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El 17 de octubre se cumplieron tres años de la aparición del cuerpo de Luciano Arruga enterrado en un cementerio como NN. Ese mismo día, ahora sabemos, el cuerpo de Santiago Maldonado apareció en el Río Chubut. Trágicas coincidencias que podrían ser casuales, o no. Cuando la familia de Santiago todavía no lo había reconocido, en el programa Otras Voces Otras Propuestas, conducido por Luis Angió y Rosaura Barletta, estuvo invitada Vanesa Orieta, hermana de Luciano. Su rol en la lucha por la verdad en el caso de su hermano fue inagotable y un ejemplo para las familias que aún hoy buscan a sus desaparecidos, o buscan verdad y justicia, como sucede ahora con la familia de Santiago. Orieta continúa reclamando justicia y castigo a los responsables por el asesinato de Luciano(Por La Retaguardia)

Para comenzar, Vanesa expresó sus sentimientos a poco de haberse cumplido 3 años de la aparición de los restos de Luciano Arruga, el mismo día en que se encontró un cuerpo en el Río Chubut, que en ese momento no estaba confirmado que perteneciera a Santiago. En ese contexto, pidió respeto para la familia, a quien consideró la única voz autorizada para proclamarse al respecto: “Es un día más en el que se vuelve a recordar un nuevo aniversario, esta vez de lo que fue la aparición de Luciano. Seguramente van cambiando las formas en las que una va transitando el dolor. Hoy tengo dolor. Fue un día de guardarse un poco y pensar, en un contexto en el que también tenemos que acompañar a una familia que vuelve a pedir la aparición de una persona, Santiago Maldonado. En el medio de esta noticia del hallazgo del cuerpo que podría ser el de Santiago, hay que esperar a la familia. Lo mismo decíamos nosotros cuando nos enteramos que había aparecido Luciano. La única voz autorizada para informar sobre el caso iba a ser la familia. En este caso pasa igual, a los únicos que vamos a escuchar son a los familiares de Santiago Maldonado. Es difícil describir qué se siente”, relató la hermana de Luciano, que puso en palabras ese sufrimiento: “El daño está hecho. Por más que uno se muestre firme, fuerte y contundente en las palabras, hay un dolor y un daño que es irreparable. Hay cosas que solo sabrán los más cercanos, esos males con los que nos han dejado y debemos lidiar en el día a día”, afirmó.

Medios y Justicia, pareja infernal

Como está pasando también en el caso de Maldonado, además del dolor propio de la desaparición y asesinato de su ser querido, la familia debió soportar la crueldad mediática y el encubrimiento por parte de la Justicia y el Estado: “Los tiempos de los medios, y en conjunto con la perversidad de los actores políticos y judiciales, hacen que la familia no pueda tener una reacción a tiempo para contestarles a estos sujetos entendiendo la magnitud de la perversidad y el sadismo. De este lado, nunca se puede imaginar hasta qué punto pueden llegar, pero pueden llegar al punto de digitar cuándo puede aparecer ese cuerpo que se está buscando. A nosotros nos ha llevado 6 años en poder encontrar a Luciano. Existe una causa con una carátula de desaparición forzada en la que hay muchas dudas respecto a la investigación. Esas dudas tienen que ver con la impunidad que ha creado la misma Justicia, el Estado en su conjunto. Ese daño hace que las familias no podamos entender las lógicas que operan, pero existe una lógica. A esta altura los familiares somos capaces de pensar hasta lo que cualquier ser humano que no ha transitado por esto no podría pensar. No tengan dudas. Son capaces de esto que estamos viendo por televisión, de plantar una teoría de que Luciano fue muerto por un simple accidente de tránsito y de mucho más” dijo haciendo referencia a las operaciones de algunos medios de comunicación y funcionarios políticos que se empeñan en desviar las responsabilidades.
Precisamente, las familias conocen sobre quiénes recaen esas responsabilidades y al mismo tiempo entienden el poder que hay en juego, que les otorga casi absoluta impunidad: “Los familiares nos sentimos con total autoridad de decir que sabemos claramente quienes son los responsables de cada una de las desapariciones forzadas. Viendo y discutiendo con muchos familiares acerca de cuáles son las lógicas que operan, empezamos a entenderlas. Por eso, también nos arriesgamos a compararlas con las lógicas propias de lo que fue el genocidio. Los responsables tienen nombre y apellido, pero también tienen poder para poder ocultar cada una de las responsabilidades que les cabe. Con toda su furia y su poder pueden arremeter en contra de cada uno de nosotras, utilizando la información de nuestras vidas como ellos quieran para poder deslegitimar nuestras luchas y nuestras voces. Sabemos claramente de lo que son capaces. Son capaces de lo peor que uno pueda imaginarse. Lo que vemos en las series de televisión y en las películas de ciencia ficción, es la realidad misma. Estos tipos se mueven con ese poder, con total impunidad”, denunció Orieta.
Una sociedad apática, que no se sensibiliza con las luchas de estos familiares desesperados, juega un rol fundamental para lograr que puedan desviarse e ignorarse de una manera macabra los pedidos de aparición con vida y castigo a los culpables de cometer estos crímenes de lesa humanidad: “Mientras, por supuesto, hay un gran número de seres humanos parte de esta sociedad que no está comprendiendo el gran problema que tenemos dentro. Uno se desespera porque todos empecemos a mirar de la misma forma esa verdad. No tenemos que obligar, tiene que nacer genuinamente el mirar con ojos críticos esta realidad que nos está superando y desbordando a todos. Yo creo que a todos nos interesa lo mismo, defender la democracia. Que tu sobrino y mi hijo puedan vivir en una sociedad donde estas cosas no sucedan más; donde no tengamos miedo de que si van a una marcha los detengan y los torturen adentro de una comisaría. Esto pasa hoy. Pasa con un sector grande de nuestra sociedad. Estamos dando una batalla dejando nuestra vida en esto, tratando de que esto se visibilice para que entre todos empecemos a abrazar bien fuerte la democracia. Están controlando las formas. Están controlando nuestra psicología. Están tratando de debilitarnos instalando el terror”, aseguró la hermana de Luciano, que padeció ese terror a través de su propia experiencia.

Cómplices, encubridores y la criminalización de la víctima

Una de las primeras luchas que la familia debió enfrentar fue la de poder visibilizar el caso de la desaparición forzada de Luciano, un pibe que fue fácilmente discriminado por su condición social. También mencionó la discriminación que sufrió Santiago Maldonado, ya no por ser pobre sino por su elección de vida: “Tardamos mucho. El grado de poder visibilizar a tiempo lo determina el grado de concientización del pueblo. Nosotros tuvimos que luchar contra una discriminación muy naturalizada en nuestro pueblo. Los pibes y pibas de nuestro barrio son tratados como chorros y putas, y por eso se merecen lo peor de la violencia de los hombres. Nuestros pibes y pibas sufren la discriminación. Cuando tenemos que salir a denunciar la violación de sus derechos humanos por parte de los diferentes gobiernos constitucionales, nos cuesta mucho. Con el caso de Santiago, me impacta notar como que hay una discriminación escalonada. A los pobres los discrimina la clase media y la clase alta. A Santiago, un pibe de clase media, lo discrimina la clase alta. El poder siempre termina estando en manos de un sector u otro de la sociedad, que son los que terminan marcando el tiempo de la visibilización o no de un tema tan grave como es la desaparición forzada. Ahí es donde los familiares intentamos desde la palabra poder tomar conciencia, primero nosotros, de que cada una de las muertes de nuestros pibes y nuestras pibas vale mucho y buscamos a todos con la misma intensidad. A todos los queremos y las queremos de vuelta con vida. Tenemos que pelearle fuertemente a estos discursos nefastos que intentan armar categorías diferentes y ponerle más valor a una vida que a la otra. Si ya no nos puede conmover el más cruel de los delitos que es la desaparición forzada…”, dijo Vanesa, quien no logró terminar la frase por su indignación.

La causa

Un oyente y miembro fundacional de La Retaguardia que ahora vive en España, Catriel Fernández, preguntó vía redes sociales cuáles eran los aspectos de la causa que aún le dejaban un sabor a impunidad a la familia y Vanesa Orieta fue determinante: “Toda la causa en su conjunto es impunidad total. Podemos partir del hecho más importante. Aún siendo el más aliviador para la familia, encontrar a Luciano revela este estado de impunidad. La perversidad del Estado a la hora de ‘devolver’ los restos. Restos sobre los que ya no se puede hacer ningún tipo de autopsia ni análisis. Nunca podremos saber lo que ese cuerpo tenía para decirnos, que es lo más importante en una prueba donde se busca a un desaparecido. Ese dato ya no está y no va a estar. Todo lo que no se ha investigado en los primeros días de desaparecido Luciano son pruebas que no podremos tener. No se puede volver el tiempo atrás. El daño que ha hecho la policía durante el período de investigación, y a pesar de que la familia pedía que fueran corridos. La misma Justicia a la que denunciamos pedía que no participaran más de la investigación. Aun así, la policía siguió investigando durante mucho tiempo. Ahí tuvieron tiempo de hacer un montón de maniobras. Una de las que a ellos les facilitó ampliamente mantener la impunidad fue poder ir por todo, amenazando y amedrentando a los amigos. Hay que recordar que las primeras declaraciones tomadas a los amigos más cercanos a Luciano fueron llegando al barrio con camiones de Gendarmería que se metían por los pasillos, entraban a las casas de los pibes y les tomaban declaraciones de forma muy violenta, casi obligándolos a decir cosas que no correspondían a la causa judicial. Es una causa judicial en donde seguramente Luciano se ha mostrado como un pibe que consumía, que tenía diversos problemas en el barrio, algunos vinculados al delito. Es una causa que cuando uno empieza a mirarla finamente, lo primero que entiende es que la Justicia ha hecho bien su tarea, ha buscado la información donde no la tenía que buscar, que era de boca de la misma policía, plantando información que discriminaba y criminalizaba la figura de Luciano. A la hora de tomarles declaración a los amigos de Luciano, no solo dejaban en evidencia la vida misma de esos pibes, metiéndose en su intimidad, sino también aportando información sobre la vida de Luciano que no correspondía. Si el pibe se fumaba un porro o diez, no correspondía a investigar una desaparición forzada en donde se estaba responsabilizando y denunciando especialmente a la policía bonaerense”, enfatizó.

Mentiras

La familia de Luciano ha tenido que soportar y hacer frente a la criminalización de la víctima, han tenido que enfrentar mentiras y sortear dudas, todas trabas impuestas para impedir alcanzar la verdad: “El gobierno mismo al que nosotros nos acercábamos a pedir acompañamiento eran los que hacían correr una información en las diferentes dependencias del Estado, hablando de un Luciano como parte de una banda organizada de narcos. Era el narco más pobre del mundo. El pibe no tenía ni zapatillas para ponerse. Luchar contra ese discurso causa un dolor muy grande. La versión que siempre tomaban era la del gobierno de turno o de la misma policía, que por supuesto iban a hablar mierdas de Luciano. Esa insistencia y perseverancia de la familia y los amigos, la posibilidad de tener una voz y poder transmitirla a la sociedad es lo que empezó a poner en duda ese discurso que hablaba de un pibe vinculado a una mafia de narcotráfico que jamás existió. El poder político y judicial buscó desprestigiar a Luciano y a la familia y decirnos a nosotros en nuestras caras que lo que denunciábamos era un error. El tiempo ha jugado en favor de nosotros y ha comprobado e instalado en la sociedad que la denuncia de la familia era real. A Luciano lo mató la policía y lo desapareció el Estado. Las pruebas son evidentes. Luciano pasó por instituciones del Estado. Todo lo que hay alrededor de lo que fue la recorrida de Luciano por esas instituciones, deja ver el sadismo de quienes participaron de esto. Pudieron describir a Luciano con características que no eran de él para impedirnos a nosotros poder llegar a la verdad. Siempre hay dudas. Hoy más que nunca seguimos dudando de todo y de cada una de las pruebas que pueda haber en esa causa. A nosotros nos tienen que demostrar y comprobar con firmeza que todo lo que está ahí es verdad. Hoy la familia ya no cree en absolutamente nada”, dijo Vanesa, resignada.
Las lógicas de la desaparición forzada de las que hablaba Vanesa Orieta más arriba están apañadas por ciertos organismos e instituciones que les son funcionales a los culpables del crimen y se convierten así también en responsables. Luciano Arruga apareció 5 años y 8 meses después de su desaparición forzada y en todo ese tiempo participaron muchos actores para encubrir su secuestro y asesinato: “Más allá de que nosotros responsabilizamos a los médicos en la causa de Luciano, lo que se debe observar es qué pasa dentro de los hospitales públicos cuando entra una persona sin documentación, bajo el resguardo de un agente policial. Sabemos que los efectivos policiales pasan en cualquier sector de los hospitales, tienen diálogos con los médicos. Me da la impresión que ahí hay una gran nebulosa que permite que la policía o cualquier fuerza de inseguridad pueda moverse con total impunidad para poder articular con esa institución y con otras, como la morgue, para que un cuerpo se mantenga como desaparecido. Hay que mirar el detalle. Yo estoy totalmente segura de que el cuerpo de Luciano no fue el único que pasó por un hospital público y terminó enterrado como NN en un cementerio. Me resulta muy complejo hablar de negligencia. Entiendo que hay un espíritu al servicio de la desaparición forzada y todos son responsables de este delito. Hablar de negligencia es quitarle un peso enorme a lo que es una desaparición forzada en democracia. Todavía hay que ir formándose en esto. Identificamos concretamente a los responsables de una desaparición forzada, con el poder que tienen para poder ejecutar estas prácticas y estas lógicas. El caso de Luciano lo que viene a demostrar es que hay otras instituciones en las que sí opera una cierta negligencia de donde estas fuerzas se sirven fácilmente”, argumentó.

La lucha por la justicia

Orieta es un ejemplo de mujer luchadora. Sus palabras pueden ayudar a motivarse ante la depresión por la pérdida, pero además explican muy claramente en qué consiste una desaparición forzada y tratan de desmenuzar su lógica perversa. Si bien ella se dice pesimista, sigue luchando por la verdad y por todos los pibes y pibas que merecen otras oportunidades de vida: “Lo primero que se me viene a la mente son niños y niñas. Seguramente es uno de mis motores principales. Luciano desapareció cuando tenía 16 años. No puedo olvidar la vida de ese niño, un niño con un montón de carencias. Esas mismas carencias una las ve día a día en el lugar donde milita y donde trabaja. La máxima energía se pone en función de que no tengamos 50% de niños y niñas pobres en nuestro país. Que puedan vivir una vida feliz teniendo sus derechos garantizados, a jugar, a comer, a temer una vivienda digna, a que no sean tratados con violencia. Ese es el motor, sin duda”, aseguró.
“No me da miedo decir que soy pesimista y estoy descreída de la justicia. No creo que podamos llegar a la verdad. Al mismo tiempo, eso no me hace bajar los brazos. Entiendo que nosotros somos el eslabón de una cadena que sigue avanzando. Eso es la construcción colectiva. Vamos creciendo al mismo tiempo. Tratamos de ir vinculándonos con otros actores que nos permitan ir haciendo esta gran organización y lucha cada vez más grande. Buscamos que nuestras palabras se sumen a las de otros y lograr tener un poder que obligue a otros a dar respuestas a tiempo. El día que uno pueda ser feliz por el logro de una familia o de un grupo es cuando podamos ver condenados en tiempo y forma a los responsables de la desaparición de un futuro desaparecido que lamentablemente lo vamos a tener. Vivimos en un capitalismo perverso y con gobiernos constitucionales que ya entendieron cuál es la lógica que tienen que implementar para disciplinar y para controlar”, explicó. “Yo pensaba que no íbamos a encontrar nunca a Luciano, pero una parte de mi corazón latía y una parte de mi cabeza pensaba que era posible. Si hacíamos fuerza y presionábamos íbamos a poder lograr eso. La verdad que eso se demuestra en las acciones. Por más que diga que no se podía, seguía luchando para que eso suceda” relató.

La aparición de Luciano

Vanesa habló de la verdad como la gran herramienta para encontrar a Luciano, expresó sus emociones tras el hallazgo del cuerpo de su hermano y retrató las perversiones contra las que la familia tuvo que luchar durante la desaparición forzada: “A esta altura ya sabe que hay cosas que no se pueden recuperar. Hay cuestiones que dependen de muchas cosas. Por ejemplo, poder llegar a la verdad y condenar a los responsables. Nosotros expusimos nuestra alma públicamente, todos la han visto. Hablamos siempre con sinceridad. No ocultamos nada, no vendimos nada que fuera una mentira. Esa es nuestra gran arma. Es el arma que nos permitió a nosotros llegar a dónde llegamos: poder tener los restos de un pibe descansando en un lugar y una familia que puede llevar aunque sea unas flores para calmar ese dolor. Quería encontrar a Luciano para que mi familia pudiera aliviar su dolor. Buscar a un desaparecido es una tortura extendida en el tiempo. No puedo explicar cómo mi cabeza sigue pensando. Cuando se busca un desaparecido se piensan un montón de cosas que te van quemando la cabeza y la vida. Encontrar los restos de Luciano alivió eso de seguir pensando que el pibe está en algún lugar y que nos está necesitando. Está queriendo volver. Esa es la perversidad de la desaparición forzada. Eso claramente lo saben. Saben cómo repercute en la cabeza de un ser humano tener a un familiar desaparecido. El tema es como uno puede mantenerse en el tiempo sin quebrarse, sin morirse de tristeza. Nosotros nos relacionamos con los familiares y nos podemos dar cuenta de cómo están. Podemos determinar en qué situación se encuentra anímicamente. Gran parte de los familiares que uno se cruza en esta vida están muy dañados. Esa es la perversidad que genera la desaparición forzada y también los casos de gatillo fácil. Van dejando, además de esa vida perdida, otras vidas de amigos, hermanos, madres, que van sintiendo la tristeza y van perdiendo la salud. Es importante el acompañamiento para mantener firme a los familiares”, remarcó.
Este sábado a partir de las 15 horas se desarrollará una jornada cultural en la Plaza Luciano Arruga, Perú y Necochea, que contará con mesa de debate, proyecciones, juegos para niños, radio abierta y música: “Es un momento para seguir denunciando que la causa de Luciano sigue en una etapa de instrucción. Todavía no sabemos la verdad. Se han cumplido 3 años de su aparición y se van a cumplir 9 años de su secuestro, muerte y desaparición. Es una posibilidad para llevar a nuestro barrio un poco de arte y de cultura”, manifestó.
En el mismo sentido, Orieta está enfocada en su militancia a acompañar y ser ejemplo de los familiares que siguen buscando a sus desaparecidos y reclamando justicia por sus pibes y pibas asesinados: “Se van animando. Van apareciendo voces de madres luchadoras, fuertes y aguerridas con un mensaje muy claro. En eso creo que todos los Familiares y Amigos hemos podido construir y animar a muchos otros familiares a que también salgan a la calle y denuncien. Para que, entre todos, vayamos perdiendo el miedo. La realidad es que construir entre muchos es aliviador y sana el alma. Ver que somos muchos y nos vamos conectando y entendiendo. Cada vez somos más sintéticos y claros a la hora de denunciar. Todo eso está hablando de un proceso que tiene un grado de importancia supremo. Muchas de esas madres, padres, hermanos y amigos van a marcar una parte de la historia de nuestro país, quizás bastante marginal. La historia de los pueblos sufridos queda en un rinconcito medio marginal, pero va a marcar una parte de historia de los diferentes gobiernos constitucionales de la era democrática que se han encargado de asesinar y desaparecer a nuestros pibes y pibas de los barrios humildes. Está empezando a gestarse un movimiento de madres luchadoras que para nosotros es aliviador. Es una lucha muy dolorosa y cada vez tenemos que ser más”, pidió.

El espacio Luciano Arruga

“Está transitando un momento muy lindo, de trabajo constante. Todo a pulmón, reconstruyéndose. Todo este equipo humano que es Familiares y Amigos de Luciano Arruga estamos poniéndolo en condiciones para que se sigan realizando actividades vinculadas a niños, niñas y jóvenes. Estamos generando un espacio que les brinde posibilidades a los jóvenes para discutir junto con nosotros. Intercambiando ideas. Nosotros vamos creciendo y necesitamos escuchar a las nuevas generaciones para seguir aprendiendo de qué forma podemos seguir acompañando respetuosamente la lucha por la defensa de los derechos humanos de este sector de jóvenes pobres que más sufren el control y la represión. Hoy hay muchos talleres; de teatro, de guitarra, apoyo escolar, escritura. Ver hoy murales, plantas, colores, ver vida es pensar que se puede construir aunque sea de poquito una conciencia diferente a la que está reinando, que es una conciencia individualista y mezquina. Eso fue un destacamento policial donde no solamente estuvo detenido Luciano sino donde estuvieron detenidas muchas personas que fueron golpeadas y torturadas por efectivos de la policía bonaerense. Hoy es un espacio social y cultural. Un espacio donde seguimos construyendo una memoria que tiene que ver con la violación sistemática de los derechos humanos a nuestros jóvenes y un espacio de puertas abiertas a ellos y a todos los vecinos que se quieran acercar”, invitó.

La desaparición de Santiago Maldonado

Por último, Orieta reflexionó sobre la figura de Santiago y trató de entender la lógica que operó en su caso de desaparición por parte del Estado a través de la Gendarmería Nacional: Santiago no estaba en cualquier lugar. Estaba acompañando la lucha de la comunidad mapuche, particularmente estaba pidiendo la libertad del Lonko Facundo Jones Huala. Fueron por alguno de ellos. Secuestraron y desaparecieron a Santiago. Él estaba en el medio de un pueblo que viene siendo discriminado, perseguido, asesinado y desaparecido hace muchísimo tiempo. Era un pibe de clase media. Cuando los medios tienen que hablar, sean más progres o de derecha, siempre siguen centrando la información alrededor de la desaparición de Santiago Maldonado, pero tratando de sacar el contexto que había llevado a Santiago a estar allí, que era luchar y reivindicar la voz de un pueblo que está siendo asesinado. No tenemos que dejarlo pasar porque no estaríamos comprendiendo la solidaridad y el corazón de Santiago, ni tampoco la persecución de hace muchos años de un Estado para con un pueblo”, fundamentó.
Además, se refirió al hallazgo del cuerpo en el Río Chubut, que en ese momento se desconocia su identidad, y pidio tener cuidado con el tipo de información que hacen circular por los medios y las redes sociales: Si no llega a ser ese el cuerpo de Santiago, hay que repudiar con toda la fuerza esto que están haciendo. Seguramente se puede manejar de otra forma, con mayor responsabilidad. Es un caso que nos tiene en vilo a muchos. Entiendo que siempre se puede cuidar y respetar a la familia, los amigos y a todo un pueblo que también merece saber la verdad. Si es Santiago, abrazar a la familia con fuerza y condenar a los responsables. Si no es Santiago, es una falta enorme y una falta de responsabilidad muy fuerte. Merece también algún tipo de sanción si no llega a ser así. Por más que sigamos naturalizando que la información se maneje de esta forma y que los funcionarios no nos den respuestas que den tranquilidad. Está mal esto que está pasando. Se está manejando una información de una forma totalmente perversa”, cerró.
Los casos de desaparición forzada que se van desarrollando durante los gobiernos democráticos en nuestro país continúan el terror que comenzó hace más de 40 años con el Terrorismo de Estado y el genocidio. Las familias de las víctimas parecen fortalecerse entre ellas y aprender mutuamente acudiendo a sus experiencias. Meses atrás, en La Retaguardia, se encontraron telefónicamente Andrea Antico, cuñada de Santiago, con Vanesa Orieta. El miércoles pasado, la familia Madonado le dio una clase de ética profesional a los medios de comunicación y terminó rogando piedad por el destrato hacia ellos. Así, parecen haber entendido mejor que nadie el mensaje de Vanesa y de la familia de Luciano. Los Maldonado no creen en nadie, por eso pasaron cerca de 8 horas junto al cuerpo que hallaron en el río y por eso participaron con un perito de parte en la autopsia de ese cuerpo que podría ser Santiago. La maldad y la perversión de quienes operan para desaparecer personas, encubrir a los culpables, criminalizar a las víctimas y atacar a los familiares solo puede tener un límite si nosotros como sociedad acompañamos a esas familias a resistir, a no dejarse amedrentar y a seguir exigiendo verdad y justicia.

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