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La declaración del médico militar Gabriel Salvador Matharan sorprendió a las personas que no venían asistiendo al juicio y pudieron verla en vivo a través de El Diario del Juicio. Para los habitué, fue una más de las varias declaraciones de gendarmes y militares que, alrededor del crimen de Gervasio Martín Guadix, han titubeado o se contradijeron, lo que demuestra la puesta en escena de su supuesto suicidio en el puente fronterizo de Paso de los Libres, Corrientes. Desde Paraná, Matharan repitió sistemáticamente una respuesta: “No recuerdo señor”, aunque le preguntara la jueza Morguese Martín, que le recordó que estaba declarando bajo juramento. La querella familiar pidió su detención. (Por El Diario del Juicio*) 



✍️ Texto 👉 Fernando Tebele/Fabiana Montenegro
💻 Colaboración  👉 Diana Zermoglio
📷 Fotos 👉  Gustavo Molfino/El Diario del Juicio
📷 Documentos 👉 El Diario del Juicio
📷 Foto de Portada 👉  Desde Paraná, por videoconferencia,  📷 Gustavo Molfino


—La situación de estar en una testimonial lo impone de una obligación, que es la de manifestarse con la verdad, pues si no lo hiciera podría incurrir en el delito de falso testimonio cuyas penas, en algunos casos, alcanzan los 10 años de prisión. Técnicamente, el falso testimonio es afirmar una falsedad, negar o callar la verdad, aunque sea una parte de ella, ¿jura o promete decir la verdad? —informa y pregunta el presidente del tribunal, Esteban Rodríguez Eggers. Lo hace siempre que está por comenzar un testimonio, pero cada vez que participa un gendarme o un médico militar vinculado al fraguado suicidio de Gervasio Martín Guadix -en realidad secuestro y asesinato-, esa información acerca del falso testimonio cobra otra relevancia.
—Sí, juro —se escucha una voz tenue que llega por videoconferencia desde Paraná, Entre Ríos.
—Señor Matharan, ¿jura o promete decir la verdad? —repregunta el juez, que no lo ha escuchado.
—Juro juro —responde más cerca del micrófono el testigo, y muestra ya algo de impaciencia.
—Usted es médico, ¿no es así?
—Sí, soy médico.
—En diciembre del año ‘80 prestaba servicio en el Regimiento 5, ¿o no? —consulta el juez.
—En el 5 de Infantería de Paso de los Libres.
—¿Qué cargo tenía ahí?
—Era el jefe de la enfermería.
—¿Su especialidad en medicina?
—Geriatría y gerontología.
—¿Pediatría?
—Ge-ria-tría, con G —aclara el médico, ya sin la paciencia que le tendrán luego a él.
—Durante su servicio en el Regimiento 5 de Paso de los Libres, ¿tiene presente haber hecho algunas autopsias?
—No recuerdo señor.
—¿No recuerda si hizo autopsias, o no recuerda cuántas?
—No recuerdo señor —comienza a repetir el testigo, pero casi balbuceando, alcanza a aclarar—, no recuerdo cuántas autopsias hice.

Como el juez no reparó en esa respuesta, interviene, desde su casa, la jueza María Claudia Morguese Martín.

—Perdón, Doctor —le aclara a Rodríguez Eggers—, el señor dijo que no recordaba cuántas hizo. ¿Usted hizo autopsias? —le consulta la jueza a Matharan con una voz inconfundiblemente femenina, también para el testigo, que da el primer indicio de tener respuesta automática.
—No recuerdo, señor —y después de unos segundos se corrige—. Señora, perdón.
—¿No recuerda haber hecho alguna autopsia en su vida? —insiste Morguese Martín.
—No señora —responde, contradiciendo su propia respuesta anterior.

Así se veía la firma que Matharan no pudo alcanzar a ver. Es la autopsia oficial sobre el cuerpo de Guadix. Se les pasó por alto una evidente fractura de brazo que el EAAF (que publicamos más abajo). O no era el cuerpo de Guadix, o estaban ocultando la fractura porque era producto de las torturas.
📷 Gustavo Molfino/El Diario del Juicio

Gabriel Salvador Matharan aclarará un par de veces que tiene 80 años. “Se lo ve bien”, soltará Rodríguez Eggers en una de ellas. La imagen que llega desde Paraná no es la mejor. El médico militar está lejos. Se le ve la máscara con vincha y se le adivina una camisa celeste, quizá de jean. Su firma aparece en la autopsia oficial que refrendó el supuesto suicidio de Guadix. Cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) realizó una nueva autopsia sobre ese cuerpo, notó una fractura expuesta en su brazo, imposible de pasar por alto, pero que no figura en el análisis oficial; tal vez porque quisieron ocultar el asesinato, o porque no se tratara del cuerpo de Guadix.
Matharan irá desde los “No recuerdo señor” hasta culpar por sus olvidos al aislamiento producto de la cuarentena. Cuarenta minutos del mismo modo.

El informe del EAFF que da cuenta de la autopsia realizada después de la exhumación de
los restos de Guadix. Allí se reporta una fractura en el brazo, que no figura en la autopsia
que firmó Matharan, aunque no haya ratificado que fuera su firma.
El Diario del Juicio

***

Abruma el calor en noviembre. Es la audiencia número 27. La voz del periodista Carlos Rodríguez, a quien casi nadie deja de llamar Carlitos, resuena en la sala, directa, franca, sin estridencias. Es la voz cuando se piensa en la palabra compañero. Lleva años defendiendo, como delegado, los derechos de los trabajadores y trabajadoras de Página/12. Tiene una extensa trayectoria periodística vinculada a los derechos humanos. Escribió más de 100 perfiles de represores para el diario de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Entre sus investigaciones, además, está el proceso judicial que buscó esclarecer la muerte de Omar Carrasco, el soldado asesinado en 1994 mientras cumplía con la “colimba” en Zapala, Neuquén, y que determinó el final del Servicio Militar Obligatorio.
En septiembre u octubre del ‘96, Rodríguez recibió en las oficinas de Página/12 un sobre cerrado sin ninguna identificación. Tenía una nota breve dirigida a él que decía: “Porque usted investiga el caso Carrasco”.
“Por la precisión de la información, que yo pude comprobar después”, asegura, que no tiene dudas: era alguien de adentro del Ejército. El jefe del fuerza en ese momento era el General Martín Balza, que en 1980 estaba a cargo del Grupo de Artillería 3 de Paso de los Libres.

El informe complicaba a Balza, y también mencionaba un nombre que hasta ese momento no se conocía demasiado: el del coronel Carlos Alberto Roque Tepedino quien, según el documento, organizó el envío de un grupo de Inteligencia a Neuquén para realizar una investigación paralela sobre la desaparición del conscripto. Tepedino fue clave en las estructuras de inteligencia del Ejército, responsables por los peores crímenes de nuestro pasado reciente. Fue director de Inteligencia Interior de la SIDE, entre 1975 y 1977, desde donde comenzó la coordinación del Plan Cóndor con las dictaduras de Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay. En 1978 y 1979 condujo el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército. En 1980 y 1981 pasó a la Jefatura II, Inteligencia del Estado Mayor del Ejército. Si bien se retiró en 1981, continuó en el cargo hasta la finalización de la dictadura. Bajo la presidencia de Carlos Menem tuvo a su cargo la custodia de los archivos sobre la “lucha contra la subversión”. En 1989, el presidente lo indultó por las dos causas que tenía abiertas en ese momento: una por la destrucción de los documentos sobre la “guerra sucia“ que había en la Casa Rosada, ejecutada por orden del último presidente de facto, Reynaldo Benito Bignone, antes de la entrega del gobierno; otra, por encubrimiento del secuestro y asesinato de la diplomática Elena Holmberg, prima del ex jefe del Ejército Alejandro Lanusse.
Pero no todo en ese informe remitía al Caso Carrasco. También había material vinculado a la Contraofensiva de Montoneros.

El operativo Murciélago

En julio de 2002, el juez federal Claudio Bonadío ordenó la detención de Tepedino, junto con otros 43 represores, por la desaparición de una veintena de personas en 1979 y 1980. La Operación Murciélago fue concebida por el teniente coronel Jorge Luis Arias Duval que era entonces jefe de reunión del Batallón, dependiente de Tepedino. Una vez capturados, los partisanos eran sometidos a torturas y eliminados sin intervención de la justicia ni presentación de cargos. “En el informe había precisiones sobre el caso Guadix. Decía que había sido secuestrado, y habían simulado el suicidio en Paso de los Libres”, repasa Rodríguez, con su parsimonia habitual. “Me llama la atención el caso y lo empiezo a leer”, recuerda. Entonces decidió contactar a la familia. Conoció a Aixa Bona, compañera de Guadix , y también a su hija, Dolores Guadix, y les compartió las novedades.“Yo consigo la causa que se hizo en Paso de los Libres, en la que se habla del suicido. Me llamó la atención que los únicos testigos eran gendarmes y repitían la misma historia”, trae al presente. Tepedino no sólo tuvo participación central en el secuestro de Guadix, sino también en los hechos de Perú y Madrid, ya relatados en este juicio.

Todavía faltan meses para que la pandemia deje de ser un improbable capítulo de literatura distópica y obligue a cambiar el escenario del juicio a una plataforma virtual. Sin embargo varios de los “No recuerdo señor” que resonarán por videoconferencia desde Paraná, tienen respuesta en los archivos que le dejaron a Rodríguez.

Parte del informe de inteligencia que le dejaron de manera anónima a Rodríguez.
Allí se elabora una teoría acerca del cambio del cuerpo de Guadix y
sobre la forma de su muerte.
El Diario del Juicio

***

—Le hago una pregunta concreta: ¿usted tenía idoneidad como médico para realizar una autopsia? —insiste la jueza Morguese Martín.
—No recuerdo señora —repite hasta el cansancio Matharan.
—Bueno, yo no estoy de acuerdo con que me responda “no me acuerdo” cuando le hago una pregunta sobre el presente. Le recuerdo que usted está bajo juramento. Lo que le pido por favor es que a pesar de sus 80 años, haga un esfuerzo, ¿a qué época hace referencia cuando dice que no recuerda?
—No, no, no, no recuerdo señora. Tengo 80 años y estoy en cuarentena.

Cuando ya nadie esperaba que regresara del país del no me acuerdo, cuando le preguntaron si recordaba a Martín Balza dijo que sí, que era el jefe del Regimiento de Paso de los Libres. El ex jefe del Ejército fue llamado a declarar por el tribunal, aunque todavía sin fecha a la vista.
A pesar de la repetición en sus respuestas. De las broncas que genera en el público que sigue la transmisión en vivo de la audiencia a través de El Diario del Juicio, Matharan, sin dar ninguna precisión, dijo suficiente. Si la justicia funciona, el timbre de su casa de Paraná debería estar sonando, y una notificación de procesamiento por falso testimonio tendría que estar esperando su mano receptora en la puerta.
Al cierre de la audiencia, las partes acusadoras lo solicitan. La querella que representa a la familia Guadix, además, pide su detención. Matharan estará ya en su casa. Aunque prefiera no recordar, tal vez tenga miedo al timbrazo.

*Este diario del juicio por la represión a quienes participaron de la Contraofensiva de Montoneros, es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardiamedio alternativo, comunitario y popular, junto a comunicadores independientes. Tiene la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguinos diariamente en https://juiciocontraofensiva.blogspot.com


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