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Con el fallecimiento de uno de los curas que acusó a Jorge Bergoglio de haberlos entregado durante la dictadura, los medios tradicionales salieron presurosos a escribir necrológicas que van desde la idea de que Jalics se desdijo hasta las más atrevidas que muestran al Papa Francisco convertido en una suerte de Oskar Schlinder. Las reuniones con Massera (“le dije que no estaban en nada raro”), la misa a Videla y la declaración en la megacausa ESMA. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto: Captura de pantalla de la declaración de Bergoglio extraída de YouTube Falleció en Budapest el cura Francisco Jalics, que integró la Compañía de Jesús durante el Terrorismo de Estado en Argentina. Tenía 93 años dicen los diarios, pero es necesario aclarar algunas cosas. La primera, su muerte no se trata de un típico caso de impunidad biológica. Jalics no fue parte del engranaje cívico militar eclesiástico que durante el genocidio llenó su cáliz de sangre y brindó perdonando pecados. Todo lo contrario, fue secuestrado por un grupo de tareas, estuvo en la ESMA y en una quinta que fue anexo de ese centro clandestino de detención tortura y exterminio.   Lo segundo que es necesario aclarar ya está escrito en todos los diarios, pero en esas tintas se deslizan deformaciones de los hechos.  Mire, Massera Vestido de negro, como corresponde a sus hábitos. Ojeroso, de cara avinagrada, por momentos entrecierra los ojos cuando habla, como si estuviera intentando recordar lo que dice, pero en verdad tiene estudiada cada palabra. Por momentos se aleja del micrófono y el sonido apenas propaga su declaración. Jorge Bergoglio, en ese momento Arzobispo de Buenos Aires, no parece el actual Papa Francisco, de blanco y casi siempre sonriente.  Fue en 2010 cuando el Tribunal Oral Federal Nº5 se tuvo que trasladar hasta la sede del Arzobispado para tomarle declaración testimonial en un tramo de la causa por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. En ese momento, el futuro Papa Francisco dijo que le dio misa a Jorge Rafael Videla en la casa y que se entrevistó dos veces con Emilio Eduardo Massera. En la primera oportunidad con el marino, remarcó “que esos padres no estaban en nada raro”. Massera no le respondió pero le dio una segunda entrevista “que fue muy fea, no llegó a los diez minutos”. En esa reunión, Bergoglio contó que se enojó con el genocida y se fue del lugar pegando un portazo, exigiendo la aparición de Jalics y Orlando Yorio, el otro sacerdote secuestrado en el mismo operativo. Las reuniones con Videla también fueron dos, la de la misa y otra. “Me dio la impresión que él (Videla) se iba a preocupar más y que iba a tomar las cosas más en serio, pero no fue violenta (la reunión) como la de Massera”.  Todas esas gestiones, incluida la misa a Videla, obviamente las realizó para pedir por la libertad de los curas que estaban bajo su protección y fue solo. Una vez liberados, Yorio y Jalics lo acusaron de entregador.  Un ejercicio entretenido para realizar sobre la testimonial de Jorge Bergoglio en la causa ESMA es mirarle las manos. Sus movimientos. Seguir el anillo. Esas inquietas manos, en un silencio, se sacarán algo de la nariz y lo llevarán a la boca.  Habemus  Una vez alcanzada la fumata blanca que nombró a Jorge Bergoglio Jefe de Estado de Ciudad del Vaticano, se desplegó una campaña con el objetivo de limpiar el pasado del nuevo Santo Padre. Quienes recordaban su pasado fueron acusados por el vocero del Vaticano como integrantes de ser parte de una “izquierda anticlerical”. “Estoy reconciliado con los eventos y considero el asunto cerrado” fueron las palabras que, mediante una carta, se le atribuyeron a Francisco Jalics cuando Bergoglio se convirtió en Francisco.  Luis Zamora, abogado querellante en la causa ESMA, en el documental “VOX POPULI, dictadura cívico militar eclesiástica” que realizamos junto a Ignacio Liang, contó: “Aparece un comunicado, no firmado por Jalics, donde dice que está reconciliado con esos hechos. Reconciliación no significa que los hechos no ocurrieron, sino que no tiene cuestionamientos que hacer, que ha perdonado. No dice que no ocurrieron en el primer comunicado, finalmente, sale un comunicado firmado por él o que dicen que son expresiones de él, donde dice que las sospechas que tiene sobre los primeros tiempos eran infundadas”. Zamora fue tajante, esas declaraciones no podían ser tenidas en cuenta por el vínculo que en ese momento tenía Jalics con la iglesia, viviendo en un monasterio propiedad de la Compañía de Jesús en Alemania.   Zamora no se equivocaba. En 2018, el periodista Horacio Verbitsky, que ya había difundido documentación probatoria sobre el rol de Bergoglio durante el genocidio, dio a conocer una carta personal de Jalics a Graciela Yorio, hermana de Orlando.  “No creo que los militares hayan hecho algo verdaderamente gravemente injusto con él ni conmigo cuando siguieron las informaciones que habían tenido. No puedo decir lo mismo de la Iglesia ni de la Compañía”, escribió Jalics.  “Confío que de esta carta nada se hace público, ni siquiera el hecho de que te escribí. Eso me pondría en una situación muy desagradable”. Es el final del escrito, que tomó estado público y da cuenta de las presiones que ejercía la Iglesia.  Yorio, que falleció en el 2000, responsabilizó a Bergoglio de su secuestro hasta el último de sus días.

Murió esta madrugada Víctor Melchor Basterra, sobreviviente de la ESMA e integrante de La Retaguardia desde su participación en el programa radial Oral Y Público. Hoy festejan los genocidas. Les toca a ellos, en sus celdas o en sus casas. Pero durará sólo por un ratito, sépanlo.  Él les decía Los ñatos. Y dedicó su vida después del horror de la ESMA a perseguirlos. Decía que tenía un mandato de su compañero, el Gordo Ardeti: “Si te salvás, que no se la lleven de arriba”. Lo consiguió sobradamente. Algo parecido a eso, un mandato, es lo que nos ha dejado a nosotros/as, entre tantas otras cosas. Durante el día, como podamos, iremos publicando recuerdos, incompletos y necesarios, como cada homenaje que se le haga. (Por La Retaguardia) Compartimos esta nota que cuenta parte de su historia  http://www.laretaguardia.com.ar/2015/10/victor-basterra-el-primer-eslabon-de-la.html En estos links, podrán ver todas las publicaciones de La Retaguardia sobre Basterra a lo largo de su vida militante http://www.laretaguardia.com.ar/search/label/Victor%20Basterra http://www.laretaguardia.com.ar/search/label/Basterra

Comienzo de este debate oral con la unificación en una sola causa de los delitos ocurridos en tres Centros Clandestinos de Detención Tortura y Exterminio.

La metodología de exterminio de personas que consistía en arrojarlas al río desde aviones, para mucha gente ocurrió solo en la ESMA, pero también fue sistemática en Campo de Mayo. Este primer juicio intentará probarlo. La mayoría de los testigos serán colimbas de aquellos años. Uno de los abogados defensores fue condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad, fallo revertido por Casación que ahora espera resolución en la Corte. Otro defensor viene de mostrar una imagen que decía “Dios juzgará a nuestros enemigos, nosotros arreglamos la cita”. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Paulo Giacobbe 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: Campo de Mayo en una imagen aérea El Tribunal Oral Federal en lo Criminal N°2 de San Martín inició por videoconferencia, que se pudo seguir en directo por YouTube , el juicio por los vuelos de la muerte en el área del Ejército, ocurridos en Campo de Mayo. Se acusa apenas a cinco militares: Santiago Riveros, ex jefe de Institutos Militares; Eduardo José María Lance, Luis del Valle Arce, Delsis Ángel Malacalza y Horacio Alberto Conditi, todos subordinados de Riveros. Otro de los acusados, Alberto Luis Devoto, quien en democracia fuera funcionario y asesor del fallecido gobernador cordobés José Manuel de la Sota, fue apartado del juicio por incapacidad. El testimonio de 400 conscriptos que cumplieron el Servicio Militar Obligatorio en la guarnición de Campo de Mayo, fue vital para conocer más detalles sobre la existencia de los vuelos de la muerte o vuelos fantasma.  Las  víctimas de este juicio son Rosa Eugenia Novillo Corvalán, Roberto Ramón Arancibia, Adrián Enrique Accrescimbeni y Juan Carlos Rosace. Alrededor de 5.000 personas fueron secuestradas en Campo de Mayo y muy pocas sobrevivieron. El predio continúa en poder del Ejército. Según el sitio Fiscales.gob.ar (https://www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad/san-martin-comenzo-el-juicio-por-cuatro-victimas-de-vuelos-de-la-muerte-que-partian-desde-campo-de-mayo/): “Los vuelos ocurrieron con mayor frecuencia en los años 1976 y 1977 y podría afirmarse que hubo tres modus operandis [modos de operar]. Ellos son: 1) las víctimas eran sedadas antes de ser subidas a las aeronaves y arrojadas con vida durante el vuelo; 2) las víctimas eran fusiladas o en algunos casos asesinadas a los golpes inmediatamente antes de ser subidas a las aeronaves; y 3) las víctimas llegaban al batallón, ya asesinadas y eran subidos sus cadáveres a las aeronaves, envueltas en bolsas de nylon, para ser arrojadas al agua durante los vuelos”.  Los cuerpos de las víctimas de este juicio “fueron inhumados como NN en cementerios de diferentes localidades costeras. Años después, tanto por la acción del Poder Judicial como por las averiguaciones y datos aportados por sus familiares, los restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense”. El debate oral y público Interrupciones varias prolongaron la lectura de los requerimientos de la elevación a juicio. Cuando Conditi se levantó de su asiento y se pudo ver como salía de la habitación por una puerta que la cámara captaba de fondo, dejando una pared blanca como prueba de su ausencia, el abogado querellante Pablo Llonto se lo hizo notar al presidente del tribunal. Era la segunda vez que Conditi salía del cuarto en el breve tiempo que llevaba la audiencia. No parecía estar asistiendo como imputado por delitos de lesa humanidad.  —A los señores imputados les pido por favor: mientras se efectúa la lectura de los requerimientos que se encuentren frente a su televisor, su pantalla, su teléfono, la idea es que se vean en esta videoconferencia, que estén conectados siempre en todo momento —tuvo la necesidad de explicar el presidente del tribunal, Walter Benditti.  Los problemas de conexión, de los más diversos con corte de luz incluido, fueron una constante. Malacalza, quien aparentemente había entrado a la sala virtual con otro nombre, tuvo dificultades para conectarse. Entró y volvió a salir. Eso generó un lamentable diálogo entre abogado e imputado, que se pudo escuchar porque el abogado no había silenciado su micrófono:  —Sí, se te fue, por eso ahí… me llama el tribunal porque dice que habías desaparecido… sí, ya sé… —le decía el doctor Alejo Pisani al acusado por desapariciones Malacalza, su defendido, que no había desaparecido, solo había perdido la conexión. Pero además, nadie del tribunal había utilizado la palabra desaparecido, solo habían pedido a sus abogados que informen por qué el acusado por desapareciones no estaba conectado.  “Se los imputa haber participado en el plan sistemático de represión ilegal practicado durante la última dictadura cívico militar. Para ello, conformaron junto con la plana mayor del Comando de Institutos Militares, la plana mayor del Comando de Aviación del Ejército, y demás miembros de Batallón de Aviación 601 de Campo de Mayo, una asociación ilícita destinada a la eliminación física de una porción importante de las víctimas del Terrorismo de Estado, privadas ilegítimamente de su libertad en ‘El Campito’ y/u otros centros clandestinos de detención cuyo destino final fue la muerte”, pudo leer el secretario del juzgado y la cosa parecía arrancar.  Domicilios Todos los acusados cumplen prisión domiciliaria desde hace varios años. Cuando a Santiago Riveros le preguntaron su domicilio, que es donde está cumpliendo la domiciliaria, dio su dirección exacta. En ese momento, el abogado defensor Eduardo San Emeterio, sintió por el espinazo el recorrido de un eco, una multitud que con petardos y bombos cantaba: “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. Entonces solicitó que no se diera la dirección exacta de ninguno de los imputados, “en orden de la protección de los asistidos, por privacidad y protección de la seguridad de ellos, que no den el informe de su domicilio actualmente”. Llonto se opuso al planteo de la defensa porque es obligación que las víctimas sepan dónde están cumpliendo la prisión domiciliaria y si efectivamente la están cumpliendo en el lugar que el tribunal estableció. La rueda de reconocimiento siguió pero no se volvió a decir una dirección exacta. Solo la localidad o el barrio.  El doctor Eduardo San Emeterio fue denunciado el 23 de septiembre por varias querellas en el juicio por los crímenes cometidos en la Brigada de San

Lo sostuvo el abogado Ariel Noli en la audiencia de este lunes. La querella de sobrevivientes del Terrorismo de Estado encabezada por Carlos Lordkipanidse y Patricia Walsh, e integrantes de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, hizo uso de su derecho a réplica para contestar algunos de los polémicos planteos del defensor particular Guillermo Fanego en las audiencias pasadas. Noli hizo un repaso histórico sobre el Terrorismo de Estado en nuestro país y corrigió muchos de los términos que utilizó el abogado defensor para agraviar tanto a sobrevivientes como a fiscales, querellas y miembros del Tribunal. Junto a él, replicó también Adrián Krmpotic, quien dejó en claro que el alegato del abogado defensor no sirvió para refutar la prueba nueva que presentó la fiscalía, que sitúa a Horacio Luis Ferrari en la ESMA en el año 1977. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción: Diego Adur 💻 Edición: Fernando Tebele 📷 Foto de portada: transmisión audiovisual en vivo Fernando Tebele/Diego Adur Este cuarto tramo de la Megacausa ESMA, que se estimaba corto, ya lleva más de dos años. Algunas audiencias se suspenden —como fue el caso de la anterior, debido a un problema de salud de Fanego— y otras se atrasan, como la de este lunes, que comenzó por lo menos cuarenta minutos después de su hora estipulada, las 14:30. Las dilaciones en los juicios de lesa humanidad no hacen más que garantizar la impunidad biológica para los genocidas. De hecho, uno de los 10 imputados en este tramo, Néstor Eduardo Tauro, falleció en febrero del año pasado sin la posibilidad de ser condenado por sus crímenes de lesa humanidad. Apenas comenzó la audiencia, una nueva intervención de Fanego devendría en un cuarto intermedio. El abogado defensor quiso impedir la exposición de la querella, aduciendo que ya habían replicado. Diez minutos después, el presidente del Tribunal, Daniel Obligado, comunicó que de manera unánime, junto a las juezas Adriana Pallioti y Gabriela López Iñíguez,  había decidido darle continuidad a la réplica de la querella. Ariel Noli, en representación de la querella que encabezan Carlos Sueco Lordkipanidse y Patricia Walsh e integrantes de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), respondió algunas de las cuestiones planteadas por Fanego en las audiencias anteriores. Dijo que estos juicios no eran de venganza, sino que eran “juicios de Memoria, Verdad y Justicia, resultado de la lucha inclaudicable del pueblo argentino contra la impunidad, lucha encabezada por los sobrevivientes al horror, por nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, por los hijos de las víctimas, por los diversos organismos de derechos humanos y todas aquellas personas que han hecho una forma de vida la lucha contra la impunidad”. También destacó que estas causas son necesarias para que el Terrorismo de Estado no vuelva a suceder nunca más. Denunció los términos utilizados por el abogado defensor en su alegato de semanas anteriores, y que tuvieron como destinatarios a todas las partes: desde jueces a fiscales, pasando por sobrevivientes y fiscales o abogados querellantes: ”basura humana”, “artista payaso”, “mentirosa e ignorante”, entre muchos otros, que no hacen más que mostrar “la calidad moral del agresor”. Noli también sostuvo que “los imputados no son presos políticos”, como Fanego los describe. El abogado querellante explicó que “la ausencia de motivación personal es el elemento típico de los delitos políticos y su correlato es la reivindicación de los mismos, no su negación”. Y agregó: “Por el contrario, no hemos escuchado en el transcurso de este debate a ninguno de los acusados hacerse cargo de los hechos cometidos y reivindicarlos como un hecho político o colectivo que respondiera a sus ideas o creencias”. Además, el abogado de la querella hizo un repaso histórico en el que enumeró los distintos episodios en los que el Estado, a través de las fuerzas represivas, atacó, secuestró, torturó y asesinó a trabajadores, trabajadoras y estudiantes en todo el país. El punto central de estos hechos aberrantes ocurrió con el genocidio provocado por la última dictadura cívico-militar-eclesiástica y empresaria, lo que Fanego en sus alegatos justificó porque “las Fuerzas Armadas   debieron   tomar   el   poder   para   defender   a   la población civil de estos dementes que venían asolándolos con la lucha armada”, recordó el querellante. También leyó algunos artículos de periódicos de más de 100 años de antigüedad en los que se podía observar una similitud discursiva con la expresada por Fanego durante sus alegatos e intervenciones. Noli llegó a la conclusión que “el lenguaje justificador del Terrorismo de Estado utilizado por la defensa como sus ironías respecto del lenguaje inclusivo atrasan más de 140 años”. La carrera de Ferrari Después fue el turno del doctor Adrián Krmpotic, por la misma querella. Se ocupó de los detalles sobre la prueba nueva que presentó el Ministerio Público Fiscal, un registro de embarcación que sitúa a Horacio Luis Ferrari destinado a la ESMA desde el 28 de enero 1977. Krmpotic indicó que los intentos de Fanego por refutar esa prueba fueron en vano, ya que “de su legajo de servicio no surge ninguna navegación a partir del 26 de enero de 1977”. Los libros de navegación que mostró el abogado defensor situaban al genocida en distintos puertos del país, pero no hay registro de esos viajes entre enero de 1977 y principios del 78. El abogado defensor, en su alegato, presentó “lo que supuestamente sería la foja de concepto de Ferrari durante el año 1977”. Al respecto, Krmpotic explicó que “en el contexto represivo, debe entenderse que el entramado burocrático se encontraba especialmente dispuesto para encubrir los movimientos y destinos del personal afectado de manera directa a las tareas represivas, dando cierta apariencia de legalidad al funcionamiento de la maquinaria genocida”. Además, mencionó testimonios de sobrevivientes que reconocieron a Ferrari en la ESMA: Ricardo Héctor Coquet, secuestrado el 10 de marzo de 1977 y cautivo en la ESMA hasta 1981, declaró en este juicio e identificó al imputado como el Teniente de Fragata Horacio Luis Ferrari; “Resulta verdaderamente absurdo suponer que Coquet, en el año 1987, inventara el nombre y el cargo completo de

En esta audiencia serán las réplicas de la querella que representa a Carlos Lordkipanidse, Patricia Walsh e integrantes de la Asociación de Ex Detenidos Desparecidos (AEDD), entre otros sobrevivientes, a través de los abogados Ariel Noli y Adrián Krmpotic. También replicarán las defensas oficiales que representan a los imputados Raúl Armando Cabral, Luis María Ocaranza, Miguel Conde,  José Ángel Iturri y Claudio Vallejos. 

Martín Toledo, hijo de Vicente, un trabajador del Astillero Agustín Cadenazzi detenido desaparecido el 25 de septiembre de 1976, planteó este interrogante al Tribunal Oral Federal en lo Criminal N° 1 de San Martín. Las audiencias que investigan los crímenes de lesa humanidad de la Megacausa Campo de Mayo se desarrollan todos los miércoles de manera virtual. Allí, familiares de las víctimas dan su testimonio en busca de justicia. (Por La Retaguardia) ✍️ Redacción y crónica de la audiencia: Diego Adur  💻 Edición: Pedro Ramírez Otero 🖍️ Ilustraciones: Paula Doberti/Eugenia Bekeris (Dibujos Urgentes) En la audiencia del miércoles 26 de agosto declararon familiares de Martín Vicente Toledo, detenido desaparecido el 25 de septiembre de 1976, en Rincón de Milberg, Tigre. Dieron testimonio su hijo, Martín Adrián Toledo; su esposa y su hija, cuyos nombres resguardaremos por pedido familiar. Relataron cómo fue el operativo esa madrugada, cuando las piedras lanzadas por los militares despertaron a la familia, y los gritos buscando a Vicente les inundaron los oídos. Al domicilio de la calle Gutiérrez y Segurola, partido de Tigre, subieron tres personas vestidas de civil. La esposa de Vicente recordó en detalle a dos de ellas: “El primero era un muchacho joven, de 40 años, pelito corto, pantalón marrón y chomba beige. El segundo era flaquito, no muy alto, vestía jean y camisa escocesa y tenía pelo con rulos”, describió. Luego, por medio de los vecinos y vecinas, se enteraron de que Toledo fue subido al baúl de un Ford Falcon. Al día de hoy continúa desaparecido. Marta también nombró al “Oficial Plaza”, quien la atendía cuando ella visitaba la Comisaría de Tigre para preguntar por Vicente. “Él me recomendó que me vaya a dormir a lo de algún familiar porque volvían y me llevaban un chico”, dijo. De la casa de Toledo se llevaron ropa de Vicente y suya, una plancha, una licuadora y “hasta una espadita de San Martín de la Revista Billiken se robaron esas ratas”, mencionó Martín en su declaración testimonial. Todos esos efectos personales aparecieron algunos días después. A la casa donde vivía la familia, llegó una citación de Prefectura para Toledo. La esposa de Toledo fue con su cuñado y la persona que la recibió le entregó una “bolsa de arpillera, con verdín” que tenía todo lo que se habían robado de su casa. Le dijeron que la habían encontrado en el Puente de Rocha, después de un llamado anónimo. También le afirmaron que la desaparición de Toledo debía ser obra de sus compañeros, algún tipo de venganza. Repasando los hechos, Martín, que al momento del secuestro de su padre tenía casi 8 años, argumentó: “En 10 días esa bolsa no pudo haber juntado verdín. Una bolsa con una licuadora y una plancha se hunde”. Martín Vicente Toledo trabajaba en el Astillero Agustín Cadenazzi. Era delegado gremial y junto a sus compañeros habían conseguido muchos derechos para los trabajadores de los Astilleros Astarsa (Astilleros Argentinos Río de la Plata S.A.). Habían conformado la Agrupación Alesia, de la que formaban parte decenas de trabajadores desaparecidos. La esposa de Vicente Toledo Cerca del final de la comparecencia de la esposa de la víctima, el abogado defensor oficial, Juan Carlos Tripaldi, intervino con intenciones de desacreditar la declaración de la testigo. Ante la pregunta de la fiscal Gabriela Sosti acerca de la edad de su marido al momento de su desaparición. Ella dijo estar convencida de que tenía 33 años, pero que “ayer alguien le había dicho que tenía 34”. Tripaldi inquirió a la testigo sobre quién era la persona con la que había hablado el día anterior a su declaración con intención de manifestar que su testimonio podría haber sido preparado. Pablo Llonto, querellante por familiares de las víctimas, intervino y le respondió al defensor que la testigo era una víctima y podía hablar con quien ella quisiera antes de la declaración. Sosti reforzó el mismo argumento ante el Tribunal. A pesar de que no tenía que continuar con su respuesta, la testigo aseguró que todo lo que ella estaba declarando era porque lo recordaba a la perfección, a excepción de algunas fechas precisas o direcciones.  El hija y la hija de Vicente y su esposa, relataron al Tribunal las consecuencias que ha tenido en sus vidas la desaparición de su papá y aseguraron que no buscan venganza sino justicia.  Marcela Alejandra Toledo, hija de Vicente Toledo “Al menos encontrar sus cuerpos” Es lo que pretendía Marcos Andrés Testa, que en la audiencia del 19 de agosto declaró por las desapariciones de su padre, Anibal Testa, apodado Marcos, quien trabajaba en los Tribunales de Córdoba; y su madre, Elena “la Gringa” Barberis, estudiante de medicina. El secuestro se produjo el 11 de septiembre de 1976. Tenían 21 y 22 años. Marcos no había cumplido los 2 años de vida. El hijo de Anibal Testa contó acerca de la búsqueda incansable de sus abuelos y las secuelas que dejaron en él la desaparición de su papá y de su mamá: “Mis dos abuelos están fallecidos. Cuando perdieron la esperanza de encontrarlos al menos pretendían encontrar sus cuerpos. Yo recurrí al alcohol para entender y pasar todo esto. Recién a los 40 años pude rearmar mi vida y hacer una familia. Tengo 2 hijos”, compartió con el Tribunal. “¿Usted no sabía en qué cosas andaba su hija?” Con esa pregunta, el militar que comandó el operativo de secuestro de María Teresa Álvarez increpó a la familia. Quien lo testimonió en la audiencia virtual del 19 de agosto fue María Aurora Álvarez, hermana de Teresa: “Éramos 5 hermanos. Teresa era la tercera. Éramos militantes activos de las parroquias y los grupos juveniles”, declaró. Tenía 21 años al momento de su secuestro, el 17 de noviembre de 1976. Estudiaba sociología y trabajaba en una fábrica textil. La búsqueda de la familia Álvarez dio en algún momento con el cura Emilio Grasselli, secretario del Vicariato Castrense de la dictadura. Como a todas las familias que iban en busca de su ayuda, el sacerdote los