El derecho de vivir en paz
Por LR oficial en Chile, Internacionales, represion
Ayer se realizó en el Parque O’Higgins de Santiago de Chile, otra multitudinaria concentración. Esta vez fue un festival que tomó el nombre de la canción de Víctor Jara que se convirtió en una de las consignas principales del movimiento que permanece en las calles de todo Chile. Compartimos fotos y una crónica de otra jornada de lucha y represión. (Por La Retaguardia y Radio Presente – Enviados especiales)
Desde hace días, Chile se ve inmerso en la mayor crisis política y social de las últimas tres décadas: “No son 30 pesos, son 30 años”, vienen clamando.
Luego de varios días de represión brutal con personas muertas, torturadas, desaparecidas, abusos y violaciones constatadas y denunciadas por el Instituto Nacional del Derechos Humanos de Chile, el pueblo chileno se convirtió en un perfecto trapecista que limita constantemente entre la angustia y el dolor de lo que viven, y el coraje y la alegría por lo que están haciendo.
Sostienen que han perdido el miedo y se viven contagiando alegría y fuerza.
Esto logró visualizarse en la jornada “El derecho de vivir en paz”; esta canción de Víctor Jara que marca rumbo hasta hoy.
Participaron más de ciento veinte organizaciones, referentes sociales y miles de personas, que se reunieron en el parque O´Higgins, no en cualquier día, sino dos días después de haber sido más de un millón de personas en las calles hacia Plaza Italia.
Bandas históricas de Chile, que han pasado los peores momentos, como Illapu; y otras más jóvenes pero siempre presentes, como Los Prisioneros y Moral Distraída; fueron pasando y mostrando, no sólo su apoyo, sino su alegría con los reclamos que se llevan adelante.
Los testimonios de todas las personas participantes coinciden: buscan la unión y la paz. Piden que la policía y los militares dejen de reprimir y perseguir estudiantes. Que se haga justicia por los caídos, se esclarezcan todos los crímenes y haya responsables políticos.
Van por la Asamblea Constituyente y se escucha el mismo grito del alma que recorrió tantas veces estas calles santiaguina:“El pueblo unido jamás será vencido”.
Los conductores leen las palabras en común que recorren lo que señalamos y todos los puntos que el pueblo considera necesarios y obligatorios para una vida digna.
Piden que no dejen de estar en la calles, que tengan fuerza y que sigan organizados en los Cabildos. Estas son las formas de organización que tienen los chilenos en cada barrio. Divididos por profesiones, se juntan a debatir y crear resoluciones para enfrentar el hoy y definitivamente para saber el tiempo que viene mañana. Ollas populares, sindicatos, colectivos de todo tipo y color, están en trabajo permanente, alertas, cansados, pero envueltos en una energía arrolladora. Se saben portadores de la verdad. Tal vez por eso hayan censurado las redes sociales y exista un trabajo permanente por ocultar lo que aquí sucede. Se saben responsables sujetos de derechos luchando por ellos.
La jornada en el Parque ha sido necesaria y reconfortante para gran parte del pueblo chileno que se fue en calma, sin ningún problema.
En la tarde, mientras tanto, una manifestación especial sucedió en Plaza Italia: cientos se ciclistas de autoconvocaron simplemente para dar vueltas a la plazoleta.
Mientras los camiones hidrantes mojaban y trataban de dispersar a los manifestantes, éstos los eludían de manera creativa y seguían firmes en su objetivo.
Los gases lacrimógenos se respiran en el aire y el camión va soltándolos en cada vuelta. Como en todo el mundo, la presencia del Estado altera a quienes se manifestan, que sólo quieren expresarse libremente. La intensidad va subiendo y aparecen carabineros corriendo a algunos manifestantes. El gas inunda el aire y cuesta respirar, la gente se dispersa, pero los ciclistas cumplieron su objetivo.
En Valparaíso, una de las marchas más históricas para los porteños recorre la costanera, con gente de Viña del Mar, Villa Alemana y todas las poblaciones aledañas. Cientos de miles de personas caminan con total tranquilidad, luchando por sus derechos y su futuro. El resultado también fue la represión y, según denunció el propio alcalde Jorge Sharp, reprimieron indiscriminadamente a personas adultas, niños y niñas, sin distinción, como viene pasando en todas partes.
El panorama general del país es esta escena que se vuelve a repetir por todas partes.
No sabemos si lo peor ya pasó, pero la gente busca difundir a cualquier costo lo que aquí se está censurando. Este domingo llega la misión de derechos humanos de la ONU y la propia ex presidenta, Michelle Bachelet, será la encargada de registrar y -suponemos- condenar todas las violaciones a los derechos humanos denunciadas por el mundo entero, para que dejen de suceder. Mientras eso sucede, el pueblo chileno se niega a volver a sus casas.