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Liga Argentina por los Derechos Humanos


Ayer, durante las últimas palabras del juicio Benavides, Jaime Lamont Smart  nombró varias veces a la abogada querellante de La Plata. Pese a no haber participado del juicio, Guadalupe Godoy habló con Pulso Noticias y con La Retaguardia y nos contó quién es y qué lugar ocupa hoy en la política y la Justicia argentina el imputado que era Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires durante la dictadura. Entrevista: Fernando Tebele / Ramiro LaterzaRedacción: Julia VarelaFoto: Gabriela Hernández “Está bien que Smart se acuerde de mí”, dice Guadalupe Godoy al empezar a hablar. Y es porque en 2012, luego de la causa Circuito Camps, lograron que el ex Ministro de Gobierno bonaerense de la Dictadura y quien impartía las órdenes a la Policía, deje de vivir en libertad y cumpla una condena en cárcel común, en Marcos Paz, como muchos genocidas.  Hoy, durante el cuarto intermedio entre las últimas palabras de Smart y el veredicto del Tribunal en el Juicio Benavides, Pulso Noticias y La Retaguardia hablaron con la abogada querellante:  “El juicio al que él hace referencia es el del Circuito Camps; es el primer juicio al que él llega a la etapa oral y llegó en libertad. De hecho, hubo un momento en el que las querellas habíamos sacado un comunicado que se llamaba: ‘Vacaciones en Bariloche, promoción exclusiva solo para Genocidas’, porque Smart había pedido permiso para pasar sus vacaciones en Bariloche y se lo dieron”, contó. “En Circuito Camps se sentaba con el resto de los abogados, no con los imputados, en un intento de autodefensa. Nosotros preparamos ese juicio con mucho cuidado. Fue el primer juicio donde planteamos la ampliación de la acusación dentro de la estancia oral por el delito de homicidio en todos los casos en donde el Equipo Argentino de Antropología Forense había localizado restos. Uno de los casos por el cual ampliamos el homicidio no fue por haber encontrado los restos del Equipo, sino por la ampliación de un testimonio en el caso de Lidia Papaleo. Ella hace una referencia, un detalle más específico, sobre la muerte de Rubinstein en Puesto Vasco y, a partir de ahí, nosotros ampliamos la acusación para el caso de Smart”.  La respuesta del genocida no tardó en llegar:  “Nos contestó con mucha soberbia. Nos dijo que no entendíamos nada de Derecho Penal, que cómo íbamos a ampliar. Cuando los jueces Rozansky, Portela y Falcone nos hacen lugar e incluyen el pedido de detención,  se fue detenido a Marcos Paz. Todos lo vivimos como un triunfo enorme. Creo ahí que se dio cuenta del error de la autodefensa. Así que bueno, me alegro. Me alegro que al día de hoy eso le siga pesando”, agregó con sorna la abogada. Smart reconoció ayer durante sus últimas palabras que “fue un error asumir la autodefensa”. —En sus últimas palabras Smart habló del Juicio a las Juntas. Dijo que si Videla y Viola no fueron condenados por haber sido presidentes (fueron condenados por haber sido Jefes del Ejército) por qué condenarían a un Ministro de Gobierno, que era su cargo. —Primero, porque los criterios de prueba del Juicio a las Juntas fueron sumamente restringidos. Creo que eso lo sabemos todos. La valoración de la prueba que había no era la que corresponde a delitos de Lesa Humanidad. Por ese criterio también sabemos que fueron absueltos la mayoría de los jefes de las Juntas y otros tantos fueron condenados a penas irrisorias. Eso tuvo que ver con muchas cosas.  Creo que lo que a Smart le cuesta aceptar, al día de hoy, es que el criterio de juzgamiento no es sólo a quiénes fueron los responsables directos de los delitos, sino a quiénes planificaron y propiciaron el exterminio, a quienes lo llevaron adelante. Los famosos autores de escritorio.  Eso es lo que más le pesa, esto de pensar que él solamente era un burócrata estatal. En realidad, y eso lo mostramos en el Circuito Camps, la policía y todo el aparato represivo, respondía a órdenes. Y esas órdenes no sólo las dio el Ejército, sino que también se dieron desde ese aparato “legal”, entre comillas.  Al día de hoy le sigue pesando. Pero la realidad es que, por ejemplo, una de las cosas que nosotros decíamos ahí era que el presupuesto de la Policía de la Provincia también dependía de él como Ministro de Gobierno. Ni hablar de todo lo que implicaron las designaciones de jueces y funcionarios judiciales, donde Smart operó y sigue incidiendo al día de hoy. En ese juicio, cuando Smart alegó, se llenó la sala de funcionarios judiciales que fueron a apoyarlo. Fue la única vez, que recuerde, en la que un alegato de un imputado tuvo una presencia tan masiva. Y ese día, ante esa multitud estaba, entre otras, Cecilia Pando; fue una audiencia muy impactante. Además, se negaban a pararse cuando entró el Presidente, cuando entró el tribunal. Smart siempre ha sido un personaje complejo y es uno de los que más nos gusta que haya pasado por Marcos Paz. Es mucho más sencillo juzgar a quienes son integrantes del aparato represivo que a estos de cuello blanco.  —En el Juicio de Circuito Camps, en 2012, Ibérico Saint-Jean estaba vivo y murió en el transcurso. ¿Qué recordás de esas idas y vueltas del juicio con ellos juntos, Ibérico Saint-Jean y Smart? ¿Se endilgaban responsabilidades? —No, ellos eran un equipo. Recordemos que Smart y el hijo de Saint-Jean fueron articuladores de las defensas de los genocidas durante mucho tiempo. Desde los inicios, desde esa Causa 13 (el Juicio a las Juntas) en adelante. Estaban muy articuladas las defensas. Se notaba por el diálogo, por el vínculo. Saint-Jean muere durante el juicio y también habíamos logrado algunas medidas respecto de su libertad.  Hay que pensar en el contexto en el que se dio ese juicio. Nosotros lo iniciamos con mucha impunidad. Smart estaba con domiciliaria y logramos revocarla.  Que termine con una prisión efectiva fue realmente un logro. Y ese fue un

En un par de audiencias tan extensas como durísimas, declararon dos personas que pertenecían a Gendarmeria Nacional y fueron guardias en El Olimpo durante la última dictadura. Se trata de Omar Eduardo Torres y Federico Talavera. Torres reveló que hicieron con el cuerpo de Lucila Révora, la mamá de Eduardo Wado de Pedro. Redacción: Alejandro Volkind (Radio Presente) / Camila Cataneo (La Retaguardia)/Edición: Fernando Tebele (La Retaguardia)Foto de portada: Transmisión conjunta de Radio Presente y La Retaguardia Omar Eduardo Torres se desempeñó como gendarme durante toda la dictadura cívico militar. Entre agosto de 1978 y febrero de 1979, fue destinado a hacer guardias externas en el ex Centro Clandestino de Detención Torura y Exterminio “Olimpo”. En la audiencia 21 declaró como testigo y detalló los delitos de todo tipo que cometieron allí quienes eran sus jefes. Confirmó la existencia de un registro donde se anotaban los operativos y el nombre de las personas secuestradas. Dio detalles sobre los traslados a los Vuelos de la muerte y brindó escabrosos pormenores del operativo en la calle Belén en el que fue secuestrada y asesinada Lucila Révora y del que fue testigo su hijo Eduardo “Wado” de Pedro, de tan solo dos años.  Por su parte, Federico Talavera dependía del Comando 1 del Ejército de Campo de Mayo y fue enviado al centro clandestino El Olimpo para cumplir diversas funciones, entre ellas, ser el chofer asignado para trasladar a las personas que estaban en cautiverio hacia los aeropuertos donde se realizaban los Vuelos de la muerte. Antes de estar en El Olimpo, participó del Operativo Independencia y del Mundial 78. “El subcomandante era Luis Medina y nos convocaba para todos los operativos”, dijo al comienzo de la audiencia. Medina es uno de los acusados en este juicio. La importancia de sus testimonios se notó desde el inicio de las dos jornadas, cuando los abogados defensores de los represores, notablemente incómodos, solicitaron dejar sin efecto el testimonio ante el peligro de posibles autoimputaciones. Durante su declaración, quisieron intimidar a Torres y a Talavera planteando que su propia declaración los ubicaba a la par de otros imputados como partícipes de los delitos que relataban y, a la hora de las preguntas, por primera vez en lo que va del juicio, tuvieron una participación sumamente activa, que contrastó con las ausencias de preguntas a casi todas las víctimas y familiares que pasaron por las audiencias. La historia de Lucila Révora y Carlos Fassano El 11 de octubre de 1978 se llevó adelante un operativo del Batallón de Inteligencia 601 en el domicilio de Belén 335. Allí vivían Carlos Fassano y Lucila Révora, quien estaba embarazada, junto a su hijo pequeño Eduardo Enrique De Pedro. Al ingresar a la vivienda se los llevaron secuestrados. Torres recuerda perfectamente aquel operativo. “Esa noche yo estaba de guardia. Nazario insistió varias veces por teléfono con que necesitaba hacer un ´asadito´”, tal como le decían en la jerga concentracionaria a la quema de cuerpos. “A Fassano lo llevaron a la Escuela de gendarmería y lo quemaron ahí”. En cambio, según relató Torres, el cuerpo de Lucila lo quemaron en un “tacho de 50/100/200 litros en El Olimpo”. Recordó que “Lucila Révora estaba embarazada de seis o siete meses. Y mientras la quemaba, Rosas agujereaba el tambor para que saliera el líquido que iba quedando adentro. Todos los que estaban de guardia ahí lo vimos”. Y continuó: “Había un chico de 4 o 5 años, debajo del brazo, era Wado de Pedro. No lo estaban conteniendo. El chico lloraba desconsoladamente, que se había salvado de ese enfrentamiento de casualidad”. Dijo que mucho tiempo después supo que aquel niño era el actual Ministro del Interior: “Miren…”, agregó sin completar la frase. ¿Qué vieron? “Nunca se me ocurrió tener doble identidad, si yo nunca acepté ni cometí ningún delito, a pesar de que los veía constantemente”, dejó en claro Omar Torres en los primeros minutos de la audiencia y explicó que “no me gustaba ver torturas, asesinatos (…) Tampoco lo podía hablar con nadie, aquel que se oponía a una orden, ya te miraban medio raro”.  Torres contó que trabajan un día entero y luego tenían dos de descanso. Él hacía las guardias internas donde estaban las personas en cautiverio. Nombró a varios de los imputados como por ejempolo a Miguel Lugo: Él me vio en El Olimpo. Él era guardia interno. Sacábamos a los detenidos de un calabozo para llevarlos a interrogar cuando pedían los que hacían tortura. Después había que sacarlo. Estas personas salían mal, calcule que les pasan electricidad y se los golpeaba. Los sacaban sin conocimiento de los calabozos, se lo llevaba a su celda y se lo dejaba ahí”, señaló.  Entre julio y agosto, cuando terminó el Mundial 78 realizado en medio de la dictadura, Torres dijo que lo “mandaron” al Olimpo y que a los tres días llegaron los detenidos. Los registros Durante su relato confirmó la existencia de un registro donde se anotaban los operativos y los secuestrados, y señaló con nombre y apellido a los militares que están en el banquillo de acusados. “Hugo Medina, segundo escuadrón de Campo de Mayo –móvil 1– tenía un libro de guardia, de como 200 hojas, y ahí se anotaban la salida de personal. Todos esos libros figuraban, eso se guardaba, todo. Ahí ponían quienes salían a tal lado, no ponían operativo olimpo, pero si había siglas”, dijo Torres y continuó: “Había registro de las personas secuestradas, sí. Les daban un apodo o un número. Dentro de los detenidos venía el Turco Julián y decía ´tráigame el número 10 , el 20´. Había dos grupos de tareas constantes, más dos grupos al otro día. Cuatro autos, y en cada auto iban cuatro, y eran dos grupos por día, diez por grupo, y así eran sucesivos los tres días. Y cuando había algo importante, venían todos”. Los torturadores Torres repasó represores con apellidos y apodos: “Sergio Raul Nazario se hacía llamar Estevez, el comisario Rosas le decían clavel, el oficial de

Iris Pereyra de Avellaneda, flamante presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, habló sobre el presente y el futuro de la organización después del cimbronazo que ocasionó el episodio de violencia protagonizado por José Schulman. La militante, sobreviviente de “El Campito” en la última dictadura cívico-militar y madre del “Negrito” Floreal Avellaneda, aún desaparecido, pasó por el programa Sueños Posibles, de Radio La Retaguardia, e hizo un recorrido por la historia de la organización hasta la actualidad.  (Por La Retaguardia) 🎤 Entrevista: Alfredo Grande / Irene Antinori ✍️ Redacción: Julián Bouvier 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Archivo Natalia Bernades/La Retaguardia Iris Avellaneda fue designada por sus compañeros y compañeras como la presidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, luego del conocido conflicto protagonizado por José Schulman, quien fuera el presidente de la organización hasta el mes pasado, cuando agredió a una trabajadora en una terminal de ómnibus. “Para mí ha sido un honor este reconocimiento que me ha dado la Liga a pesar de lo que hemos vivido. Pero en este momento yo no voy a hablar nada de José. Yo lo aprecio mucho. Ha sido una persona que nos ha dado mucho. De ahora en adelante tenemos que seguir la lucha por los derechos humanos y sacar adelante a la Liga. Porque la Liga es una organización  José es una persona. Entonces no podemos volver atrás después de tantos años. Desde el año 1935 que existe la Liga, aunque recién en 1937 fue reconocida. Y siempre seguimos el mismo camino, la misma lucha, defendiendo los derechos humanos. Tenemos que estar más unidos que nunca, porque se vienen momentos muy difíciles y la Liga siempre ha estado al lado del pueblo. Siempre ha sido una organización representativa a nivel nacional e internacional”, repasó. “Yo mantengo mucho los recuerdos de los primeros años de la Liga, porque mi suegra fue la fundadora de Socorro Rojo (nombre que llevaba la organización en esa época) y después fue reconocida como Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Actualmente, por los Derechos Humanos. Así que, en nombre de la Liga tenemos que seguir luchando, seguir acompañándola. Y no volver atrás, porque eso sería una macana. Una tristeza enorme. En recuerdo a todos los camaradas, todos los compañeros que han pasado por la Liga, la tenemos que seguir reivindicando”, continuó.  Iris Pereyra de Avellaneda es sobreviviente de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Fue secuestrada junto a su hijo de 16 años, Floreal. Ella pudo sobrevivir. En cambio “El Negrito” fue brutalmente torturado (entre otras aberraciones fue sometido a empalamiento). Arrojado al Río de la Plata desde uno de los Vuelos de la Muerte que partieron desde Campo de Mayo, su cuerpo apareció en las costas uruguayas. Fue fotografiado pero lo volvieron a desaparecer. “La lucha nuestra siempre fue consecuente a nivel nacional e internacional, por eso es que uno le debe a José el haber ampliado a la Liga, que se hayan hecho filiales por todos lados. Seguiremos ese mismo camino, esa misma idea y recordando a todos los camaradas, todos los compañeros que han pasado por la Liga. Así que la lucha va a ser ardua. Pero bueno, depende todo de nosotros que sigamos adelante con esto”, dijo. Avellaneda contó también sobre su experiencia como referenta de los y las sobrevivientes del genocidio, específicamente de Campo de Mayo. “También estoy como presidenta de la Asociación de Sobrevivientes, Familiares y Compañerxs de Campo de Mayo. Ya hace tres años largos que estoy en esa organización y seguimos en la lucha para que Campo de Mayo se convierta en un sitio de memoria. Hace años que estamos trabajando en eso. Y en ese proceso también desde la Liga siempre acompañamos. Me acompañó a mí en este pedido y a toda esta organización. Así que ahora soy la presidenta de las dos organizaciones –entre risas-. Pero bueno, mientras mi cerebro dé, seguiré en la lucha y peleándola”, comentó Iris. Los organismos y la Justicia “Pienso que las organizaciones de derechos humanos están muy bien paradas -asegura Iris-, pero desgraciadamente la Justicia que tenemos…, la Corte Suprema, por ejemplo, tiene montones de causas encajonadas y los jueces no sirven para nada, porque en este momento las condenas que se están dando son vergonzosas. Entonces, ¿para qué tenemos una Justicia? Si tuviéramos una Justicia verdaderamente importante, no pasarían las cosas que pasan. Así que todo depende de nosotros y de que el gobierno tome las riendas de ese problema de la Justicia. Son muchos los derechos humanos que tenemos que defender”, aseveró. La situación de Milagro Sala La Liga es uno de los organismos que más ha levantado el reclamo por la libertad de la dirigente social jujeña. “Desde que estuvo Macri, en esos cuatro años que hemos pasado de todo, no pararon de armar causas. El problema de Milagro Sala y de todos los compañeros de la Tupac fue ese, que les armaron causas injustamente. Yo he viajado a Jujuy y conozco todo el laburo que ha hecho Milagro allá y en este momento sigue presa”, recordó,  al tiempo que fue durísima con el gobernador: “Allá lo tenemos de gobernador a Gerardo Morales, que es una basura. Que se cree dueño de todo, y que tiene comprada toda la Justicia. Bueno, todo eso lo tenemos que seguir peleando, pero si la Justicia no escucha, entonces ¿qué podemos hacer nosotros? Por más que hagamos movilizaciones, por más que estemos en la calle reclamando la justicia, no responden. Queda aquí, en todos nosotros, seguir insistiendo”, concluyó.