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La TV Pública hacia un Código de Ética

Escrito por el agosto 23, 2021



Cynthia Ottaviano, una de las directoras de Radio y Televisión Argentina S.E. (RTA) dialogó con el programa radial La Retaguardia. La doctora en Comunicación aportó una mirada sobre los medios públicos y se refirió a la construcción del código de ética para la TV Pública, a las distintas normativas que crearon el actual escenario mediático y al trabajo colectivo como guía para alcanzar una comunicación democrática que surja desde las bases. La dicotomía entre medios públicos y medios del gobierno de turno. (Por La Retaguardia)

🎤 Entrevista: Fernando Tebele/Pedro Ramírez Otero

✍️ Redacción: Gabriela Suárez López

💻 Edición: Diego Adur


Pensar los medios públicos en cuanto al sentido de “lo público” y su relación con la organización del mundo simbólico, implica abordar una tarea de priorización y creación de nuevas metodologías para diseñar políticas viables y efectivas en el campo de la comunicación. El actual contexto comunicacional es resultado de un largo proceso normativo que luego de muchos años de paralización, se vio modificado por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Ley 26.522 (LSCA), sancionada en 2009. Posteriormente, los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU 267 y 268, entre otras normativas) sancionados en 2015, provocaron un nuevo movimiento en sentido contrario a la LSCA; aunque solo la derogaron parcialmente, apuntaron a los aspectos más desmonopolizadores de la ley. Estos últimos, sumados a la Resolución 5644/2017, entre otras, concretaron un gran retroceso de los derechos conquistados a partir de la Ley de Medios y potenciaron la concentración.

Frente a este escenario, una de las integrantes del Directorio de Radio y Televisión Argentina S.E. (RTA), Cynthia Ottaviano, junto a trabajadores y trabajadoras de la televisión pública, representantes de los medios comunitarios, alternativos y populares, sindicatos, el sector académico y otros actores especializados, avanzan en la construcción de un Código de ética para los medios públicos: “¿Cómo es posible que a 70 años de creación de la televisión en la Argentina, —que además tenemos que subrayar que el nacimiento de la televisión en la Argentina es el nacimiento y la creación de la televisión pública ha sido un hecho de vanguardia por parte de una decisión política de Juan Domingo Perón—, no hay un código de ética? Podemos encontrar muchas respuestas de por qué quienes trabajamos en los medios de comunicación, específicamente quienes trabajan en los medios públicos, no han hecho un acuerdo con las audiencias. Hay una marcada mercantilización en la Argentina, una profunda conceptualización capitalista en cuanto al reconocimiento de que la comunicación es un negocio cuando en realidad es un derecho humano. Además, hace que el avance que han tenido quienes gestionan desde el ámbito privado con fines de lucro la comunicación no se hayan dado la autorregulación, que en otras partes del mundo sí. Ni siquiera para quedar bien, que es lo que pasó en la Argentina. Ni siquiera por un factor de prestigio lo han hecho”, señaló la periodista.
Ottaviano habla respecto al modo de construcción del Código de ética que intentarán presentar para el 17 de octubre de este año (cuando se cumplan los 70 años de la televisión pública), y que se propone ser abordada de modo colectivo y asegura: “La propuesta siempre estuvo enfocada a incluir distintas voces desde las bases empoderadas, con la premisa central de que la ética no se construye desde el poder, sino desde las bases. La misión es enorme porque el código apunta a ser una herramienta que debe recopilar principios fundamentales para las actividades relacionadas y el tratamiento responsable de temas múltiples teniendo como eje a la comunicación como derecho humano. Y no solo hay que construir un Código de ética sino que luego hay que ponerlo en marcha y tener acciones que estén acorde a ese código. Así que, cuando fui Defensora (del Público) lo intenté, hicimos una sistematización de los códigos de ética de buena parte del mundo occidental y una publicación que son ideas y orientaciones hacia un código de ética, pero fracasó. Estamos hablando de un código de ética, de cuál es la ética, en base a qué principios nos vamos a regir en diálogo con nuestras audiencias, cuál es nuestro pacto comunicacional, cuál es nuestra identidad”, remarcó.
Con los sindicatos
Sobre la inclusión de distintas voces, que implica una manera de abordar la construcción de modo dinámico y flexible desde los trabajadores y trabajadoras de la televisión pública, “la idea es generar mesas de debate con especialistas, referentes, expertos y expertas de los distintos ámbitos de la vida social, cultural, de los derechos humanos, con los sindicatos y la apertura a quien no esté encuadrado sindicalmente también, pero la idea es que además sea un proceso. Vamos a darnos seis meses para construir colectivamente este código de ética. En una primera parte escuchar distintas miradas sobre la comunicación, las problemáticas, las ausencias, las necesidades. Y después de reflexionar, poder definir cómo tiene que ser ese primer código de ética, qué contenido tener y luego en distintos encuentros generar un espacio de reacción colectiva. Además, están participando los sindicatos: SIPREBA, APJ, el SATSAID, el ISAL, entre otros. Además participan los medios comunitarios, populares y alternativos, como el aporte de ustedes, de La Retaguardia, que ha sido sustancial con respecto a la cobertura de los juicios por delitos de lesa humanidad y justamente tenemos que debatir el párrafo que hace referencia a la necesidad de cobertura y de priorizar y jerarquizar las voces de las víctimas, de los familiares, de testigos. También se han sumado a la iniciativa especialistas de Argentina, de organismos internacionales, y de otros países, como Brasil, Colombia, México, Uruguay. Y ahora estamos en el proceso de escritura”. 
Como “obrera de la palabra” y trabajadora de los medios, la especialista en comunicación, se refirió a los aportes que han realizado varias redes de medios alternativos, teniendo en cuenta que en este hecho inédito de redacción colectiva de un código de ética se debate sobre la necesidad de adoptar nuevas reglas de juego en los planos laboral y simbólico de la actividad: “La verdad es que llevamos décadas de debate en torno del Derecho Humano a la Comunicación, de la necesidad de democratizar nuestra comunicación. En determinadas jerarquías o en determinados ámbitos aquí se trata de no escuchar. Entonces esto que estamos intentando desde los medios públicos, porque tenemos un rol distinto y debemos construir ciudadanía, es aprendizaje colectivo. Lo mejor que nos está pasando es que vamos aprendiendo colectivamente y que siempre hay alguien que nos hace un aporte, de los propios trabajadores y trabajadoras, una persona que es especialista en pueblos indígenas y nos explica por qué indígenas y no originarios; Otra persona que da cuenta de cómo debería ser el tratamiento responsable de la discapacidad; y así varios especialistas. Es un orgullo y un honor haber tenido la posibilidad de empezar este código de ética y que esto sea una marea ética porque nos faltan un montón de cosas en los medios de comunicación. Sobre todo debates sobre lo que hacemos, espacios de formación y esto debe ser el punto inicial”, expresó”.
El órgano de aplicación para que no quede en letra muerta
Al hablar de las carencias de los medios de comunicación, Ottaviano afirmó: “Tenemos que crear el observatorio, todavía no está votada la integración, sí su creación. Y también la necesidad de que el observatorio vaya trabajando en ese espacio de formación continua y permanente, en este año de acompañamiento, de diálogo para su aplicación y sabiendo que es un código elástico. Lo que escribimos hoy tenemos derecho a modificarlo mañana, pasado. Y también se votó, y esto lo haría único en su tipo: nos recomendaron desde UNESCO que el código de ética además de lo que escribamos ahora, tenga incorporados los casos de conflictividad que trata el observatorio, porque después vienen los conflictos de intereses en la aplicación, pero que se puede incluir el caso y la resolución y eso otorga una riqueza extraordinaria como si fuera la jurisprudencia. Te permite conocer  situaciones que te pueden tocar y cómo las resolvió el colectivo. Eso es lo que nos va a enriquecer también, no en carácter punitivo, sino en carácter pedagógico. No es para castigar, sino para ver y resolver las cosas que suceden“.
La ética y la pauta
Pensando en la distribución actual de la pauta publicitaria y en políticas que permitan superar el arco de análisis de la comunicación para que sea cada vez más plural y diverso, Ottaviano agregó: “Yo creo que el camino, como siempre, es desde las bases. Lo que pasa es que no siempre logran el empoderamiento adecuado. Creo que esa es la clave, mientras tengamos bases empoderadas vamos a tener la posibilidad de construir las distintas fortalezas que necesitamos para una comunicación profundamente democrática. Hoy el escenario es sumamente complejo, estamos ante el peor escenario comunicacional posible. Hay una ultraconcentración comunicacional; un solo grupo, que es el Grupo Clarín-Telecom, y ahora sí tiene el monopolio porque no solo maneja Papel Prensa por un pacto de sindicación  con el grupo La Nación en realidad, sino que además es la única que puede dar televisión de cable, televisión abierta, radio; además Internet y telefonía fija y móvil. Esta situación no se había dado nunca en la historia de la Argentina.  Por otra parte, es la que a  pesar de no concitar las mayores audiencias, como por ejemplo ocurre con Canal 13, sigue llevándose la mayor pauta publicitaria. Y además es un sector que lo que hace es representar los intereses concentrados en la AGEA y que en ese sector hay representación de la economía concentrada en la Argentina, con lo cual tenemos un verdadero problema porque se expresan como medio de comunicación para defender intereses del campo de la economía concentrada en la Argentina que genera perjuicios para las mayorías populares. Y después tenés otros ámbitos donde también hay concentración, lo que puede ser el Grupo Vila-Manzano, pero existe otra complejidad que es que estás en un escenario de pandemia y el principal accionista es dueño de una prepaga. Entonces hay serios problemas en el campo de la comunicación, porque seguís teniendo una distribución de la publicidad oficial que no está acorde con lo que históricamente se suponía que era la medición de IBOPE. A pesar de que hemos cuestionado históricamente a IBOPE por la metodología que usa y porque lo que mide no es toda la Argentina, sino algunas ciudades y para determinaciones de introducción de pauta publicitaria. Es decir, nos transforma en consumidores. Y no somos ni un punto de rating ni un algoritmo, somos plenos sujetos de derecho y como audiencias también tenemos que trabajar en la ciudadanía comunicacional para empoderarnos y poder limitar esa voracidad en la que salimos perjudicados y perjudicadas las grandes mayorías populares. Además, no hay una política de sostenibilidad de los medios comunitarios, alternativos y populares, no hay derecho de rectificación y de respuesta, decíamos que no hay ley de publicidad oficial, que no tenemos tampoco una ley de alfabetización comunicacional, es decir, no trabajamos para descubrirle los trucos al mago y vivimos embelesados con cuestiones que en realidad están construidas”.
¿Medios del Estado o medios del Gobierno?
Uno de los problemas principales de los medios públicos desde hace varias décadas es que han estado signados por distintas improntas gubernamentales y esta situación genera una zona de conflicto para la autonomía de los mismos. Al hablar de comunicación y democracia es necesario invocar el tema de la representatividad ya que los medios públicos son portadores de identidades, tradiciones, experiencias, donde se pone en juego y entran en tensión su capacidad discursiva y estética: “Los medios públicos tienen que estar desgubernamentalizados, pero tiene que haber una base de comprensión del derecho humano a la comunicación y la inclusión de los grupos históricamente vulnerados. Y ahí viene el debate. ¿Analizo lo que ocurre solamente hacia el interior del medio público o tengo que trabajar en el medio público para corregir la asimetría de una gran concentración comunicacional? Y ahí, entonces, vienen las distintas miradas. Si desde los medios públicos tengo que balancear esa cancha inclinada que es el de mérito de los grupos históricamente vulnerados, entonces tengo que tener una programación mucho más y marcadamente nacional y popular con inclusión real, o es solo al interior y me manejo como si el contexto no existiera. Porque si no hubiera una alta concentración comunicacional que tiene lógicas y prácticas machistas, clasistas, etnicistas, estéticas, profundamente discriminatorias, nosotros no tendríamos un problema tan grande”, enfatizó.
La gubernamentalización y la necesidad de sostenibilidad económica condicionan a los medios públicos que tienen la misión de producir y difundir de manera plural y democrática contenidos y conocimientos, teniendo como eje al ciudadano como sujeto de derecho y a la información como bien público. Sobre estos temas y el contexto actual del sistema de medios públicos Ottaviano explicó: “El problema que nos dejó Macri, entre otros, es también la gubernamentalización. Con los DNU cambió la propia estructura: el único accionista hoy de los medios públicos es la Secretaría de Comunicación. El modelo que teníamos con la aplicación de la autoridad de la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual), con la ley de medios plena, era totalmente separado y necesitamos el Consejo Honorario de los Medios Públicos que todavía no lo tenemos, y la integración del Directorio completa también de RTA que sigue siendo una deuda porque nos falta el COFECO (Consejo Federal de Comunicaciones). Es decir, con la LSCA e incluso con los DNU de Mauricio Macri, que rechazo y creo que hay que derogarlos y volver al escenario anterior y trabajar con legislación nueva, hay una institucionalidad creada que todavía no está y la necesitamos. Esa institucionalidad y el código de ética son ejemplos de lo que debe trascender como motivo y objetivo absolutamente a todas las gestiones. Porque el código de ética es de los trabajadores y las trabajadoras y las audiencias y eso tiene que ser un pacto sólido, permanente, modificado en el tiempo pero por parte de trabajadores, trabajadoras y de audiencias y no por parte de quienes estén gestionando porque esas situaciones son circunstanciales”. 
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