigo, mi esposo, con su hijita, y prácticamente se refleja en nosotros, como él nos ve a nosotros así se manifiesta él también”.
Testigos en peligro
Estela Alvarado afirmó que espera que el juicio termine antes de fin de mes: “creo que uno de los jueces se va de vacaciones o tiene que hacer un viaje. No creo que queden muchos testigos de parte nuestra, sí puedo decir que hay un testigo más, porque hoy estuve hablando un ratito con la fiscal y es una persona que en el momento en que Maxi había caído preso él también estaba detenido. Pregunté por qué no había hablado, pero me dijeron que era un preso que estaba cumpliendo una condena y salió hace poco, entonces un día se presentó en tribunales y dijo que él había visto y quería declarar, pero no sé qué es lo que vio y qué es lo que va a declarar, no sé quién es, creo que es algo sorpresa que se incorporó ahora y todos creen que es muy importante que este chico declare, no sé qué es lo que él vio o a quién puede llegar a implicar”.
Cabe recordar que hubo otro testigo de lo sucedido aquella noche en la comisaría segunda de Trelew: Bruno Rodríguez Monsalvez, que también estaba detenido en esa dependencia y que en su momento declaró haber escuchado los gritos de Maxi además de comentarios de policías involucrados en los hechos. Sin embargo, luego de efectuar una declaración anticipada en Cámara Gesell y de ser considerado testigo protegido para preservarlo de la policía, Monsalvez se fue Chubut y fue asesinado a puñaladas el 26 de marzo de 2012. A su vez, su sobrino, César Monsalvez de 13 años, se encuentra desaparecido desde el 27 de mayo de 2013.
Hacia el final de la charla con Desde Afuera, Alvarado aseguró que su familia recibe fuerzas de mucha gente que los está apoyando en esta lucha: “es una lucha para todos y por todos, principalmente para que esto nunca más vuelva a pasar con ningún chico más, no solamente con mi hijo, con ningún chico más, creo que todos tenemos derecho a vivir, a disfrutar la vida, a soñar y que nuestros sueños se cumplan. Y los grandes somos los que tenemos que velar por nuestros jóvenes”.
Red de familiares
Almonacid y su mamá en el comienzo del juicio (Foto: Bigbangnews.com) |
Una de las personas que viene apoyando a la familia de Maxi es Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, que esta semana viajó a Chubut especialmente para presenciar algunas de las audiencias. Desde Trelew dialogó con Desde Afuera: “estamos en este proceso de llevar adelante este momento junto con la familia y el grupo que la acompaña haciendo el aguante, igual que como a nosotros en su momento nos han hecho el aguante cuando fue el juicio a (Diego) Torales (policía bonaerense condenado por torturar a Luciano durante su detención de setiembre de 2008), que es tan importante para poder continuar con procesos tan dolorosos como estos. La verdad que estoy con una mirada positiva y esperanzadora porque acá se ha hecho un laburo tremendo, se ha podido visibilizar la causa de Maxi, sacarla de la provincia también para que seamos otros los que podamos tomar conciencia de todo lo triste y tenebroso que le tocó vivir a este pibe de 16 años. Así que acá estamos, acompañando con toda la fuerza, y también llevándome a mi regreso la fortaleza de esa mamá y de esa hermana que están bancando a Maxi en el proceso”.
Orieta participó además de la reconstrucción de los hechos que se hizo en el marco de una de las audiencias (ver video abajo), que incluyó una sorpresiva denuncia de parte de una de las personas que se encontraba privada de su libertad en ese momento en la comisaría 2ª de Trelew. Así lo describió la hermana de Luciano Arruga: “en un momento cuando estábamos pasando al sector de calabozos para tomar nota de lo que ahí había sucedido pudimos escuchar la voz de uno de los privados de su libertad que estaba en un calabozo bastante pequeño y oscuro, por eso no se logra ver el rostro de la persona, y que le grita a uno de los policías, de apellido Castillo, que había sido él quien también lo había golpeado. Esta persona estaba en el proceso de juicio como sospechoso, junto con otros policías, de haber torturado y violado a Maxi. Es tremendo, particularmente viniendo con toda la historia que uno carga, estar en ese momento; es triste la impotencia que provoca escuchar ese relato, lo único que pude hacer y que hicimos varios de los que estábamos ahí fue poner nuestro teléfono a disposición para grabar esas palabras y hoy estamos haciendo el trabajo de visibilizar esta denuncia y ojalá los que puedan tener contacto con esta información que tomen realmente conciencia del grave problema que estamos enfrentando en conjunto, que tiene que ver con la violencia policial, con la tortura, las violaciones, las desapariciones. Ojalá que ese video circule, no es material de prueba en esta causa pero me parece importante que quienes se encontraban ahí, jueces y fiscales, hayan escuchado ese relato porque ese policía y otros fueron los que también golpearon de la misma forma a Maxi en enero de 2012”.
En relación a sus sensaciones y vivencias en el marco de las audiencias de las que participó, Orieta reflexionó: “la situación es la misma que se puede dar en otros procesos judiciales en donde se denuncia a la policía y su violencia, criminalizar fuertemente la figura de la víctima y de su entorno familiar, de hecho esto ha ocurrido con la familia de Maxi, metiéndose mucho en la vida personal y privada cuando no es materia de investigación. Ese es uno de los puntos a tener en cuenta y que a nosotros nos sirve para seguir entendiendo esta problemática en sus dimensiones más generales. Por otro lado, hoy me tocó estar en lo que fueron las declaraciones de algunos de los funcionarios policiales que estuvieron en el momento en que Maxi fue detenido y particularmente me llamó la atención la declaración de uno de ellos que se quebró en llanto a la hora de relatar todo lo que le había tocado vivir a él al quedar por supuesto enredado en esta acusación. Él se declaraba inocente de la acusación y al mismo tiempo declaraba una serie de maltratos que sufría por parte de sus propios compañeros policías; esto sí me sorprendió mucho, escuchar el relato de un policía denunciando el maltrato de sus compañeros y lo que él denunciaba como la intención de querer dejarlo enredado en esta causa que se está investigando cuando según él nada tenía que ver. Así que evidentemente el caso es gravísimo, afortunadamente aquí la víctima principal está con vida para relatar lo que le sucedió y eso genera una fuerte crisis hacia adentro de las fuerzas policiales y por supuesto hacia adentro de este grupo que está siendo investigado por haber torturado y violado a Maxi. Ojalá que todo colabore para que finalmente la familia pueda vivir tranquila y accediendo a la justicia que merece. Creo que se empiezan a notar algunas contradicciones y eso tiene que ver con lo que pretenden ocultar, claramente hay una investigación que está avanzando en esclarecer la verdad de lo que ocurrió con este joven de 16 años”.
En cuanto al momento de la sentencia, Orieta remarcó la importancia que tendrá quienes puedan acercarse y acompañar a Maxi y su familia en esa instancia: “es una causa que lo merece, y Maxi también necesita que seamos muchos en ese momento acompañando y bancando lo que pensamos. Personalmente siento que va a ser una sentencia positiva, responsabilizando y condenando a quienes le han ocasionado tanto daño, un daño que es irreparable, no va a sanar jamás. El laburo impresionante que Familiares está llevando adelante en este proceso de lucha, de construcción y para poder seguir visibilizando lo que nosotros consideramos una problemática que ataca fuertemente a los sectores humildes y sobre todo a sus jóvenes, que cada vez se ven más controlados, más amenazados y que ya contabilizamos demasiados muertos y desaparecidos desde la apertura de la democracia y entendemos que se hace necesario empezar a entender este grave problema que sufrimos y empezar entre todos a decir basta, nunca más, y que los pibes puedan tener un futuro más esperanzador y con menos violencia”.
Maxi-Gabriel
“Acá se ha respetado que esto es un juicio oral y público y se ha permitido el ingreso no solo a la familia, sino también a quienes se encontraban en el lugar para presenciar esta instancia de juicio. En el caso de Gabriel (Blanco), nosotros nos quedamos afuera porque el tribunal decidió que no iba a garantizar ese derecho en un juicio que era oral y público”, comparó Vanesa Orieta al ser consultada por la diferencia entre el proceso que se realiza en Chubut y el que se desarrolló hace algunas semanas en La Matanza por parte del Tribunal Oral en lo Criminal N°5, que no dejó ingresar a la sala de audiencias a organismos que venían acompañando desde hace años la lucha de la familia Blanco.
Gabriel Blanco fue detenido en el Barrio Borgward en Isidro Casanova, La Matanza, después de haber sido hostigado para robar para la policía. Al día siguiente, el 1 de marzo de 2007 un patrullero se dirigió a la casa de sus padres para informarles que se había suicidado en su calabozo. Durante el velatorio, los familiares observaron marcas en su cuerpo y comenzaron a sospechar de la versión policial. La realización de una nueva autopsia y la reconstrucción de los hechos confirmaron que un ahorcamiento no hubiera sido posible. A pesar de las pruebas, el tribunal absolvió por unanimidad a los policías imputados Claudio Hundayn y Daniel Omar Dos Santos (encubridores) y Rubén Suárez, Ariel Gómez y Pablo Balbuena (tortura seguida de muerte).
“La realidad es que en Matanza –continuó Orieta– nosotros estamos teniendo evidentemente un enfrentamiento con una parte del sector judicial que pretende mantener en estado de impunidad los casos que se vienen dando hace ya algunos años y que todavía siguen sucediendo y que tienen que ver con la participación policial en hechos terribles de violencia. Hay que recordar que en el caso de Gabriel Blanco todo esto viene arrastrando una denuncia contra organismos de derechos humanos que acompaña a la familia, tratando de instalar esta idea de que el organismo ha inventado esta causa para dejar mal parado a un sector de la policía bonaerense. La causa de Gabriel y lo que está pasando en Matanza hace evidente una necesidad de desprestigiar todo el trabajo que se viene desarrollando tanto por el organismo de derechos humanos APDH La Matanza como por Familiares y Amigos (de Luciano Arruga), que hemos avanzado tanto visibilizando la causa de Luciano, condenando por ejemplo a Diego Torales, responsable de la tortura que sufrió el 22 de setiembre de 2008, y tratando también de instalar la problemática y al mismo tiempo visibilizarla para que la sociedad tome conciencia de esto, y es evidente que esto está molestando a un sector de la justicia matancera que no quiere reconocer las violaciones a los derechos humanos en democracia y que lo que hace es arremeter con todas sus fuerzas, con todo su poder no solo para dejar impune una causa tan grave como es la muerte de Gabriel Blanco en la comisaría de Isidro Casanova, sino también para invisibilizar los hechos de violencia que se siguen sucediendo. En este caso, hay un trabajo que se viene llevando adelante en primer lugar por la familia, porque si la familia está fortalecida y pone gran parte de su energía en el avance de esos procesos tenemos ganado casi el 80%, pero aparte hay que sumarle que hay un equipo de trabajo alrededor de la familia que viene acompañando responsablemente y que da la posibilidad de que se pueda llegar a buen puerto con estas audiencias y permitirnos a todos nosotros poder participar de ellas sin ningún inconveniente”.
Continuidades
En el programa Oral y Público, que también se emite por Radio La Retaguardia, se retomó el caso de Maxi Almonacid. Aprovechando la presencia de Liliana Alaniz, abogada querellante por Justicia Ya! en el tercer tramo del juicio por la megacausa ESMA, dialogamos sobre la continuidad en el accionar de las fuerzas de seguridad en dictadura y en democracia.
“Todo lo que es la violencia institucional tiene una raigambre que es clara, y que es que acá no se desmantelaron los aparatos represivos del Estado, los policías herederos de (Miguel) Etchecolatz, por ejemplo. O en el caso de Mariano Ferreyra, está el tema de las escuchas donde está vinculado José Pedraza y otros fulanos más, y el que hacía de nexo entre él y los jueces era Juan José Riquelme, que trabajaba en la antigua SIDE. Cuando yo era chiquita y había que hacer un pasaporte tenías que agregar referencias de personas que te conocían y este señor Riquelme nombró en su momento a (los represores, Carlos) Suárez Mason y (Juan Bautista) Sasiaiñ. O sea que es una vinculación directa entre represores y una persona que siguió habilitada durante la democracia y hasta el asesinato de Mariano tranquilamente en libertad como si nada hubiese ocurrido”, reflexionó Alaniz.
Para la letrada, así como no se desmantelaron los aparatos represivos del Estado, tampoco se hizo con los servicios de inteligencia: “hasta hace poquito tuvimos a un tipo como (César) Milani al frente (del Ejército), un tipo que estaba en el servicio de inteligencia, formó parte de la dictadura, y tenemos a Stiuso, que ha sobrevivido a la dictadura en gobiernos democráticos. En los Encuentros de Mujeres, cuando vas a una comisión de impunidad y una mujer viene a contarte su caso en particular, vos decís que esto no tiene nada que ver con lo que ocurrió pero siempre terminás encontrando las mismas aristas, la policía, la burocracia sindical, los empresarios, la Iglesia, hay una cuestión que no está del todo saldada en ese punto”.
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El testimonio de la mamá de Maxi
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Vanesa Orieta en el juicio