Según la SIDE, José Maradona Díaz fue abatido
Por LR oficial en Alfredo Arrillaga, desaparecidos de La Tablada, ernesto lombardi, Justicia, La Tablada, liliana mazzea, pablo llonto, Raúl Alfonsín
En un alegato está reunido todo lo que pasó en un juicio. Si se trata del primer juicio por los desaparecidos de La Tablada eso no es poca cosa. Entonces no sorprende que el alegato haya durado tantas horas y que no se llegara al final. Aquí un informe de la primera parte, que fue realizada por Pablo Llonto y Liliana Mazzea, una de las abogadas históricas de esta causa. Llonto se refirió a documentos de la SIDE que avalan los asesinatos y las desapariciones. Mañana miércoles será un día de doble alegato, porque terminará la querella y realizará el suyo la fiscalía. El Diario del Juicio realizará una transmisión radial. (Por El Diario del Juicio*)
Liliana Mazzea fuma a cuatro manos. No hay cuarto intermedio en la que no se la vea detrás del humo. Durante todo el debate estuvo tomando notas y comparando lo que se escuchaba con declaraciones anteriores, metiendo la mano cada tanto en una bolsa con bizcochitos. Puede adivinarse la ansiedad de 30 años en esta abogada militante que fue una de las que estuvo acompañando a los y las militantes de La Tablada desde el primer momento, cuando no era fácil estar.
Mazzea habló una media hora. Utilizó su tiempo para responder (y refutar) diversos pedidos de la defensa, como los ya clásicos pedidos genocidas de nulidades y prescripciones que los diferentes tribunales terminan rechazando en la sentencia. Sobre el cierre, su voz se entrecortó. La emoción se apoderó de su cuerpo encorvado hacia el micrófono de la sala. “Querría, atento a la edad mía, pasarles a mis queridos colegas la bandera que enarbolaron las víctimas desde hace tanto tiempo pidiendo justicia. Y agradezco mucho a ellos que sigan entonces pidiendo justicia… Perdón —se interrumpió tomando aire para poder seguir—. Quisiera entonces acompañarlos con este verso de Pablo Neruda, que es muy largo pero que dice: ‘Por estos muertos, nuestros muertos, pido castigo. Muchas gracias”. El muchas gracias casi no se oyó, inundado en lágrimas.
Se la dejó difícil a Ernesto Coco Lombardi, un abogado recibido después que su hija Susana, que siempre está sentada a su lado. Lombardi era intendente de Moreno cuando ocurrieron los hechos de La Tablada. Hoy es parte del equipo de Pablo Llonto que lleva adelante querellas en causas de lesa humanidad y en otras de violaciones a los derechos humanos, como esta. “Primero, señores jueces, permítanme, creo que en nombre de todos los abogados de esta querella, especialmente en nombre de mi hija y mío, vamos a tomar esa bandera, la vamos a enarbolar bien alto, y no dejaremos nunca de militar por la humanidad y por el respeto de los derechos humanos, haciendo de la historia de esta causa, que es la que acaba de hablar, también, una bandera de lucha, de sacrificio, ad honorem, por todos aquellos injustamente humillados. Gracias… La tomamos”. Pocos momentos en el juicio tendrán tanto valor simbólico y emotivo como ese pase de bandera en una causa de camino tan sinuoso como ha sido el de la justicia para los y las militantes que sufrieron en La Tablada las peores formas del terror implacable del Estado.
Los documentos de la SIDE
Si el alegato actúa como ordenador de las pruebas, por lo tanto es difícil que entregue novedades, esta vez fue la excepción. Casi al final de la jornada, Pablo Llonto sorprendió al hacer mención a un documento de la AFI (Agencia Federal de Informaciones, por aquel entonces SIDE) sobre La Tablada. Esos documentos reservados fueron pedidos durante el debate. Hace algunas semanas, el presidente del tribunal, Matías Mancini, anunció que habían llegado las carpetas y que quedaban a disposición de las partes. Allí saltó la novedad. Después de saludar que la AFI entregue información sobre crímenes políticos, fue al detalle. “Con el valor A1 (fuente completamente confiable y confirmada por otras fuentes) y PPM (por propios medios, no por los medios de comunicación), está el nombre de José Maradona Díaz y al lado tiene un número 2. Ese número 2 quiere decir: abatido. O sea que ya lo sabían a través de la SIDE, a los pocos días. Luego dice que hubo 27 abatidos y 4 NN, que no sabemos a quiénes se refieren. Más tarde, el 2 de febrero de 1989, colocan entre los abatidos a Francisco Provenzano”. Esa fue la gran novedad de la jornada.
Antes de Mazzea, durante 25 minutos, Llonto realizó la primera parte del alegato. Ante la mirada atenta de Carmen Lareu (la madre de Claudia, que murió en La Tablada) y de Nora Cortiñas, comenzó abriendo un trípode especial desde donde partir. «Las tres vías que nos enseñaron las madres, algunas de ellas aquí presentes, fueron: Memoria, Verdad y Justicia. Con esas tres vías venimos a este alegato. Esas tres consignas no son solo para recordar en estos días especiales de marzo, sino que son consignas para aplicar. Pedimos que se apliquen porque creemos en la Vía Argentina que ha recorrido gran parte de las sentencias en el resto del mundo también, para intentar pelear por ese Nunca Más, y que no vuelvan a ocurrir esas graves violaciones a los derechos humanos en la Argentina y en el mundo». Situó claramente el comienzo de la búsqueda de justicia en el mismo día de los hechos. “En el caso de La Tablada, aquellas tres consignas se empezaron a aplicar el 23 de enero de 1989. Desde aquel día se empezaron a denunciar las violaciones a los derechos humanos. Las primeras denuncias fueron realizadas a las pocas horas. El 24 continuó, y también los días posteriores», sostuvo el abogado, que se afirmó en que las denuncias iniciales están probadas tanto por los documentos que recientemente recibió el tribunal por parte de la AFI, como en el libro que publicaron Pablo Waisberg y Felipe Celesia, La Tablada A vencer o morir, que es prueba en la causa. «Se hicieron esas denuncias vía Uruguay, por comunicados, publicaciones periodísticas, a través de las primeras denuncias de los pocos sobrevivientes. Tiempo después se hicieron en la justicia con sus propias declaraciones. Ha sido un recorrido de años. Ese camino de 30 años hoy inicia un camino central con este alegato y esperamos que tenga sentencia condenatoria contra el exgeneral Arrillaga”, vaticinó.
Llonto remarcó que a este juicio se llega por la lucha «primero de los sobrevivientes, después de las víctimas y luego por las abogadas y abogados que dieron pelea desde el primer momento y sobre todo en aquellos momentos que fueron difíciles. No había abogadas y abogados que quisieran hacerse cargo de la defensa de los militantes del MTP. No fue sencillo en aquel momento», remarcó en línea con Mazzea, a quien nombró junto a Martha Fernández, Eduardo Barcesat, Eduardo Fachal, Raúl Schnabel, Eduardo Salerno y Tilda Albani, «que estuvieron antes que nosotros en una tarea que ahora vamos a culminar en una primera etapa porque venimos solo por José Díaz, pero hay otras víctimas y otros familiares que esperan también justicia”, dijo en referencia a los otros tres desaparecidos: Iván Ruiz, Carlos Samojedny y Francisco Provenzano.
El contexto de los alzamientos
Llonto le pidió al Tribunal que se situara en diciembre de 1988 para intentar comprender los hechos. «Cuando ocurren los levantamientos militares, hay que recordar a un personaje como Seineldín, que hoy fue nombrado por Arrilaga. Cuando Seineldín llega a la Argentina desde Panamá, clandestino, para producir los levantamientos militares, no venía solo para eso, venía para reivindicar las torturas, las desapariciones y las eliminaciones con los destinos finales de los militantes políticos que ellos habían asesinado y desparecido durante la dictadura; es decir, venía a reivindicar la metodología que luego aplicaría Arrillaga y otros más con José Díaz y otros militantes políticos en La Tablada». Esa línea a veces no tan visible entre dictadura genocida/democracia desaparecedora, quedó una vez más en evidencia durante este juicio. Llonto remarcó que el Regimiento de La Tablada fue uno de los que se levantó junto a Seineldín y que desde allí el hijo del dictador Jorge Rafael Videla reivindicó la metodología del «destino final», el tremendo eufemismo que no pudo ocultar las desapariciones forzadas. «El grado de impunidad que los militares tenían en diciembre del ’88 es el mismo que van a tener en enero del ’89. No se puede explicar uno sin el otro».
«Matalos, matalos a esos zurdos»
Llonto destacó algo que pudo observarse en varias audiencia del juicio en un video que mostraba el recorrido de Iván Ruiz y José Díaz, ya rendidos, y conducidos por el oficial Stegman a punta de fusil a través de un descampado, conducidos, quizá, hacia su “destino final”. Mientras eso sucedía, reiteradamente se escuchaban gritos: «Matalos, matalos a esos zurdos», repitió dos veces el abogado, levantando la voz. «Esa es la ignorancia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el no respeto del derecho a la vida de dos personas que ya se habían entregado y rendido, entre los que estaba José Díaz, y el grito de esas fuerzas militares y policiales, que en vez de recordar el derecho a la vida, se expresaban con el mismo grado de impunidad que reivindicó Seineldín y todos los que se levantaron en 1988 y que hoy Arrillaga dijo, en lugar de condenar a Seineldín: ‘no, yo tomé café con él’, porque para él era una cuestión mínima, tanto que vino en su indagatoria a decir que él había disparado pero no para terminar con el levantamiento militar, sino simplemente un disparo de advertencia, porque claro, entre militares que hemos cometido graves violaciones a los derechos humanos, no nos vamos a hacer nada”, expresó en referencia a los dichos de Arrillaga, que había dicho minutos antes que él había disparado contra los carapintadas en el levantamiento, intentando mostrarse democrático. “Lo que busca la defensa de Arrillaga, diría más Arrillaga que su defensa, es impunidad absoluta. ‘Yo viné a negar lo que hice, pero además te oculté el cuerpo. No lo vas a encontrar nunca, entonces voy a intentar además decir que como no hay cuerpo no hay homicidio, no hay muerto’”, ensayó Llonto un adelanto de la estrategia defensiva. “En algún momento incluso uno de los argumentos de la defensa fue que Ruiz y Díaz mataron a Esquivel y se fueron».
El abogado anunció que luego Lombardi señalaría las pruebas que se dieron en el debate «incluso algunas que nos sorprendieron. Nos sorprendió a nosotros mismos como vinieron testigos a decir que los pbligaron a decir algo, por suerte se terminó con la orquestación de la mentira», expresó.
La cultura represora
Con su seriedad habitual y una vasta experiencia en condenar a genocidas por crímenes de lesa humanidad, Llonto incluyó a Arrillaga como parte de una cultura represora. «Esa cultura es la que hoy viene a intentar mostrarnos en el debate, graficada en el viejo refrán ‘Qué le hace una mancha más al tigre’, como diciendo: ‘yo ya estoy condenado en causas de delitos de lesa humanidad, qué me hace una más’. Esto es lo que nos va a motivar a pedir condena por delito de homicidio, pero también venimos a pedir que esa condena se haga efectiva en una cárcel común, para que esto de ‘qué le hace una mancha más al tigre’ no quede consagrado en una sentencia de este tribunal».
Según el abogado, Arrillaga era «conciente de todas y cada una de las circunstancias que se produjeron dentro del cuartel y fuera del cuartel. De todas esas circunstancias fácticas que le permitieron a él ejercer el control de todo lo que se estaba cometiendo ahí, incluyendo el delito de homicidio de José Díaz, que fue ejecutado. Y no sabemos dónde están sus restos. Y fue ejecutado por el accionar conjunto de una serie de responsables de los cuales aquí solo tenemos sentado a uno, Arrillaga».
También reivindicó “la dignidad de quienes ingresaron a La Tablada, frente a la supuesta dignidad que proclamó recién Arrillaga, que es un calco de la ley de autoamnistía de los militares en 1983. Le faltó decir ‘errores y excesos'», dijo en referencia a la ley que el parlamento democrático recién conformado, derogó «por orden de Alfonsín. Pero fueron antes las Madres, las marchas y las movilizaciones las que derogaron esa ley. No hubo una sola mención a qué hicieron con José Díaz en la indagatoria de Arrillaga. Por eso esperamos, señores jueces, que las últimas palabras de Arrillaga sean al menos para señalar el lugar donde están los restos de José Díaz y el resto de los desaparecidos. Aquí hay sobrevivientes, familiares, madres y abogados/as que están dispuestos a que la justicia llegue lo más pronto posible», cerró Llonto.
Después vendría el largo tramo de Lombardi, tras el pase de bandera, que quedó inconcluso y continuará mañana. Luego alegará la fiscalía, a cargo de Marcelo Cearras. Si ya es sabido que la querella pedirá condena a perpetua en cárcel común, no resulta menos importante saber qué hará la fiscalía, si acompañará el pedido de la querella o solicitara alguna pena más baja. A esta altura, parece imposible que el Ministerio Público Fiscal pueda pedir una pena baja o la absolución.
*Este diario del juicio por los desaparecidos de La Tablada es una herramienta de difusión llevada adelante por integrantes de La Retaguardia, FM La Caterva y Agencia Paco Urondo, con la finalidad de difundir esta instancia de justicia que tanto ha costado conseguir. Agradecemos todo tipo de difusión y reenvío, de modo totalmente libre, citando la fuente. Seguimos diariamente en http://desaparecidosdelatablada.blogspot.com