Sergio Maldonado en Colombia: “Hay un gobierno que detesta a su pueblo y lo está exterminando”
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El hermano de Santiago Maldonado, junto con Ismael Jalil, integrante de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), pasaron por el programa Hasta que vuelvan los abrazos de La Retaguardia y Radio Sur. Ambos viajaron a Bogotá, Colombia, como integrantes de una comitiva de Derechos Humanos. Desde allí, Maldonado y Jalil contaron el recorrido que están haciendo por los barrios, hablaron de las desapariciones forzadas y de la situación represiva que se vive en Colombia. (Por La Retaguardia)
🎤 Entrevista: Julián Bouvier/Alfredo Grande
✍️ Redacción: Julián Bouvier/Pedro Tato
💻 Edición: Pedro Ramírez Otero
📷 Foto de portada: Twitter de Juan Grabois
Sergio Maldonado relató que viajaron a Colombia para escuchar a la víctimas, observar lo que está pasando y generar informes que detallen esto. “Anoche fue una noche muy movida en todo el país. Nosotros estamos en Bogotá y en diferentes barrios hubo, por decirlo gráficamente, una masacre. Porque hay un montón de heridos, hubo mucha represión. Hay por lo menos un asesinado también, hasta ahora es la información que nos llegó. Nosotros y nosotras estamos acá para ver y escuchar, no estamos para otra cosa. Solamente para estar acompañando y de esa manera visibilizar todo el horror que se está viviendo en Colombia, que es una violación constante de los derechos humanos y a pesar de ser un país democrático, tiene una política de estado de desaparecer y matar como está sucediendo ahora”, dijo.
Sergio, como hermano de Santiago, vivió en carne propia la incertidumbre de tener a un ser querido desaparecido. En este sentido, hizo hincapié en la cantidad de personas desaparecidas que hay en Colombia en este momento: “Ayer vinieron personas de una ONG hablándonos sobre la desaparición forzada. Nosotros tuvimos el caso de Santiago, el año pasado, lo que sucedió con Luis Espinoza (quien estuvo desaparecido por una semana, hasta que se lo encontró asesinado por la Policía de Tucumán), lo de Facundo Astudillo Castro y nos horrorizamos cuando hay un caso de desaparición forzada. Acá escucho que dicen 700 personas, u otros informes dicen que hay 900 desapariciones forzadas de las cuales, quizá después aparecieron 300, por decir un número. Pero no sabemos si esos 300 aparecieron vivos, muertos, si están torturados, si están bien. Entonces nos damos cuenta de que acá está naturalizado. Eso de acostumbrarse, en un cierto modo, me recuerda a cuando veíamos los primeros casos de Covid. Decíamos ‘hay dos casos, cuatro, cinco por provincia’, pero llegó un momento que ni se contabiliza, ni sabes realmente cuánto hay. Eso mismo es lo que está pasando hoy con las desapariciones en Colombia. Ya no hay una estadística real, no toman denuncias, hay unos agujeros judiciales terribles” contó.
Maldonado explicó que Colombia es “la cuna de la desaparición forzada” porque allí “se escribieron muchas de las leyes, de los informes y todo lo que tiene que ver con desaparición forzada”. Y agregó: “De hecho, nosotros en el caso de Santiago aplicamos todo eso por gente de renombre de acá que nos estuvo ayudando, especialistas en la desaparición forzada. Acá tienen trabas para hacer denuncias. Y tienen esta cuestión de siempre de que los cuerpos aparecen en los ríos, o desmembrados”.
También se refirió al trabajo que están desarrollando desde la comitiva de Derechos Humanos que viajó a Bogotá,. Explicó que se trata de ir a los barrios, escuchar los testimonios de las familias que han perdido a sus seres queridos por la brutal represión estatal y generar informes para visibilizar lo que está sucediendo.
“Es escalofriante escuchar los relatos de personas que han perdido a sus familiares. Con los pocos que he hablado que le han matado un padre, un hermano, los han echado de la casa, o ese tipo de cosas. Es como una resignación de no tener nada. De no recurrir a la justicia, cómo que ya está asumido. Es muy triste todo eso. Y por otro lado, ves como toda la juventud está en la primera línea, como luchan. Como los pibes y las pibas van al frente todos los días. Ayer me dijeron algo así como 87 casos de pérdida de visión, son números que todavía no están oficializados porque ocurrió anoche en la represión”, comentó Sergio.
—La Retaguardia: ¿Se vive algo similar a un estado de guerra?
—Sergio Maldonado: No me parece una guerra. Yo lo que siento es que hay un gobierno que detesta a su pueblo, y de esa manera lo está exterminando. Sería un genocidio en todo caso. Y todo el pueblo está luchando contra algo. Está luchando con los propios que tiene arriba, o sea con todos lo que los oprimen. Cuesta catalogarlo. Me parece que es más un genocidio por parte de los gobernantes y un desprecio hacia su pueblo.
Como parte de la comitiva de Derechos Humanos también viajó Ismael “el Turco” Jalil, uno de los referentes de Correpi, quien estaba junto a Sergio al momento de la entrevista. Jalil explicó que el pueblo colombiano está viviendo bajo un estado de excepción: “Es decir, bajo la apariencia de un presunto Estado de derecho, en el cual el Estado, evocando la Constitución va tomando algunas medidas, y lo que está haciendo en definitiva es una masacre social. Porque aquí hay un pueblo levantado, un pueblo que ha dicho basta, que esta muy enojado por su situación, por su cotidianeidad, Un pueblo que tiene prácticamente al 63% de sus trabajadores en la informalidad, un pueblo que está sufriendo las consecuencias de las olas neoliberales que particularmente en Colombia están azotando hace mucho tiempo. En ese contexto el pueblo se ha levantado, y la respuesta que ha dado el Estado es una represión indiscriminada de carácter feroz”, dijo. Jalil hizo hincapié en quiénes son los sectores más atacados de la sociedad, puso el foco en las mujeres y disidencias, en las comunidades originarias y en la juventud. Además, especificó cuáles son los mecanismos represivos del Estado: “En las calles, cuando la gente sale a protestar es recibida por el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), parecido al GAD que tenemos en la Ciudad de Buenos Aires. Tienen como objetivo naturalmente comunidades indígenas, comunidades negras, mujeres. Las mujeres te dicen aquí que sus cuerpos pasan a ser botines de guerra, para que se den una idea de la magnitud. También obviamente los y las jóvenes que están en primera línea, la juventud de las barriadas más humildes. Contra esos jóvenes, como por ejemplo en Bogotá, en la zona Sur Occidental, hay una constante y ya te diría naturalizada actuación de las fuerzas de seguridad que levantan a los pibes, los tienen 36 horas incomunicados, es muy difícil ubicarlos, y cuando no los judicializan directamente con causa gravísimas como terrorismo, sedición, etcétera, te los largan con una contravención después de haberlos apaleado, y de haberlos hecho firmar un acta donde dicen que fueron bien tratados. Con lo que esto significa, el amedrentamiento y naturalmente, la persecución que nunca cesa”, contó. El referente de Correpi hizo una contextualización para entender cómo se llega a esta instancia de tal violencia estatal: “Recordemos que hay un desconocimiento de los acuerdos de paz de 2006 y eso fue, en parte, la puerta por donde se ingresó a una masacre que es interminable. Porque la mayor parte de líderes y lideresas que suscribieron a esos acuerdos han sido asesinados por fuerzas regulares y paramilitares”, explicó. Y remarcó: “Aquí la represión se ejerce de las dos formas. En esa combinación que hay entre lo legal y lo ilegal, la represión que ejerce Colombia está compuesta por el accionar de los uniformados, pero también la tercerizan a través del uso de los paramilitares”. Tal como lo hizo Sergio Maldonado, el abogado agregó información de lo que está ocurriendo con las desapariciones forzadas de personas. “Hay una denuncia de 600 desaparecidos, de los cuales 307 todavía están en esa condición, y algunos que aparecieron en realidad aparecieron muertos en el Río Cauca. Además hay dos cuerpos desmembrados en Bogotá, y hay 307 casos que aún no se puede determinar qué está pasando. Entonces, este panorama me parece que es lo suficientemente elocuente para plantear que estamos en un estado de excepción. Y en ese sentido, la función nuestra aquí es dejar constancia de todos estos hechos, para después poder promover, si es posible, la carrera y la lucha contra la impunidad de estos crímenes”, comentó Jalil.
Además, aclaró que en Colombia las fuerzas policiales tienen rango militar. “Las fuerzas policiales, a diferencia de otros países de América Latina, no dependen del Ministerio de Seguridad, sino del Ministerio de Defensa. Es decir, las fuerzas policiales, tienen una lógica que es la militarización. En esa lógica de militarización, integra esta cuestión del concepto bélico y el despliegue en esas condiciones. Y tienen un ‘enemigo interior’ que es nada más y nada menos que el mismo pueblo colombiano”, dijo. Y concluyó: “Colombia es algo así como el Israel de América Latina, y ha elegido a su propio pueblo como los palestinos”.